domingo, 7 de febrero de 2010

LA COMUNITAT, LA PEOR NOVELA DE LA HISTORIA, POR PACO CAMPOS. CAPÍTULO NOVENO

(Atención: Esta novela consta aproximadamente de diez capítulos. Para leerla desde el principio, pincha aquí.)



Tras regresar a los Estados Unidos, los acontecimientos se desarrollaron exactamente como Obama Daitorio los había planeado. El nuevo proyecto empresarial de Manolo, apoyado con fondos del Departamento de Estado, del Pentagono y del Grupo Bilderberg, se había convertido en uno de los pocos negocios rentables en época de crisis, gracias a la fórmula, simple pero irresistible en tiempos tan difíles, de ofrecer al endeudado público americano grandes cantidades de cerveza barata acompañada de tapas simples, rápidas, deliciosas. Y gracias a los ahorros en higiene de sus locales, a la falta de decoración de los mismos y a nula formación de los empleados, el precio de las tapas era del todo imposible de igualar por la competencia. Sin derrochar ni un solo kilowatio de energía, ni un mísero centavo de dólar, ni en publicidad, ni en la presentación de los platos, ni en limpieza, ni en adornos absurdos. En definitiva, en todo ese tipo de bobadas que tanto les gustaban a los americanos hasta que llegó la crisis, pero que a Manolo no le complacían en absoluto, pues las consideraba simples mariconadas propias de metrosexuales y elitistas progres.

En poco tiempo, el Aguas Manolo se había convertido en uno de los establecimientos familiares más conocidos del paisaje urbano yanqui, extendiéndose no sólo por la ciudad de Washington y su estado, sino por todos los territorios al norte de la frontera con Méjico, incluyendo el Canadá y Groenlandia . Era una gran satisfacción para Manolo que su negocio hubiera triunfado en el país de los emprendedores, aunque tuviera un nombre tan raro como“Embajada de Estados Unidos”, extrañísimo nombre para un bar. Pero al fin y al cabo, ese es el nombre que le había pedido Obama Daitorio, y si Obama Daitorio se lo había dicho, el primer presidente negro, el líder del cambio, significaba entonces que ése era el nombre adecuado.

Sin embargo, lo que Manolo no se le había llegado a ocurrir es que el simple hecho de que su bar se llamara así había convertido el cambio de régimen en Estados Unidos, por primera vez en décadas, ya no sólo en algo factible, sino más bien en un acontecimiento del todo inevitable, en una predicción científica con un margen de error inferior al cero por ciento.

La suerte estaba echada. Pues aunque el chiste no tenía demasiada gracia, la realidad es que razón no le faltaba en absoluto. Desde hacía más de un siglo, en todos los países americanos se habían sucedido continuamente golpes de Estado organizados por Estados Unidos contra gobiernos democráticamente electos, siendo el único país en el que no había sucedido ninguno precisamente Estados Unidos. Y la explicación era, como decía Chávez, que en los Estados Unidos no había embajada de los Estados Unidos. Pero ahora, gracias a Dios y a Manolo, y al genial plan de Obama Daitorio, no existía sólo una, sino una verdadera cadena nacional de embajadas, centenares de embajadas americanas repartidas por todo el territorio de Estados Unidos. Así que el golpe era sólo una cuestión de segundos.

Y fue el propio Obama Daitorio el encargado de ejecutarlo. Él mismo se desplazó un martes por la mañana al Aguas Manolo de su barrio, pidió un carajillo del tiempo, un tercio, y medio bocadillo de tortilla, y le preguntó al Manolo yanqui que se encargaba de aquel local si podía utilizar el verde teléfono de monedillas. Desde ese teléfono que nadie había utilizado en siglos, que estaba lleno de telarañas y que por supuesto se quedaba siempre el cambio, Obama Daitorio llamó al jefe del Estado Mayor de Estados Unidos y le ordenó que esa noche secuestrara al Presidente Obama Daitorio, que lo sacara de su casa en pijama y que lo trasladara por la fuerza a Nicaragua.

