miércoles, 18 de junio de 2008

ÉGLOGA SOBRE LOS JARDINEROS

Musas europeas, cantemos a los hombres que se ocupan de los jardines.

Sólo a sí no son iguales, pues también hay aquellos que a la vez son los otros. Si Aquiles compuso la Odisea, protagonista principal de la obra, el divino Virgilio cultivó el verso y la prosa, y ambos los cultivó con la misma pericia. Pues a Virgilio el pasado y el futuro se le dio unirlos, y las acacias del jardín digno del cónsul le oyeron: “Yo soy Virgilio, -todo el mundo lo ha dicho-. Procedamos pues a escribir esta égloga” Formúlase así solución y acertijo, que en el futuro Homero resuelve, mas Borges había indicado las claves, había puntuado exactamente las íes. Calderón lo sueña, estrofas paralelísticas, Góngora lo hace verso. “De nuevo el gran Aquiles será enviado a Troya”.

Un jardinero es un robusto Hércules, pero el otro es sereno y firme como un roble. Como Eneas, intuye que el pensamiento no es más que estructura, que el contenido del mismo se encuentra en sus manos. Uno de ellos recuerda sin saberlo los versos de un poema que no conocía. Blande la azada, igual que Aquiles blande su espada, y antes de que la idea sea formulada, golpea con furia el duro suelo. La tierra y el cielo echan chispas, se diría de Vulcano violentando en su forja.

Alimentar los campos, cultivar el espíritu. Nada más que el devenir de alma y cuerpo; materia y pensamiento entremezclados. Así está el pasado labrado, en la mente que recuerda el futuro. Se lee en algún lugar de la Égloga: “Soy reencarnación de Virgilio. Soy reencarnación de Eneas”.

También yo un día me enamoraré de Dido, y envenenará mi corazón de Eros el venablo. De Poseidón inundará mis penínsulas la Furia, me atravesará de Zeus el violento rayo, Atenea me hipnotizará con sus ojos de lechuza.

Hefesto de lava llenará mis campos, y de Artemisa acogeré el certero dardo; Febo derretirá los hielos de mi alma.

Venablo que el espíritu envenena, cadena que la voluntad reduce. Fuego que en el alma desata incendio, ola de amor que golpea mi peñasco.

Versos correlativos, lírica paralelística, todos se enamoraron del esdrújulo Dámaso.

“Quisiera ser tu espejo, analogía de tu ser, imagen de tu cuerpo, metáfora de tu existencia, contenido de tu pensamiento.”

“Quisiera ser, en el árido verano, sobre tu piel la fina lluvia; la llama sobre tu puerta cuando llegue el invierno; quisiera expresar tu hermosura, quisiera multiplicar tu belleza.“

“Quisiera que tu alma se dibujara en mi pecho, como en el quieto estanque la blanca luna, como el sol en el alegre cristal del océano. Quisiera que mis latidos de tu aliento fueran eco.”

“Quisiera ser tus ojos, en la oscuridad tus manos; de tu poema ser la rima, quisiera ser el ritmo de tu cuerpo.”

“Quisiera ser tu cuerpo, para que tu corazón latiera desde dentro de mi pecho”.

“Si una flecha extraviada te lanzo algún día, es para que pienses: ‘pretende con esta pica recordarme que me quiere. Desea mi alegría, pues es feliz desde que me conoce”.

Eso es lo que ocurría en el futuro, mas ahora canta el ruiseñor de los jardineros. Verdaderos agóridas entre ellos se cuentan, sibilinos oráculos y videntes. Del mismo modo, tu luz mi corazón encendía, ya mucho antes de que yo te conociera.

Algunos compañeros también son espejos, que reflejan profecías ocultas en los Ajenos. Así como la Vida baraja y entremezcla, a través de la historia, las mismas cartas, creando en cada momento nuevas jugadas, jugadas antiguas, variaciones sobre las mismas jugadas, estos hombres de la tierra descubren el fluir de la Historia, tejedores y protagonistas del mimbre que hilvanó Helena. Son también grandes poetas: “De la palmera son sonrisas los alcorques” o “estoy subiendo en escala” (describo una trayectoria progresiva y ascendente o bien, hiperuranios platónicos, “me muevo por las altas esferas”).

De desbroza se realizan certámenes, mas también de poesía. “Soy el sepulturero de Hamlet; dame un golpe con la azada, que te daré bocados en la cabeza; tiene menos cuello que un muñeco de nieve; soy el jefe de una brigada fantasma”.

“Váis muy lentas, reinonas”, a los fornidos leñadores;”Ésta es la estaca con la que el Cíclope mató a Ulises”. Y verso del buen Tersites es el mejor de todos “Tiene un sexto ojo”, es así como dice, o “el efecto climático”. En fin, “muchas tardes”.

