jueves, 31 de diciembre de 2009

BALANCE DE 2009 Y FELICITACIÓN 2010

Se termina el año 2009, sin duda un año de mierda, así que el Chino Muerto os quiere desear a todos que tengáis un 2010 incluso peor. A nivel colectivo, 2009 ha sido el año (como siempre) en que las desastrosas consecuencias del capitalismo global y de vuestra propia estupidez han seguido salpicándonos hasta dejarnos al borde de una verdadera catástrofe. Para 2010, esperamos en España un panorama aún más nefasto: más pobres, más diferencia entre ricos y pobres, condiciones de vida más precarias para la mayoría, menos impuestos para las grandes empresas, peor acceso a la vivienda, mayor inflación, más hostilidad, menos democracia, peores modales, más manipulación mediática, más telebasura, peor educación y sanidad, más consumismo, más contaminación, más cambio climático, menos cultura, más presos políticos en Euskadi, más especulación urbanística, más gente torturada por la guardia civil, más racismo.


A nivel individual, 2010 también será una mierda de año para todos vosotros. Debido a vuestro desmedido consumismo, más niños se verán obligados a trabajar en las fábricas del sudeste asiático, a la par que las grandes empresas dominarán aún más la política y la economía de vuestros países. Gracias a vuestra pereza y a vuestra incapacidad para caminar durante más de diez minutos al día, consumiréis más gasolina, contaminaréis más, el cambio climático se acelerará, los biocombustibles harán que los precios de los alimentos suban todavía más. Para mantener vuestro estilo de vida basado en el despilfarro de energía, habrá que intimidar e insultar a otros gobiernos democráticos, tachándoles de dictaduras populistas, y puede que, con o sin autorización de la ONU, acabemos invadiendo algún país para asesinar a gente que no nos ha hecho ni nos hará nunca nada.


La mayoría de vosotros leyó menos en 2009 que en 2008; el año que viene leeréis aún menos todavía, iréis menos veces a museos, a la playa, a practicar algún deporte, o a pasear por el barrio antiguo de vuestra ciudad: vuestra salud física se resentirá, igual que vuestra salud mental; gozaréis de menos tiempo para meditar y para tener puntos de vista personales sobre las cosas, y pasaréis más horas tumbados en el sofá viendo estúpidos programas de telebasura; en breve careceréis totalmente de opiniones propias y os limitaréis a repetir los lemas contra Irán y contra Hugo Chávez con los que os bombardearán los telediarios.


Para la mayoría de los que vivís en España, vuestra calidad de vida seguirá disminuyendo este año próximo si el PSOE sigue en el poder; si hay un cambio de gobierno y pasa a mandar el PP, vuestra calidad de vida también disminuirá, pero muchísimo más deprisa.


A nivel personal, la mayoría seguiréis con una vida emocional errática y superficial: os emborracharéis más, y con alcohol de menos calidad, comeréis peor, esnifaréis cocaína más a menudo, pasaréis más días estresados o deprimidos; disfrutaréis de menos tiempo libre, y el poco que tengáis lo aprovecharéis peor; os seguiréis acostando de vez en cuando con desconocidos; la mayoría de los que tengáis pareja será en relaciones sin ninguna pasión, simplemente porque estáis acostumbrados a esa persona; seguiréis siendo incapaces de amar, ni al prójimo ni mucho menos a vosotros mismos.


Tal es un resumen de lo que os espera a la mayoría de vosotros en el año 2010; si os parece un panorama poco halagüeño, os queda el consuelo de que 2011 será muchísimo peor. En cuanto a mí, cada vez más me alegro de no ser como vosotros. Todo lo demás, será fuente de orgullo: tal es mi mensaje de año nuevo a los españoles, mensaje mucho más importante que el mensaje de navidad del Rey.


Pincha aquí para acceder a la felicitación del año pasado.

domingo, 27 de diciembre de 2009

LA COMUNITAT, LA PEOR NOVELA DE LA HISTORIA, POR PACO CAMPOS. CAPÍTULO TERCERO

En ese tiempo, transformada en un decadente parque temático para jubilados suizos e ingleses multimillonarios, la Comunitat también había cesado de ser valenciana. Vendida su alma para siempre,a cambio de ciertos papeles que en breve ya no servirían más que para sonarse, se había integrado plenamente en la cada vez más degrada economía occidental, la cual a su vez, después de la caída de la Unión Soviética, había renunciado ya a cualquier autorregulación y funcionaba simplemente como un sistema de fraude piramidal a base de constantes entradas de dinero sin base real alguna. Dinero que, por otra parte, había sido creado de la nada intencionadamente con la finalidad única de expandir el crédito y hacer subir los precios de manera incontrolada, sometiendo a toda la población y a las administraciones a deudas impagables para conseguir que la burbuja se mantuviera en permanente expansión, como por arte de magia.




