miércoles, 23 de febrero de 2011

OJALÁ SE CAIGA



Ojalá se caiga

la pirámide hecha de corrupción y ladrillo,

en la cumbre de la cual medra un rey borracho,

sobre las cabezas huecas del vulgo más cerril de la historia.



Ojalá se caiga,

descomunal armazón de cemento

encima de lo que acaso un día fuera hermoso,

gastronomía de la infamia para paladares de cobalto,

servida por los mismos camareros demócratas,

en la cartera la estampita de Rubalcaba, Aznar, Pincochet, Obama, Uribe.



Ojala se caiga,

con su turismo de morsas,

sus borrachas fofas vacilantes,

ministras progres que no venden sus ideas

porque no las tienen,

sindicalistas que apoyan a banqueros ladrones

y currelas -pobres y encima de derechas-

pidiéndole al gobierno que les quite más derechos,

que privaticen su existencia,

que les contrarreformen

que se gasten sus impuestos en decadentes fastos,

en apoyar contrarrevoluciones,

en salvar banqueros ricos, paradoja, corrupción y pleonasmo,

en cenar con dictadores, desestabilizar Venezuela,

y en "invasiones de paz" y "guerras humanitarias".



Que se hundan Prestige y Gal,

PP y PSOE, Rajoy y Camps y Zapatero y Rato,

y alcaldes y especuladores con sus patronatos y fundaciones,

y banqueros corruptos, el País y el Mundo,

contertulios televisivos y analistas económicos,

y sobretodo que se hunda el electorado.



Y en su lugar, que surja cualquier cosa,

lo que sea, excepto otra vez, España