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lunes, 22 de diciembre de 2008

CIUDADES QUE NO EXISTEN EN LOS MAPAS: OSAKA

El cauce del Turia atraviesa por el centro la ciudad de Osaka (ciudad en la que siempre es de noche), con la particularidad de que por su lecho no fluye corriente alguna, pues donde antaño hubo un río, ahora hay un deteriorado parque con de atracciones de feria abandonadas como en una película americana de terror de los años ochenta. A los lados de ese sucio y peligroso parque, se levanta la monstruosa ciudad de Osaka, con sus enormes bloques de cemento de altura aleatoria y con las luces de neón de los salones recreativos y de los clubes de alterne.

Apenas hay un puñado de monumentos históricos en Osaka. Se trata de enormes cúpulas sin edificio, semejantes a gigantescos cascos de bronce oxidados, que descansan directamente sobre la sucia acera, a veces en grupos de varios cascos y a veces individualmente, como la gran cúpula de cientos de metros de diamétro que preside la Alameda, cúpula que sería el principal atractivo turístico de la ciudad si ésta recibiera turismo alguno. La Alameda, que discurre en paralelo al Turia, es la única zona elegante de la ciudad, y también el único barrio en el que se hace de día y de noche.

La Alameda destaca por la presencia, muy infrecuente en todo Japón y sobretodo en Osaka, de jardines, setos y algún tipo de decoración urbana. En esta zona predominan los bares españoles de diseño (pijo), en los que se realizan degustaciones gratuitas de jamón ibérico de calidad.

El metro de Osaka es uno de los más eficientes del mundo, pues translada a los ciudadanos a sus lugares de trabajo con rapidez y puntualidad sorprendentes. Los trenes son lanzados con un enorme cañón de una estación a otra, y van rebotando entre pasillos y subiendo escaleras hasta llegar a su destino, el siguiente cañón, ayudados por enormes imanes que impiden que descarrirlen.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

CIUDADES EN LAS QUE HE VIVIDO

Ahora que he cambiado ciudad, de país y de continente, me doy cuenta de que ya van a ser 7 las ciudades en las que he vivido durante mi corta pero excelsa existencia. La verdad es que nunca me había parado a contarlas y me daba la sensación de que habían sido muchas menos, pero de todas dormas es buen momento para recapitular y para hacer un pequeño análisis de cada una.

-Valencia, Spain:

El sitio donde nací y morí, una ciudad que no está mal si se la afronta con cierto escepticismo y una buena dosis de humor. De lo contrario, su monótona y superficial jovialidad, así como su improductiva autocomplacencia, se pueden convertir en un auténtico agujero negro capaz de destruir implacablemente a cualquiera, aunque sea con esa cadencia empalgosa y húmeda, como cárcel tropical situada en una isla.

Guía túristica excelente de Valencia

Comparación entre las ciudades de Madrid y Valencia

Lista oficial de Patrimonios Mundiales de la Inhumanidad, en la cual varios sitios de esta ciudad han sido incluídos con caracter oficial y permanente.

-Limmerick, Irlanda:

La tercera ciudad de la República de Irlanda por población, unos cienmil habitantes de los cuales calculo que el 2 o 3 por ciento viven en el centro y el resto en viviendas unifamiliares de las afueras estilo yanqui. No tiene centro histórico, aunque sí un bello castillo. La zona comercial es bastante animada, sobretodo por la noche, si bien las peleas entre preadolescentes descerebrados o entre hooligans se producen con demasiada frecuencia. Probablemente se trata de una de las ciudades del mundo desarrollado en las que peor se come y también la ciudad de Europa con mayor proporción de obesos y de madres solteras. Estuve viviendo 2 meses. No vale la pena visitar.


-Wheatley, Oxfordshire, R.U:

No es ni siquiera una ciudad. Unos 200 habitantes en los que viven abuelos de clase alta que te dan los buenos días alegremente a las 7 de la mañana cuando tu vas a currar medio muerto de frío y no quieres saber nada de nadie. Este pueblo cuenta con sólo cinco comercios: un banco, un kiosco de prensa, dos restaurantes chinos y un kebab.

-Cirencester, Gloucestershire: encantadora ciudad de provincias inglesa de unos diezmil habitantes y hermosísimo centro histórico de piedra rodeado de inmensos jardines y de intacta naturaleza, un lugar idílico de la campiña inglesa en el que pase tres meses maravillososos, aunque quizás vivir más tiempo podría resultar aburrido.

