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domingo, 14 de febrero de 2010

LA COMUNITAT, LA PEOR NOVELA DE LA HISTORIA, POR PACO CAMPOS. CAPÍTULO DÉCIMO.

(Atención: Esta novela consta aproximadamente de diez capítulos. Para leerla desde el principio, pincha aquí.)






Para entonces, ya era de noche, y toda la ciudad estaba en llamas. El villano había puesto dirección hacia Valencia, conduciendo de una manera criminal por las autopistas de entrada a la ciudad. Anakin iba a unos cincuenta metros detrás de él, pisando fuerte el acelerador. Se oía música de persecución, como en las películas americanas. “No voy a dejar que ese desgraciado me robe también lo que más quiero –se iba diciendo a sí mismo nuestro protagonista entre volantazos-. No, ya he vivido seis años separado de ella y no pienso perder ni un día más de mi vida extrañándola”



La persecución siguió por el centro de Valencia. “Está loco, a esa velocidad va a matarla”–seguía diciéndose Elvar. La ciudad se encontraba casi totalmente en llamas, con coches calcinados por todas partes y todavía con disturbios en la mayoría de los barrios. La conducción del villano era totalmente suicida, propia de una película de Hollywood.



En la puerta de la Mar, al no poder avanzar por la rotonda por estar llena de obstáculos, había hecho saltar el coche para hacerlo subir al area ajardinada central e introducirlo entre una de las puertas del arco. Anakin, que lo había perseguido efectuando una maniobra parecida, y que pudo pasar por la puerta del milagro, al salir de la rotonda chocó contra uno de los coches que había quedado accidentado en medio de la calle por culpa de la conducción temeraria del vehículo al que perseguía. Como consecuencia de ello, el vehículo de Anakin, totalmente fuera de control, rebotó, cayo a la acera y se estampó contra la sede de una oficina de trabajo temporal que había justo en esa parte de la calle, haciendo añicos el cartel con las ofertas de ese día. En ese momento, Skywalker, que ya no podía continuar persiguiemdo al secuestrador, vio como el coche de su enemigo sí que había conseguido seguir avanzado y se escapaba por el puente de Calatrava. Y no sólo se iba en el momento en que Anakin se quedaba sin vehículo sino que además, aunque hubiera tenido uno, no habría podido cruzar el puente, pues su enemigo había provocado un accidente en cadena dejando éste totalmente atravesado de coches destrozados, entre ellos un viejo trailer Buck en llamas y varios automóviles.



Anakin comprendió que las posibilidades de seguir al funesto vehículo en el que se alejaba la persona que más quería en el mundo se estaban esfumando; y que era obvio que iba a perderla de nuevo. Además, se estaba desangrando y era dudoso que saliera con vida del trámite. Lanzó un grito de desesperación, que resonó en toda la plaza, o lo que quedaba de ella, y se dobló abatido sobre sus propios tobillos. Era el fin. Otra vez. Igual que en Egipto.



Se percató entonces de que un policía se dirigía en moto al lugar del choque. Y puesto que, debido a que la calzada estaba llena de escombros, la velocidad a la que avanzaba no era demasiado grande, sin pensárselo dos veces, Anakin le asaltó con una patada voladora de karateka, impactándole en el pecho y haciéndole caer al suelo.



Pudo así apropiarse del vehículo del sorprendido agente de la autoridad. Y entre los disparos de éste, algunos de los cuales acertaron en el chasis de la moto, e incluso uno de ellos en el brazo de nuestro protagonista, se puso Anakin de nuevo en marcha en dirección al puente calatravesco. Pero tanto la calzada como la parte peatonal de este se hallaban llenos de vehículos accidentados, y era imposible pasar, con lo cual, a esa velocidad, lo más probable es que Anakin muriera al empotrarse contra uno de esos vehículos. No podía atravesar el puente, pero tampoco tenía la intención de detenerse. Seguía acelerando ¿Qué es lo que haría? ¿Moriría estampado ?¿Sería ese el fin de Anakin Sorel Skywalker? El puente estaba cada vez más cerca, no había manera de esquivarlo, y ya no le quedaba tiempo para frenar.



Cuando estaba a apenas unos centímetros del primero de los coches en llamas que bloqueaba totalmente el paso, Anakin tuvo una repentina y genial idea y, con un moviento ágil y certero digno de un as de las dos ruedas, se subió con la moto a la peineta del puente, consiguiendo así cruzar al otro lado del río aprovechando la blanca estructura de diseño vanguardista. Lo mismo que hacían tantos borrachos los fines de semana, él lo superaba ahora al hacerlo subido en una moto. Desde la parte más alta del emblemático monumento, pudo ver la silueta del coche de su captor alejándose por la Alameda hacia la Ciudad de las Ciencias, ahora convertida en la falla más grande de la historia. Qué lastima de billones desperdiciados. El sueño de un pobre faraón lunático se había ido al traste.



En aquel momento, en el coche del malechor algo había empezado a funcionar mal. Probablemente el villano había dañado el eje del vehículo al atravesar la Porta de la Mar. Había decidido salir de la ciudad tomando un atajo hacia el aeropuerto, pero por el camino el coche dejó de funcionar cuando se hallaba atravesando uno de los polígonos industriales de la zona.



No había nadie en varios kilómetros a la redonda. Así que salió del vehículo y cerrá las puertas del coche, tras amenazar a su atemorizada víctima con volarle la tapa de los sesos si hacía el menor intento de escaparse. Se dirigió a la fabrica más cercana para ver si había un teléfono funcionando desde el que pudiera llamar pidiendo ayuda a alguno de sus secuaces. Ah, con tanta llamadita para organizar al populacho en su marcha por la democdracia y en contra de Chávez, se había quedado sin batería del maldito móvil, y la china que había secuestrado tampoco tenía crédito porque acababa de salir de la cárcel. Tuvo ganas de matar a la china simplemente para alimentar su rabia, pero sin duda esa chica le iba a ser de mucha más utilidad viva, podría servirle de rescate en algún momento contra su poderoso enemigo progre egipcista, nunca se sabía.



Fue entrar en la fábrica cuando le golpeó por la espalda un tipo caído del techo,un tipo caído del techo que después de ejecutar esa audaz maniobra no pudo evitar rodar hacia la oscuridad de la fabrica abandonada pero por algún extraño motivo en funcionamiento. Esa misma persona estaba ahora encima de él propinándole golpes en la cara. Era probablemente la persona que más odiaba del mundo. La única persona del mundo a la que odiaba más que a Zapatero y a los faraones egipcios.



Desde unos momentos antes de que el vehículo del encapuchado se detuviera, Anakin se había dado cuenta de que el villano tenía problemas y que tarde o temprano tendría que acabar parando, así que había decidido hacer invisible con una táctica que había aprendido en Egipto de la resistencia antiterrorista. La mejor forma de desaparecer ante una invasión terreste sin dejar de poder ver al enemigo era desplazándose por los tejados, tal como habían hecho los niños con él a su llegada a Cairo. Siempre, por supuesto, que no hubiera cobertura aérea ni francotiradores, como era tan común en las zonas dominadas por Estados Unidos o por gobiernos títeres.



Skywalker había percibido una energía extraña desde el primer momento en que se había acercado a su enemigo. Tenía una fuerza especial, de eso no había ninguna duda. Se había enfrentado a cientos de luchadores del Imperio, del Lado Oscuro, y muchos contaban con una fuerza brutal e instintiva que los hacía muchísimo terriblemente peligrosos y sanguinarios, sobretodo cuando se enfrentaban a rivales más débiles. Había visto con sus propios ojos paramilitares colombianos rematando a civiles heridos indefensos; tropas israelíes disparando a todo lo que se movía, aunque fueran niños. Marines ejecutando a embarazadas, parados y viejas como simple pasatiempo. En ese caso se trataba de una moral autónoma que surgía de la creencia en la absoluta validez de las ideas propias. Racismo. Incultura. En el fondo no era sino la misma energía que le había motivado a él a luchar por los pobres y los oprimidos, con la diferencia de que en el caso de sus enemigos el contenido de esas ideas estaba basado en el odio tribal, en la superioridad de unos hombres sobre otros. En el fondo, en la lucha de unos hombres con otros por los recursos; o lo que es igual, en el miedo.



Pero en esta ocasión se trataba de algo bien distinto. Ya no era el miedo que se había encontrado tantas veces, ese miedo a uno mismo y a los demás propio de tantos fascistas y tantos psicópatas. Se trataba de maldad en sí misma, maldad que no perseguía nigún fin sino el de perpetuarse y hacerse cada vez más grande. En algún momento, la maldad clásica producto del miedo había mutado, devorándose a sí misma y adquiriendo la capacidad de expandirse.



No había sentido nada igual en su vida. Incluso cuando estaba infiltrado en el gobierno de Estados Unidos, trabajando codo a codo entre los mayores delincuentes del planeta, hombres que escondían bajo su historial honorable y tras sus premios Nóbel de la Paz los objetivos más sanguinarios, siempre se trataba de maldad como medio, no como fin último. Hasta el Príncipe de las tinieblas calculaba sus maldades en términos de costos y beneficios, y tenía conflictos internos. Y habría dudado, si acaso durante un sólo instante, de haberse visto alguna vez en la tesitura de matar por sí mismo y no siempre a través de sicarios.



Eso pensaba Anakin mientras su rostro se desfiguraba bajo la cascada de golpes que su enemigo le estaba proporcionando. Pues teniéndolo casi reducido, le había arrancado el ropaje que le tapaba la cabeza para confirmar su identidad y el presentimiento que había sentido al verlo por primera vez. A través de los ojos enrojecidos y furiosos, que hacían pensar en un animal salvaje infectado por la rabia, había adivinado, o quizás sólo imaginado novelescamente, el miedo de su padre, y en ese segundo de duda, de debilidad de quien llevababa años alejado de las trincheras, combinado también con su propio miedo a darle el golpe a su propio progenitor, es el que había permitido a éste recuperar la iniciativa y darle la vuelta al combate de puños en el que estaban enfrascados.



Por lo pronto, la cabeza de Anakin Peris ya colgaba de la plataforma metálica sobre la enorme poza de ácido sulfúrico que ocupaba casi la totalidad de la fábrica de pesticidas y nuestro héroe se encontraba ya al borde de la inconsciencia. Pero su padre al parecer se había cansado dar golpes a ese cuerpo moribundo que ya no ofrecía casi resistemcia. Sentía que quería quitárselo de una vez del medio, verlo caer a esa ciénaga y borrar al fin todo rastro de su enemigo, algo que tenía que haber hecho muchos años atrás, antes de que el fruto de su proia semilla se convertiera en un terrorista.



Así que empujó a su hijo,quien en un último momento antes de caer en el ácido, y movido en un último impulso vital inspirado por el recuerdo de Ryori, se pudo agarrar al borde de la plataforna con las dos manos. Entonces el señor Peris sacó de su bolsillo un rifle para disparar directamente a los dedos de Anakin, que ya asumía su muerte definitiva e inmediata.



Fue en esos momentos que malvado señor Peris fue empujado por alguien desde atrás y voló por encima de la cabeza de Anakin para caer directamente al ácido sulfúrico. Analkin pensó durante una milésima de segundo si no habría quizás de salvarle, pero se giró hacia atrás para comprobar que ya era demasiado tarde. En cuanto a Peris, justo antes de caer se dio cuenta de que la persona que le había asesinado lo había hecho por amor a su hijo. Peris había mandado matar a muchas personas en los últimos años, pero no había conseguido que ninguna persona matara por él gratis o por que le profesara admiración o porque creyera en él. Era sin duda amor, algo que él no había merecido nunca. Antes de disolverse en ácido miró en los ojos de su hijo y dio cuenta de cuán horrible había sido marginando y torturando desde la niñez al fruto de su aparato reproductor masculino. Se arrepintió en ese instante de todo lo que había hecho y creído durante toda su vida. Pensó que si volviera a nacer educaría él mismo a su hijo y le animaría a votar al PSOE si eso es lo que de verdad deseaba. Y él mismo también votaría a los rojos. Entonces cayó en el ácido sulfúrico y su conciencia y su carne desaparecieron definitivamente de la faz de la Comunitat.



Anakin volvió la cabeza, y vió delante suyo otra vez a Ryori, mirándole con sus preciosos ojos de chiquilla enamorada, aunque todavía asustada por lo que acababa de hacer. Comprendió que eran por fin libres y de nuevo su corazón se llenó de alegría. Aunque fuera su padre, era un auténtico tirano, y de no haber acabado con él se habría convertido en una especie de dictador de la Comunitat tipo Franco. Acababa de darle un desahogo a la revolución. Revolución que a partir de ahora iba a seguir desde lejos.



Ahora sí que podían largarse para siempre. Esa Comunitat despreciable de la que había tenido que huir depequeño, ahora tenía la oportunidad de convertirse en un país decente y no corrupto como cualquier otro. Anakin Sorel Peris Skywalker dejaba a la Comunitat una revolución maravillosa pero no exenta de peligros, ya que los poderosos, aunque ahora casi sin apoyos del Imperio, intentarían conventirla en guerra civil, enfrentando al pueblo el pueblo, utilizando como carne de cañón el arma política más peligrosa y mortífera de la actualidad. La gente de clase baja y media sin cultura y de derechas, dispuesta a morir y a matar en contra de sus intereses y en nombre de ideas sin sentido inculcadas por la élite. Pero si el pueblo iba a ser capaz de tomar las riendas de su propio destino y aprovechar ese momento histórico, eso era algo que nadie sabia.



Porque a Anakin y a Ryori lo único que les importaba era volver juntos al mejor lugar del mundo, al sitio donde se vive más despacio que en otras partes y se come mejor que en cualquier otro país del planeta, y la chicas son las más guapas,y la gente es más amable, y los templos son más grandes, y el clima es más agradable, y el paisaje es más hermoso que en cualquier otro sitio.



Allí donde la historia y la cultura mediterránea nacieron, y donde la existencia discurre más plácida y agradable que en cualquier otro sitio.



Esa terreta, la millor del mòn, atravesada por el río Nilo.

 
 
THE END

domingo, 7 de febrero de 2010

LA COMUNITAT, LA PEOR NOVELA DE LA HISTORIA, POR PACO CAMPOS. CAPÍTULO NOVENO

(Atención: Esta novela consta aproximadamente de diez capítulos. Para leerla desde el principio, pincha aquí.)



