sábado, 22 de marzo de 2008

AMERICAN RUINS: EL DECLIVE DE DETROIT

Ya cuando alcanzó su máximo apogeo, allá por los años 60, supongo que se trataría de una ciudad más bien fea, pero vibrante y variada y con una gran vida cultural, dada su prosperidad. Por entonces, era la capital de la industria automovilística americana y la cuarta urbe yanqui en población. Contaba con un distrito financiero boyante y una zona de entretenimiento elegante, llena de cines, teatros, tiendas de moda y grandes almancenes tipo Broadway; el resto supongo que se trataría de los clásicos suburbios con casas unifamiliares para los blancos de clase media, habría también un par de barrios más pobres en los que viviría el proletariado de color oscuro.

La ciudad contaba con casi dos millones de habitantes en esa época (Barcelona), que se han ido reduciendo hasta los ochocientos mil (Valencia) de la actualidad debido a la crisis de la industria pesada y automovilística, y también por la corrupción de los gobernantes locales y por un aumento de la delincuencia y de los conflictos raciales que hicieron que los blancos se largaran en masa del centro, dejando decenas de miles de casas abandonadas que han sido presa de la ruina o de las llamas.

El 80 por ciento de los habitantes que quedan son negros, el paro es el mayor de los Estados Unidos, y el índice de homicidios es ocho veces mayor que la media de las otras ciudades yankees. Por supuesto no insinuamos que los negros tengan la culpa. En Toronto, a poca distancia de Detroit, hay una inmensa comuniad negra también, -se trata de la ciudad más multiétnica del mundo-, y ocurre un homicidio cada quince años.

El déficit del ayuntamiento de Detroit es tan alto que se dice que pronto el gobierno central podría tomar directamente las riendas de la ciudad, cosa de la que no creo que existan precedentes en ningún país del primer mundo. El estado de las infraestructuras resulta ruinoso, con la mayoría de los edificios públicos abandonados -incluyendo el estadio de béisbol, la estación de tren y todos los cines, teatros y grandes almacenes del centro- y sin que prácticamente ninguna forma de transporte público funcione ya.

Los profesores de las escuelas públicas se encuentran casi permanentemente en huelga. A mitad de los años 90, el ayuntamiento llegó a cerrar 13 escuelas de golpe por falta de fondos. El 15 por ciento de ellas no cuentan ni siquiera con calefacción, y en otras ésta funciona a base de carbón, provocando asma a los niños y a los vecinos de su barrio. Hace no demasiados años hubo una revuelta bastante grande que se saldó con varios estudiantes de la escuela pública en la cárcel, parece ser que la situación era tan precaria que no contaban ni con papel de váter en los lavabos de la escuela.

El panorama del centro es desolador. Se ande por donde se ande, alrededor uno sólo ve ruinas, coches quemados o saqueados, grafitis, cristales rotos y basura. Algunos barrios enteros han desaparecido por completo hasta convertirse en ciudades fantasma en las que la hierba ha suplantado a las aceras y en las que animales salvajes han ocupado los parques y pastan a sus anchas. La antes vibrante zona central se halla desierta, con rascacielos de más de cincuenta pisos totalmente abandonados y con algunos de los habitantes que se han quedado plantando patatas casi en el mismo distrito financiero de la ciudad. Un glamuroso teatro del centro se ha convertido en el aparcamiento de una tienda multiprecio.

Hace poco leí en un blog el testimonio de una mujer que se quejaba de lo horrible que era oír en las noches de tormenta el sonido de los ladrillos de las casas de su vencindario ir cayendo poco a poco unos encima de otros. Otro tipo opinaba que el panorama es tan desolador que debería hablarse todos los días del problema en televisión, pero los telediarios y los políticos nunca hablan del tema y los americanos desconocen totalmente la magnitud del problema. Una vecina se quejaba de que llevaba tres años avisando al ayuntamiento para que retirara un trailer que estaba calcinado en mitad de una calle. "La ciudad es básicamente un inmenso vertedero, con unas cuantas islas de gran riqueza desperdigadas aquí y allá"

Muchos auguran que tras la crisis económica que se cierne actualmente sobre los Estados Unidos, con miles de personas siendo desalojadas al mes por impago de sus hipotecas, la mayoría de las ciudades norteamericanas se asemejarán al Detroit de hoy en día. Algunas, como Toledo, New Heaven y Cleveland ya ha se hallan claramente en la senda del declive, mientras que en los últimos años la gente está empezando a abandonar el centro en Los Ángeles y en Nueva York.

Pero no lo que tiene que ver con la decadencia de Detroit es negativo. Detroit ha sido la primera ciudad del mundo en desaparecer, y dentro de poco vendrán otras. Conforme el precio del petróleo siga subiendo, los alimentos serán cada vez más caros y difíciles de transportas y el único futuro de las ciudades radicará en la posibilidad de cultivar sus propios alimentos in situ, cosa que en Detroit ya se ha empezado a hacer. Ante la crisis hipotecaria actual, muchos americanos están perdiendo sus casas. Si por mi fuera les enviaría a Detroit y les regalaría una casa abandonada a condición de que la rehabilitasen y la cuidasen.

Con la caída del comunismo, los cubanos se enfrentaron a una terrible crisis energética, pues por la falta de petróleo, los alimentos dejaron de llegar a las ciudades y muchas comunidades de vecinos empezaron a cultivar en los parques de la Habana y en los tejados de sus casas. Esas iniciativas fueron más tarde incentivadas por el gobierno hasta llegar a un punto en la actualidad en el que Cuba es probablemente el único país del mundo cuyas ciudades superarían sin demasiados problemas una severa carestía de petróleo a nivel mundial.