Guía turística excelente de Gloucestershire, en la que se incluye una completísima guía de Cirencester.

-Cheltenham, Gloucestershire. R.U.:


Ciudad de unos cienmil habitantes. Teniendo en cuenta que la mayoría de las ciudades inglesas son terriblemente feas, que muchas ni siquiera tienen centro histórico, y que la fealdad de estas ciudades es acentuada debido a la hostilidad del clima y de los habitantes ingleses y que puede ser causa de depresiones profundas e irreversibles, Cheltenham, aunque un poco cara, puede ser una buena opción para vivir un añito si alguien tiene que ir a Inglaterra a estudiar inglés (aunque yo al final estuve dos), pues cuenta con abundantes plazas y amplios bulevares y el estilo arquitectónico predominante, no sólo en el centro sino también en los suburbios, es el neoclásico, y se pueden hacer decenas de excursiones a hermosos pueblos de la campiña británica, y también a los lugares donde se grabó la Trilogía del Comité.

Guía turística excelente de Gloucestershire, en la que se incluye una completísima guía de Cheltenham

http://es.youtube.com/results?search_query=LA+TRILOG%C3%8DA+DEL+COMIT%C3%89&search=Buscar

-Londres, Reino Unido:

La ciudad más exótica de Europa occidental, rica en patrimonio cultural y arquitectónico pero también en arquitectura hostil y decadencia urbana, probablemente la ciudad más dura y deshumanizada de Europa occidental, una verdadera metáfora del capitalismo más siniestro. Hay que visitarla dos veces, una para ver monumentos y museos, y otra para ver sus soviets, pero que nadie piense que es un buen lugar para vivir excepto si eres multimillonario.


Guía excelente de Londres

The Beerclock, la mejor novela sobre Londres escrita hasta la fecha

A journey to the end of the world, original película sobre Londres

Artículo sobre el metro de Londres

Arquitectura británica hostil en Londres

Poemas británicos de Elvar Ata

viernes, 3 de octubre de 2008

ARQUITECTURA HOSTIL EN ALICANTE

Bueno, pues al final he decidido no irme a Japón, y por el contrario he preferido transladarme a Alicante, bastión del zaplanismo hostil donde podremos encontrar los peores ejemplares arquitectónicos de toda España. Así que lo que os he preparado esta vez no es un reportaje a cerca gheisas, sushi y tipos que se suicidan por cuestiones de honor, sino un tour fotográfico sobre una de las zonas del litoral valenciano donde el urbanismo descerabrado y la especulación inmobiliaria se han cebado con el paisaje de una manera más cruel y salvaje: la playa de San Juán.

Uno de mis lugares preferidos de la susodicha playa es el de las ruinas de la antigua ciudad ibérica y luego romana de Edeta, que probablemente antes de todo eso fuera un puesto comercial fenicio. No sé qué es más antiguo. Si la presencia de estos monstuos zaplanistas o el descubrimiento del yacimiento arqueológico. Probablemente no fue hasta que empezaron a urbanizar la zona y de desfigurar el paisaje con esos palitroques que se dieron cuenta de que tenían algo allí debajo. Lo que nadie me negará es el singular y morboso atractivo que la combinación de ambos elementos llega a crear en el visitante.


Nótese que he utilizado el término "monstruos zaplanistas", para referirme a todos esos edificios, cuando es probable que el pobre Zaplana no tuviera nada que ver con ninguna la construcciones que aquí se muestran -no le dio tiempo-, pues todas ellas son anteriores al desdichado ex presidente de la cheneralitat. En cualquier caso, utilizo el término zaplanismo para expresar, más que la obra de un personaje en particular, la adhesión a un estilo de vida, el zaplanista, con todas las implicaciones que ello conlleva, en especial para nuestras costas.

Recuerde pinchar las fotografías para hacerlas todavía más grandes, multiplicando así el terrible efecto que la visión que estos edificios causan.


Pasatiempo: encuentre dos edificios de la misma altura, del mismo color, o del mismo estilo en cualquiera de estas fotografías. (Solución más un poco más abajo)


Imposible, lo que confiere a este paraje su máxima singularidad y lo convierte en una obra tan interesante es que no hay en él dos edificios parecidos. Todos ellos son extremadamente feos, pero cada uno lo es mediante un tipo de fealdad distinta al de al lado, y en ello radica su principal mérito. Es como si hubieran contratado a los mejores arquitectos del mundo para que diseñaran, cada uno en su estilo y con fines meramente didácticos -y también sin saber que los otros arquitectos también participaban en el proyecto-, el edificio más desagradable posible para cada parte de este vecindario, el proyecto que atentara de manera más salvaje contra la belleza de ese entorno alicantino, y luego les hubieran dicho algo así como "!Ja, os hemos engañado, habéis caído. No es un proyecto para enseñar a estudiantes de arquitectura cómo no hay que diseñar edificios, sino que nos disponemos a construir de verdad vuestros edificios de mierda! !Imbéciles!"