Tras regresar a los Estados Unidos, los acontecimientos se desarrollaron exactamente como Obama Daitorio los había planeado. El nuevo proyecto empresarial de Manolo, apoyado con fondos del Departamento de Estado, del Pentagono y del Grupo Bilderberg, se había convertido en uno de los pocos negocios rentables en época de crisis, gracias a la fórmula, simple pero irresistible en tiempos tan difíles, de ofrecer al endeudado público americano grandes cantidades de cerveza barata acompañada de tapas simples, rápidas, deliciosas. Y gracias a los ahorros en higiene de sus locales, a la falta de decoración de los mismos y a nula formación de los empleados, el precio de las tapas era del todo imposible de igualar por la competencia. Sin derrochar ni un solo kilowatio de energía, ni un mísero centavo de dólar, ni en publicidad, ni en la presentación de los platos, ni en limpieza, ni en adornos absurdos. En definitiva, en todo ese tipo de bobadas que tanto les gustaban a los americanos hasta que llegó la crisis, pero que a Manolo no le complacían en absoluto, pues las consideraba simples mariconadas propias de metrosexuales y elitistas progres.

En poco tiempo, el Aguas Manolo se había convertido en uno de los establecimientos familiares más conocidos del paisaje urbano yanqui, extendiéndose no sólo por la ciudad de Washington y su estado, sino por todos los territorios al norte de la frontera con Méjico, incluyendo el Canadá y Groenlandia . Era una gran satisfacción para Manolo que su negocio hubiera triunfado en el país de los emprendedores, aunque tuviera un nombre tan raro como“Embajada de Estados Unidos”, extrañísimo nombre para un bar. Pero al fin y al cabo, ese es el nombre que le había pedido Obama Daitorio, y si Obama Daitorio se lo había dicho, el primer presidente negro, el líder del cambio, significaba entonces que ése era el nombre adecuado.

Sin embargo, lo que Manolo no se le había llegado a ocurrir es que el simple hecho de que su bar se llamara así había convertido el cambio de régimen en Estados Unidos, por primera vez en décadas, ya no sólo en algo factible, sino más bien en un acontecimiento del todo inevitable, en una predicción científica con un margen de error inferior al cero por ciento.

La suerte estaba echada. Pues aunque el chiste no tenía demasiada gracia, la realidad es que razón no le faltaba en absoluto. Desde hacía más de un siglo, en todos los países americanos se habían sucedido continuamente golpes de Estado organizados por Estados Unidos contra gobiernos democráticamente electos, siendo el único país en el que no había sucedido ninguno precisamente Estados Unidos. Y la explicación era, como decía Chávez, que en los Estados Unidos no había embajada de los Estados Unidos. Pero ahora, gracias a Dios y a Manolo, y al genial plan de Obama Daitorio, no existía sólo una, sino una verdadera cadena nacional de embajadas, centenares de embajadas americanas repartidas por todo el territorio de Estados Unidos. Así que el golpe era sólo una cuestión de segundos.

Y fue el propio Obama Daitorio el encargado de ejecutarlo. Él mismo se desplazó un martes por la mañana al Aguas Manolo de su barrio, pidió un carajillo del tiempo, un tercio, y medio bocadillo de tortilla, y le preguntó al Manolo yanqui que se encargaba de aquel local si podía utilizar el verde teléfono de monedillas. Desde ese teléfono que nadie había utilizado en siglos, que estaba lleno de telarañas y que por supuesto se quedaba siempre el cambio, Obama Daitorio llamó al jefe del Estado Mayor de Estados Unidos y le ordenó que esa noche secuestrara al Presidente Obama Daitorio, que lo sacara de su casa en pijama y que lo trasladara por la fuerza a Nicaragua.

El Golpe fue condenado por la mayoría de los países del mundo, incluyendo a la administración Obama, quien sin embargo no hizo nada por restablecer el orden constitucional y se dedicó a apoyar a los golpistas bajo cuerda mientras se prodigaba en declaraciones ambivalentes y contradictorias. Ello provocó, tal como esperaba el Presidente, una espectacular respuesta a nivel nacional por parte de los ciudadanos americanos, que estaban ya hartos de tantos años de mentiras continuas a los que se añadía ahora el peso de la crisis sobre sus espaldas y la indignación por el hecho de que el fenómeno Obama no fuera sino otro más de los continuos fraudes políticos a los que habían sido sometidos. Además, les habían comido tanto la cabeza con la propaganda sobre la democracia, y con el cuento de que eran un país especal, que no podían tolerar un golpe de estado en su propio territorio, y por ello pedían a Obama Daitorio más determinación contra Obama Daitorio y que apoyara de una vez la restitución de Obama Daitorio, el presidente democráticamente electo por una abrumadora mayoría de norteamericanos.

Manifestaciones multitudinarias, sin precedentes en el país de las barras y las estrellas, se extendieron desde los nucleos urbanos más grandes hasta paralizar la nación, y, por ende, a todo el planeta. El gobierno reaccionó con contundencia, encarcelando a miles de manifestantes y declarando el toque de queda. Pero esa represión, en vez de apaciguar las protestas, tuvo el efecto contrario: el de acrecentarlas y radicalizarlas. Así que ahora los manifestantes ya no le pedían sñolo a Obama Daitorio la mera restitución de Obama Daitorio y el procesamiento de Obama Daitorio, sino que también exigían la dimisión de todos los senadores, la abolición del sistema en sí y que éste fuera cambiado desde aquel mismo momento por un régimen chavista y fundamentalista parecido al de Corea del Norte, pero con Fidel Castro como presidente honorífico y vitalicio. Por fin se abría una ventana de esperanza en los Estados, y el país se liberaba del yugo de la banca sionista después de largas décadas de tiranía.

Como esperaba Obama Daitorio, el golpe no tardó en llevarse por delante al Multimillonario Máximo, el máximo responsable mundial del crimen organizado y de la lucha contra la paz y democracia. Pues Emamens había sido ya identificado por los revolucionarios en una fase temprana del proceso, quedando en arresto domiciliario en un edificio rascacielos de oficinas de Nueva York que llevaba su propio nombre, sin que el nuevo gobierno pro-ruso y fundamentalista chií que se había instalado en Washington supiera qué hacer con él; si llevarlo a juicio, obligarle a que se exiliara, o arrojarlo directamente al río Hudson. La mayoría de los lacayos del Multimillonario Máximo, incluyendo a varios premios Nóbel de la Paz, habían sido también arrestados y permanecían bajo custodia a la espera de ser juzgados, mientras que otros habían consegido huir al Reino Unido, Israel o Colombia, los únicos países que seguían reconociendo al antiguo régimen. En cuanto al Príncipe de la Tinieblas, el malvado Darth Maul, murió por casualidad ese día. Todos sus sueños de conseguir el poder mundial, alcanzar la inmortalidad, y convertirse así en un dios él mismo, sueños por los que había peleado con tanto tesón desde niño, y a los que había dedicado buena parte de su juventud, quedaban así perdidos en el olvido.

Justo ahora que tenía planeado acabar con el propio Multimillonario Máximo para quedarse para uso exclusivo con la fórmula de la Inmortalidad que su superejército de científicos clandestino estaba a punto de descubrir. Ocurrió el día en que, tras introducirle con éxito unos implantes montruosos recién inventados, su médico le había dicho que ya estaba curado y podía que salir a su propio pie a la calle a hacer el mal todo lo que le diera la gana. Al final había resultado que su enfermedad era un simple tumor benigno, que no hubiera supuesto ni siquiera una molestia a una persona normal, pero que al surgir en el interior de alguien tan maligno como el Príncipe, cuyo interior era puro cáncer capitalista exaltado, le había provocado una reacción adversa y casi mortal que ningún médico no cubano había podido entender durante años. Al final el Doctor Candel sólo lo había conseguido curar in extremis induciendo tumores malignos que devoraran al tumor original bondadoso.

Así, el destino de ese hombre malvado se zanjó de manera absurda cuando habiéndose curado de su enfermedad, y contento como un chiquillo, nada más salir del hospital, pisó una cáscara de plátano y cayó al suelo, abriéndose la cabeza en dos y surgiendo de ésta pequeños arcos rojos que palpitaban suavemente en el alegre sol de la mañana

El único de la cuadrilla del mal que había tenido tiempo para ponerse a buen recaudo era el sobrino de Obama Daitorio, Julien Sorel Skywalker Peris, que controlaba todas las comunicaciones y que había sido consciente en todo momento de los ingeniosos movimientos de Obama Daitorio.

De hecho, todo estaba le saliendo a Skywalker tal como lo había planeado, desde el momento en que había sido cooptado por el Príncipe de las Tinieblas para ingresar en en su grupo de Caballeros Oscuros que aspiraban a la dominación mundial. Haciendo gala de una maldad sin límites, había conseguido después el puesto en el cargo de Presidente verdadero, que entrañaba a su vez la supervisión del presidente tapadera, sustituyendo en esa función al Príncipe de las Tinieblas al que él mismo había envenenado introduciendo en secreto en su organismo una célula de bien, solidaridad, justicia y socialismo. Al quitarse de encima ese rival, toda su estrategia para con el Obama Daitorio había consistido de una consigna muy simple y muy clara: sacarlo de quicio tanto como fuera posible.

Obligarle a renunciar una y otra vez a sus ideales y a llevar a cabo una política ultraderechista más estúpida que la del propio Bush. Sacarlo de los nervios hasta que no aguantara más y viera que el problema no era un partido u otro, o esta persona o aquella, sino la propia corrupción y avaricia de poder del sistema capitalista. Desde el primer momento Anakin Sorel sabía que, si le hacía sentir verdadera rabia, como la que había sentido él tras el ataque terrorista de Egipto, Obama Daitorio se revelaría contra el mundo. Y siendo en el fondo un ser de profunda inteligencia y de grandes convicciones morales, sin duda encontraría la manera de enfrentarse abiertamente al sistema y, con la ayuda de Anakin, si hiciera falta, cambiarlo.

De hecho, años después de la Revolución, cuando los dos se pudieron reencontrar en persona, precisamente en Egipto,rememoraron la jugada desde todos los ángulos y las perspectivas posibles, y Obama Daitorio felicitó con sinceridad, admiración y agradecimiento, el genial movimiento ajedrecístico de Skywalker Peris, volviéndole a llamar sobrino, aunqur en esta ocasión lo dijera en broma y con cariño.

Fue en el último momento de su ataque terrorista contra los tres de las Azores cuando Anakin Skywalker Julien Sorel Peris había caído por fin en la cuenta de que no se podía vencer a un Imperio entero si no se hacía desde dentro. Se había visto en el dilema de tener que matar a pesonas que en el fondo eran tan inocentes como cualquiera. Eran productos industriales que se podían crear en un laboratorio, igual que el Makudo y al contrario que el establecimiento Aguas Manolo. El sistema podía producir en masa cientos de presidentes como Aznar, Zapatero o Berlusconi cada año, pero no un verdadero líder. Los líderes verdaderos, con profundidad intelectual y Fuerza, del estilo de Chávez, Evo Morales o Correa; hombres capaces de inspirar a un Pueblo entero para cambiar un país en poco tiempo, de esos salía uno cada cien años, fruto del azar, de la rabia, del estudio, quién lo supiera. Sólo le quedaba que meterse en el núcleo central de la maquina, en el sistema operativo de la bestia, y reconfigurarlo con la ayuda del pueblo.

También el propio Multimillonario Máximo le reconoció a Anakin su jugada genial. Skywalker acudió a despedirse de él definitivamente cuando éste se encontraba en arresto domiciliario en su propio rascata. Para tenderle la trampa de las Azores, él y el Príncipe habían tenido que cambiar años antes el resultado de las elecciones americanas haciendo que fuera elegido un individuo que siempre gustaba de llevar armas encima. Pero Sorel se había ido dado cuenta conforme se acercaba el momento clave de que los fallos en la seguridad del evento no podían sino ser intencionados, y de que si desde hacía un tiempo habían dejado de intentar asesinarle era porque le querían vivo. Sin duda querían reclutarle para trabajar por el sistema, igual que habían hecho en el pasado con tantos combatientes árabes, asiáticos y latinoamericanos, muchos de ellos amigos suyos. Sabía queen aquella desolada noche en el hospital del Cairo no habían ido a matarle, sino a secuestrarle o a atemorizarle. Y ello indicaba que tenían a Ryori también. De hecho, fue parte del acuerdo desde el principio. Ryori sería mantenida con vida mientras Anakin Peris trabajara para él. Y Anakin renunciaría a todo intento por recuperarla y se comprometaría a hacer el mal eternamente y a colaborar en la consecución de los intereses del Bilderberg.

El problema es que el Multimillonario Máximo, cada vez más preocupado de conseguir la Fórmula, no había sido capaz de ver la traición que se le venía encima. Por eso, cuando encarcelado en su propio despacho, Anakin se acercó a visitarlo, todavía pensaba que nuestro héroe se hallaba a sus ódenes y que había venido a rescaterle, a explicarle la situación y a ayudarle a revertirla. Pero entonces Skywalker, con una afable sonrisa de resignación, imitó el movimiento mediante el cual Bush le había disparado a él, años antes, en las Azores. Aunque esta vez, sin apretar el gatillo. Y Emamens entendió perfectamente el mensaje, y se hizo una idea de la irreversibilidad de su derrota y de la manera en que ésta había sido materializada.

Durante tantos años, se había sentido tan orgulloso de la jugada mediante la cual había conseguido hacerle pasar a su lado, que no se le había ocurrido pensar que se podía tratar de un gambito de su oponente. Se había emborrachado de victoria, igual que le había ocurrido a las élites en general al opinar que cla caída de la Unión Soviética significaba la victoria definitiva del capitalismo. La derrota del Multimillonario Máximo ocurría justo ahora que sus científicos a sueldo estaban a punto de descubrir la fórmula de la Inomrtalidad, y que empezaba a implementar su plan para erradicar a un gran parte de la raza humana, esos “estómagos hambrientos” que tanto poder y recursos le habían robado. Pero al fin y al cabo, él era un ser humano también, aunque por mucho tiempo se hubiera sentido amo y señor del universo. Y en aquel instante sintió una gran admiración por su oponente, la misma que en tiempos antiguos le había llevado a perseguirle por toda Europa, Oriente Medio y Sudamérica con el objetivo de capturar su alma.

La suerte estába echada. E incluso sin arma alguna apuntándole a la cabeza podía comprender perfectamente que había perdido. Sólo puso una condición a Skywalker a cambio de la liberación de Ryori. Y enseguida, mediante una sola llamada de teléfono, hizo que ésta fuera liberada y que al fin pudiera salir del lugar en el que la había tenido tantos años secuestrada.Al rato pudieron por fin hablar Julien y ella por teléfono. Ella le confirmó que estaba bien, que le había esperándole todo este tiempo y que sabía que tardo o temprano encontraría la manera de salvarla.

