miércoles, 23 de enero de 2008

GUÍA TURÍSTICA DE LA CIUDAD DE BÉRGAMO

Se trata de una ciudad bastante interesante, obviamente no es Roma o Florencia pero cuenta con excelentes monumentos y no está nada masificada. De hecho la mayoría utiliza el aeropuerto de Bérgamo para viajar a Milán aunque esté a 60 kilómetros, es el típico aeropuerto secundario que prácticamente sólo usa Ryanair y es como cuando compras un billete a Estocolmo y te sueltan en un portaaviones en mitad del Báltico; en el caso de Milán te dejan casi en el Mont Blanc, por eso siempre hay que buscar qué ciudades menos conocidas hay cerca de esos aeropuertos, pues si no te cuesta más caro el billete de bus a la ciudad que el de avión, y en este caso Bérgamo es una opción de lo más apetecible.


Situada al pie de los Alpes, Bérgamo se divide en dos partes, la ciudad alta y la baja, aunque yo añadiría una tercera, por motivos que explicaré después. La ciudad baja es una ciudad europea sin más, con un par de avenidas porticadas muy elegantes flanqueadas por bellos edificios neoclásicos, también hay una interesante zona barriobajera con inmensas fábricas abandonadas junto a la estación de tren.


El principal atractivo es la parte alta, una especie de Toledo, Cuenca o cualquier otra ciudad histórica española encaramada a lo alto de un cerro y con todas las calles empedradas. Conserva perfectamente sus antiguas murallas y un montón de edificios antiguos, iglesias, palacios y fortalezas, también hay hermosísimas zonas verdes en esta zona, así como una de las plazas más bellas de Italia, la Plaza Vecchia y una catedral tan hermosa como extraña, pues mezcla todos los estilos arquitectónicos antiguos de una manera bastante curiosa.



Hay una tercera zona no muy conocida que yo llamaría la ciudad "más alta aún". Desde la ciudad alta se puede subir a otra montaña que está al lado y se obtienen unas vistas excelentes del centro histórico; se llega a un barrio residencial lleno de hermosas casas de campo antiguas con grandes jardines rodeadas de enormes cipreses y pinos, y hay también un castillo. Podemos considerar Bérgamo una ciudad ilimitada, pues si continuamos subiendo las montañas y vamos de una a otra indefinidamente, finalmente coronaremos el Mont Blanc, cruzaremos los Alpes y llegaremos a Suiza, después a Alemania y al final al Mar Báltico y al Polo Norte.

Bérgamo es muy fuerte en papeos, aunque sus restaurantes son demasiado caros y hay poca variedad de precios. Se puede subsistir perfectamente a base de pizzas y focaccias compradas en los hornos y en las tiendas de comida para llevar, elaboradas con ingredientes de primera calidad y a buen precio, además las porciones que dan por 3 euros son muy generosas.

En cuanto a vida nocturna, no es tan buena, parece una ciudad suiza o alemana, a las diez de la noche está todo cerrado y no se ve una mierda y no hay nadie por la calle, además el clima es pésimo.

Los bergamascos spn gente hostil que se complace en practicar un un deporte propio bastante surrealista conocido como pallapolenta, una especie de baloncesto con pelotas de goma de esas para niños que rebotan un montón; el pallapolenta se juega en el interior de los supermercados y de los centros comerciales; cada día son seleccionado al azar varios habitantes de Bérgamo, junto con turistas que tengan reservas ese día en hoteles de la ciudad, para jugar una partida obligatoria de pallapolenta; se trata de un deporte bastante caótico, porque hay que ir botando esa pelota de goma dentro de los supermercados esquivando cajeras y estanterías de comida, y como los jugadores no van uniformados, se te acerca alguien y no sabes si es un civil o alguien de tu equipo o alguien del otro equipo que viene a empujarte quitarte el balón.

Además, si eres seleccionado para un partido de esos tienes que jugar; de lo contrario la policía te busca en tu hotel con lo cual si vas a estar pocos días en Bérgamo, pierdes un montón de tiempo jugando a ese deporte; si la pasma te pilla intentando escaquearte de jugar a ese deporte te suben a la ciudad alta, te desnudan y te tiran rodando colina abajo. No duele mucho porque te ponen unos protectores de hombros y rodillas y un casco, pero al tirarte desnudo se pasa un montón de frío, además es una faena porque ya estabas arriba y te toca subir otra vez, aunque hay un bello funicular que que discurre por una estrecha callejuela y que hace el recorrido hasta la ciudad alta.

2 comentarios:

El profeta Azul dijo...

suerte que no nos toco jugar cuando fuimos sino no hubieramos tenido tiempo de nada, sabia acotacion lo de pillar pizzas al carrer pero eso ya lo sabia yo que el restaurante de mierda ese estaba de mas, la peor pizza de la historia a 10€ y usted se queja de mis pizzetillas

Elvar dijo...

Los siento oiga, me sabe mal decírselo así, pero no hay nada peor que sus pizzetillas, bellas estéticamente pero de pésimo sabor, pese a que se basan en una receta sublime; por otra parte, sobre los restaurantes de Bérgamo no he dicho que fueran malos, simplemente eran excesivamente caros.