Si existiera alguien con tan poca sensibilidad estética como para que este reportaje no le haya provocado ganas de llorar, vea esta comparación visual entre lo que es la zona en la actualidad y cómo debio ser en época ibérica, aproximadamente en el 2300 antes de Zaplana.


lunes, 2 de junio de 2008

PATRIMONIO DE LA INHUMANIDAD: CIUDADES DE GLOUCESTER Y SWINDON EN EL REINO UNIDO

Gloucester y Swindon son dos de las ciudades más hostiles de Europa en lo que a arquitectura se refiere, de hecho hay casos de personas normales en perfecto estado de salud que, después de pasar una hora o dos en una de estas ciudades por tener que hacer un transbordo allí, o simplemtente porque tenían que comprar algo, entran de repente en un profundo estado de depresión cuya única causa es el haber estado un par de horas rodeado de un ambiente urbano tan depresivo. Aunque Gloucester posee una estupenda catedral con un par de calles relativamente hermosas alrededor, y algún jardín que vale la pena, el 95% de la ciudad parece en un suburbio de película policiaca yanki tipo "Canción Triste de Hill Street". Mientras que la delincuencia no es particularmente alta para tratarse de una ciudad industrial de provincias en decadencia, la sensación de inseguridad es máxima simplemente por el aspecto deteriorado y barriobajero de los edificios; debe de ser la única ciudad europea en la ocurre un fenómeno de esas características. En cuanto a Swindon, carece totalmente de casco viejo o de centro, lo más parecido que tiene es una calle llena de kebabs y una galería comercial de diseño a donde van los pijos a comprar en sus franquicias. En el centro geográfico de la ciudad, en lugar de edificios históricos hay aparcamientos de 8 pisos de altura hechos totalmente de cemento, aunque lo más destacable de Swindon es su estación de autobús, uno de los lugares más inhóspitos de Europa por la combinación de arquitectura hostil, viento gélido, suciedad, olor a neumáticos y a gasolina, contaminación, esperas de 2 o 3 horas para algunos trasbordos, y pordioseros británicos alcoholizándose e increpando. Es por todo ello que el Chino Muerto, de manera conjunta, declara Patrimonio Mundial de la Inhumanidad a ambas ciudades.

jueves, 29 de mayo de 2008

LOS RECRES DE MOLINA DE ARAGÓN

Después de pasarme toda la vida buscando, y de visitar decenas de pueblos y ciudades históricos -Morella, Teruel, Ávila, Segovia, Santiago, Cuenca, Játiva, Salamanca y muchos más-, al fin he encontrado la quintaesencia del alma española materializada en un pueblo. Un pueblo, dicho sea de paso, que es a la vez monumental y no turístico; rústico y barriobajero al mismo tiempo. Y no sólo por la mezcla caótica de edificios y estilos. En Molina, como en otras ciudades españolas antiguas, no falta el clásico bloque de apartamentos de ocho pisos, de ladrillo y hormigón, despuntando entre casas rústicas de piedra en mitad del centro histórico; ni el típico colegio cuyo diseño exterior parece copiado de alguna cárcel de película yanqui de los 80; ni parques con columpios cuyas estrías oxidadas podrían mutilar al propio Tarzán; ni el peor puente moderno de la historia a escasos metros del mejor puente románico de la historia. Todo eso está bien representado en Molina, por supuesto, pero por algún extraño motivo no envilece a esta ciudad como a tantas otras, sino que le confiere un toque de dramatismo y humanidad, por la combinación de esperpentos de esta calaña no con edificios perfectamente restaurados, sino con monumentos en verdadero estado de olvido, y con arquitectura auténticamente popular y humilde.