Aunque las lágrimas que le bañaban ahora el rostro eran más de alegría que de rabia, Julien Sorel Anakin Skywalker Peris decidió que la mejor venganza que podría comenter en ese momento era dejar de cumplir de su parte del trato.

No asesinaría al “Príncipe de las Tinieblas”. Un ser tan abyecto no merecía esa recompensa, morir antes de mirar a los ojos de sus víctimas. Anakin además tenía prisa por reencontrarse con su esposa. “No hay castigo más justo a tu vileza que el ser juzgado por esos estómagos hambrientos que tanto odias.”Eso le dijo, y enseguida el Héroe ya estaba corriendo rascacielos abajo. Sería por lo tanto un tribunal chavista el que decidiría la suerte de ese enfermo mental.

Anakin, por su parte, había decidido abandonar para siempre la lucha política. Ya había colaborado en la parte más difícil, empujando al pueblo hacia su propia liberación. Y si se mantenía en el proceso, puede que él mismo se convirtiera en el futuro en uno de los miembros del futuro gobierno. Pero él no tenía nada de gestor, en el fondo no era sino un simple chico egipcio al que le gusaba cazar lagartijas. Quizás fuera el propio Daitorio, ese sí que servía, a la vista de la que acababa de montar. O puede que otro líder surgido espontáneamente del pueblo durante el proceso revolucionario.

Mientras se dirigia al lugar de encuentro con Ryori, le llegó la noticia de que una importante fuerza contrarrevolucionaria, que aglutinaba a decenas de miles de valencianos descontentos desde hace tiempo con el curso de los acontecimientos, se había hecho ya con el control de la Comunitat Valenciana y se dirigía en masa hacia Washington para intentar volver a colocar un gobierno anti egicpio en la Casa Blanca. Esa fuerza había sido al parecer organizada por una coalición de ex dirigentes zaplanistas apoyados por una inmensa cantidad de ciudadanos normales y por un la gran mayoría de los falleros de la ciudad; todos ellos unidos en oposición a la nueva realidad valenciana, de la cual culpaban Zapatero y a los extremistas de El Cairo. Habían aprovechado el fácil acceso a grandes cantidades de explosivos por parte de los falleros para organizar y armar grupos militares con los que organizar un levantamiento popular enfrentarse al gobierno.

Skywalker legó por fin a la puerta de la cárcel, donde tras tantos años se encontró con Ryori y lloró pegando su rostro al de ella. Por el contrario, ella se encontraba alegre y tranquila. Dijo que se había hecho amiga de los carceleros al contarles su historia, lo que había hecho que se enternecieran y que la trataran desde el primer día con gran atención y cariño. Ella le agarró del brazo y le hizo echar a caminar hacia el centro, como si se tratara de una cita normal, como cuando quedaban para pasear después de clase por barrio antiguo de El Cairo.

Afuera, la ciudad de Washington había sido tomada por los paramilitares falleros y por el resto del pueblo valenciano, que marchaba sobre el capitolio para exigir el retorno de un gobierno reaccionario. Los valencianos, amantes del ruido como nadie, conseguían con gran efectividad ir provocando el caos por donde pasaban, lanzando petardos y fuegos artificiales, cantando canciones regionalistas, destruyendo o prendiendo fuego a todo lo que desde su punto de vista oliera a egipcio. Portaban con ellas pancartas con consignas como “!Viva Zaplana!”, ”Exigim el trasvasament”,”Sanidad pública de pago”,”Sí a la destrucció del Patrimonio” !Más especulación!””Volem corrupció!” y”No mos fareu egipcis”. En la cabezera de la manifestación iban encapuchados varios de los máximos dirigentes zaplanistas de la Generalitat de antes de la crisis.

Al salir del módulo especial de la cárcel donde los delincuentes de corbata y traje eran sometidos a atenciones dignas de las que recibían algunos jefes de Estado, los ojos de Skywalker se cruzaron con los de uno de los cabecillas encapuchados de la mani, que al parecer formaba parte de un pequeño grupo de fieles que se habían separado de la marcha principal. Su objetivo era asaltar la cárcel y sacar al President de la Generalitat para que formara un nuevo gobierno, de orientación zaplanista, que devolviera a la Comunitat a sus tiempos de esplendor, trayendo a la Comunitat agua, la Formula U, especulación inmobiliaria y la Copa América.

En realidad, el Presidente de la Generalitat había muerto en la cárcel en las últimas horas del disgusto que le había provocado el conocer que al fin los egipcios habían conseguido su objetivo de acabar con la Comunitat y romper España. Pero eso sólo lo sabía el malvado Peris, el Empresario Zaplanista con mayúscula. Y no pensaba permitir que ningún valenciano lo supiera. Pues ya había de hecho vandalizado el zoo para robar un caballo que tenía preparado para que el presidente hiciera su entrada triunfal en la ciudad del Turia, reconquistando la ciudad después de vivo, como el cid en el pasado, entrando precisamente por la Avenida del Cid.

Alguien acababa de gritar: “Mireu, un egipci, mateu-lo!” Y en las milésimas de segundo que le costó a Anakin discernir la identidad de esa mirada que le resultaba tan familiar, otro encapuchado le prodigó sendos disparos que le impactaron en el brazo y en el estómago, haciéndolo caer al suelo al instante. Y aunque rápido se revolvió el valiente joven egipcio contra el agresor, ya era demasiado tarde. Los guardias de seguridad de la cárcel, junto con fuerzas leales al gobierno legítimo, se habían enfrascado en un tiroteo contra los paramilitares zaplanistas. Así que, si bien Anakin estaba en un segundo apuntando de nuevo a su enemigo, comprobó con rabia que no podía disparar, impotente al ver que el encapuchado había cogido a Rie como rehén y huía parapateándose entre la multitud. El villano entonces, llevando consigo a la pobre chica, consiguió subir a un cadillac negro y se escapó sin que Anakin pudiera hacer nada por evitarlo.

domingo, 24 de enero de 2010

LA COMUNITAT, LA PEOR NOVELA DE LA HISTORIA, POR PACO CAMPOS. CAPÍTULO SÉPTIMO

(Atención: Esta novela consta aproximadamente de diez capítulos. Para leerla desde el principio, pincha aquí.)






Abrió los ojos. Alguien le estaba tirando del hombro. Era Aso Soridaijin, el Presidente del Japón.




Al contrario que casi todos los líderes mundiales (sobretodo los de los países hispanohablantes), y que la mayoría de los habitantes del imperio japonés, por suerte ya reducido meramente a cuatro islas y a varios miles de millones de islotes, Aso Soridaijin hablaba inglés perfectamente, pues parte de sus estudios unviersitarios los había cursado en centros elitístas de la calaña de Sanford o la Londres Escuela de Económicas. Su experiencia de esa época, en la que todo había sido diversión y apenas había tenido que realizar esfuerzo alguno, contrastaba vivamente con la de la mayoría de los estudiantes universitarios japoneses no multimillonarios, quienes, incluso viviendo en casa de sus padres, en vez de esforzarse plenamente en los estudios, estaban casi obligados a pasarse el tiempo haciendo trabajos basura, a tiempo parcial, para costearse sus gastos de la época universitaria.



No era, por tanto, culpa del inglés del Sori el hecho de que, por unos momentos, Obama no estuviera entendiendo nada de lo que el Primer Ministro le decía. En realidad, lo que estaba ocurriendo es que al cerebro del presidente de los Estados le costaba arrancar más de lo habitual porque no estaba acostumbrado a despertarse borracho de repente de madrugada, después de que le hubieran pegado una paliza, tirado en la acera de una ciudad extranjera como un miserable pordiosero. Pero Obama Daitorio era un tipo inteligente y lúcido en cualquier estado. De hecho era sin duda el más inteligente de los líderes del mundo libre. Así que, antes de entender lo que le estaban diciendo, su mente había tejido por sí misma un certero mapa de lo que ocurría, y a partir de ese momento las palabras de Aso Soridaiji fueron haciéndose cada vez más inteligibles.



-Cerveza, necesito cerveza- le dijo a su vez Obama Daitorio a Aso en cuanto pudo hablar. Al parecer, el Primer Ministro de Japón también había huído de la Casa Blanca, cansado además de tantos formalismos, para evitar tener que hacer declaraciones ante la prensa acerca de cierto asunto doméstico turbio que le venía persiguiendo en las últimas semanas. Por casualidad, igual que Obama Daitorio, había acabado pasando por el Hotel... (INTRODUZCA AQUÍ EL NOMBRE DE SU ESTABLECIMIENTO HOTELERO. PARA CONSULTAR TARIFAS Y OFERTAS, PÓNGASE EN CONTACTO CON EL EDITOR DEL LIBRO), sin duda uno de los mejores hoteles de Valencia, donde había entablado conversación con el recepcionista nocturno, una especie de iluminado que hablaba inglés e incluso algo de japonés. Había pasado un rato agradable en la recepción de ese hotel, relajándose de paso de las obligaciones de su cargo y entablando conocimiento con los nativos de la ciudad. Pero lo más importante es que había conseguido chelas fresquitas, de manera que, ante la petición del presidente yanqui, elegantemente se había podido sacar dos hermosas latas de tenis del bolsillo de su chaqueta, dándole una al primer presidente negro.



-Me ha costados Dios y ayuda conseguirlas –explicó orgulloso Aso Sori-. Al parecer en casi toda España existe una extraña ley por la que no se pueden vender bebidas alochólicas a partir de las diez de la noche si no es en los bares. Así que he tenido que sobornar a base de bien a un chino para que me las consiguiera. Le he nombrado ministro de infraestructuras...



Casi antes de que Aso comenzara siquiera a pronunciar tales palabras, Obama Daitorio estaba ya disfrutando con deleite de la refrescante y hermosa chela que el destino le había reservado esta vez como desayuno, así que no había entendido o más bien no había escuchado la broma del Primer Ministro. Sumido en un cúmulo de pensamientos amargos, contemplaba en silencio el paisaje urbano que tenía a su frente, un hermoso bulevar con jardines y estatuas clásicas exageradamente iluminadas. A ambos lados de ese bulevar, por la calzada, el flujo de automóviles, aunque intermitente, no había llegado a detenerse en ningún momento de la noche. Pese a que eran las dos o las tres de la madrugada y casi todos los comercios se encontraban cerrados.



Pero no es eso lo que más le había llamado la atención de Valencia, sino la iluminación nocturna, un elemento que de por sí solo acentuaba el dolor de cabeza de Obama Daitorio. Estaban en bancarrota,y habían obligado a Bono a aorganizar un concierto y a la comunidad internacional a realizar un esfuerzo titánico para salvarles. Y aún así tenías que ponerte gafas de sol por la noche para que no te dolieran los ojos.



-Mi hermana vivió en España durante varios años –estaba explicando Aso Sori-. Es uno de los países de Europa en los que a la élite gasta menos dinero en mantener al populacho controlado. Pues el clima, el paisaje, la comida y la cultura son excelentes, y durante todo el año se suceden festivales, tradiciones y celebraciones variadas que apenas cuestan dinero al gobierno. Sólo con eso, más el discurso antiegipcio y el fútbol, se pueden permitir el gasto social más bajo de Europa occidental sin ninguna reacción hostil del pueblo en su contra.



“Lo cual, para tratarse de un país europeo sin duda está muy bien –continuó el político japonés-. Aunque por supuesto, lo nuestro es más barato. En vez de tener seguridad social gratuíta nos limitamos a un sistema de tiendas de conveniencia que venden alcohol fresquito 24 horas al día. No es igual de eficaz, por supuesto, pero también funciona bastante bien, y sobretodo es mucho más barato. Ah, me pregunto porque los a los políticos redactamos tantas leyes que no tienen ningún efecto, ni positivo ni negativo, sobre la vida de las personas. Me pregunto si será simplemente que necesitamos justificar nuestro trabajo.”



Aso seguía pronunciando su análisis político, inconexo pero profundo, con esa característica voz suya de mafioso italiano, de político curtido en mil batallas terribles. Obama escuchaba sin decir nada, mientras seguía disfrutando de su cerveza a base de tragos profundos y largos. Aunque se estaba quedando sorprendidísimo de la profundidad del análisis de Aso, a quien por discursos anteriores y encuentros previos había considerado hasta entonces un vacío conceptual o un cretino.



Pasaron unos turistas británicos borrachos sin camiseta por detrás de la parada de autobús donde los presidentes de las dos mayores economías del mundo estaban sentados celebrando su particular cumbre. Los hooligans estaban hablando en voz alta sobre política, casi gritando. Aso Soridaiji los miró por un momento sorprendido, casi indignado, como si la parte más tradicional y japonesa de su personalidad se estuviera imponiendo en esos momentos en su interior. Pero enseguida reparó en que lo que las palabras de esos hooligans eran muy parecidas a las que a él mismo le obligaban a decir en los mítines. Tuvo la tentación de reir físicamente, pero hacía ya siglos que no reía, excepto para sí mismo, y se había olvidado de hacerlo en público, debido a que carecía de una persona con la que poder reir a diario. Así que siguió hablando mientras miraba hacia al frente, pero sin tener del todo claro si estaba siendo o no escuchado



-Nosotros también aplicamos ese sistema, -continuó explicando. Y en estos momentos, el Sori se alegró de ver que Obama Daitorio ya le escuchaba e incluso se volvía para mirarle a la cara- y por eso hacemos un gran esfuerzo de promoción de los festivales tradicionales. Pero sobretodo, lo que nos ha mantenido casi 70 años en el poder ha sido el hecho de haber conseguido manter vivo el conflicto en Corea.



Obama Daitorio estaba ya totalmente enganchado al discurso del Sori. Con la chela había recuperado la lucidez, y se estaban generando en su interior ciertas expectativas. Y luego estaba el hecho curioso, pero interesantísimo, de haber encontrando a un líder mundial dispuesto a explicarle con franqueza los asuntos de su país. Por un momento pudo el Presidente de Estados Unidos dejar a un lado sus problemas propios, mientras Aso seguía y seguía:



“Sin embargo, partir de ahora lo vamos a tener más difícil, porque los japoneses viven cada vez peor, e incluso muchos de ellos verdaderamente mal. Y a nosotros ya no nos queda nada nuevo que darles.”



-¿Cuáles son las diferencias entre los partidos más votados de Japón.-le preguntó Obama Daitorio a Aso Sori, de repente, en ese momento, con verdadera curiosidad.