El Golpe fue condenado por la mayoría de los países del mundo, incluyendo a la administración Obama, quien sin embargo no hizo nada por restablecer el orden constitucional y se dedicó a apoyar a los golpistas bajo cuerda mientras se prodigaba en declaraciones ambivalentes y contradictorias. Ello provocó, tal como esperaba el Presidente, una espectacular respuesta a nivel nacional por parte de los ciudadanos americanos, que estaban ya hartos de tantos años de mentiras continuas a los que se añadía ahora el peso de la crisis sobre sus espaldas y la indignación por el hecho de que el fenómeno Obama no fuera sino otro más de los continuos fraudes políticos a los que habían sido sometidos. Además, les habían comido tanto la cabeza con la propaganda sobre la democracia, y con el cuento de que eran un país especal, que no podían tolerar un golpe de estado en su propio territorio, y por ello pedían a Obama Daitorio más determinación contra Obama Daitorio y que apoyara de una vez la restitución de Obama Daitorio, el presidente democráticamente electo por una abrumadora mayoría de norteamericanos.

Manifestaciones multitudinarias, sin precedentes en el país de las barras y las estrellas, se extendieron desde los nucleos urbanos más grandes hasta paralizar la nación, y, por ende, a todo el planeta. El gobierno reaccionó con contundencia, encarcelando a miles de manifestantes y declarando el toque de queda. Pero esa represión, en vez de apaciguar las protestas, tuvo el efecto contrario: el de acrecentarlas y radicalizarlas. Así que ahora los manifestantes ya no le pedían sñolo a Obama Daitorio la mera restitución de Obama Daitorio y el procesamiento de Obama Daitorio, sino que también exigían la dimisión de todos los senadores, la abolición del sistema en sí y que éste fuera cambiado desde aquel mismo momento por un régimen chavista y fundamentalista parecido al de Corea del Norte, pero con Fidel Castro como presidente honorífico y vitalicio. Por fin se abría una ventana de esperanza en los Estados, y el país se liberaba del yugo de la banca sionista después de largas décadas de tiranía.

Como esperaba Obama Daitorio, el golpe no tardó en llevarse por delante al Multimillonario Máximo, el máximo responsable mundial del crimen organizado y de la lucha contra la paz y democracia. Pues Emamens había sido ya identificado por los revolucionarios en una fase temprana del proceso, quedando en arresto domiciliario en un edificio rascacielos de oficinas de Nueva York que llevaba su propio nombre, sin que el nuevo gobierno pro-ruso y fundamentalista chií que se había instalado en Washington supiera qué hacer con él; si llevarlo a juicio, obligarle a que se exiliara, o arrojarlo directamente al río Hudson. La mayoría de los lacayos del Multimillonario Máximo, incluyendo a varios premios Nóbel de la Paz, habían sido también arrestados y permanecían bajo custodia a la espera de ser juzgados, mientras que otros habían consegido huir al Reino Unido, Israel o Colombia, los únicos países que seguían reconociendo al antiguo régimen. En cuanto al Príncipe de la Tinieblas, el malvado Darth Maul, murió por casualidad ese día. Todos sus sueños de conseguir el poder mundial, alcanzar la inmortalidad, y convertirse así en un dios él mismo, sueños por los que había peleado con tanto tesón desde niño, y a los que había dedicado buena parte de su juventud, quedaban así perdidos en el olvido.

Justo ahora que tenía planeado acabar con el propio Multimillonario Máximo para quedarse para uso exclusivo con la fórmula de la Inmortalidad que su superejército de científicos clandestino estaba a punto de descubrir. Ocurrió el día en que, tras introducirle con éxito unos implantes montruosos recién inventados, su médico le había dicho que ya estaba curado y podía que salir a su propio pie a la calle a hacer el mal todo lo que le diera la gana. Al final había resultado que su enfermedad era un simple tumor benigno, que no hubiera supuesto ni siquiera una molestia a una persona normal, pero que al surgir en el interior de alguien tan maligno como el Príncipe, cuyo interior era puro cáncer capitalista exaltado, le había provocado una reacción adversa y casi mortal que ningún médico no cubano había podido entender durante años. Al final el Doctor Candel sólo lo había conseguido curar in extremis induciendo tumores malignos que devoraran al tumor original bondadoso.