Pues lo que no hay en Molina son museos prefabricados dedicados a cosas absurdas, ni tiendas de suvenirs, ni mesones "típicos" sólo para turistas, ni guías audiovisuales, ni miradores, ni rutas "enológicas", ni ruinas rehabilitadas para que "dialoguen con el entorno"; hay bares de abuelos, vecinos que dejan la puerta de su casa abierta, trozos de una muralla del siglo XII derribados para hacer una carretera, inmensos postes de alta tensión junto a un castillo, pintadas nazis en zonas históricas y furgonetas aparcadas en la puerta de cada monumento. En algunos aspectos es una ciudad normal, en otros da la impresión de haberse detenido en los años 80, en otros en el siglo XIX y en otros directamente en la prehistoria.

Hay que decir que Molina de Aragón debe de ser una de las localidades españolas con más edificios históricos por metro cuadrado. Pero ya desde que se empieza a planear la visita a esta localidad encontramos cosas raras. No hay casi información en internet sobre el pueblo, y la web de información turística del ayuntamiento es una de las páginas más caóticas y peor estructuradas de la historia. De hecho, una vez llegamos a la ciudad nos damos cuenta de que la señalización de la mayor parte de los monumentos y de las rutas brilla por su ausencia, y lo que es peor: casi todos los edificios interesantes se hayan en ruinas o o cerrados a cal y canto, sin que en ningún sitio se indique el horario de visitas. Existe un museo con una web que ni siquiera especifica cuándo está abierto ese museo. Y el horario de entrada a la fortaleza, una de las más impresionantes de España, es si le da la gana en ese momento a la persona que está en la oficina de turismo te abre el castillo, y si no te gusta, te fastidias. Además, en esa misma oficina de turismo, te dan un mapa turístico en el que la mitad de los monumentos del pueblo ni siquiera están.

En cualquier ciudad pintoresca de características similares a Molina hay decenas de restaurantes presuntamente "típicos", ubicados en casas rústicas restauradas, con camareras colombianas, que ofrecen diversas combinaciones de menús turísticos y de degustación; si son pueblos de montaña como Molina, esos menús incluyen las clásicas variedades locales de animal muerto tipo ternasco, lechazo, lechón, cabritillo, cochinillo y demás carnaza; si se trata de sitios históricos pero de playa el menú incluirá paelladas, mariscadas, sangriadas y todas esas mierdas. Pero no en Molina de Aragón, que como en otras cosas, es en esto la excepción más radical. Molina es infinitamente superior a todos esos sitios pretendidamente rústicos y auténticos porque se dedica casi exclusivamente al negocio de hostelería más verdaderamente español: el bar de abuelos. Bares típicos de quinto con tapa gratis, sin papeleras ni ceniceros, donde la gente tira directamente al suelo los huesos de la carne, las servilletas, las colillas y los escupitajos.

En un principio creo que incluso nos sorprendió que al entrar en cada bar los viejos interrumpieran sus partidas de dominó para examinarnos de arriba a abajo, como si no hubieran visto una japonesa en su vida, igual que los niños en la calle gritaban: "!chinita, chinita!". En uno de esos bares, el clásico señor español y españolista de bar estaba lanzando una diatriba en contra de la inmigración y de los extranjeros, mientras yo miraba a mi novia y me moría de risa. Entonces uno de sus compañeros le avisó de la situación, así que el señor antiinmigración, totalmente borracho, se disculpó ante mi novia más de cien veces en tono quejoso, mientras explicaba que no era contra ella sino contra otra gente "mala", e incluso nos ofreció las llaves de su casa y nos dijo que estaría abierta para nosotros si teníamos algún problema, y finalmente nos pagó lo que habíamos consumido y nos invitó a una ronda más, una cosa que yo pensaba que sólo se producía en las películas. !Viva Molina de Aragón!

Personalmente opino que este tipo de personas representa la esencia española por encima de cualquier estereotipo. Personas de sentimientos buenos e intenciones honestas pero que frecuentemente terminan confunidendo al agresor, y que por cuestiones tan españolas como la raza, la nación, el orgullo, o el sentido del honor, acaban despellejándose entre ellas, o contra oponentes de esencia igual de humilde que la suya, mientras otros, refugiados en sus palacios o chalets feudales, continúan enriqueciéndose, como decía Cernuda, con el trabajo ajeno, y también con su sangre.