-En Japón, los tres partidos más votados en Japón son casi iguales. El liberal, el democrático liberal, y los budistas de centro derecha, que en realidad son paramilitares de extrema derecha camuflados. Yo a veces me olvido incluso de si pertenezco a los liberales o a los demócratas liberales, de tanto que nos parecemos y porque siempre votamos casi todo de la mano y además los nombres en japonés son un lío, se me dan realmente mal. Y aparte están los comunistas, el único de los partidos japoneses que sirve en realidad al pueblo. Yo siempre les voto, aunque ni siquiera mi familia lo sepa.



-Sí, los conozco. Me enviaron una carta hace poco.



-Los comunistas siempre han sido reprimidos en Japón –siguió Aso-. Cuando la gente se da cuenta de que el resto de los partidos les roban, siempre se quedan como única alternativa posible, aunque supongo que lo mismo que ocurre en el resto de los países. Yo he trabajado en muchas naciones, e incluso he sido traficante de diamantes en África, y me he dado cuenta de una cosa. La revolución está en el corazón de la gente y sólo puede ser detenida de tres maneras. O por la fuerza, o con subsidios y bienestar económico, o con manipulación mediática. Aunque, por supuesto, lo má frecuente es una una combinación de los tres.”



“En cuanto el PCJ se acerque lo más mínimo al poder, les acusaremos de colaborar con Corea del Norte y encarcelaremos a todos sus líderes. Será, por supuesto, un acto de una cobardía y un cinismo insoportable, pero nos las apañaremos para que el pueblo lo tolere. Por cierto, en la actualidad hay ayuntamientos de mi partido que, cuando se les presenta una persona del pueblo pidiéndoles ayuda por deudas o porque tienen serios problemas personales u económicos, envían directamente a esas persona a la sede del Partido Comunista. Es terrible, pero yo no tengo apenas poder para cambiar las cosas.“



Era una mañana húmeda y cálida en Valencia, una textura aceitosa de los alimentos fritos. Daitorio Obama había terminado su chela e hizo un gesto a Sori a darle otra. Al escuchar las explicaciones de que, dentro de las nuevas preguntas fueron surgiendo. Sin duda, el presidente japonés dio cuenta de que estaba pensando algo. Se había relajado tanto, a pesar de ser un político, que no hizo nada que ocultar. De repente se le preguntó:



-¿Qué opináis allá de Chávez? ¿A ti también te obligan a enfrentarte a él constantemente?



-Para nada –la respuesta de Obama causó sorpresa en su interlocutor-. De hecho, yo personalmente me llevo muy bien con él. En Japón hay un gran desconocimiento sobre América Latina y lo que pasa allí no afecta tanto. Por eso nos podemos permitir mantener relaciones meramente pragmáticas. Hugo es un hombre interesantísimo, que viene a Japón de vez en cuando, y cuando viene siempre hablamos mucho y nos lo pasamos muy bien. Sabe una barbaridad de béisbol.



Siguieron departiendo durante un rato, aunque casi siempre era el Sori el que decía algo y Obama Daitotorio se limitaba a escucharle con atención. Después de la segunda chela ya eran como amigos. Aso se sentía lo suficientemente confiado para atacarle políticamente, cosa que pilló desprevenido a O.



-Yo no puedo hacer nada. Tengo la vida ya solucionada aunque se trate de una completa mentira, y si intenara cambiar el estatus quo me matarían y lo harían pasar por suicidio.



“Nosotros estamos invirtiendo ingentes recursos en ahorro energético y en transporte limpio. Ya usamos auobuses urbanos que funcionan con el aceite de tempura usado que desechan en los restaurantes. Además tenemos el territorio lleno de bases vuestras y una constitución que escribisteis vosotros. Y por si fuera poco, en cualquier momento en que bajemos la guardia, puede que nos acabéis metiendo en una guerra absurda contra China. Y yo ya soy mayor y tengo el futuro de mi familia bien atado. Pero tú eres el Presidente de la nación más grande del mundo, deberías hacer algo.



Realmente el diálogo se terminó allí. Obama Daitorio no contestó, pues era tan obvio que el Sori tenía razón, y además, le habían dicho tantas veces lo mismo, que no hacía falta añadir nada a ese asunto. Es más, después de este comentario, Aso y Obama se quedaron callados, pensativos, durante varios minutos.



No cabía duda de que había subestimado a ese hombre. Si él tenía una respuesta escondida era difícil saberlo, pero lo único claro es que el presidente de los Estados no la tenía. Seguía estrujándose la cabeza, pero con la taja le costaba cada vez más pensar. Al final, decidió dejar de devanarse los sesos. Lo único que le apetecía era otra cerveza.



Aso lo había entendido todo mejor que Obama, y por lo tanto en su interior era mucho más optimista. Quizás por la experiencia, pues era décadas mayor que él. Irónicamente, necesitaba todavía tiempo. Era mejor darlo por finalizado por el momento:



-Realmente la situación es difícil –dijo Obama Daitorio al fin, reconociendo su derrota- Lo sé. Ahora mismo, reconozco que no tengo ni idea qué es lo que puedo hacer al respecto. Pero hay un Presidente con el que me encanta entrevistarle siempre que las cosas se ponen malas. No quería llegar a ese extremo, pero la situación tampoco me deja otra alternativa. Uno de los líderes mundiales con los que da gusto encontrarse en tiempo de crisis. Pues después de una entrevista con él uno se siente siempre seguro y aliviado, con el entendimiento claro y con absoluta capacidad para tomar cualquier decisión importante, por muy dura que resulte.



-Te refieres sin duda al presidente de España, Jose Luis Rodríguez Zapatero ¿verdad?



-Claro, ¿no te gustaría verle ahora mismo?



-Por supuesto, no sé que hacemos sentados en una parada de autobús, hablando de solucionar todos los problemas del mundo, cuando podríamos estar ahora mismo con él haciendo algo de verdad provechoso.



-Creo que estaba en Valencia estos días, negociando el tema de las deudas ¿Tienes su móvil?



-Sí, voy a llamarle.



Llamaron a Zapatero, y resultó que en efecto estaba alojado en un apartamento privado de lujo en el centro histórico, un apartamento que le había prestado un amigo para mantenerse alejado de los focos mientras duraran las negociaciones sonbre la deuda.



El presidente agradeció mucho la llamada y contestó a Aso que estaría encantado de recibirles. Así que, con ayuda del mapa que habían recibido en el hotel de Rusfa, emprendieron el camino a través de las callejuelas del centro de la ciudad hasta llegar a casa del Estadista. Durante la travesía estuvieron admirando de la belleza de la capital del Levante. Era increíble que una urbe que parecía tener tanta historia hubiera acabado vendiéndose al precio de chatarra oxidada.



Conforme se acercaban al lugar en el que se hallaba el presidente del gobierno, Obama Daitorio y Aso Soridaijin se encontraban cada vez más animados y esperanzados. Desde que estaban en el gobierno, sus encuentros con Zapatero siempre iban precedidos de una gran esperanza y acompañados de esa especie de excitación. Tenían la certeza de que el encuentro sería porvechoso y saldrían con las ideas claras. Al llegar al sitio indicado, les abrió el propio Estadista en persona, vestido con un batín hortera de color azul.



-Estoy realmente complacido –empezó a hablar ZP, sonriente- de que dos líderes internacionales de tanta talla y a la vez dos grandes demócratas como Primer Ministro Aso y Obama Daitorio tengan la amabilidad de visitarme pese a nuestras diferencias ideológicas...



Obama y Aso estaban de pie en medio del salón, contemplando concentrados al presidente español mientras se lanzaban miradas de soslayo entre ellos. Estaban como esperando a que fuera la otra persona la que se decidiera a empezar, y su actitud recordaba a la de dos niños a punto de hacer una gamberrada. Pero pasaban los segundos y ninguno de los dos se decidía.



Hasta que al fin, como no veía a Obama Daitorio muy seguro de sí mismo, fue Aso Soridaijin el que tomó la resolución de actuar. Así que dio un paso adelante hacia el presidente español y sin vacilar le propinó un fortísimo puñetazo en la cara. ZP se fue al suelo, pero se levantó a los pocos segundos y siguió hablando a sus huéspedes como si nada:



-Desde mi talante democrático, y desde mi respeto profundo a tus convicciones ideológicas,me gustaría advertirte humildemente que al golpearme la cara de lado te has debido de hacer bastante daño en los nudillos, por lo que a partir de ahora te recomiendo pegar siempre de frente y secamente para que sea yo sólo el que se haga daño, y así poder seguir nuestra misión como jefes de estados que se comprometen con la paz y con la alianza entre las distintas civilizaciones.



Después de esa soberana tontería, a Obama Daitorio no le costó nada pegarle un guantazo, y lo hizo de lado y con bastante rabia, cosa que hizo reir al presidente japonés. “A que te sientes mejor “–dijo éste, mientras ZP se disculpaba por no haberles ofrecido nada de beber y se dirigía a la nevera para traerles algo-.”En efecto, no hay nada mejor que una reunión con un gran líder como el Presidente español para relajarse, liberar tensiones y volver a visualizar con claridad el complicado panoráma político internaional“–contestó Obama Daitorio, riéndose a su vez.



A partir de ese momento, el presidente japonés y el de América del Norte excepto Canadá, se alternaron con ritmo sabrosón en su labor de golpear a Zapatero, quien se mostraba al parecer complacido por la atención recibida pese a que su rostro empezaba a estar bañado en sangre. A veces le pegaban por separado, otras a la vez desde ambos flancos. A veces de un sólo gol`pes con el que intentaban tirarlo al suelo. Otras veces con series de golpepes más rápidos. A veces también patadas y cabezazos. ZP no dejaba nunca de sonreirles a los dos.



La escena se prolongó durante varios minutos, casi media hora, aunque llego un momento en que el Presidente español había dejado totalmentede sonreír y, puesto que su rostro mostraba una desagradable mueca de dolor, parecía que cada vez le iba a costar más aguantar los golpes de los otros dos estadistas. Pero ZP no iba a darse por vencido en ese momento. Sabía que tenía que seguir esforzándose en aras de la concordia y de la alianza de civilizaciones. Los dos mandatarios seguían y seguían dándole, sin manifestar síntoma alguno de cansancio.



Hasta que en un momento dado uno de los golpes debió de romper alguna pieza importante dentro del Presidente español y la actitud de éste cambió súbitamente. Pues ahora ZP había empezado a hablar de repente, sin ton, a todo volumen, sin detenerse ni escuchar a nadie, como si se hubiera convertido una radio vieja que se pusiera en marcha sola. El contenido de lo que decía ahora carecía totalmente de sentido y resultaba completamente fuera de contexto, mezclando a toda velocidad y sin motivo discursos que ya eran de por sí absurdos. Obama Daitorio y Aso Soridaujin lo comprendieron de inmediato: se habían pasado. Al final habían roto al Presidente de la Monarquía Bananera.



Sus aseveraciones de que pronto España iba a alcanzar el pleno empleo, cuando en esos momentos la tasa de paro en España era casi del veinte por ciento, la más alta entre los países autodenomidados “desarrollados”; sus insultos al PP acusándoles de todos los males de España, pese a que llevaba ya 5 años en el gobierno; su compromiso con la paz y los trabajadores, a los que afirmaba no iba a fallar; su afirmación de que el sistema bancario español era de los más sólido y de que no existía crisis sino una leve desaceleración; todos esos comentarios absurdos pronunciados robóticamente sin orden ni concierto, sin que nadie le hubiera preguntado nada, parecían sacar cada vez más de quicio a los presidentes de Japón y Estados, por mucho que éstos no entendieran apenas castellano.



Ocurría, además, que conforme le golpeaban con más violencia aumentaba también la velocidad y el volumen del soliloquio de Zapatero, lo que hacía que los dos líderes se enfadaran más aún y se reanudara así, indefinidamente, el mismo círculo vicioso.



Llego un momento en que a Obama Daitorio y a Aso Sori les dolían ya los nudillos de tanto pegar, mientras que Zapatero estaba totalmente fuera de control, ya convertido en una monstruosa máquina de gritar tonterías ininterrumpidamente a una velocidad infernal.



Y de repente, la rabia de Obama Daitorio se diluyó al darse cuenta de que ni siquiera machacando a aquel pobre loco era capaz de quitarse la frustración que sentía. Se sintió triste y empezó a odiar a Zapatero por simple superioridad, como si le asqueara el mero hecho de que existiera alguien aún más infeliz que él mismo.



Aso Sori también se había cansado de golpear. Aunque en realidad, sólo estaba allí para hacer reflexionar a Obama. Nadie sospechaba de qué lado estaba en realidad Aso, político proviniente de una de las familias más importantes de Japón, una familia que había dado al país varias decenas de ministros y unos cuantos primeros ministros. Todos creían que era un simple paleto ultraderechista más, ese aficionado al manga que siempre se equivocaba con los kanjis, uno de los políticos más odiados por su pueblo desde que Japón parecía una democracia.



Se fueron del apartamento tapándose los oídos. Pues ensangretado, tirado en el suelo como un muñeco roto, Zapatero continuaba con sus discursos absurdos e inconexos que nadie le había pedido y que nadie estaba escuchando. Acababan de salir a la calle, pero todavía se le oía.





lunes, 18 de enero de 2010

LA COMUNITAT, LA PEOR NOVELA DE LA HISTORIA, POR PACO CAMPOS. CAPÍTULO SEXTO

(Atención: Esta novela consta aproximadamente de diez capítulos. Para leerla desde el principio, pincha aquí.)



En realidad, el hecho de que que estuviera aplicado unas políticas tan reaccionarias era enteramente por culpa de su sobrino, y por eso llevaba desde que llegó al gobierno intentando inventar, mas sin ningún éxito, alguna manera de quitárselo de encima. Pues no estaba autorizado a desobedecerle, ya que como ayudante personal del Príncipe de las Tinieblas y del Multimillonario Máximo gozaba de una posición jerárquica superior a su cargo meramente protocolario como Presidente de la Unión. Y además, el descarnado y vil mequetrefe le sometía a todo tipo de chantages que incluían a menudo referencias a la integridad física de su familia, y le imponía una agenda ocupadísima para que no tuviera tiempo de reflexionar sobre sí mismo y sobre estado de la nación. De hecho, el único momento del día en el que Obama Daitorio podía relajarse un poco y pensar tranquilo era durante las pausas que hacía en sus discursos para que la gente le aplaudiera.




El Multimillonario Máximo era el hombre más poderoso del mundo y el que disfrutaba realmente del control sobre la política internacional y sobre los medios de comunicación de masas que desinformaban constantemente a la población de los países occidentales. Provenía de una familia de banqueros que habían acumulado una inmensa fortuna, ya desde el siglo XIX, financiando el contrabando de esclavos con la permisimidad de los gobiernos de Estados Unidos y del peor país del mundo. A principo del siglo XX, los miembros de esa familia habían juntado ya tanto poder que eran capaces de crear crisis económicas a su antojo para chantajear al propio gobierno con las mismas. Poco a poco, ese tipo de chantajes, junto con su dominio de la Reserva Federal y de las principales instituciones económicas globales, les fue otorgando también el control efectivo del propio gobierno, que utilizaban como una marioneta para imponer al resto del mundo su agenda militarista y globalizadora.