Como en las demás naciones del Occidente civilizado, pero con las características notas folclóricas de la Comunitat, y con la clásica alegría barroca y despreocupada de esta peculiar región del Levante ibérico, para mantener en pie ese sistema económico totalmente parasitario e improductivo, oponiéndose a todo sentido común, al equilibrio ecológico del planeta, e incluso también a los derechos humanos más fundamentales, el tinglado económico se apoyaba en un enorme circo mediático hecho expresamente a medida del monumental expolio que se tramaba; un continuo autobombo futbolístico y especulativo que en ocasiones superaba los terrenos de lo delirante para convertirse en un espectáculo fofitesco, dirigido y protagonizado por individuos de tal calaña que habrían hecho parecer héroes de leyenda a los protagonistas de los esperpentos de Valle Inclán, o de las pinturas más grotescos del maestro Goya.



Si bien existían unos cuantos opositores a la política oficial de destruir el medio ambiente y la economía local para beneficio de la Cleptocracia, lo que tales opositores nunca acertaban a ver es que si el sistema seguía en marcha era porque satisfacía las apiraciones de los principales grupos de población que contaban con representación en alguna parcela de poder. Pues aunque los instigadores de la burbuja eran unos cuantos caciques locales de sobra conocidos (y tolerados) por todo el país, la culpa de que tal burbuja hubiera arraigado en la sociedad hasta subvertir totalmente el gobierno y la vida civil de la nación no era de ningún individuo o grupo aislado, ni de este partido o de aquel, sino de todo el sistema en sí y de la sociedad en su conjunto. Jueces, gobierno, oposición, sindicatos, bancos, equipos de fútbol, medios de comunicación. Todos estaban interesados en seguir por el camino de la especulación y de la economía improductiva y habían convencido también al vulgo para que les apoyara hasta las últimas consecuencias –si bien, dependiendo de la persona, ese apoyo podía ser de pensamiento, obra, omisión o palabra-. Y aunque es cierto que el sistema hacía un uso bastante considerable de la violencia, su mantenimiento y continuidad (el del sistema) no se fundamentaba en ésta, sino en la interiorización por parte del populacho de lo que era conocido como “el sueño valenciano”, que se resumía en la ilusión de que todo habitante de la Comunitat conseguiría finalmente hacerse multibillonario de repente gracias a la especulación y al incremento mágico del valor del suelo, que siempre aumentaba en progresión geométrica por obra y gracia de los Alquimistas en el poder.



En esa época, si en España ostentaba el poder un partido de centro extremista, el más radical de los partidos llamados democristianos que había en Europa en ese momento, en la Comunitat gobernaba a su vez el ala más radical de ese partido. Mas no radical en lo religioso (pue se trataba en realidad de individuos sin más religión que el dinero) sino en sus ansias por destruir el territorio y la convivencia entre las diversas comunidades de España.



A decir verdad, el Partido Populista tenía dos alas radicales, la de la Madrid y la de Valencia. En la Generalitat de Madrid estaban los extremistas probritánicos; fundamentalistas del libre mercado que, con Margaret Tacher al frente, tenían como único objetivo privatizar el gobierno, las empresas públicas, los hospitales, y en general cualquier cosa que se les pusiera por delante. No hace falta decir que el objetivo poco disimulado de tales privatizaciones era quedárselas ellos mismos y tirárselas por encima por mero vicio. Pues en el fondo no se trataba sino de gente enferma, gente que sólo se divertía reuniéndose para celebrar orgías en las que todos desnudos se lanzaban, los unos a los otros, billetes de quinientos dólares europeos.



Dicha rama extremista del Partido Populista se había apoderado de la Generalitat madrileña y estaba tan atrincherada en ella que era capaz de hacer repetir las elecciones si los resultados de éstas no les eran favorables. En realidad se trataba, más que de un partido político, de una pura organización delictiva comandada por los peores gánsters del país. Una especie de coalición de estafadores, especuladores y mafiosos cuyo programa de gobierno era el mero lucro personal y que utilizaban los medios de comunicación públicos para engañar al poble de Madrid, cada vez más desinformado y asustado, ocultándole sus verdaderos objetivos. Para ello, habían perfeccionado la ciencia de hacer creer a los ciudadanos en la existencia de los Supervillanos, una raza de hombres malvados con poderes extraordinarios que asolaban España con el objetivo de hacerla añicos por pura maldad, por puro odio al Estado de Derecho y por mero fanatismo antibritánico.



Pero aunque en la Generalitat de Madrid se especulaba de lo lindo, hasta el punto de haber prácticamente convertido toda la Comunitat Madrileña en una especie de megaciudad dormitorio contínua de sí msma, una epecie de Los Ángeles ibérica de chicha y nabo en la que se potenciaba el desplazamiento innecesario en automóvil, los que se llevaban la palma eran los especuladores de la Comunitat Valenciana, los auténticos amos de la economía parasitaria: los zaplanistas.



Los zaplanistas eran los verdaderos expertos de la especulación inmobiliaria; aclamados y reconocidos por todos los especuladores del mundo como Maestros indiscutibles. Se trataba de individuos con poderes especiales que les hacían capaces de recalificar cualquier cosa, y cuando digo cualquier cosa, realmente quiero decirlo, pues se tratara de piedra, montaña, río o madera; de sustancia gaseosa, líquida, sólida o incluso virtual, todo eran capaces de recalificarlo los zaplanistas para construir edificios encima. Podían crear una burbuja en cualquier momento y en cualquier lugar, y una operación rentable para todos, y generadora de empleo, y riqueza, y prosperidad, y democracia, partiendo de la nada más absoluta, como un mago que sacara dromedarios de su chistera..