Pero volviendo al pueblo, sin duda lo mejor de Molina, el principal atractivo turístico por encima incluso del castillo y de la iglesia románica, es que la ciudad todavía cuenta, en una de las calles empedradas del centro histórico !con unos recres! Es verdad que en muchas ciudades españolas todavía existen algunos, pero se trata de sitios de diseño ubicados en lugares ultrapijos de estilo yanqui como centros comerciales, salas multicine, boleras, parques temáticos, etc., y los juegos que hay ahora son la mayoría de meterse dentro de una moto y conducir, o de chutar una pelota atada a una cuerda o cosas así. Los recreativos de Molina son los clásicos de los 80, ubicados en un local oscuro y mugriento al que acuden rudos grupos de preadolescentes a armar gresca y jugar al futbolín, y en el que todavía se puede jugar, con una moneda de 20 céntimos -precio incluso más barato que el de aquella época ajustándolo a la inflación y al aumento de los salarios- a clásicos como el Super Pang, el Tetris y el insuperable Ghost´n´Goblins.

Los niños de los 80, a diferencia de la apática generación de la Play Station, aprendimos la realidad de la calle y la hostilidad de la vida en ese tipo de tugurios en el que siempre había un grupo de bakalas fumando porros, un gitanito que nos pedía una moneda, un listillo que nos ofrecía pasarnos de nivel, y un tipo que nunca tenía pasta y que se pasaba la tarde mirando las partidas de los demás y taladrándote con mil trucos y explicaciones pese a que nunca había jugado a ninguno de los juegos de los que tanto hablaba. Y qué decir del clásico viejo arisco que regentaba el garito y daba cambio, y vendía gominolas y cigarrillos sueltos a los niños -ah, la libertad de los salvajes años 80-, viejo al que todos llamaban "jefe".

Desafortunadamente, los recres de Molina están en peligro de desaparición. "El jefe" me dijo que estaba esperando a que vinieran a llevárselos porque a la juventud de hoy ya no le molaba jugar y que sólo el futbolín daba dinero. Aún así, es un hecho extraordinario que esos recres vayan a desaparecer en pleno 2008, más de 10 años después de que desaparecieran los recres de las otras ciudades españolas.

Si por mi fuera, yo los declararía patrimonio de la Humanidad, a fin de que la UNESCO le pagara dinero al "jefe" para que no los cerrara nunca, aunque la gente no jugara. Y declararía también Patrimonio a la ciudad entera de Molina, incluyendo no sólo los monumentos, sino también especialmente los bares cutres, para evitar que cerraran y fueran sustituídos por tabernas rústicas de diseño

Y para que no desaparecieran nunca, clonaría a los viejos del dominó, o los disecaría, y a la tipa de la oficina de turismo a la que no le apetecía currar, y a las viejas, y al tipo que diseñó el mapa sin monumentos, y al encargado de cerrar el museo cuando los turistas llegan a la ciudad, y al borracho que estaba en contra de los inmigrantes.




jueves, 1 de mayo de 2008

ARQUITECTURA HOSTIL EN OSAKA

En la década de los 90, debido al estallido de la burbuja inmobiliaria, Japón entró en una crisis económica de la que apenas ha empezado a recuperarse en los últimos años, después de más de una década de crecimiento cero o incluso negativo. Esa crisis supuso el fin del milagro económico japonés en un periodo en que el gobierno intentó sin demasiado éxito iniciativas de variada índole para reactivar la economía. Entre las medidas más curiosas que se tomaron están las del ayuntamiento de Osaka, que para luchar contra el paro y la degradación urbana, decidió acelerar el sector de la construcción declarando toda la ciudad suelo urbanizable, incluyendo todos los parques, las calles peatonales y hasta las aceras, de manera que se acabaron construyendo edificios en los jardines, en los patios de las casas e incluso encima de otros edificios, y también se eliminaron casi todas las aceras para construir en su lugar nuevos carriles de autopista y vías de metro. En la actualidad apenas existen zonas verdes o peatonales en toda la ciudad, y los residentes a menudo se ven obligados a desplazarse saltando de un balcón a otro. Otra consecuencia de esa ley, -auténtico sueño de todos los zaplanistas del mundo, pues permitía edificar cualquier cosa en cualquier sitio-, fue que, para compensar la bajada de precios de sus casas, muchos habitantes vendieron parte de sus hogares,a veces sólo un par de habitaciones, a empresas de transporte, que las aprovecharon para construir líneas de tren y autopistas que discurren ahora por la ciudad en línea recta, atravesando edificios como el que vemos en la fotografía, en el que varios pisos de apartamentos están partidos por la mitad por el carril de hierro:


A continuación una imagen actual de lo que era antes el río:


Terminamos el reportaje con una vista del "centro histórico" de Osaka:

sábado, 22 de marzo de 2008

AMERICAN RUINS: EL DECLIVE DE DETROIT

Ya cuando alcanzó su máximo apogeo, allá por los años 60, supongo que se trataría de una ciudad más bien fea, pero vibrante y variada y con una gran vida cultural, dada su prosperidad. Por entonces, era la capital de la industria automovilística americana y la cuarta urbe yanqui en población. Contaba con un distrito financiero boyante y una zona de entretenimiento elegante, llena de cines, teatros, tiendas de moda y grandes almancenes tipo Broadway; el resto supongo que se trataría de los clásicos suburbios con casas unifamiliares para los blancos de clase media, habría también un par de barrios más pobres en los que viviría el proletariado de color oscuro.