Aunque el Multimillonario Máximo se movía siempre en función de sus objetivos totalmente egoístas y avariciosos, en realidad nunca actuaba sólo, pues sus intereses estaban enmarañados con los de las principales casas reales del viejo continente, con los de los financieros de Londres, con los sionistas de Wall Street, con las petrodictaduras del Golfo Pérsico, con el Pentágono y con los núcleos de poder cercanos al emperador de Japón. A todos ellos les unía el interés de expandir el capitalismo ý la ideología neoliberal por todos los confines del planeta, y para ello empujaban juntos en la misma dirección con todos los medios de comunicación, instituciones culturales, organismos internacionales y ejércitos de los que disponían.



Tenían objetivos muy claros a largo plazo, empezando por la creación de un gobierno único mundial (por supuesto bajo su control), de una moneda única mundial, y por el exterminio de una gran parte de la población y la imposición de un microchip al resto. De esa manera controlarían los ya menguantes recursos de la Tierra, así como movimientos físicos y bancarios de cada uno de sus habitantes. Desde ese momento, podrían negar la pertenencia a la sociedad, simplemente desconectándole el chip, tras acusarle de terrotista, de traidor a la patria, o de cualquier cosa que se les ocurriera, a toda persona que se opusiera a sus ideas de dominación mundial.



El Multimillonario Máximo organizaba todos los años una reunión secreta a la que invitaba a las personas más influyentes del mundo, a los políticos más importantes, a los industriales más poderosos y a los Premios Nobel de la Paz, a reunirse secretamente en algún hotel de lujo de un país distinto del mundo para poner en común sus ideas y para transmitirles las lineas de desarrollo que tenía pensadas para los años siguientes. Hay que decir que los medios occidentales nunca informaban de estas cumbres, cosa que no era de extrañar teniendo en cuenta que sus dueños eran miembros del club. El único que había dicho algo al respecto era un humorista de un conocido periodico británico que había acudido a la reunión de Atenas para demostrar que lo del club no era más que otra teoría de la conspiración, pero que al intentar acercarse al hotel donde la cumbre se celebraba, y también durante sus posteriores periplos por Atenas, había sido hasta tal punto acosado por los matones de la cumbre que había terminado por convencerse de la existencia del club.



Una parte importantísima de su tiempo la pasaba el Millonario Máximo, en compañía de su hombre de confianza el Príncipe de las Tinieblas, supervisando y controlando la política de Estados Unidos y de sus aliados y vigilando para que nadie se desviara de los intereses particulares que él les trazaba y de los planes que junto a sus asesores había diseñando para aumentar los privilegios de sus empresas y para poder subvertir un número más grande aún de gobiernos. Como ya era un hombre viejo y cansado, que se había enfrascado en una tenaz lucha contra la naturaleza para alcanzar la inmortalidad, durante los últimos años había ido delegando una parte cada vez mayor de sus responsabilidades en su hombre de confianza.



El problema era también que Printi, aunque más joven que M&M´s, atravesaba últimamente graves complicaciones de salud. Y aunque Emamens tenía a una de las mejores universidades de Estados Unidos trabajando exclusivamente, y a tiempo completo, en la búsqueda de una cura para su enfermedad -y también había comprado secretamente, rompiendo el bloqueo por él mismo impuesto, ciertas medicinas cubanas que eran las mejores del mercado para mitigarla, aunque no consiguieran curarla del todo-, lo cierto es que cada vez sus periodos de inactividad eran mayores, lo que les obligaba a delegar muchas de sus responsabilidades, bastante antes de lo esperado, a la persona que habían elegido para que en el futuro se convirtiera en su sucesor: el sobrino de Obama Daitorio.



Sobre la verdadera identidad del sobrino de Obama Daitorio, era más bien poco lo que se conocía. Incluso altos funcionarios del gobierno que lo veían a diario entrando y saliendo; haciendo y desaciendo, en la Casa Blanca, carecían de la más vaga noción de quién era en realidad. Entre los pocos que creían tener algún acceso, aunque insuficiente, a algo de información verdadera al respecto, se rumoreaba que en el pasado había sido un isurgente que había luchado con singular inteligencia y efectividad contra el imperialismo en todo el mundo, llamando por ello la atención del mismímo Premio Nóbel de la Paz en mayúsculas e incluso del Príncipe de las Tinieblas. Éstos habrían conseguido finalmente reducir su voluntad de alguna manera, problemente mediante soborno, chantaje, tortura, o una combinación de las tres, logrando así que cambiara de bando y que se pusiera finalmente a su servicio, al servico de la democracia, del libre mercado, de la Comunidad Internacional, etc. Del sobrino de Obama se oían en todas partes historias casi extraordinarias, como que contaba con ciertos poderes casi sobrenaturales que le habían permitido durante años esquivar al ejército de Israel y de los Estados Unidos por tierra mar y aire. Cruzar el Nilo andando, introducirse en Gaza volando, escapar de las fuerzas del Mosad ocultándose en las Pirámides de Egipto, y burlarse de los intereses de la Comunitat Internacional del Bien y de sus lacayos en cada parte del mundo.



Como era raro que una persona de su corta edad se encontrara constantemente revoloteando alrededor de Obama Daitorio, le habían dicho a la prensa que se trataba simplemtente del sobrino preferido de éste. No había sido difícil colar esa historia a los periodistas, pues su color de piel era parecido y se parecían bastante en el estilo y en la manera de hablar. Y en cualquier caso, la prensa estaba toda bajo el control del Premio Nobel de la Paz en mayúsculas, y por lo tanto, ahora también, del propio sobrino. Así que, fuera en realidad una historia ingeniosa o no, estaban totalmente a su servicio, y por lo tanto, como siempre habían hecho hasta ese momento, publicarían cualquier patraña que les pedían por descabellada que fuera.



No habían pasado ni seis meses desde que había llegado a la Presidencia y Obama Daitorio estaba ya harto. Desde el principio, el sobrino de las narices se había revelado como un auténtico fascista que no le dejaba en paz ni un minuto. Con la amenaza continua de hacer sufrir a su familia si se negaba a seguir sus órdenes, le estaba obligando a llevar a cabo una política exterior más radical que incluso la del Imbécil. Y eso que el Imbécil le había legado una economía totalmente arruinada, era el único tarado en tres mil años de historia occidental al que se le había ocurrido bajar los impuestos mientras se mantenían dos guerras. Y por si eso fuera poco, estaba la decisión de hacerse con ese zombie económico llamado Comunitat Valenciana.



Obama Daitorio no aguantaba más, apenas le quedaban fuerzas para seguir soportando las obligaciones de su cargo. Así que esa noche Obama Daitorio había decidido alejarse de los círculos de poder de Washington para reflexionar en solitario sobre su vida actual y sobre sus posibilidades como presidente de los Estados Unidos. Anque se tratara sólo de esa noche, le vendría bien retirarse temporalmente del poder y abandonar esa ciudad; esa prostituta, totalmente atrapada en los juegos de corrupción, llamada Washington.



Se encontraba exhausto. De su sobrino, de toda la tensión del cargo, de las decisiones estúpidas que le estaban obligando a tomar. Había llegado a tal estado de frustración que necesitaba un respiro. No le era ya fácil seguir engañando tan descaradamente a la opinión pública mundial siete días a la semana y veinticuatro horas al día. Era verdaderamente duro, pues requería mantenerse en permanente estado de máxima concentración y en constante alerta, lo cual resultaba de lo más extenuante.



Así que esa noche había decidido dar plantón al Primer Ministro japonés con una excusa diplomática absurda y escaparse por la puerta de atrás de la Casa Blanca para ir andando en tranquilo y relajante paseo nocturno hasta la Comunidad Valenciana, ese pequeño territorio europeo que los Estados acababan de añadir a su lista de posesiones. En el transcurso de ese paseo, decidiría que rumbo darle a su política y a su vida a partir de ese momento. Todas las opciones estaban sobre la mesa para Obama Daitorio, incluyendo el suicidio.



En cuanto a la manera en que la Comunitat había sido añadida a los Estados Unidos, en un principio Obama Daitorio se había opuesto completamente a la transacción, aunque al final, como no tenía ni voz ni voto en el gobierno, su palabra ni siquiera había sido escuchada. El motivo por el que se había opuesto es que no le parecía bien, por motivos éticos, arrancarle a otro país un pedazo de su territorio para anexionárselo porque sí. Era lo mismo que hacía el Idiota. Pero en realidad, no tenía nada en contra esa operación desde el punto de vista económico. Parecía un negocio redondo, comprar una región entera, de tamaño mayor a muchos países europeos, a precio de verdadera chatarra capitalista. Había pensado que a lo largo tendría efectos positivos para América.



Pero el problema no era el desembolso inicial. El problema es que la Comunitat se chupaba literalmente la pasta. Era tal la corrupción que imperaba en ese territorio que todo el dinero que metían en la Generalitat para poner en funcionamiento su economía desaparecía instantáneamente como por arte de magia, convirtiéndose en un auténtico quebradero político y económico para su gobierno y en un suicidio para la ya de por sí mermada tesorería de su nación.



Obama Daitorio sentía una gran curiosidad por conocer esa tierra misteriosa y llegar a intuir qué es lo que la había llevado a la ruina. Pero su objetivo aquella noche no era salvar a la Comunitat, sino relajarse y meditar, callejeando por la noche como una persona cualquiera, alejado de las responsabilidades de su maldito cargo.



Obama Daitorio entró en Valencia caminando por la pista de Silla (Avenida Ausias March), y continuó paseando tranquilamente, sin fijarse en el paisaje, absorto como estaba en sus pensamientos. El clima era magnífico, una fresca noche de verano, maravillosa. Obama Daitorio se empezaba a sentir algo mejor después de tantos años sin poder dar un paseo libremente y pensar tranquilamente sobre sus asuntos.



Después de unos treinta minutos en línea recta por esa amplia y moderna avenida del extrarradio de la ciudad, Obama decidió doblar a la derecha por un callejón con el objetivo de conocer directamente una parte de la ciudad cualquiera, un barrio no elitista ni turístico sino popular. Aunque lo que hizo en realidad sin darse cuenta fue meterse no en un barrio normal, sino en uno de laz zonas más peculiares de Valencia. El barrio árabe de la ciudad,el barrio de Ruzafa o Rusfa.



Como no tenía ni idea de adónde dirigirse, acabo metiéndose a preguntar en el primer lugar que encontro abierto, el Hotel... (INTRODUZCA AQUÍ EL NOMBRE DE SU ESTABLECIMIENTO HOTELERO. PARA CONSULTAR TARIFAS, PÓNGASE EN CONTACTO CON EL EDITOR DEL LIBRO), donde fue atendido con suma amabilidad y servicio exquisito por el recepcionista de turno de noche, que le proporcionó también un mapa y una serie de consejos que le resultaron valiosísimos. El Hotel... (INTRODUZCA AQUÍ EL NOMBRE DE SU ESTABLECIMIENTO HOTELERO. PARA CONSULTAR TARIFAS, PÓNGASE EN CONTACTO CON EL EDITOR DEL LIBRO), es con diferencia, uno de los hoteles más elegantes y con mejor servicio y relación calidad-precio de todo el centro de Valencia.



Al salir del... (INTRODUZCA AQUÍ EL NOMBRE DE SU ESTABLECIMIENTO HOTELERO. PARA CONSULTAR TARIFAS, PÓNGASE EN CONTACTO CON EL EDITOR DEL LIBRO), Obama Daitorio todavía siguió caminando unos minutos por Ruzafa. Contrariando la idea que tenían tantos americanos de España (los que no se creían que era una provincia de Méjico o de Colombia), el barrio se encontraba casi desierto en aquel momento. La mayoría de los comercios habían ya cerrado y apenas se veía gente caminando por las aceras. No había ni un ápice de la fenomenal atmósfera nocturna que se le suponía a las ciudades del sur de Europa.



Finalmente, después de haber dado varias vueltas por Rusfa, los oídos de Obama Daitorio detectaron la presencia de un sonido musical al otro lado de la calle. Era jazz, y además de gran calidad, sonando desde el interior de un antro cuya persiana permanecía medio bajada.



Obama Daitorio no se lo pensó dos veces. Un lugar calido donde poder escuchar buena música. Le apetecía entrar a tomar algo y disfrutar de una buena compañía, seres humanos normales, amables, que no tuvieran el premio Nobel de la Paz y que no guardaran ninguna relación con el miserable mundo de la política. La puerta estaba abierta aunque la persiana se encontraba medio bajada. Obama Daitorio se agachó y entró al bar pasando por debajo de la misma, sorprendido de su gran agilidad de ex-baloncestista.



Le alegró descubrir que se trataba de un antro e negros, puede que nigerianos, aunque últimamente tenía grandes dudas sobre cuál era su verdadero color de piel. Si bien en su interior no había más que unas cuatro o cinco personas, Obama Daitorio se sintió reconfortado y feliz de estar en aquel lugar de atmósfera tan agradable, de manera que sin más preámbulo se acercó a la barra y pidió un bourbon. Muy bueno, se lo bebió de un trago y pidió otro, que hizo desaparecer con la misma velocidad.



Hacía mucho que no se emborrachaba tanto, y los tientos le estaban sentando realmente bien. Desde ese momento fue concatenando bourbons a un ritmo frenético, lo que le hizo recordar sus tiempos mozos, cuando de verdad tenía poder y era un hombre libre.



Obama Daitorio sonrió a la chica que estaba sentada a dos metros suyo en la barra. No se había fijado en ella hasta ese momento, pero la verdad es que tenía un cuerpo fabuloso, con formas elásticas, voluptuosas, maravillosas curvas. La chica le devolvió la sonrisa, así que Obama, sintiéndose animado, decidió invitarle a un trago. La chica pidió un whisky con soda.



Era de Nigeria, uno de los países más perjudicados por la política exterior estadounidense. Apenas cumplidos los 16 años, había decidido inmigrar, jugándose su vida a través de media África, para buscar un futuro decente en Europa. Obama no sabía si considerarse a sí mismo negro o blanco, pero estaba convencido de ser una persona humana, así que pronto entendió el sufrimiento de la chica. Durante un buen rato se sintió tentado a dormir esa noche con esa joven tan hermosa. Aunque le animaba un sentimiento casi más paternal que erótico, Obama Daitorio pensó que la senadora Clinton se llevaría un disgusto enorme si el asunto saliera publicado,así que rechazó las insinuaciones de la chica y le invitó a tomar otro trago.