Los zaplanistas tenían el poder de construir edificios u obras civiles por doquier, desafiando todas las leyes de la ética e incluso de la física: rascacielos sobre las huertas, manhattans en la playa, monoraíles encima de naranjos, parques temáticos en medio del desierto, chalets en los cauces naturales de los ríos. No había limitación alguna que los detuviera. Y por si ello no fuera suficiente, aunque al principio se trataba simplemente de construir a mansalva, sin importar qué, con el tiempo habían perfeccionado el método hasta hacer que todo lo que se construyera en la Comunitat fuera lo más grande de Europa en su categoría. Con ello lograban, por una parte, halagar el orgullo de los valencianos, regalándoles para su ciudad construcciones más grandes que las que tenían los malvados egicpcios en las suyas propias; y por otro lado conseguían, de paso, mover la economía sin más, aumentando así el número y la magnitud de los contratos que conseguían para sus empresas y alimentando la sagrada burbuja, para poder seguir especulando y para poder construir todavía más rascatas en el desierto.



Tenían los zaplanistas un ambicioso plan que consistía en robar el agua del río Nilo y llevarla de Egipto a la Comunitat Valenciana. Como los egipcios se negaban en redondo a permitir semejante disparate, se acusaba a los egipcios de odiar a la Comunitat y de sentir envidia hacia los valencianos. Para ayudar a que ese odio se consolidara, el gobierno de la Comunitat se dedicaba continuamente a financiar, con dinero público, campañas publicitarias de difamación hacia todo lo egipcio. Y como los zaplanistas radicales dominaban todos los medios públicos y la mayoría de los privados de la Comunitat, habían llegado a convencer a los valencianos de que cuando algo fallaba en la Comunitat era siempre culpa del Faraón y los suyos.



Más tarde perfeccionaron todavía más la fórmula, añadiendo un supervillano más malo que todos los anteriores al asunto, un tipo que se llamaba Zapatero. Y aunque bien es cierto que el Zapatero estaba basado en una persona de verdad, la realidad es que el Zapatero de carne y hueso era un tipo sin poder alguno, pues sólo ostentaba el puesto ceremonial y simbólico de Presidente del Gobierno de España, que a su vez pertenecía a un grupo de accionistas internacionales con sede en Nueva York. Pero el Zapatero mediático que vendían en el Levante era un ser poderoso y terrible, un tipo maquiavélico y malvado cuya mayor preocupación diaria era hacer daño a la Comunitat, costase lo que costase, utilizando para ello todas las armas que el sobredimensionado Estado español, con cuatro funcionarios por cada ciudadano, le ofreciese. Y como el tal Zapatero quería romper España y los egipcios, en su imperialismo atroz y descarnado, no pretendían sino anexionarse la Comunitat, una alianza entre ellos era lo más natural del mundo. Una alianza a la que, por cierto, podía sumarse cualquiera (Irán, Hugo Chávez, ETA, Mark Twain, etcétera) según fueran las necesidades que tuviera en ese momento el periodista de turno al servicio del poder.



En una Comunitat que había estado siempre en el lado más avanzado de la historia, apoyando al rey más progresista en la guerra de sucesión; al bando republicano en la guerra civil, y cuya población había salido durante la transición en centenares de miles a la calle con banderas Egipcias pidiendo un Estatuto de Autonomía propio, habían conseguido que la gente acabara votando masivamente a un partido tan antivalenciano, extremista del libre mercado y pro-británico como el Partido Populista Zaplanista del Imperio Valenciano.



Otro de los principales logros de los zaplanistas, por cierto, fue el convertir a los valencianos en una especie de monstruos derrochadores, una especie de vampiros insaciables que, habiendo secado ya todos sus ríos propios,se autoasignaban el derecho de secar también los ríos de sus vecinos, y, por si eso no fuera lo suficiente grave, les había dado por acusar de integristas a los pobres egipcios que no se dejaban robar la única riqueza con la que contaban.



Así que la Comunitat seguía con el mayor éxito del mundo el camino de la destrucción del patrimonio cultural y natural y de profundización en las diversas variantes del fraude inmobiliario que les convenía a los zaplanistas, con una economía que no se sustentaba sobre ninguna base real. Al mismo tiempo, sus servicios públicos eran los peores de la Monarquía Bananera, que a su vez tenía los peores de Europa.



Si economía capitalista se había reducido ya a poco más que pura especulación, a una burbuja global formada a su vez por cientos de miniburbujas unas dentro de las otras, todas preparadas para saltar por los aires en cuanto una sola de ellas reventara,la Comunitat cumplía a la perfección su papel como megaburbuja regional, compuesta también de cientos de burbujas locales compitiendo entre sí por ser la más grande. Burbujas todas ellas creadas por los zaplanistas para enriquecerse y mover la economía, mas sin saber que hacia donde la movían era hacia el abismo. Incluso el parque en el que vivo contaba con su propia burbuja.