Así, el destino de ese hombre malvado se zanjó de manera absurda cuando habiéndose curado de su enfermedad, y contento como un chiquillo, nada más salir del hospital, pisó una cáscara de plátano y cayó al suelo, abriéndose la cabeza en dos y surgiendo de ésta pequeños arcos rojos que palpitaban suavemente en el alegre sol de la mañana

El único de la cuadrilla del mal que había tenido tiempo para ponerse a buen recaudo era el sobrino de Obama Daitorio, Julien Sorel Skywalker Peris, que controlaba todas las comunicaciones y que había sido consciente en todo momento de los ingeniosos movimientos de Obama Daitorio.

De hecho, todo estaba le saliendo a Skywalker tal como lo había planeado, desde el momento en que había sido cooptado por el Príncipe de las Tinieblas para ingresar en en su grupo de Caballeros Oscuros que aspiraban a la dominación mundial. Haciendo gala de una maldad sin límites, había conseguido después el puesto en el cargo de Presidente verdadero, que entrañaba a su vez la supervisión del presidente tapadera, sustituyendo en esa función al Príncipe de las Tinieblas al que él mismo había envenenado introduciendo en secreto en su organismo una célula de bien, solidaridad, justicia y socialismo. Al quitarse de encima ese rival, toda su estrategia para con el Obama Daitorio había consistido de una consigna muy simple y muy clara: sacarlo de quicio tanto como fuera posible.

Obligarle a renunciar una y otra vez a sus ideales y a llevar a cabo una política ultraderechista más estúpida que la del propio Bush. Sacarlo de los nervios hasta que no aguantara más y viera que el problema no era un partido u otro, o esta persona o aquella, sino la propia corrupción y avaricia de poder del sistema capitalista. Desde el primer momento Anakin Sorel sabía que, si le hacía sentir verdadera rabia, como la que había sentido él tras el ataque terrorista de Egipto, Obama Daitorio se revelaría contra el mundo. Y siendo en el fondo un ser de profunda inteligencia y de grandes convicciones morales, sin duda encontraría la manera de enfrentarse abiertamente al sistema y, con la ayuda de Anakin, si hiciera falta, cambiarlo.

De hecho, años después de la Revolución, cuando los dos se pudieron reencontrar en persona, precisamente en Egipto,rememoraron la jugada desde todos los ángulos y las perspectivas posibles, y Obama Daitorio felicitó con sinceridad, admiración y agradecimiento, el genial movimiento ajedrecístico de Skywalker Peris, volviéndole a llamar sobrino, aunqur en esta ocasión lo dijera en broma y con cariño.

Fue en el último momento de su ataque terrorista contra los tres de las Azores cuando Anakin Skywalker Julien Sorel Peris había caído por fin en la cuenta de que no se podía vencer a un Imperio entero si no se hacía desde dentro. Se había visto en el dilema de tener que matar a pesonas que en el fondo eran tan inocentes como cualquiera. Eran productos industriales que se podían crear en un laboratorio, igual que el Makudo y al contrario que el establecimiento Aguas Manolo. El sistema podía producir en masa cientos de presidentes como Aznar, Zapatero o Berlusconi cada año, pero no un verdadero líder. Los líderes verdaderos, con profundidad intelectual y Fuerza, del estilo de Chávez, Evo Morales o Correa; hombres capaces de inspirar a un Pueblo entero para cambiar un país en poco tiempo, de esos salía uno cada cien años, fruto del azar, de la rabia, del estudio, quién lo supiera. Sólo le quedaba que meterse en el núcleo central de la maquina, en el sistema operativo de la bestia, y reconfigurarlo con la ayuda del pueblo.

También el propio Multimillonario Máximo le reconoció a Anakin su jugada genial. Skywalker acudió a despedirse de él definitivamente cuando éste se encontraba en arresto domiciliario en su propio rascata. Para tenderle la trampa de las Azores, él y el Príncipe habían tenido que cambiar años antes el resultado de las elecciones americanas haciendo que fuera elegido un individuo que siempre gustaba de llevar armas encima. Pero Sorel se había ido dado cuenta conforme se acercaba el momento clave de que los fallos en la seguridad del evento no podían sino ser intencionados, y de que si desde hacía un tiempo habían dejado de intentar asesinarle era porque le querían vivo. Sin duda querían reclutarle para trabajar por el sistema, igual que habían hecho en el pasado con tantos combatientes árabes, asiáticos y latinoamericanos, muchos de ellos amigos suyos. Sabía queen aquella desolada noche en el hospital del Cairo no habían ido a matarle, sino a secuestrarle o a atemorizarle. Y ello indicaba que tenían a Ryori también. De hecho, fue parte del acuerdo desde el principio. Ryori sería mantenida con vida mientras Anakin Peris trabajara para él. Y Anakin renunciaría a todo intento por recuperarla y se comprometaría a hacer el mal eternamente y a colaborar en la consecución de los intereses del Bilderberg.