De fondo sonaba la música de Michael Jackson. Mientras escuchaba hablar a su nueva amiga, Obama Daitorio pensó de repente, aunque fuera por un solo instante, del golpe que acababan de dar en Honduras, golpe que había negado mil veces ante la prensa pero que había organizado, con su autorización, uno de sus más estrechos colaboradores. Si por lo menos no fuera el Presidente, podría cambiar algo, aunque fuera poco, podría salir a la calle a manifestarse, a gritar, a enfrentarse a las fuerzas del orden. “Por el amor de Dios, qué estoy haciendo”-se preguntó a sí mismo-. Se estaba dejando llevar otra vez por sus pensamientos más oscuros. Había abandonado Washington para descansar sólo por una noche, no para seguir pensando en política, y además el no tenía la culpa de nada de lo que hacía Estados Unidos, no tenía poder y punto, así que no estaba obligado a arreglar nada.



Sería mejor que se relajara, y que se dejara sumergir en la conversación con aquella hermosa sirena negra. Realmente era encantadora, su voz delicada y joven, el aroma de su pelo. Tuvo que hacer grandes esfuerzos para no acariciar en esos moemntos su piel suave y brillante. Sintió que regresaba a su adolescencia, ese estado de inocencia salvaje y despreocupada, donde la sensación de Poder estaba presente en cada acto.



Tras unos cuantos bourbon más, Obama Daitorio había pasado de animado a borracho, y de borracho a totalmente tajado. La chica estaba sentada ahora mucho más cerca. había perdido la inhibición y era abiertamente sincera y cariñosa con él. Y Obama Daitorio, como un chiquillo, le estaba revelando ya sus más oscuros temores, sus dudas más acuciantes, sus proyectos frustados... Ella le acariciaba el pelo y le decía una y otra vez que no se preocupara, que un hombre de su talento conseguiría seguro salir de aquella situación. Obama Daitorio se sentía en esos momentos como un bebé, su madre le decía exactamente todo lo que necesitaba ecuchar.



Era obvio, y ella lo había sabido desde el primer instante, con sólo mirarle, que tal como la estaba viviendo en la actualidad su vida, ésta carecía totalmente de sentido. Si tuviera capacidad de decisión y pudiera ser honesto consigo mismo y con su electorado, la única opción que tenía era renunciar a su cargo. Podrían escaparse junto a algún país tropical, y ella le había ofrecido de hecho, de todo corazón, el dinero que había ahorrado con la prostitución, si es que no se atrevía a pasar por Washington a coger dinero o no podía, o prefería renunciar a todo el dinero sucio que había ganado con la política; juntos podrían empezar una vida humilde desde cero. Por la forma que le miraba, no hay duda que estaba enamorada, que haría cualquier cosa para protegerlo y cuidarlo. Obama Daitorio se vio finalmente en un país cálido y lejano, en una pequeña casa cerca de la playa o en las montañas, viviendo honestamente de un oficio modesto en comunión con su preciosa esposa, que siempre lo amaría aunque no tuviera poder ni fama. En comunión también con sus vecinos, gentes sencillas a las que no prometería nada que no les pudiera ayudar a hacer, en el acto, con sus propias manos. Obama Daitorio, ya abrazado a su esposa, se sentía tan bien cuidado en esos momentos.



Pero aunque lo deseaba más que cualquier otra cosa en el mundo, Obama Daitorio no podía aceptar la proposición. Y en verdad, como estaba ya en el punto desagradable de la borrachera, la frialdad casi hostil con la que había rechazado a la chica había hecho que esta abandonara el local casi llorando, dejando al propio Obama Daitorio sorprendido de su propia conducta, paralizado, como si pensara que un solo movimiento convertiría en realidad lo que acababa de hacer en ese momento. Por eso permanenció largos minutos esperando sentado en vano, porque aunque estuviera borracho sabía en su interior que ella no volvería nunca,y que acababa de perder una de las mejores oportunidades de su vida.



El humo de un cigarro mal apagado ascendia, intentado abrazar el solo de saxo, sin ningún amor en su interior pero preso de una pasión ciega, como queriendo pegarse a la música, en agonía sórdida y absurda, hasta disolverse con ella para siempre y conquistar su victoria reafirmando la muerte. Ahora sonaba “Strange Fruit”, ese tema sobrecogedor de Billy Holliday sobre los negros colgados de los árboles en los estados del sur, y dentro de la cabeza de Obama Daitorio, se arremolinaba un auténtico torbellino de imágenes violentas. No eres negro. No eres negro. No eres negro. No eres negro. Se lo estaba diciendo ahora el mismo Michael Jackson, en una de sus peores canciones. Obama Daitorio vio entonces imágenes de los bombardeos israelíes de Gaza, vio como francotiradores disparaban contra el pueblo hondureño, vio a Martin Luter King llorando en seco como Billy Holliday. Los ojos de la negra con la que había estado hablando se mezclaron con la mirada ardiente y profunda de la cantante muerta, convirtiéndose en una sola persona que lloraba, y lloraba desdichada, y lloraba desdichada, y lloraba y lloraba por el alma de Obama Daitorio. Luego, en una visión repugnante, vio como la señora Arroz era violada, y como si no pudiera aguantar seguir estando vivo en esos momentos, en un mundo tan cruel y lascivo, el primer presidente Negro acabó por desmayarse.



Unos minutos después, cuando le despertó el propietario para decirle que quería cobrarse para cerrar el local, Obama Daitorio se llevó la mano al bolsillo para comprobar la fatalidad de que se le había olvidado de coger la cartera antes de salir de la Casa Blanca. De hecho, desde que había llegado a presidente unos seis meses atrás, se había acostumbrado a vivir gratis y a obtener todo los bienes materiales que se le antojaban sólo con pedirlos, habiendo olvidado ya totalmente el valor del dinero corriente en la vida de las personas.



Así que intentó hablar con el tendero para explicarle quien era y para ofrecerle una solución dialogada al conflicto, pero su cerebro le fallaba, no conseguía hacer que las palabras bajaran desde su cabeza hasta su boca, había perdido su elocuencia. Él, que podía colarle a la opinión pública americana, se había quedado mudo de repente.



En un momento dado hasta bajo la cabeza, dándose por fin por vencido y esperando ser golpeado en cualquier momento. Él, el comandante en jefe de las fuerzas armadas de un país que no recordaba. Sin duda muchos presidentes extranjeros, postrados ante su los presidentes anteriores de su país, se habrían sentido así antes que él. Entonces recibió el primero de los golpes, o quizás había perdido la cuenta de cuántos eran ya, y se hizo la oscuridad para Obama Daitorio.


domingo, 10 de enero de 2010

LA COMUNITAT, LA PEOR NOVELA DE LA HISTORIA, POR PACO CAMPOS. SEGUNDA PARTE. CAPÍTULO QUINTO

(Atención: esta novela consta aproximadamente de diez capítulos. Para leerla desde el principio, pincha aquí.)

“Muchas gracias. Eres la piedra angular de la seguridad en Asia”, acababa de soltarle Obama Daitorio al presidente de Japón. Mientras pronunciaba esas palabras con su encantadora sonrisa de niño travieso, dándole palmaditas en la espalda al Sori, era plentamente consciente de que se trataba de una frase absolutamente carente de sentido, de un enunciado alejado de toda racionalidad y puede que de una de las mayores estupideces que había tenido que decir en su vida.



Obama Daitorio estaba furioso ese día. No sólo le molestaba tener que hacer declaraciones y leer discursos con cuyo contenido no se identificaba ni por asomo, sino que además últimamente le estaban escribiendo bobadas totalmente impresentables, tonterías que ni siquiera un estudiante de primaria de un colegio público de la Comunidad de Madrid se habría creído. Y lo peor es que toda la opinión mundial se las creía.

Pero en fin, ese no era el único problema. El problema era que un tipo de una inteligencia como la suya, capaz de improvisar discursos maravillosos, tuviera que acabar diciendo esas auténticas sandeces. Encima de que tenía que agasajar a necios de esta calaña. Un tipo que pese a presidir la segunda la potencia del mundo era un auténtico vacío conceptual que sólo leía mangas y que tenía un índice de popularidad de menos del 15 por ciento, menos incluso que el propio Bush en su última época.

Y le pasaba a él, precisamente la única persona de los Estados Unidos de América que no tenía derecho expresar su opinión. Pues hasta los presos políticos del país conseguían por lo menos de vez en cuando filtrar sus opiniones al público a través de los medios digitales alternativos. Pero él era el único americano que no podía decir nunca lo que pensaba.

La situación era mucho peor de lo que había imaginado. A los pocos meses de acceder al cargo, había comprobado que no había manera alguna de salir de la crisis sin crear otra más grande, con lo cual estaba destinado a tener que estar diciendo mentiras constantemente a lo largo de todo su mandato, no sólo durante los primeros años como tenía planeado cuando empezó. Y aunque siempre había tenido claro que el mundo no iba a cambiarlo, por lo menos le habría gustado tomar alguna medida para aliviar el sufrimiento de las familias y de la gente humilde de su gran nación, pero su sobrino se lo había prohibido expresamente. Ah, su maldito sobrino, se había convertido en su auténtica sombra, en su némesis, en su pesadilla particular,¿ Qué podría hacer para quitarse de encima a personaje tan desagradable?

Y luego estaba la Comunitat Valenciana. Una verdadera lacra. La herida por la cual el presupuesto estadounidense se desangraba. Ah si pudiera deshacerse de la Comunitat... Pero ahí también, una vez más, su sobrino le había dejado claro que esa opción era inconcebible. Ni pensarlo. La Comunitat ponía en peligro el comercio internacional. Si caía la Comunitat, con la cantidad estratosférica de deudas que había acumulado, caía también la economía mundial en su conjunto. No se le podía dejar caer así como así a la Comunitat.

El final de la Comunitat Valenciana, por culpa del gobierno de los especuladores y sus megaproyectos absurdos. Había sido uno de los acontecimientos más surrealistas de la década de los cero. Antes de llegar al gobierno ni siquiera sabía de la existencia de otra ciudad en el mundo llamada Valencia, aparte de la Valencia californiana. Y al final, la crisis definitiva, la de verdad, había estallado por culpa de esa ciudad europea, aunque los medios se habían encargado de ocultarlo a la población ¿Cómo podía ser que unos vulgares comepaellas pudieran tener a todo el mundo libre pendiente de un hilo?

Ni siquiera Obama Daitorio sabía bien cómo había ocurrido, pero parecía evidente que el asunto tenía su origen en la megaespeculación de los bancos de la ciudad. Se había formado una cadena de explotación en el que cada persona se aprovechaba de la persona que se encontraba un escalón más abajo en la escala social. Esa cadena se había hecho cada vez más grande y complicada, hasta llegar a un punto en que ni el gobierno de España, ni la Unión Europea, eran ya capaces de controlarla.

Todo el asunto partía del momento en el que, con el mercado inmobiliario saturado por la crisis, a los zaplanistas se les había ocurrido empezar a prestar ingentes cantidades de dinero a los pordioseros para que compraran por un precio módico los bancos del parque en el que vivían. Los pordioseros, convertidos así de repente en nuevos ricos y en agentes inmboliarios, alquilaban o revendían esos bancos a un precio mayor a las siguientes personas que se encontraban un poco más abajo en la escala social: los rumanos. Los rumanos, a su vez, hacían lo mismo con los que estaban inmediatamente más abajo, los nigerianos. Y así sucesivamente.

Los rumanos, igual que el resto de los ciudadanos del Europa del Este, habían sido timados colectivamente con la caída del comunismo.

Antes de que sus naciones hubieran sido sometidas a tamaña burla, los europeos del este vivían bajo un sistema de político que, si bien no era perfecto, era con diferencia el más avanzado del mundo y el que mejor respondía a las necesidades vitales de toda la población. En aquella época, el gobierno de esos países se ocupaba de suministrar a todos los habitantes asistencia médica, trabajo, educación de gran calidad y cultura, -todo ello de manera gratuíta- así como transporte público, vivienda y energía subvencionados, para que tuvieran un precio asequible para todos y no surgieran grandes desigualdades.

No había pobreza, ni existía apenas conflictividad en las calles, ni tampoco especulación, ni delincuencia de guante blanco. La gente tenía un trabajo digno, casi asegurado de por vida.

Todo discurría así de bien hasta que los habitantes del este fueron engañados para cambiar su sistema político y adoptar uno infinitamente peor: el capitalismo. Fue una de las mayores estafas de la historia.

Empresarios del tipo de Vicent el Zaplanista, y políticos de la calaña de “El Inglés Mentiroso” habían estado durante años yendo a países como Polonia y Rumanía para decirle a sus ciudadanos y dirigentes que con el capitalismo su economía crecería exponencialmente y se harían todos ricos de la noche a la mañana. Se podrían comprar cadillacs, ir a jugar a los bolos a megacentros comerciales, perder su fortuna en el casino, ir al Makudo en todoterreno, a Disneylandia en jet privado. Podrían hacer todas las cosas guays que hacían los yanquis en las películas, y además sus sociedades se haría más democrática y libre, como por arte de magia, como la sociedad de los yanquis.

Obviamente era mentira, pues para empezar la tierra no albergaba suficientes recursos como para que todos los países, ni siquiera una minoría de ellos,mantuvieran el estilo de vida derrochador e irresponsable de los Estados. Eso lo sabían perfectamente los zaplanistas, como también sabían que una mentira repetida mil veces por una fuente considerada de prestigio acabaría por convertirse por fuera en una verdad absoluta.

El verdadero objetivo de los zaplanistas y los mentirosos era que los países del este privatizaran sus industrias y servicios públicos para comprarlas ellos mismos a precio de saldo.

Además, con el deterioro de la calidad de vida en esos países por culpa del paso al capitalismo, cientos de miles de ciudadanos de esos países otrora prósperos se vieron obligados a marchar a países occidentales como Inglaterra, España o Italia para ganarse la vida en calidad de semiesclavos de las fábricas de los zaplanistas -los hombres-, o bien trabajando como prostitutas de los zaplanistas, caso de las mujeres.

De esa manera, los industriales y empresarios zaplanistas y/o mentirosos de toda Europa, que podrían ahorrarse una gran suma pagando salarios bajos a estos nuevos trabajadores, conseguieron también que los propios trabajadores de occidente aceptaran trabajar en peores condiciones laborales, al tener una mano de obra tan barata haciéndoles la competencia.