Hay auténticos Dantes del futuro, que se complacen en desbrozar avenidas virtuales, que realizan tridimensionales podas. Diómedes despejó el Amazonas, para que en su lugar se instalaran carreteras. Con sus propias manos excavó profundos túneles, para construir red de metro en la República del Congo. Se enfrentó en Malasia a las flores carnivoras, altas cual colosos: ¡las sustrajo a la tierra tal si fueran gladiolos! También construyó las pirámides de Egipto. ¡Yo mismo las hice, todas aquellas cosas!

¡Oh, Musas europeas!: explicadme el funcionamiento del cosmos, y que en verdad el infinito se define por Ciclos. Igual que los planetas, igual que la mente; igual que los campos, igual que las ideas, los seres humanos a ritmos se adecuan, sagrados y al vulnerarlos se convierten en Wakefield. De ahí que paguen los pecados de los otros, por los hombres que se alejan de las cosas sencillas. El día del juicio, cuando una persona se enfrenta a su conciencia, cuando uno se genera el infierno y el cielo...!oh, error de Agamenón, que desata los dardos encendidos de Apolo, precipitando al Hades a muchos valientes héroes! Por mi parte, se provoca la Ira de Poseidón, que inunda mares; la flecha del amor multiplica la neurosis, los planetas chocan los unos contra los otros: no hay salvación para quien menosprecia a los dioses.

La profecía de Cumas se repite por siempre. “Viviremos juntos y compartiremos el lecho, adoraremos a la tierra y a los dioses. Tu te aplicarás al telar, oh Parca, que rige mi vida y la tuya, y juntos creceremos nuestros mutuos talentos. Los sábados pasearemos por el mercado, de ricos, variados aromas y colores, que es metáfora de la vida y también la vida misma. Compraremos el magnífico queso de Parma, y la fresca mozzarella llenará nuestra despensa. Tendremos también miel y dátiles, y haremos palpitantes ensaladas cual los fenicios, con rábano, con pepino, con menta y con pan frito. Será mi energía la isotónica sandía, dulce y fresca al igual que tus labios. Adoraremos por supuesto el cordero, devorarémoslo diciendo que Dios es grande”.

“Para ambos prepararé artesanales pizzas, mientras ensancio mi espíritu con vermut y ginebra. Cocinaré de patatas el infierno agresivo, con ajo y también con picantes guindillas, sin quitarle la piel a las patatas”.

“Los viernes llenaremos la casa de amigos. Y por la noche, unos discutirán sobre el Oriente Medio, otros criticarán a los Estados Unidos; practicaremos, por nosotros inventados, ingeniosos juegos; aunque algunos se dediquen no más que a la bebida. Habrá copiosa cena para todos, y el elixir de piratas ingleses en Menorca se acompañará de hielo y desventada agua tónica, y también se acompañará de limones exprimidos. Viajaremos a ciudades que no constan en los mapas, y al fin de nuestro amor surgirá la poesía."

“Pero algún día discutiremos, y yo me alejaré de ti, mi Penélope. Pasaré disimuladamente bajo tu balcón rosado; una lágrima se adivinará en mis ojos, y apoyada en la balustrada me estarás esperando. Me preguntarás, y yo te diré: ’Si me quieres subiré, que en el infierno me sumo si me odias.’ Entonces, ascenderé casi corriendo las escalas, y una vez haya llegado arriba, llenaré de besos tus ojos amarillos. ”

El tiempo pasó, y los dos amantes vivieron juntos, compartiendo el lecho, adorando a la tierra y a los dioses del Cielo. Ella se aplicó al telar, oh Parca, que rige nuestra vida y la de ellos, y juntos cultivaron sus mutuos talentos. Los sábados pasearon por el mercado, de ricos, variados aromas y colores. Compraron el magnífico queso de Parma, y la fresca mozzarella llenó su despensa. También tuvieron abundosa miel y dátiles, e hicieron palpitantes ensaladas libanesas, con rábano y con pepino, con hojas de menta y pan frito. Adoraron por siempre el cordero, lo devoraron diciendo que Dios es grande.

“Él preparaba artesanales pizzas, mientras ensanciaba su espíritu con vermut y ginebra. Versificó de patatas el infierno agresivo, con ajo y con picantes guindillas, mas no les quitaba la piel a las patatas.”

“Los viernes llenaron la casa con sus amigos. Y por la noche, unos discutían sobre la situación de Oriente Medio, otros criticaban a Estados Unidos; practicaban ingeniosos juegos, que ellos mismos habían inventado, aunque algunos se dedicaban simplemente a la bebida. Hubo de cenar para todos, y el elixir de piratas ingleses en Menorca se acompañó de hielo y de desventada agua tónica, pero también se acompañó de limones exprimidos. Viajaron a países que los mapas no recogen; de su amor como una flor surgió la poesía."