El problema es que el Multimillonario Máximo, cada vez más preocupado de conseguir la Fórmula, no había sido capaz de ver la traición que se le venía encima. Por eso, cuando encarcelado en su propio despacho, Anakin se acercó a visitarlo, todavía pensaba que nuestro héroe se hallaba a sus ódenes y que había venido a rescaterle, a explicarle la situación y a ayudarle a revertirla. Pero entonces Skywalker, con una afable sonrisa de resignación, imitó el movimiento mediante el cual Bush le había disparado a él, años antes, en las Azores. Aunque esta vez, sin apretar el gatillo. Y Emamens entendió perfectamente el mensaje, y se hizo una idea de la irreversibilidad de su derrota y de la manera en que ésta había sido materializada.

Durante tantos años, se había sentido tan orgulloso de la jugada mediante la cual había conseguido hacerle pasar a su lado, que no se le había ocurrido pensar que se podía tratar de un gambito de su oponente. Se había emborrachado de victoria, igual que le había ocurrido a las élites en general al opinar que cla caída de la Unión Soviética significaba la victoria definitiva del capitalismo. La derrota del Multimillonario Máximo ocurría justo ahora que sus científicos a sueldo estaban a punto de descubrir la fórmula de la Inomrtalidad, y que empezaba a implementar su plan para erradicar a un gran parte de la raza humana, esos “estómagos hambrientos” que tanto poder y recursos le habían robado. Pero al fin y al cabo, él era un ser humano también, aunque por mucho tiempo se hubiera sentido amo y señor del universo. Y en aquel instante sintió una gran admiración por su oponente, la misma que en tiempos antiguos le había llevado a perseguirle por toda Europa, Oriente Medio y Sudamérica con el objetivo de capturar su alma.

La suerte estába echada. E incluso sin arma alguna apuntándole a la cabeza podía comprender perfectamente que había perdido. Sólo puso una condición a Skywalker a cambio de la liberación de Ryori. Y enseguida, mediante una sola llamada de teléfono, hizo que ésta fuera liberada y que al fin pudiera salir del lugar en el que la había tenido tantos años secuestrada.Al rato pudieron por fin hablar Julien y ella por teléfono. Ella le confirmó que estaba bien, que le había esperándole todo este tiempo y que sabía que tardo o temprano encontraría la manera de salvarla.

Aunque las lágrimas que le bañaban ahora el rostro eran más de alegría que de rabia, Julien Sorel Anakin Skywalker Peris decidió que la mejor venganza que podría comenter en ese momento era dejar de cumplir de su parte del trato.

No asesinaría al “Príncipe de las Tinieblas”. Un ser tan abyecto no merecía esa recompensa, morir antes de mirar a los ojos de sus víctimas. Anakin además tenía prisa por reencontrarse con su esposa. “No hay castigo más justo a tu vileza que el ser juzgado por esos estómagos hambrientos que tanto odias.”Eso le dijo, y enseguida el Héroe ya estaba corriendo rascacielos abajo. Sería por lo tanto un tribunal chavista el que decidiría la suerte de ese enfermo mental.

Anakin, por su parte, había decidido abandonar para siempre la lucha política. Ya había colaborado en la parte más difícil, empujando al pueblo hacia su propia liberación. Y si se mantenía en el proceso, puede que él mismo se convirtiera en el futuro en uno de los miembros del futuro gobierno. Pero él no tenía nada de gestor, en el fondo no era sino un simple chico egipcio al que le gusaba cazar lagartijas. Quizás fuera el propio Daitorio, ese sí que servía, a la vista de la que acababa de montar. O puede que otro líder surgido espontáneamente del pueblo durante el proceso revolucionario.