Un día, los zaplanistas habían llegado al barrio para informar a los pordioseros de que Zapatero iba a ir dentro de poco a quitarles personalmente todo lo que tenían. Así que, si poseían tarjeta de crédito, dinero en efectivo, o cualquier tipo de pertenencia, lo mejor que podían hacer es dársela directamente a ellos, (a los zaplanistas), los únicos capaces de conservarlas a buen recaudo, lejos del alcance de Kim Yon II y Gadafi. Y además, con el poder de la alquimia, que multiplicaba las riquezas y el progreso y que hacía que el dinero, mientras estabas mirando hacia otra parte, pariera más dinero.



Como los pordioseros no se creyeron el cuento, los zaplanistas enviaron para timarles a un agente inmobiliario, un tal Vicent Peris que había estudiado un curso de “Recursos humanos aplicado al entorno laboral en el marco organizativo y financiero de las nuevas tecnologías y el entorno mundializado”; un título tapadera para camuflar el verdadero objetivo que el curso perseguía: robar a los pobres para dárselo a los ricos.



El señor Peris convenció a los pordioseros de que se harían multimillonarios de la noche a la mañana alquilando sus bancos a otros pordioseros más pobres si aceptaban el crédito que les ofrecía. Como el precio del banco subía exponencialmente gracias a la burbuja especulativa, en un futuro próximo el banco valdría miles de millones de euros, y podrían retirarse a vivir en un yate de lujo al Caribe, y sólo venir en época de la Copa América o de la Fórmula 1 como si fueran unos jubilados suizos más.



Gracias al señor Vicent y su estrategia de marketing milagroso, de repente los pordioseros empezaron a ganar pasta y a poder jugar al golf y comprarse yates y apartementos en Marina de Oro.



Abrieron inmobiliarias, amenazaron con construir aeropuetos y rascacielos por todas partes, recalificaron toda la plaza para hacer rascatas; finalmente se convirtieron en un fiel ejército de zaplanistas que se quejaban de que Ramses quería romper España y la Comunitat y cobrarles impuestos demasiado altos.



Es así como prosperó la burbuja inmobiliaria en la Comunitat y cualquier pordiosero se convitió en “clase media”



Por entonces, el joven Sorel se encontraba exiliado en Egipto, donde disfrutaba de una existencia plácida alejado de los excesos urbanísticos y especulativos de la Comunitat.



el congresista demócrata de Illinois Bobby Robson expresó la buena impresión que le causó Fidel Castro. “Era lo opuesto a lo que los medios habían dicho de él. Me sorprendieron su gran sentido del humor, su conocimiento de la historia y su calidad como ser humano”



De la misma manera que el ejemplo anterior sobre Fidel Castro, Egipto era también lo opuesto a lo que decían los medios de la Comunitat Valenciana. No tenía nada que ver con su caracterización como extremistas musulmanes que odiaban a los valencianos y que querían anexionarse la Comunitat en colaboración con ETA. De hecho, se trataba de gente amable, tranquila y con un gran nivel cultural, que habían acogido a Skywalker desde el principo con gran amabiliad, cariño y con modales exquisitos.



De hecho, allá adonde iba, las chicas le miraban y le sonreían, le pedían que se hiciera fotos juntos y que durmiera con ellas porque tenían miedo por la noche.



Los viejos hacían cola en la puerta de su casa para hablar con él.



Los pordioseros del parque compartían los cartones de vino con él;



Los niños le regalaban chocolatinas, caramelos, bicicletas y gorras Nike.



Las viejas le invitaban a su casa a merendar y le preparaban tartas, cola-caos con galletas y le pagaban una pequeña asignación semanal.



Los padres le pedían que se casara con sus hijas, que compartiera con ellos sus amantes y que se quedara los fines de semana a hacer de canguro de sus hijos preadolescentes.



En los restaurantes no le permitían pagar la cuenta.



En las tiendas de ropa y en las boutiques de complementos de última moda occidental, le dejaban que se llevara cualquier producto pagando sólo el cero coma siete del importe total.



Le encerraban noches enteras a cal y canto en una pastelería francesa, en una tienda de caramelos o en un restaurante italiano; luego lanzaban la llave al Nilo para que nadie pudiera encontrarla.



Y aunque he exagerado un poco estas muestras de cariño por motivos meramente estéticos, el fondo de lo que comentamos es totalmente cierto. De hecho, pese a encontrarse en un lugar que la mayoría de los españoles calificaban como miserable y peligroso, desde su llegada al país sólo había sentido una vez inseguridad. Mas se trató de una clase de inseguridad no achacable al temperamento de los egipcios, sino a las terribles condiciones que pesaban sobre ellos en aquella época.



Fue al principio de su estancia, una de las primeras veces que se fue a pasear por el centro histórico de la ciudad.



Al doblar una de las esquinas de ese auténtico laberinto sin principio ni final, anterior y posterior a la historia, que era la parte vieja del Cairo, encontró a un niño sentado sobre la acera embalsamando aplicadamente a una lagartija como cualquier niño egipcio normal.



