viernes, 2 de noviembre de 2007

EL EXPERIMENTO DE LOS PORDIOSEROS TRAJEADOS (BASADO EN UNA IDEA ORIGINAL DE MAURICIO R.)

Se trata de un sencillo experimento que cualquiera puede poner en práctica en su ciudad; además, apenas cuesta dinero, incluso puede salirnos prácticamente gratis.

Consiste en procurarnos un traje de alto standing, y si puede ser un maletín, para salir a la calle vestidos de ejecutivos un día cualquiera por la mañana; se puede utilizar un traje caro del que casi todo el mundo tiene un ejemplar para bodas y comuniones, o también se lo podemos pedir prestado a alguien o incluso podemos alquilarlo o robarlo, lo que sea excepto comprarlo.

Disfrazados de esa guisa nos dirigimos al distrito financiero o a la zona más cara de nuestra ciudad, a partir de ahí las posibilidades son múltiples; me limitaré a proponer algunas que se me vayan ocurriendo pero agradecería que me fuerais comentando otras de vuestra propia cosecha.

Podemos limitarnos a hacer un botellón matutino sentados en un banco; unos ejecutivos bebiendo litronas o cubatas e incluso con un loro haciendo sonar bakalao a toda tralla e insultando a los paseantes y/o ensuciándolo todo; estoy seguro que la policía, al vernos con esa pinta, no haría nada al respecto, simplemente nos daría los buenos días. En cualquier caso, averiguar la respuesta a ese enigma sería uno de los fines de este experimento.

Otra sería entrar en el banco y decir que queremos ingresar un depósito de varios billones de euros y que estamos buscando una institución financiera que nos ofrezca unas condiciones de máxima rentabilidad; anticipo que el director de la sucursal nos haría pasar a su despacho privado y empezaría a hacernos la pelota y a hablarnos de las bondades de su banco; después de dejarle hablar por unos minutos abriríamos nuestro maletín de mago de las finanzas y sacaríamos una lata Steinburg de tenis y podríamos bebérnosla mientras le escuchamos o vaciarla sobre nuestra propia cabeza o decir frases absurdas como "el secreto de la máxima rentabilidad está en la buena chela matutina" o algo así.

Podemos también meternos en la tienda más cara de ropa y cuando la dependienta en cuestión nos pregunte qué deseamos podemos pedirle unos pantakas de camuflaje o unas botas de skinhead de punta de hierro o un chandal de bakala, cuando nos diga sorprendida que no tiene nada de eso empezaremos a increparle y a maldecir sobre su tienda, a pedirle el libro de reclamaciones o que queremos hablar con el encargado.

Nos metemos bebiendo chela de lata en el edificio de la Bolsa y comprobamos si alguien nos llama la atención o no (yo apuesto que no), y podemos gritar peticiones absurdas y comprar valores aleatorios para provocar un terremoto financiero que incluso acabe arruinando a un puñado de pequeños propietarios de la península de Wan-Seng; también podemos sentarnos en una esquina a pedir o ir taladrándole a la gente con el típico rollo de que nos den un euro para un bocadillo, estoy de permiso, soy drogadicto y necesito una dosis o cualquier cosa de esas; también podemos limitarnos a hacer sueling.

Las posibilidades son ilimitadas; se trata de una actividad lúdica muy entrañable, con un componente reivindicativo, y casi no cuesta dinero; además, si hay suerte y le echamos el morro suficiente, podemos acabar saliendo en el telediario local y hacernos famosos. Yo ya estoy harto de la estupidez de salir por la noche a doblarse los fines de semana y ya no pienso hacerlo nunca más; salir por el día es mucho más bonito, te da el sol y se pueden hacer muchísimas cosas y hay gente más interesante y los sitios hermosos están abiertos, por la noche las cosas cuestan mucho más, sobretodo la bebida, y no hay menú del día, ni metro, ni autobuses y además la gente es más subnormal si cabe.