En Londres y en Nueva York, algunas comunidades progresistas han empezado a desarrollar proyectos en esta dirección. Compran las semillas y la tierra entre todos y luego la trabajan por turnos. De esa manera consiguen varios beneficios: comida sana y natural a cambio de poco esfuerzo y dinero, y lo que les sobra los venden a los mercados o se lo tiran a la cabeza a los pobres. En vez de dedicarse a discutir de qué color pintar la fachada de la finca o a conspirar para que se instale obligatoriamente unos carísimos ascensores, las marujas españolas que dominan las comunidades de vecinos podrían empezar a pensar en promover iniciativas de este tipo.
















LAS MANIFESTACIONES PACÍFICAS DEL DALAI LAMA

Esta semana los medios oficiales, incluyendo por supuesto todos los telediarios y los tres panfletos que la CIA edita en España (El País, el ABC y el Mundo) nos han estado taladrando con el tema de las protestas en el Tíbet.

Miles de estudiantes pro-democracia apoyados por humildes e inofensivos clérigos budistas han salido a la calle para participar en pacíficas manifestaciones para pedir más derechos humanos en la región.

El terrible gobierno comunista chino ha reprimido contundentemente a los participantes en esas manifestaciones, causando decenas de bajas. El venerable Dalai Lama ha pedido contención al gobierno chino y les ha acusado de realizar un genocidio cultural y de impedir las aspiraciones democráticas del pueblo tibetano.

Cuando el venerable Dalai Lama -el mismo de ahora- estaba en el poder en el Tíbet, antes del comunismo, existía un régimen feudal ultraconservador en el que la población tibetana estaba legalmente divida en castas. El 85% de la población eran siervos de la élite religiosa de los monasterios.

Ese 85% de la población carecía totalmente de derechos, podían ser vendidos por su señor o incluso a veces eran asesinados por éste sin que investigación seria alguna fuera jamás llevada a cabo. Existían castigos físicos horribles, incluyendo la mutilación de miembros corporales -como orejas, piernas y dedos- para aquellos que se rebelaban contra las tareas más denigrantes que les obligaban a hacer sus amos. La mayoría de la población era analfabeta y vivía en la miseria.

El índice de mortalidad infantil era del 43%, la esperanza de vida de 35 años. No había ni carreteras ni escuelas ni luz ni electricidad ni hospitales, se quemaba vivas a mujeres que habían dado a luz gemelos por ser brujas y decenas de miles de personas pobres morían de viruela, lepra o tuberculosis. El venerable Dalai Dama, que tanto desapego predica por las cosas materiales, era dueño por ley de todos los tibetanos, pero en la práctica poseía decenas de fincas y de campos, miles de siervos y centenares de esclavos.

No es que el comunismo chino sea perfecto, ni mucho menos, pero desde el comunismo los tibetanos tienen acceso a la educación, están bien alimentados y cuentan con infraestructuras y hospitales bastante aceptables. Y por mucho que los periódicos que leéis todos los días afirmen sin pruebas lo contrario, su cultura propia es respetada por el gobierno central.

Poseen un gobierno laico que permite cualquier culto religioso aunque sin permitir que se mezclen religión y estado, un gobierno que dentro de la corrupción habitual china se preocupa más o menos por el beneficio de los ciudadanos, que son iguales ante la ley y que hoy en día gozan prácticamente de los mismos derechos que cualquier ciudadano occidental, si exceptuamos la posibilidad que tienen los europeos y americanos de elegir cada cuatro años entre dos partidos iguales.

Algunos corresponsales de medios alternativos así como varios turistas extranjeros que estaban estas últimas semanas en el Tíbet, han confirmado la versión oficial del gobierno chino de que ellos no han empleado larmas de fuego durante estos disturbios. Según esas fuentes, los manifestantes iban armados con cócteles molotvs y se dedicaban a incendiar todos los comercios chinos que encontraban a su paso, y a atacar a todo chino que veían a pedradas o a cuchillazos.

Según un turista español que se encontraba en Lasha de vacaciones, los estudiantes y los sacerdotes parecían totalmente fuera de sí, provocando destrucción y caos a su alrededor sin ton ni son. Algunas personas fueron sacadas de sus casas y asesinadas a machetazos.

La semana pasada, después de bombardear un supuesto campamento de las FARC en territorio ecuatoriano y de ejecutar luego a sangre fría a todos los supervivientes, el gobierno colombiano dijo haber encontrado en la zona -pese a que todo a 50 m a la redonda había sido pulverizado- unos ordenadores portátiles que supuestamente demostraban la conexión de los gobiernos de Ecuador y Venezuela con las Farc.

En las pasadas elecciones venezolanas, un partidario de Hugo Chávez fue asesinado por unos pistoleros exacerbados en el transcurso de una manifestación en contra del gobierno. Al día siguiente, todos los medios de comunicación de occidente dieron la noticia de que un manifestante había muerto en una manifestación contra Chávez: sin incurrir en ninguna mentira explícita estaban de nuevo falseando la realidad para decirle al mundo que en Venezuela hay una dictadura.

El año pasado hubo un asesinato en el Líbano que muy posiblemente fue cometido por el Mossad. Todos los telediarios divulgaron como cierta, sin prueba laguna, la versión del gobierno yanki de que él asesinato había sido perpetrado por Siria con la ayuda de Irán.

Probablemente la mayoría de las bajas provocadas entre los tibetanos sean obra de radicales entrenados y armados por agentes de la CIA o al servicio de ésta. La CIA lleva décadas conspirando para que la población tibetana se levante contra China en el Tíbet; los medios de comunicación se limitan a comerle la cabeza a la población mundial para que adopten el punto de vista que conviene a los yanquis, aunque ignoro cuáles son los objetivos específicos de este último golpe.