En ese momento se acordó de su infancia, de cuando era marginado por sus compañeros en el recreo debido a sus aficiones egipcias; por preferir jugar a embalsamar y diseñar pirámides antes que dedicarse especular con cada centímetro del patio del colegio como los otros niños valencianos.



El hecho de ver como aquel niño daba rienda suelta a su egipcismo sin ser marginado o torturado le provocó una gran alegría. Fue como si la sola visión de esa entrañable escena le liberara de todos su traumas infantiles y de sus recuerdos de niño odiado por toda la sociedad valenciana. Mas al acercarse al chico para intercambiar unos jeroglíficos rutinarios sobre el tiempo que haría al día siguiente, el chaval salió corriendo espantado con una expresión de terror en sus ojos. Skywalker siguió gritándole que no tuviera miedo, pero fue inútil, pues el chiquilllo ya había trepado por encima de un muro y desaparecido sin dejar rastro alguno.



Skywalker se sintió terriblemente decepcionado. Después de aquel instante de alegría sublime en el que había atisbado la posibilidad de reconciliarse para siempre con su pasado, se veía obligado a rememorar otra vez aquellos tiempos en los que era marginado por los otros niños y en los que ningún compañero quería practicar con él ningún juego. Así que, con el corazón afligido de pena, dio por concluída la expedición y emprendió el camino de retorno a casa. Al fin y al cabo, -se decía- quizás tampoco Egipto fuera un lugar tan perfecto.



Mas mientras salía del casco viejo, sintió que en el laberinto de blancas callejuelas le venían persiguiendo y observando atentamente. Se trataba de una presencia tan sigilosa que incluso a él, que había aprendido de los pordioseros mil trucos maravillosos, le era imposible desenmascararla. No tenía claro qué era, pero lo seguro es que ese algo se movía a su alrededor con una agilidad imperceptible, casi felina.



En una pequeña plazuela desierta fue abordado y reducido por un pequeño comando de niños que por lo bien organizados que estaban más bien parecían un grupo terrorista que una pandilla de chavales de barrio. Se tratase de lo que se tratase, los niños le ataron a una silla, y le registraron minuciosamente el equipaje y los bolsillos; cuando descubrieron que Anakin Sorel no llevaba ninguna piedra encima, se sintieron sorprendidos y desconcertados, pero aún así no se decidían a soltarlo.



Skywalker no entendió claramente el motivo de su detención hasta unas horas después, cuando se ganó la confianza de los niños y escuchó su historia con lágrimas en los ojos. Al parecer, en los últimos meses se habían puesto de moda ciertos tours en los que los turistas extranjeros, en especial los americanos e israelíes, por un módico precio, eran conducidos a los barrios pobres de la ciudad para que, después de probar el famoso paté de camello y visitar los principales monumentos, pudieran apedrear a su antojo, si a así lo deseaban, a tantos niños cariotas como quisieran. De hecho, el tour más solicitado en particular por los turistas occidentales era uno un poco más caro pero que permitía apedrear no sólo a niños egipcios normales y pobres sino que incluía también a huérfanos lisiados. El gobierno egipcio aceptaba estas prácticas deleznables porque suponían una gran inyección económica debido a la enorme afluencia de turistas a la ciudad, que hacían que la economía aumentara cada trimestre varios puntos y que se generaran cientos de miles de puestos de trabajo indirectos.



Los niños se habían empezado a organizar en patrullas de autodefensa para combatir a esos turistas desalmados. Por eso, la prensa occidental calificaba a estos niños que atacaban turistas como terroristas infantiles, y recomendaba no viajar a Egipto y a la ONU que emitiera una resolución para enviar fuerzas de paz para que arrasaran la zona. Por si acaso, los sionistas, sus títeres en el gobierno, la gente de la embajada yanqui, y al fin y al cabo, la “Comunidad Internacional” y“los Demócratas” estaban ya creando por su cuenta escuadrones de la muerte para eliminar a los cabecillas de esas bandas, lo que había hecho que los niños fueran organizándose y radicalizándose cada vez más, hasta el punto de detener a cualquier extraño que se adentrara en su barrio.



Skywalker consiguió, en un momento en que los niños estaban algo distraidos persiguiendo a un cocodrilo que debido al cambio climático se había escapado del Nilo y paseaba por el centro histórico del Cairo, admirando los monumentos como un turista idiota más, desatarse de la silla en la que permanecía secuestrado. Para ello ello utilizó un truco de pordiosero de los que había aprendido de los moradores del parque.



Y aunque a Skywalker le estaba costando un esfuerzo enorme zafarse, los niños se quedababan anonadados cuando al intentar atraparle veían como él era también capaz de desaparecer, utilizando varios y procedimientos procedimientos de los que ni siquiera ellos tenían conocimiento alguno.



Skywalker les explicó desde la distancia, mientras jugaba con ellos al ratón y el gato, que estaba de su parte y que si le dejaban de perseguir y hacían las paces con él les enseñaría todos los trucos con los que era capaz de hacerse invisible. Añadió también, más divertido que preocupado por su integridad física, que no tenían nada que temer de él, pues podía demostrarles que en realidad también era egipcio; de hecho, como les hizo saber con orgullo, tenía una marca de nacimiento en forma de cruz de Anubis que dejaba a las claras que era descendiente de faraones.