"Un día discutieron, y Ulises se separó de Penélope. Aquél pasó bajo el balcón rosado; una lágrima se adivinaba en sus ojos, y apoyada en la balustrada, ella le esperaba: ’Si me quieres, subo, si me odias permanezco.’ Entonces, ascendió las escaleras corriendo; al llegar arriba besó sus ojos rubios”.

Tales son las palabras de Cumas, que se repiten en ática forma, en actitudes hermosas, blancos como la leche sus brazos, más dulces que la miel sus labios.

Aunque algunos prefieran dos negras lujuriosas, elásticas ejemplo la alcaldesa de Valencia.

Pues si Eolo apacibles vientos me regala, para que no le falte estrella a mi nave, el jardinero propone gozar de la sombra. Soy lechuza que conoce el lugar del nido, me anima el espíritu bondadoso de Atenea.

Los hombres más altos son atléticos filósofos. Las mujeres más bajas se encuentran en oficinas.

Pues nunca el sol acaricia sus miembros, y por ello recurren a los rayos de la uva. Cosa tonta, si se piensa que algunas en Valencia moran; su piel en el futuro se vuelve azul o verde.

Como nunca manejan ideas, su cerebro se agrieta, como se agrieta la tierra que no recibe agua. Apenas piensan, pues pierden el tiempo doce horas al día, y por una miseria, de reclamo propagandístico se utiliza su cuerpo. Después, cuando su rostro empieza ajarse, las tiran por la ventana cual botellas vacías.

No trabajan la tierra, mas tampoco con la mente laboran. Están de la existencia fuera, transformando, como Sísifo del treinta y uno, en datos los datos que nunca son nada. No tienen tiempo para ellas, ni siquiera para los demás encuentran tiempo. Odian a sus maridos y a sus hijos.

Para persuadirlas de que su existencia no es inútil, los medios las convencen de que son unas diosas, y les dicen que se están liberando. En verdad son sólo víctimas, y las tienen sometidas sus parejas.

Eso es la clase media, administrativa y urbana, burócrata absurdamente. Por eso democracia es el gobierno de los tontos. Roban a los pobres, exterminan minorías. Y acaban por darle el poder a grandes monstruos, como los dictadores fueron, como el judío sanguinario. Como el arbusto estúpido y el pequeño Franco.

Mas mi amada es lirio entre cardos, mi musa aristocrática dama. Vive en un palacio, y aunque viviera bajo un puente, seguiría siendo un palacio su alma.

Decidme Musas, que no es maestro quien enseña, mas quien aprende. Igual que el amante determina al ser amado, tejiendo el canto del divino Virgilio, su espíritu y su amor hilvanando. Así el oyente al orador crea, y lo convierte en vidente o en autista.

“La poesía surge de la materia, o también del pensamiento surge la tierra” “Al son del dulce sistro de Baco, entre sí se entrelazan los cuerpos y las almas”.

Un moreno efebo, neoplatónico atleta, ha comunicado: “Tus ojos brillan con extremada pureza. Dime si tu nombre es Clío, o si te llamas Dafne o Casiopea.”

“Todos saben unos, Dido y Eneas, Polifemo y Galatea, Teseo y Adriadna, Andrómaca y Héctor”

“O Júpiter/Juno, Briseida y Aquiles, Perseo y Andrómeda, Agamenón y Clitemnestra”

Pero también somos Zeus y Ganímedes, o eso me recuerda el rudo Soria. El duro Soria, Júpiter de los jardines, se tira por encima amargo néctar, me pregunta si sus ojos encienden esta llama.

Como yo no deseo bajar la guardia, por ventura le digo: “Su mirada le desata en el corazón terrible incendio!”

Y le pregunto si una ninfa es de los jardines, o si una Venus de los bulevares.

Oh, Musas, los hombres de los jardines aman a sus mujeres; yo quiero que a mi égloga preceda la locura, la locura es el Fénix de los ingenios.

Que yo arrastraba hojas de palmera, como un día Aquiles a Héctor de los tendones. Su cabeza por el suelo rebotaba, y yo gritaba a los peatones valencianos: “!Troyanos: contemplad la Furia y la Gloria del gran Aquiles, que al fuerte Héctor he matado con mis propias manos!”

A veces vemos pasear a Pocahontas, auténtico mito sexual de la Disney.

Los dioses nos castigan por lo que hacemos, pero más a menudo por lo que no hacemos.

“Baila morena”

O “Under the moonlight”

Como Elsa Ama, mas sin saber a quién.