Por si ello no fuera suficientemente miserable y vil, todavía había bastante más. Como se hacía rutinariamente como cualquier país del tercer mundo, se concedería a estas naciones préstamos del FMI imposibles de pagar en su totalidad, pero que asegurarían un permanente flujo de dinero en concepto de intereses que irían contínuamente desde los países más pobres a las arcas de los países ricos. Y si algún gobernante de estos países rechazaba este tipo de acuerdos, se actuaría según el protocolo habitual. Primero se intentaría asesinarle, y si eso no era posible, se le acusaría sin razón de violar a Dionisio Hernández y se financiaría una revolución de colores para poner en el poder a otro de nuestros hijosdeputa.

Así es como se había realizado uno de los peores timos de la historia, cuando varios de los países más avanzados del mundo habían aceptado desmontar totalmente su sociedad del bienestar, regalárselo a las multinacionales exranjeras y ponerse a trabajar, bajo condiciones de semiesclavitud, para esas multinacionales.

Una vez llegaron a la Comunitat, los rumanos fueron timados por tercera vez, esta vez por los podioseros convertidos en nuevos ricos zaplanistas, que les ofrecieron créditos para comprar los bancos del parque donde vivían.

Las condiciones de los créditos eran del todo desventajosas para el receptor de los mismos, pues implicaba que tenían que gastar practicamente el cien por cien de su salario en devolver las hipotecas, algunas de ellas hipotecas a varios siglos.

La mayoría de los rumanos cobraban el salario mínimo, e incluso algunos no llegaban ni a eso. Aún así, les convencieron de que no había nada de lo que preocuparse que el valor de los bancos aumentaría piramidalmente haciéndoles millonarios en cuestión de meses.

Los rumanos, a su vez, se dedicaron revender o alquilar esos bancos por un precio aún mayor a los únicos que estaban aún más abajo que ellos mismos en la pirámide social: los inmigrantes subsaharianos.

Éstos a la vez realquilaron a los inmigrantes subsaharianos de países inferiores en la escala de países subsaharianos. Al final se creó una megaburbuja sin sentido en toda la Comunitat Valenciana, cuya economía dependía de la construcción, venta y alquiler de millones de bancos.

Se había llegado a un punto en que todo en la Comunitat Valenciana giraba alrededor de la especulación de los bancos. Aunque había cientos de bancos por habitante, se seguían construyendo bancos con fin puramente especulativo en los que se sabía de antemano que jamás iba a sentarse nadie.

Se destruían areas naturales protegidas para construir bancos, la mayoría de los ayuntamientos se financiaban recalificando terrenos municipales y subastándolos a empresas que construían bancos.

Se organizaban grandes eventos deportivos y se construían edificios emblemáticos, así como estadios gigantescos, con el único objetivo de que el terreno sobre el que se construían los bancos aumentara de valor, aumentando también por lo tanto el precio de los bancos mismos. Precio que, por otro parte, ya era de por sí exagerado.

Todo ello hacía que creciera la economía, enriqueciendo, por supuesto, a los bancos, y generando empleo en la construcción de bancos y empresas indirectamente relacionadas. Alguien había dicho medio en broma que parecía que en el país gobernaran los bancos.

El populacho también estaba contento y apoyaba las políticas zaplanistas porque eran buenas para la economía, y porque la celebración de grandes eventos les llenaba de orgullo chovinista y les hacía sentirse superiores a los egipcios.

Además, como los zaplanistas dominaban a su antojo la mayoría de los medios públicos y privados, si alguien se oponía a todo el sinsentido que se estaba produciendo en la Comunitat en esa época, se le tachaba de amigo de Zapatero y de radical proegipcio enemigo de los bancos, y de esa manera el prestigio como ser humano del individuo en cuestión quedaba manchado y hundido para siempre.

A mitad de esa periodo zaplanista, había acontecido un cambio de Presidente de la Generalitat, de manera que el cargo había sido ocupado por otro zaplanista . Ese nuevo Presidente Honorable no cambió para nada la política a favor de los bancos, pero decidió mover la economía todavía más con una nueva medida que consistía en comprarse millones de trajes para uso privado con dinero público, con el objetivo de apoyar a la industria textil y de alta costura en la Comunitat y así crear empleo, progreso y desarrollo sostenible.

No hace falta decir que esa política de trajes no tuvo ningún resultado a medio plazo, además el Presidente era horriblemente feo y, no importa lo que vistiera que lo iba a seguir siendo para siempre.

La crisis en la Comunitat estalló cuando una de las inmigrantes subsaharianas dejó de pagar el alquiler de casi mil euros por el banco insalubre y feo en el que vivía.

Como estaba trabajando sin contrato por la mañana en una cafetería, cuando tuvo que pasarse un par de semanas de baja por la agresión de un cliente, se quedó sin cobrar nada.

Pues aunque también tenía un segundo empleo, en este llevaba meses sin cobrar porque el dueño había sido afectado por la crisis. Así que se vio en la situación de que no podía abonar la cuota que le correspondía por el trozo de banco compartido con otros quince inmigrantes en el que vivía. Y como tampoco podía hacer la calle, entre otros motivos porque no le da la gana, y, aunque hubiera querido, había trescientas más buenas que ella haciéndolo ya. Así que decidió irse a vivir a un cajero, que era gratis、y además no hacía tanto frío como en el estúpido banco en el que habían estado viviendo hasta entonces.

El tipo que alquilaba varios bancos del parque y luego los realquilaba a inmigrantes, siendo que no era la primera persona que dejaba de pagar en las últimas semanas, se dio cuenta de que él mismo no iba a poder el alquiler, así que se declaró en bancarrota y huyó a otro parque.

Lo cual afectó al individuo que había comprado un montón de parques llenos de bancos, mediante una sociedad ficticia radicada en las Islas Caimán, para luego alquilarlos y ganar mucho más dinero. Como en los últimos meses habían subido los tipos de alquiler por la crisis financiera internacional y la desconfianza general de los mercados bursátiles, y como también tenía muchos clientes morosos que habían huído a sus respectivas naciones,al ver que el asunto ya no era rentable, decidió dejarlo todo y volver a su país de origen con un montón de facturas sin pagar.

Con ello el banco dejó de cobrar también y de repente se vio con un montón de millones en sus balances en concepto de hipotecas incobrarles sobre bancos.

Esa incertidumbre de ese banco contagió a los demás bancos valencianos, que se dieron cuenta por primera vez de que había algo extraño en su modelo de negocio y de que con la crisis económica iba a ser difícil que la gente siguiera pagando mil euros al mes por vivir en un banco del parque.

La crisis multiplicó los impagos y se contegió a la economía real, que ya funcionaba en la Comunitat mucho peor que en el resto de España.

Los bancos se vieron con miles de millones de deudas, con esas hipotecas imposibles en sus balances, un montón de gente viviendo en cajeros y un montón de bancos vacíos que no podían ser vendidos a las cantidades millonarias anteriores. Los bancos valencianos estaban en bancarrota.

Si no se hacía nada, el problema se contagiaría también al resto de los bancos nacionales, y de ahí al toda de la economía, ya afectada por la crisis internacional. Necesitaban un rescate “bancario”.

El señor Peris era ahora presidente de la Liga de Empresarios de España, una asociación esotérica que practicaba la magia negra con el objetivo de preparar la vuelta de la Bestia Satánica al mundo.

Se dedicaban hacer el mal sin razón alguna, chantajeando una y otra vez a gobiernos de cualquier signo para que estos realizaran nuevas reformas laborales aunque estas no condujeran absolutamente a nada.

Las reformas laborales consistían en hacer empeorar las condiciones de los trabajadores en España para que el despido fuera más fácil, el salario mínimo más mínimo y las horas extras costaran menos aún al empresario. Eran medidas que no sólo perjudicaban a los trabajadores sino también a las propias empresas, pues al disminuir el poder adquisitivo de la masa laboral, éstas cada vez contaban con menos mercado al que vender sus productos.

Y además, con una mano de obra tan barata, los dueños dejaban de invertir en productividad y se limitaban a ir contratando más y más mano de obra precaria. Al final eran desbancados por la competencia extranjera, mucho más productiva, con trabajadores que rendían mucho más porque contaban con empleos más seguros y mejores condiciones laborales. Ya se llevaban decenas de reformas laborales que no conseguían nunca sus objetivos, pues al final el desempleo siempre volvía a su tasa inicial.


Otro de los objetivos de ese grupo maligno era presionar al gobierno, con todo tipo de campañas de difamación, para que redujera el gasto público, que ya era el menor de toda Europa, y así conseguir que la calidad de la educación pública fuera en todas partes tan mala como en las Comunitats de Madrid y Valencia.

De esa manera, los empresarios españoles, a través de esa Liga Satánica, chantajeaban constantemente al poder para que pusieran en práctica políticas que eran malas para el Estado, para el gobierno, para el pueblo y para los propios empresarios. A simple vista, su actitud no tenía demasiado sentido. Pero al fin y al cabo eran un grupo satánico, cuyo único objetivo era simplemente hacer el mal.

Sin embargo, después de tantos años cavando su propia tumba, en este momento habían llegado por primera vez a un punto en el que estaban técnicamente arruinados. A no ser que el problema de la Comunitat Valenciana se resolviera pronto.

Así que, aunque los miembros de la Liga de Emprearios y todos los medios que esta confederación se pasaban el día insultando a Zapatero, acusándole de islamista radical, de querer romper España, amigo de ETA, destruir la familia, etc., decidieron, como siempre, llamar a ZP para pedirle ayuda.

-Presidente, un billón de billones de euros de las arcas del estado en concepto de rescate bancario.

-No faltaría más hombre. ¿Cómo te los envío?

-En fajos de billetes de cien euros dentro de un maletín. Eso sería perfecto.


-Bien. Mañana tengo que ir a Valencia para un miting –concluyó el Presidente del gobierno- . Así que te daré el dinero en persona. ¿Con un billón de billones tienes suficiente o quieres un poco más?

Esa tarde, el parlamento, que siempre votaba al unísono las cosas que realmente importaban, haciendo como que se llevaban mal y discutiendo a cara de perro sobre temas de poca relevancia, aprobaba con los votos a favor del PP PSOE la ley por la que se regalaba un billón de billones de euros a los bancos y cajas de ahorros de la Comunitat y de paso a otras de España para evitar un efecto contagio. Sólo hubo un voto en contra, el del parlamentario de Izquierda Unida.

Al día siguiente, ZP entregaba personalmente el maletín con los billones al señor Peris, presidente de la Liga de Empresarios Satánicos, para que este lo distribuyera a su antojo entre los bancos necesitados. Ese día, los periódicos de derechas hablaban del Madrid-Barca, de un caso inventado de vulneración de los D.D. H.H. en Cuba y de que Zapatero era malo para la economía y además tenía un pacto secreto con ETA para regalarle Navarra a Evo Morales. Los periódicos presuntamente progresistas hablaron sólo del Madrid Barca, de que Zapatero era bueno para la economía y para la paz en el País Vasco, y de ese caso en realidad prefabricado de violación de los D.D.H.H. en Cuba. Así que la opinión pública no se enteró de nada.

Tras la finalización del encuentro con Zapatero en el que había recibido los fondos necesarios para salvar la economía valenciana, mientras iba andando por la calle con el maletín, de vuelta a casa, el señor Peris decidió pararse en el Aguas Manolo a hacerse una cervecita y unas bravas. Pero como a demás de zaplanista radical, de pepero, de antiegipcio y de avaricioso el tipo era rematadamente imbécil, al salir del lavabo se dio cuenta de que el maletín con el billón de billones de euros había desaparecido. Se lo había olvidado en la barra del bar y alguien se lo había robado. Maldijo en voz alta y enseguida llamó otra vez a ZP:

-Que no te lo vas a creer. Que he perdido la pasta. Necesito otro billón de billones.

-No pasa nada. Te doy el número de la tarjeta de crédito del Estado y lo sacas tú mismo.


-¿Seguro que no pasa nada?

-No te preocupes. Pídeme lo que quieras para sanear tus cuentas. Hemos de proyectar en el exterior la imagen de que nuestro sistema bancario es fuerte.


De esa manera se había explicado ZP, todo simpático y bienintencionado, antes de colgar. Esta vez el empresario zaplanista Peris, después de suspirar aliviado, decidió que no se detendría en ningún bar a hacerse sus bravitas para que no le pasara lo mismo con el segundo maletín.


Así que después de dar una rueda de prensa en la que se dedicó a insultar brutalmente a ZP por no traer agua a la Comunitat y por no apoyar la Copa América, se fue directamente a darle la pasta a la Liga Nacional de Fútbol Profesional Bancos y Cajas de Ahorro. Pero por el camino pasó por un nuevo local que habían abierto recientemente en ese barrio. Un local espectacular que destacaba por sus luces maravillosas, olor a tabaco y un sonido de película de ciencia ficción. Era como estar dentro de un tragaperras.

Se llamaba “Pachinko”. Era un nuevo juego japonés, de hecho parecido al tragaperras, pero que no utilizaba dinero, sino unas fichas, como en el casino. El señor Peris decidió entrar a ver y a echar una sola partidita.

No tenía cambio, así que abrió el maletín y sacó uno de los fajos de billetes. Cambiaría uno, uno nada más. Total, por uno solo no pasaba nada, los bancos no se iban a arruinar sólo por un solo billete, el sistema bancario español era de los más sólidos de Europa.

Unas horas después, el dueño del pachinko estaba pegando con un palo a Peris para que se fuera, pues ya era de noche y quería cerrar el negocio e irse a casa a dormir. El señor Peris se había gastado en una tarde en el pachinko el billón de billones del rescate bancario con dinero público, si bien a Peris lo que menos le importaba de quién fuera ese dinero, pues la Confederación había decidido que el dinero del Estado les pertenecía a ellos. Volvió a llamar a Zapatero, pero esta vez la respuesta no fue tan positiva:

-Lo siento, te he dado todo lo que quedaba en las arcas del Estado, estamos a cero. Si no lo arreglas en 24 horas, se producirá una crisis terrible. España se declarará en bancarrota y será absorbido por Francia, China, Irán o Estados Unidos.

Ahora sí que estaban perdidos, pronto el sector bancario valenciano estaría totalmente quebrado y arrastrarían consigo a todo el sector bancario español, y éste a su vez a toda la economía nacional e internacional y a la Unión Europea.

Él mismo puede que acabara viviendo en el parque, junto con Rajoy y los otros mendigos.