La ciudad contaba con casi dos millones de habitantes en esa época (Barcelona), que se han ido reduciendo hasta los ochocientos mil (Valencia) de la actualidad debido a la crisis de la industria pesada y automovilística, y también por la corrupción de los gobernantes locales y por un aumento de la delincuencia y de los conflictos raciales que hicieron que los blancos se largaran en masa del centro, dejando decenas de miles de casas abandonadas que han sido presa de la ruina o de las llamas.

El 80 por ciento de los habitantes que quedan son negros, el paro es el mayor de los Estados Unidos, y el índice de homicidios es ocho veces mayor que la media de las otras ciudades yankees. Por supuesto no insinuamos que los negros tengan la culpa. En Toronto, a poca distancia de Detroit, hay una inmensa comuniad negra también, -se trata de la ciudad más multiétnica del mundo-, y ocurre un homicidio cada quince años.

El déficit del ayuntamiento de Detroit es tan alto que se dice que pronto el gobierno central podría tomar directamente las riendas de la ciudad, cosa de la que no creo que existan precedentes en ningún país del primer mundo. El estado de las infraestructuras resulta ruinoso, con la mayoría de los edificios públicos abandonados -incluyendo el estadio de béisbol, la estación de tren y todos los cines, teatros y grandes almacenes del centro- y sin que prácticamente ninguna forma de transporte público funcione ya.

Los profesores de las escuelas públicas se encuentran casi permanentemente en huelga. A mitad de los años 90, el ayuntamiento llegó a cerrar 13 escuelas de golpe por falta de fondos. El 15 por ciento de ellas no cuentan ni siquiera con calefacción, y en otras ésta funciona a base de carbón, provocando asma a los niños y a los vecinos de su barrio. Hace no demasiados años hubo una revuelta bastante grande que se saldó con varios estudiantes de la escuela pública en la cárcel, parece ser que la situación era tan precaria que no contaban ni con papel de váter en los lavabos de la escuela.

El panorama del centro es desolador. Se ande por donde se ande, alrededor uno sólo ve ruinas, coches quemados o saqueados, grafitis, cristales rotos y basura. Algunos barrios enteros han desaparecido por completo hasta convertirse en ciudades fantasma en las que la hierba ha suplantado a las aceras y en las que animales salvajes han ocupado los parques y pastan a sus anchas. La antes vibrante zona central se halla desierta, con rascacielos de más de cincuenta pisos totalmente abandonados y con algunos de los habitantes que se han quedado plantando patatas casi en el mismo distrito financiero de la ciudad. Un glamuroso teatro del centro se ha convertido en el aparcamiento de una tienda multiprecio.

Hace poco leí en un blog el testimonio de una mujer que se quejaba de lo horrible que era oír en las noches de tormenta el sonido de los ladrillos de las casas de su vencindario ir cayendo poco a poco unos encima de otros. Otro tipo opinaba que el panorama es tan desolador que debería hablarse todos los días del problema en televisión, pero los telediarios y los políticos nunca hablan del tema y los americanos desconocen totalmente la magnitud del problema. Una vecina se quejaba de que llevaba tres años avisando al ayuntamiento para que retirara un trailer que estaba calcinado en mitad de una calle. "La ciudad es básicamente un inmenso vertedero, con unas cuantas islas de gran riqueza desperdigadas aquí y allá"

Muchos auguran que tras la crisis económica que se cierne actualmente sobre los Estados Unidos, con miles de personas siendo desalojadas al mes por impago de sus hipotecas, la mayoría de las ciudades norteamericanas se asemejarán al Detroit de hoy en día. Algunas, como Toledo, New Heaven y Cleveland ya ha se hallan claramente en la senda del declive, mientras que en los últimos años la gente está empezando a abandonar el centro en Los Ángeles y en Nueva York.