Es de esa manera como se hizo amigo de los niños egipcios, liberándose definitivamente del peso de su trágica infancia valenciana. Durante las siguientes semanas, intercambió un gran número de técnicas de camuflaje urbano y supervivencia con aquellos chavales, que gracias en parte a las enseñanzas de Anakin fueron capaces de expulsar a los paramilitares que el Mosad había introducido en su barrio. El hecho de ayudar a esos pobres muchachos le reportó también la simpatía de los cariotas adultos, así como el respeto de los sectores nacionalistas de izquierdas y de los islamistas. Poco a poco se fue convirtiendo en un personaje público admirado y conocido por todos los habitantes de la ciudad.



A los pocos meses de haber llegado a Egipto, Sorel Peris Anakin, tan odiado en la Comunitat, era una verdadera institución en el Cairo. Donde en Valencia sólo había recibido frialdad e indiferencia, en Egipto era tratado con todo el cariño del mundo, con manifestaciones de aprecio como las que hemos nombrado anteriormente, que no hacían sino sorprenderle a cada momento.



Pero no tenemos que olvidar otro acontecimiento importantísimo en la feliz existencia de Anakin Sorel. Pues, aunque la gran amabilidad con la que fue tratado en el país de los faraones le había curado las heridas de su miserable existencia en la Comunitat,lo que realmente le hizo feliz en esa época fue el hecho de conocer a la mujer de su vida.



En la escuela en la que estudiaba árabe, una chica con aspecto oriental en la que hasta el momento no se había fijado nunca se le había quedado mirando un día fijamente con una encantadora sonrisa.



Como hasta entonces Skywalker, por su pertenencia a una etnia inferior, no había tenido casi contactos con el sexo opuesto, pensó que si la chica le sonreía y le miraba era porque estaba enamorada de él, así que por primera vez en su vida decidió dirigir la palabra a una mujer que no le hubiera hablado o insultado primero a él.



Pero resultó que las palabras de Anakin sorprendieron a la chica, pues ésta no le estaba mirando, sino que en realidad se encontraba sumergida en su propio mundo, con la mirada perdida, mientras rememoraba en su fuero interno una anécdota graciosa. De manera que, si sus miradas se habían encontrado, se trataba de un hecho totalmente casual, y es por ello que la chica japonesa se asustó al ser interpelada por nuestro protagonista.Mas una vez aclarado ese punto, tras el mal trago inicial, el clima fue distendiéndose y volviéndose más agradable.



Primero Anakin se disculpó, de corazón, por ser tan estúpido. Luego, a la manera japonesa, la chica protestó indicando que ella era más estúpida todavía, lo cual creó una burbuja de estupidez en la que cada uno se esforzaba por exagerar las tonterías que había hecho hasta ese momento, lo que provocaba de inmediato las risas del otro. Como era prácticamente la primera vez en su vida que hablaban con naturalidad con una persona del sexo contrario y de similar edad, decidieron conmemorar el hecho dando un paseo juntos junto al Nilo. El Nilo, por cierto, entusiasmaba a Skywalker Peris más que cualquier otro lugar del país, incluyendo las pirámides. Ya que al ser valenciano estaba acostumbrado a ver edificios enormes e inservibles en todas partes, pero lo que no había visto nunca antes era un río que no estuviera absolutamente seco.



En cuanto a la chica de la que se había enamorado, ésta se llamaba Ryori, era japonesa y jabía ido a estudiar árabe a Egipto porque estaba cansada de la vida en la ciudad más fea del mundo (Osaka), otra ciudad absolutamente sin ley, igual que Valencia, pero que a diferencia de Valencia había sido sometida no durante años, sino durante largas décadas, al abuso del capitalismo más despiadado. Hasta el punto Osaka había sido presa de la especulación zaplanista, que era ya ciudad sin edificios históricos ni parques, con varios niveles superpuestos de construcciones de cemento que apenas dejaban ver el sol, casi como la ciudad de Trántor que aparece en las novelas de Isaac Asimov.



Al contrario que la mayoría de las mujeres que había visto en España, pero también del común de las japonesas, la piel de Ryori no estaba cubierta de una gruesa capa de pintura, sino que se mostraba al natural del color que era en realidad, una mezcla de amarillo florescente, blanco, azul y naranja, crujiente por fuera pero fua fua por dentro.



Después de aquel paseo junto al Nilo, Ryori y Anakin empezaron a tomar la costumbre de salir a dar una vuelta juntos todos los días después de clase,a veces callejeando sin ton ni son y en otras ocasiones yendo a visitar los museos y monumentos de la ciudad. Los fines de semana y los días festivos iban a lugares más alejados del país, o quedaban para estudiar juntos en alguna biblioteca o cafetería. A la vez que su nivel de árabe aumentaba significativamente, su conocimiento mutuo iba creciendo en esa época también, a un ritmo que se incrementaba en cada trimestre varios puntos con respecto al trimestre anterior.