No se le ocurrió otra idea mejor que ir a pedirle un billón al Conde Barto Bano, el aristócrata húngaro con el que coincidía cuando iba a hacerse sus bravitas y sus cervecitas al Aguas Manolo, y que al parecer iba bien de pasta, puesto que nunca escatimaba en gastos y solía invitar a vinos a algunos de los pordioseros que vivían en el parque.

Pero para sorpresa de todos los asiduos de aquel antro, el Conde Barto Bano contestó a la petición con una furia demencial y salvaje que ninguno de los contertulios del bar recordaba haberle visto nunca. Con su bastón de piel de zorro de los Cárpatos se lió a golpes con el mostrador en el que se exponían las diferentes tapas y montaditos, provocando un gran revuelo en las mesas de alrededor cuando los restos de fritanga mezclados con cristales empezaron a salr volando en todas las direcciones. Varios clientes habituales del bar fueron dañados o ensuciados en esa vorágine que había creado Barto Bano. Estaban de pie en mitad del bar mirando al conde con la boca abierta, sin decir nada.

Pues el Conde, aunque algo extravagante, era un tipo respetado por sus maneras ezquisitas. Habitualmente tranquilo y comedido, no le gustaba demasiado hablar, y cuando hablaba lo hacía siempre con educación exquisita, empleando un rancio castellano gongoriano. Pero ahora se dedicaba a soltar toda guisa de improperios y palabrotas de lo más vulgares y abyectas, mientras con su bastón no paraba de destrozar el bar entero:

-Una mierda, hijos de puta –seguía berreando- no os voy a dar nada. Habéis destrozado esta Comunitat, secado sus ríos y enladrillado sus hermosas playas mientras esclavizabais a medio mundo. Y ahora que estáis a punto de perder toda vuestra fortuna y arruinar también a los demás por vuestra propia codicia y estupidez, venis a pedirme pasta, cabrones. Pues sabed que todos mis billones están en una cuenta en Beirut a nombre del jeque Nazrallah, id a pedidle el dinero a él si os atrevéis, cobardes hijosdeputa, que no tenéis cojones y ya salisteis del Líbano trasquilados. Cabrones, cerdos, vais a recibir lo que os merecéis, yo luché en los Cárpatos hace quinientos años contra la huestes satánicas y voy a utilizar hasta el último de mis euros en luchar contra vosotros hasta que os hundáis en la más absoluta miseria, especuladores de mierda...

A su vez Manolo estaba contento porque le estaban reventando su bar de mierda. Gritaba de alegría, radiante de felicidad como un niño; había empezado a colaborar y a destruir su propio bar el también. Todo el mundo estaba contento. Los clientes también habían salido de su estupefacción para ayudar en la destrucción de ese antro que todo el mundo odiaba pero al que todo el mundo iba a diario. Cada cual golpeaba con más entusiasmo.

Pero dejemos de lado ese interesante episodio de destrucción del patrimonio cultural valenciano y salgamos de una vez del bar para aprender cosas nuevas. Pues en el exterior, la situación de quiebra de la Comunitat se había ido haciendo evidente para toda la opinión pública española. Al principio los periódicos y telediarios del sistema habían tratado de ocultarlo para que la incertidumbre no afectara a los mercados, pero poco a poco la verdad había ido saliendo por internet. Los medios de derechas echaron las culpas a Zapatero. Los medios pro gobierno a la situación internacional. Hasta el pordiosero del parque apodado Rajoy declaró:

-Hay que tomar decisiones, hay que hacer reformas; porque cuando un reloj se para, hay que darle a la cuerda, y es lo que no se ha hecho con la economィェa española.

Sea como fuere, la Comunitat se había convertido en un agujero negro económico que amenazaba con llevar a la ruina no sólo al resto de España, sino también a la propia Unión Europea.

Se realizaron una serie de reuniones en la sombra en las que los poderes financieros mundiales y los representantes del Bilderberg dejaron claro a Zapatero de que el Estado Español tenía que deshacerse de esa lacra de la Comunitat si quería seguir siendo admitido en los círculos de poder mundial y en la Unión Europea. Así que se explicó el asunto a la opinión pública española, a la que no le costó demasiado apoyar la decisión de abandonar a su suerte a una Comunidades autónomas que últimamente apenas aportaba nada a España y que al fin y al cabo se había devorado a sí misma en su frenesí de especulación, destrucción del medio ambiente y desmantelamiento de los servicios públicos.

Primero encargaron a un comerciante fenicio que vendiera la Comunitat en un bazar de Damasco, para así conseguir al menos unos cuantos camellos, un par de elefantes, y quizás media docena de esclavos nubios educados a cambio. Pero al parecer nadie estaba interesado.

Así que decidieron subastarla en una prestigiosa casa de Londres, pero también allí ocurrió que, debido a la cantidad de deudas que acumulaba, nadie alcanzó el precio de salida.

Después de eso, entablaron negociaciones con una una productora taiwanesa de películas de ciencia ficción de serie B que estaba interesada en adquirirla para utilizarla como decorado en sus films de pésima calidad, pero al final la empresa no consiguió los cienmil dólares a los que ascendía la operación.

Un millonario de la mafia rusa afincado en Inglaterra estuvo interesado en comprarla como escenario para practicar su deporte favorito, la caza de seres humanos. Pero cuando el trato estaba aunto de cerrarse, varias organizaciones humanitarias internacionales desataron una importante campaña en contra; el asunto llegó a la prensa, la opinión pública británica, a la cual le daba igual que su ejército siguiera asesinando afganos e irquíes, se indignó, así que el negocio acabó por irse al traste

La Comunitat fue entonces ofrecida sucesivamente a Francia, Inglaterra, Israel, Rusia, Pakistán y Corea del Norte para que la utilizaran para realizar ensayos nucleares, pero todos esos países la fueron rechazando uno tras otro por diferentes motivos, aunque el principal era que tenían que hacerse cargo de unas finanzas totalmente esquilmadas que habrían sido una lacra para sus propias economías.

Finalmente, el Presidente de la Generalitat lanzó un conmovedor y desesperado mensaje al mundo al mundo desde la cárcel pidiendo ayuda para la Comunitat a todos los líderes mundiales. Las Naciones Unidas reaccionaron pidiendo que se solucionara la situación. Bono y Bob Geldof organizaron varios megaconciertos con el título“Salvem la Comunitat”.

Entretanto, Campos y Zaplana salieron una noche de expedición por los naranjales de alrededor de la ciudad con la intención de tirar la Comunitat sin que nadie se diera cuenta a algún vertedero ilegal o solar abandonado.Pero cuando creían que ya se habían salido con la suya les salió el dueño del desguace, un viejo valenciá que llevaba consigo una escopeta de perdigones, de manera que tuvieron que desistir de su gamberrada. Por cierto, habíamos dicho que el President hacía sus discursos desde la cárcel, cosa que es cierta, pues el PP valenciano había trasladado su sede a la trena por cuestiones de comodidad. Si bien, muchos de sus miembros tenían permisos especiales que les permitían pasar una sola mañana al año entre rejas, pero sólo en años bisiestos.

A raíz de la súplica de las Naciones Unidas para que alguien salvara de verdad a la Comunitat para no tener que arrojarla directamente al inmenso océano, se terminaron presentando dos planes de rescate internacionales para limpiar las finanzas de la millor del món: el plan de Estados Unidos (respaldado por la OTAN, la UE, el Bilderberg y el FMI), y el plan venezolano (respaldado por el ALBA y por la mayoría de los países del eje del mal).

El plan americano ofrecía a la Generalitat un importante préstamo del FMI para salvar las finanzas valencianas. Pero se trataba de un préstamo que exigía durísimas condiciones a cambio, como la obligación de privatizar todos los sectores de la economía incluyendo la educación y la salud, el despido de la mitad de los trabajadores del sector público, la venta de todas las escuelas a una empresa de americana refrescos, la disminución del salario mínimo, la cesión de los hospitales valencianos al Pentágono para que éste experimentara con armas biológicas, y en fin,un sinnúmero de condiciones draconianas que ponían efectivamente a la Comunitat bajo administración de los Estados Unidos.

El plan venezolano era menos generoso económicamente, pero no incluía exigencias políticas ni pretendía imponer ningún modelo de desarrollo económico, y tampoco buscaba contrapartidas políticas. Venezuela ofrecía una cierta cantidad de petróleo a precio casi de coste y con facilidades de pago a largo plazo. Cuba aportaba médicos y educadores para garantizar la persistencia la calidad del sistema sanitario y la educación en el caso de que se produjeran conflictos sociales o que el sistema dejara de funcionar debido a la insolvencia. Otros países aportaban donaciones en diferentes campos, como por ejemplo las semillas y los tractores iraníes, que servirían para que la población desocupada pudiera cultivar sus propios alimentos en terrenos valdíos o en descampados o terrados de las diferentes ciudades, vendiendo los excedentes si así lo creían conveniente.

Toda la prensa nacional, empezando por el "periódico" El País, criticó el plan venezolano, al que calificó rápidamente como caudillista, asistencialista y populista sin nisiquiera dar detalles sobre su contenido o explicar por qué se dedicaban a insultarlo con tanto ahínco. Según todos estos medios de desinformación masiva, el objetivo real de la propuesta era poner a la Comunitat bajo la órbita venezolana, así como comprar los apoyos en Europa para el plan chavista de construir una dictadura estilo cubano en Venezuela y de extender su socialismo del siglo XXI por toda latinoamérica y luego por Europa.

El plan americano destacaba, sin embargo, según todos estos medios, por su “contenido meramente técnico, alejado de cualquier radicalismo político” (ABC)“por su inspiración liberal y creencia en los mercados y en la capacidad de éstos para generar prosperidad democracia”(El Mundo), y también “por lo profundos efectos dinamizadores en la economía y el tejido productivo, al reducir el gasto público e introducir a la Comunitat otra vez en la senda de la competitividad y el progeso” (El País).

Así que el plan venezolano ni siquiera se sometió a debate en el parlamento. Se adoptó por unanimidad del PP PSOE el plan yanqui que convertía a la Comunitat en un mero estado vasallo de Estados Unidos. A partir de ahora, la función de la Comunitat en el mundo sería la de sujeto experimental de los países capitalistas para probar sus doctrinas económicas y políticas más extremadas, y también para almacenar residuos nucleares en los aeródromos abandonados.

Hay que decir que había un tercer plan, el del Chino Muerto. Plan mucho mejor que los dos anteriores, y que consistía simplemente en dejar caer a los bancos. Ello habría tenido el efecto de liberar a la población de las monstruosas deudas que mantenía con el sector bancario y financiero, haciendo que el dinero de las hipotecas y de las deudas pasara rápidamente a estar disponible de nuevo para el consumo y el crédito, provocando de nuevo un crecimiento económico basado en la demanda no especulativa. Huelga decir que un plan tan marvilloso como ese pasó sin pena ni gloria por la España amoral y mediocre de esa época, en la que los bancos tenían el poder absoluto.

La Comunitat fue regalada de ese modo a los especuladores de Wall Street. No se sabe muy bien cómo se hizo, si se instaló un novedoso sistema de teletransportación para que la gente se desplazara de Washington a Valencia en cuestión de minutos, o si se desmontaron los edificios principales de la ciudad y se transportaron piedra a piedra hasta los Estados, o bien si España fue separada de la Comunitat en bloque y fue transportada por mar a bordo de varios remolcadores inmensos; lo que es cierto desde ese momento las provincias de Alicante, Valencia, Castellón, así como el Rincón de Ademuz, quedaron unidas a Washington no solo económica y políticamente, sino también físicamente.

Así es como la Comunitat Valenciana se había convertido en el mayor quebradero de cabeza de Obama Daitorio. Pues incluso después de aplicar el plan de rescate bancario y estabilización económica, liberalizar todos los sectores y despedir a casi todos los funcionarios, el presupuesto federal seguía hundiéndose por el sumidero de la Comunitat, y Obama ya no so sabía que hacer para frenar esa sangría de fondos públicos. O mejor dicho, sí que lo sabía, pero estaba atado de pies y manos.

De hecho, desde que había llegado al poder no había hecho más que incumplir sus promesas de campaña y llevar a cabo políticas militaristas a favor de la élite financiera y en contra de los Domingo Palacios y del pueblo. Cada día le sorprendía más a sí mismo el hecho de seguir teniendo unos índices de popularidad relativamente altos entre el pueblo americano.

Había aumentado las tropas en Afganistan, puesto en marcha un plan de falsa retirada de Iraq y empezado a bombardear areas tribales y casas de barro en Pakistan. Y aunque iba a cerrar Guantánamo, lo tenía bien atado todo para poder torturar a los detenidos que por entonces estaban en esa base a otro sitio.

Había afirmado por activa y por pasiva que no apoyaba el golpe en Honduras, pese a que él mismo había ordenado ese golpe. Había organizado también los disturbios en Irán para apoyar un cambio de régimen. Había permitido todas las bravuconadas de Israel en Palestina.

No había duda alguna de que estaba llevando a cabo una política aún más repugnante que la de su antecesor en el cargo. Obama Daitorio era consciente de ello en todo momento.

Antes de ser elegido por los norteamericanos, sabía que el Presidente tenía mucho menos poder que el que la gente pensaba. Eso creía, pero la realidad era mucho más peor: no tenía ningún poder. Cero.

En el fondo, si había un político al que en el fondo admiraba, era al vilipendiado Chávez, un hombre inteligente también, de raza mezclada igual que él, pero al que no le temblaba el pulso a la hora de enfrentarse a cualquier grupo mediático o económico que intentara condicionar su gestión.

Si tuviera el más mínimo poder sobre los destinos de su nación, sabía que la única política coherente yfactible que le quedaba era aliarse con el presidente de Venezuela y realizar un gran pacto a tres bandas que supondría la democratización de los Estados Unidos y de Cuba y una integración norteamericana de orientación socialdemócrata y sin relaciones de vasallaje entre sus miembros.

Estados Unidos transferiría tecnología a toda Latinoamérica y recibiría a cambio petróleo de Venezuela para apoyar a las clases desfavorecidas de Norteamérica. Cuba, a su vez, aportaría médicos y su experiencia en desarrollo social y educativo. Chavez coseguiría al final el reconocimiento de la opinión pública mundial para sus esfuerzos altruístas a favor de la paz mundial y de la concordia.

Sin embargo, Obama Daitorio seguía poniendo zancadillas al ALBA, desestabilizando a Chávez y oponiéndose a la concicencia y a la democracia..

Obama Daitorio sabía que en Venezuela existían medios de comunicación posicionados en contra de Chávez y también, aunque no demasiados, otros posicionados a favor. Sin embargo, en Estados Unidos, todos los medios sin excepción estaban en contra. Ello indicaba claramente cuál de las dos naciones era una democracia y cuál no.

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