Pero no lo que tiene que ver con la decadencia de Detroit es negativo. Detroit ha sido la primera ciudad del mundo en desaparecer, y dentro de poco vendrán otras. Conforme el precio del petróleo siga subiendo, los alimentos serán cada vez más caros y difíciles de transportas y el único futuro de las ciudades radicará en la posibilidad de cultivar sus propios alimentos in situ, cosa que en Detroit ya se ha empezado a hacer. Ante la crisis hipotecaria actual, muchos americanos están perdiendo sus casas. Si por mi fuera les enviaría a Detroit y les regalaría una casa abandonada a condición de que la rehabilitasen y la cuidasen.

Con la caída del comunismo, los cubanos se enfrentaron a una terrible crisis energética, pues por la falta de petróleo, los alimentos dejaron de llegar a las ciudades y muchas comunidades de vecinos empezaron a cultivar en los parques de la Habana y en los tejados de sus casas. Esas iniciativas fueron más tarde incentivadas por el gobierno hasta llegar a un punto en la actualidad en el que Cuba es probablemente el único país del mundo cuyas ciudades superarían sin demasiados problemas una severa carestía de petróleo a nivel mundial.

En Londres y en Nueva York, algunas comunidades progresistas han empezado a desarrollar proyectos en esta dirección. Compran las semillas y la tierra entre todos y luego la trabajan por turnos. De esa manera consiguen varios beneficios: comida sana y natural a cambio de poco esfuerzo y dinero, y lo que les sobra los venden a los mercados o se lo tiran a la cabeza a los pobres. En vez de dedicarse a discutir de qué color pintar la fachada de la finca o a conspirar para que se instale obligatoriamente unos carísimos ascensores, las marujas españolas que dominan las comunidades de vecinos podrían empezar a pensar en promover iniciativas de este tipo.
















lunes, 18 de febrero de 2008

ARQUITECTURA BRITÁNICA HOSTIL

Pese a contar con varias zonas monumentales llenas de edificios históricos, el 90% de Londres tiene más o menos este aspecto, e incluso a menudo mucho peor.


Casas residenciales bajas, de ladrillo, todas iguales, y de vez en cuando una zona con 4 ó 5 edificios altos que hacen de centro del barrio y donde se concentran dos o tres tiendas. Los edificios son sucios y viejos por fuera y por dentro, pues en Inglaterra apenas hay comunidades de vecinos ni nada parecido que mantenga cierto orden. Así que si no es un edificio de ricos que se puedan gastar en cámaras de vigilancia y en contratar a un portero, las zonas comunes (pasillos, escaleras, rellanos, ascensores, etc.) son accesibles a los jóvenes gamberros y por ello están siempre llenas de grafitis, restos de botellas de vidrio roto, colillas, basura en general, meadas. Edificios del estilo de éste, que está en Elefant and Castle.


No se trata de ejemplos aislados. El centro de la mayoría de las ciudades inglesas es así:

"Desde la cima de este edificio se obtienen las mejores vistas de la ciudad, pues es el único lugar de la ciudad desde el que no se ve este edificio"



El siguiente es un ejemplo de arquitectura británica típica que podría estar situado en cualquier ciudad de esa isla abyecta, ya que, con media docena de honrosas excepciones, todas las ciudades inglesas son prácticamente iguales:

Si tenemos en cuenta que en el peor país del mundo la mayoría de los edificios tienen como máximo de 2 o 3 plantas, nos podemos imaginar el horror que estas moles hostiles significan y la tortura visual que representan.

Lo que viene a continuación no es un aeropuerto soviético abandonado, sino un centro comercial de una ciudad británica, donde se supone que las familias con niños van a pasar el día para hacer compras e ir al cine:


El siguiente edificio está en Sheffield, pero en Londres he visto 200 peores:

"En las mañanas brumosas parece surgir entre la niebla como una especie de nave espacial extraterrestre, llenando de terror a todo el que fija su mirada en él":



sábado, 16 de febrero de 2008

SUBTOPIA: EL URBANISMO ANTISOCIAL

Subtopia, fue un termino surgido para describir el tipo de urbanismo predominante en las ciudades anglosajonas, en las cuales no existe el centro tal como lo conocemos en la Europa normal, o bien existe pero es de un tamaño ínfimo en relación al tamaño total de la ciudad, pues lo que encontramos habitualmente son barrios residenciales en los que predominan las viviendas unifamiliares con jardín; barrios sin plazas públicas, sin comercio tradicional, donde la gente que quiere comprar ha de ir en coche al centro comercial más cercano.