Durante aquellos hermosos y despreocupados pateos cariotas, se revelaba el Cairo como una ciudad cada vez más interesante y sorprendente, una urbe que en todos los indicadores no económicos superaba ampliamente a la anodina ciudad de provincias de la que provenía Sorel. Caóticamente mediterránea, contaminada como tantas capitales árabes, desvencijada igual que todas las ciudades colonizadas, resultaba, en la práctica, de una profundidad ilimitada. Como si se tratara en realidad de varias pirámides conectadas por un laberinto de pasajes secretos, contaba con tantos tesoros ocultos que habrían hecho falta miles de años para empezar siquiera a conocerla.



Aparte de las asombrosas pirámides y del formidable y polvoriento Museo del Cairo, que era como otra ciudad del tercer mundo en sí misma, lo que más apasionaba a Sorel y a Ryori era el centro histórico, cuyos callejones no se cansaban de pasear y conocían casi de memoria. Con el paso del tiempo, de hecho, se habían ido haciendo amigos, casi sin darse cuenta, de la mayoría de los comerciantes del bazar, incluso de los islamistas más conservadores, y se pasaban el tiempo quejándose de los mismos problemas de los que se quejaban los propios cariotas.



Ryori y Anakin habían llegado a identificar el terrible urbanismo de la capital egipcia, con su maravilloso barrio antiguo rodeado de una maraña casi infinita de suburbios miserables, entre los que se incluía la ciudad de los Muertos, como una metáfora de la propia situación del pueblo árabe en general y egipcio en particular. El hecho de que una nación de historia tan rica permaneciera sometido y conquistado por otra como la estadounidense, casi sin historia y de cultura y luces escasas, era una tragedia escrita en el aire, como el polvo y la arena que venían del desierto, una tragedia que se sentía en cada esquina del Cairo.



Una de las cosas que desde su llegada al Cairo le hizo sentirse orgulloso a Peris Sorel de su pueblo fue el constatar que eran mucho mejores que los colonizadores en casi todo. Incluso cuando imitaban la cultura anglosajona les daban mil vueltas a los ingleses y a los americanos. Tanto en lo que se refiere música tradicional egipcia y árabe, como en los estilos llamados modernos, resultaban francamente superiores, con cientos de artistas que si cantaran en inglés y hubieran nacido en Seattle o Liverpool y no en Egipto, con los infinitos medios de promoción que existían en la metrópolis, serían famosos en el mundo entero. Y lo mismo valía para la gastronomía, arquitectura o cualquier actividad cultural. Sólo en colonizar otras naciones y expoliarles toda su riqueza eran mejores los ingleses y los americanos.



A los pocos meses de haber empezado a pirular por el Cairo juntos, Ryori y Anakin conocían totalmente la ciudad y tenían decenas de amigos cariotas de todas las edades, religiones y estratos sociales. Y a diferencia dela mayoría de los residentes occidentales,que vivían en barrios reservados para las élites locales y para los extranjeros, y que casi siempre iban a comer al Makudo y a sitios de naturaleza similar, llevaban una vida casi de egipcios, comiendo, bebiendo y paseando en los mismos lugares a los que iban los egipcios normales. Los fines de semana, cuando viajaban en tren y autobús a los confines del país, se mezclaban con los lugareños y erigían con ellos ofrendas a Anubis. Casi siempre acababan alojándose en casas particulares, en ocasiones amigos o familiares de sus propios amigos cariotas, pero otras veces gente que habían conocido por el camino o en el destino.



Para Ryori, el hecho de recorrer en profundidad tan interesante nación había sido un hecho totalmente inesperado, pues antes de ir a Egipto no tenía pensado visitar más que la capital y quizás los alrededores más inmediatos y concocidos de ésta. Su pasión por la cultura del país de las pirámides se remontaba a su infancia, cuando su madre, que de recién casada había vivido un par de años en el Cairo con su marido, por cuestiones de trabajo de éste, le hablaba de un país cálido en el que la gente abría su corazón a los visitantes y donde estaba bien visto hablar con sinceridad de los sentimientos de uno mismo. Y aunque había querido visitar Egipto desde entonces, ocurría que, dado su carácter extremadamente cauteloso, el sólo hecho de trasladar su residencia, aunque fuera temporalmente, a un país mediterráneo, significaba ya de por sí un gran paso para ella. La timidez de Ryori, por cierto, no era sólo la propia de la mayoría de los japoneses, acostumbrados a llevar sobre su espalda el peso de cientos de años de sumisión y militarismo, sino tanbién una defensa casi intencionada contra la hostilidad del medio en el que había crecido. Gracias a Sorel, que como nativo del país conocía instintivamente el terreno, sin darse cuenta había empezado a darle a su propia existencia un sentido lúdico y vitalista que como germen ya estaba en su interior pero que de haberse quedado en Japón se habría desarrollado sólo en forma de fría ironía. Para nuestro protagonista, éste fue también sin duda el momento más feliz de su vida, gozando por primera vez del cariño generalizado, del amor del ser amado, así como de un grado de libertad que no volvería alcanzar en los siglos venideros.