Mientras se dirigia al lugar de encuentro con Ryori, le llegó la noticia de que una importante fuerza contrarrevolucionaria, que aglutinaba a decenas de miles de valencianos descontentos desde hace tiempo con el curso de los acontecimientos, se había hecho ya con el control de la Comunitat Valenciana y se dirigía en masa hacia Washington para intentar volver a colocar un gobierno anti egicpio en la Casa Blanca. Esa fuerza había sido al parecer organizada por una coalición de ex dirigentes zaplanistas apoyados por una inmensa cantidad de ciudadanos normales y por un la gran mayoría de los falleros de la ciudad; todos ellos unidos en oposición a la nueva realidad valenciana, de la cual culpaban Zapatero y a los extremistas de El Cairo. Habían aprovechado el fácil acceso a grandes cantidades de explosivos por parte de los falleros para organizar y armar grupos militares con los que organizar un levantamiento popular enfrentarse al gobierno.

Skywalker legó por fin a la puerta de la cárcel, donde tras tantos años se encontró con Ryori y lloró pegando su rostro al de ella. Por el contrario, ella se encontraba alegre y tranquila. Dijo que se había hecho amiga de los carceleros al contarles su historia, lo que había hecho que se enternecieran y que la trataran desde el primer día con gran atención y cariño. Ella le agarró del brazo y le hizo echar a caminar hacia el centro, como si se tratara de una cita normal, como cuando quedaban para pasear después de clase por barrio antiguo de El Cairo.

Afuera, la ciudad de Washington había sido tomada por los paramilitares falleros y por el resto del pueblo valenciano, que marchaba sobre el capitolio para exigir el retorno de un gobierno reaccionario. Los valencianos, amantes del ruido como nadie, conseguían con gran efectividad ir provocando el caos por donde pasaban, lanzando petardos y fuegos artificiales, cantando canciones regionalistas, destruyendo o prendiendo fuego a todo lo que desde su punto de vista oliera a egipcio. Portaban con ellas pancartas con consignas como “!Viva Zaplana!”, ”Exigim el trasvasament”,”Sanidad pública de pago”,”Sí a la destrucció del Patrimonio” !Más especulación!””Volem corrupció!” y”No mos fareu egipcis”. En la cabezera de la manifestación iban encapuchados varios de los máximos dirigentes zaplanistas de la Generalitat de antes de la crisis.

Al salir del módulo especial de la cárcel donde los delincuentes de corbata y traje eran sometidos a atenciones dignas de las que recibían algunos jefes de Estado, los ojos de Skywalker se cruzaron con los de uno de los cabecillas encapuchados de la mani, que al parecer formaba parte de un pequeño grupo de fieles que se habían separado de la marcha principal. Su objetivo era asaltar la cárcel y sacar al President de la Generalitat para que formara un nuevo gobierno, de orientación zaplanista, que devolviera a la Comunitat a sus tiempos de esplendor, trayendo a la Comunitat agua, la Formula U, especulación inmobiliaria y la Copa América.

En realidad, el Presidente de la Generalitat había muerto en la cárcel en las últimas horas del disgusto que le había provocado el conocer que al fin los egipcios habían conseguido su objetivo de acabar con la Comunitat y romper España. Pero eso sólo lo sabía el malvado Peris, el Empresario Zaplanista con mayúscula. Y no pensaba permitir que ningún valenciano lo supiera. Pues ya había de hecho vandalizado el zoo para robar un caballo que tenía preparado para que el presidente hiciera su entrada triunfal en la ciudad del Turia, reconquistando la ciudad después de vivo, como el cid en el pasado, entrando precisamente por la Avenida del Cid.

Alguien acababa de gritar: “Mireu, un egipci, mateu-lo!” Y en las milésimas de segundo que le costó a Anakin discernir la identidad de esa mirada que le resultaba tan familiar, otro encapuchado le prodigó sendos disparos que le impactaron en el brazo y en el estómago, haciéndolo caer al suelo al instante. Y aunque rápido se revolvió el valiente joven egipcio contra el agresor, ya era demasiado tarde. Los guardias de seguridad de la cárcel, junto con fuerzas leales al gobierno legítimo, se habían enfrascado en un tiroteo contra los paramilitares zaplanistas. Así que, si bien Anakin estaba en un segundo apuntando de nuevo a su enemigo, comprobó con rabia que no podía disparar, impotente al ver que el encapuchado había cogido a Rie como rehén y huía parapateándose entre la multitud. El villano entonces, llevando consigo a la pobre chica, consiguió subir a un cadillac negro y se escapó sin que Anakin pudiera hacer nada por evitarlo.