Aparte del hecho de absurdo que el 90% de las viviendas tengan que estar rodeadas casi por ley por su parcela personal de jardín, en un país de clima tan hostil como Inglaterra, ese tipo de urbanismo anti social siempre me ha intrigado por la forma en que desnaturaliza a la gente y la encierra en una realidad artificial paralela, que no es campo ni tampoco ciudad, sólamente urbanismo antisocial y deshumanizado. Ray Davies, de los Kinks, escribió punzantes letras mofándose del modo de vida de los habitantes de estos barrios y de su relación con los mismos; Keiller exploró concienzudamente estos suburbios en sus películas, y dio una explicación política de su existencia en la fenomenal "London"

Ese tipo de barrios se supone que ofrece a los habitantes de Estados Unidos y del peor país del mundo la posibilidad de disfrutar a la vez de las ventajas de vivir en el campo sin alejarse de la ciudad; el resultado final es exactamente el contrario: el centro está mucho más lejos porque el espacio no se aprovecha bien y la ciudad es demasiado grande en comparación con su población; a su vez, el campo se aleja cada vez más al tiempo que la naturaleza es arrasada sin piedad en grandes extensiones para alojar en su lugar estos monótonos suburbios infinitos. Subtopia equivale a suburbio, a barrio bajo, y por otra parte a degeneración de las utopías.

En el peor país del mundo el transporte colectivo practicamente se extinguió hace décadas, en parte porque el asbsurdo urbanismo británico lo hizo inviable, en parte gracias a los esfuerzos malintencionados de las élites. Los tranvías fueron desapareciendo en los años 60, los ferrocarriles privatizados en los 00. La privatización de los trenes, en España prevista para 2011 (según un proyecto del PP que los sociatas no se han molestado en derogar), trajo consigo un gran aumento del precio de los billetes, que se triplicaron a la par que también creció el número de los accidentes.

De hecho el metro es un fenómeno atípico en el Reino Unido incluso en ciudades de más de medio millón de habitantes. Sólo Londres tiene un metro decente, pero a costa de ser obscenamente caro, entre otras cosas debido a la dispersión de su población: un billete de metro en el centro de una capital europea, incluso en las caras, como Barcelona o París, vale siempre 1€ con algo, mientras que en Londres son 3 libras esterlinas, es decir, 5€, un poco menos que un bono de 10 viajes en un país normal.

Por supuesto, nadie esperaría que los británicos vivieran en ciudades como las andaluzas, con blancos edificios apiñados unos contra otros, formando laberínticas callejuelas que conducen pequeñas plazas con fuentes y bancos, en donde la gente se sienta a tomar el sol y a tocar flamenco, a leer el periódico y a insultar a ZP. Tampoco hace falta un Manhattan, pero no les vendría mal parecerse aunque fuera un poco a los escandinavos, con sus ciudades habitables, hechas a la medida del hombre y no del coche: sus calles peatonales, sus ordenados bulevares, sus tranvías, sus jubilados pirulando en bicicleta mientras toman tranquilamente un helado y se cruzan de carril por enmedio de una gran avenida.

El carácter antisocial de los británicos es a la vez causa y consecuencia de su urbanismo hostil. Las élites protestantes siempre vieron las ciudades como sinónimo de europeísmo, lo cual a su vez equivale, según su visión retrógrada, a socialismo, a ideas modernas, a cenáculos vanguardistas, a bohemia, a discusiones políticas, a insurrección; frente a ello se sitúa el individualismo anglosajón y el libre mercado, con sus casas separadas, donde la gente no se habla y se limita a regar las flores de su jardín, a hacer barbacoas, a amar a su país de manera inculta, a insultar a Flanders o a jugar al golf.

Con una gran densidad de población, pues cuenta con la mitad de extensión que España y 15 millones de habitantes más, la mayor parte de Inglaterra se ha convertido en un suburbio continuo despersonalizado, que no es ni centro ni extraradio, ni bonito ni feo, en la que habita gente tranquila y desinformada, gente educada a simple vista pero que por miedo se niega a relacionarse con los demás y carece de ideas propias, excepto la propaganda nacionalista y antieuropea con la que la estúpida prensa británica les bombardea todos los días.

En Inglaterra no hay calles, sino carreteras, para que la gente vaya a trabajar.

No hay plazas, sino cruces, para que la gente no hable.

(Fragmento de Tube going to hell, uno de los poemas británicos de Elvar Ata)

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