Ryori y Sorel se lo pasaban tan bien juntos, estaban tan a gusto, y habían llegado en poco tiempo a tal nivel de compenetración y de conocimiento del otro, que decidieron que no tenía sentido no estar casados. Así que contrajeron matrimonio sin necesidad de ceremonia religiosa alguna, ni de invocar el nombre de Dios en vano, ni de celebraciones, ni de testigos, ni de ningún tipo de fasto insolente u orgulloso. Dicho esto, hay que añadir también que su vida no cambió en absoluto después del casamiento. Pues después de casarse, igual que habían hecho hasta entonces, siguieron acudiendo a clase en bicicleta o camello, y cuando viajaban lo hicieron siempre utilizando el transport públic, el nostre, el de tots.



Durante todo aquel periodo, a parte de su ayuda a la resistencia de los niños del centro histórico y del hecho de acudir con Ryori de vez en cuando a algunas manifestaciones, Julien se encontraba demasiado excitado estudiando el idoma y la cultura en general como para participar activamente en la política local. Pese a que durante toda su estancia en Egipto era consciente de la opresión que vivía su pueblo, por el momento estaba concentrado en conocer el país junto a su mujer y recorrerlo de punta a punta, hablando con sus gentes y aprendiendo el dificilísimo idioma árabe.



Muchos de sus compañeros pensaban que Skywalker era el alumno más inteligente de la clase, mas fuera o no fuera eso verdad, lo que sí que se podía decir con seguridad era que superaba claramente al resto en entusiasmo. Desde el principio, el hecho de poder estudiar árabe en Egipto lo había entendido como un privilegio y una responsabilidad, ya que, aunque se trataba de su idioma propio, nunca había tenido la oportunidad de estudiar en la Comunitat Valencia y además, en el Cairo, había millones de personas que no podían estudiar nada porque su única preocupación era simplemente comer. Como consecuencia de ello, se esforzaba siempre al máximo, y pese a que muchos de sus compañeros llevaban el triple de tiempo que él en el país, sus notas siempre estaba entre las dos o tres más altas de la clase.



Pero además de su esfuerzo, era evidente que Julien tenía un talento especial para la gramática que le permitía asimilar intuitivamente cualquier estructura lingüística que acabara de aprender. Si ese talento no había aflorado hasta entonces, era por la falta de motivación y apatía que siempre le habían rodeado en España y también por el sistema educativo español, sin duda uno de los peores de Europa.



El propio Skywalker se sorprendía cada día al descubrir sus verdaderas capacidades, capacidades desde luego muy superiores a las que él mismo había supuesto, incluso durante ese sentimiento de extremo optimismo y autoconfianza ilimitada que había sentido en el momento en que se exilió de España. No había duda de que, si seguía a ese ritmo de aprendizaje, podría aspirar a aprender si así lo decidía, en unos pocos años, las siete u ocho lenguas más habladas del mundo.



En realidad no se trataba de una simple capacidad intelectual, sino de un sentimiento integral que le afectaba en todas las facetes de su persona, esa Fuerza espiritual y moral que había sentido los últimos días de su cautiverio en las mazmorras de la torre campanario de su padre. La única diferencia novedad era que, durante el tiempo que estuvo en Egipto, gracias a su relación con Ryori y a su socialización en un medio humano agradable como el cariota, había ido aprendiendo a domar esa enorme fuerza y a transformarla en energía positiva capaz de influir en la vida espiritual y material de los demás, contribuyendo así al bienestar general y a un mayor desarrollo de la Constitución y de las libertades democráticas de los egipcios y egipcias.



Pese a que el conde Barto Bano le había abierto en secreto, y en contra de los deseos de su padre, una cuenta bancaria solidaria para financiar sus vida y estudios egipicios, cuenta en la que le era ingresado mensualmente una suculenta paga, Ryori y Peris habían decidido seguir viviendo de sus medios, sin usar ni una libra de ese dinero, y dejándolo para apoyar alguna causa humanitaria o revolucionaria en el futuro. En realidad, en esa época, Ryori y Anakin vivían prácticamente de la nada, estirando al máximo sus recursos escasos y sin apenas contaminar ni desperdiciar energía de la manera absurda como lo hacen la mayoría de los ciudadanos españoles.



Además de utilizar el transporte público, como hemos dicho un poco antes, nuestros dos protagonistas no se gastaban casi pasta porque cocinaban ellos mismos en casa, y cuando se iban por ahí se llevaban un bento o bocadillo y la mayoría de sus actividades lúdicas las llevaban a cabo en los parques, museos o bibliotecas. Con lo que cualquier imbécil en la Comunitat se dejaba en una sola noche de fin de semana, bebiéndose unas cervezas a un precio diez veces mayor que en el supermercado, haciéndose una cena en un restaurante elitista y comprándose las inevitables pirulitas o rayitas sin las cuales ninguna fiesta era redonda, pasaban un mes entero din problemas en Egipto, y pese a ello (o quizás gracias a ello), disfrutaban de una existencia totalmente feliz.



Precisamente, en esa época, en España una generación entera de jóvenes seguía desperdiciando su vida gracias a un consumismo estúpido que adoptaba dos versiones en el fondo iguales. La juventud, sin ideas políticas, profundidad ideológica, inquietudes filósoficas, ni cultura alguna, estaba dividida en en dos clases aparentemente antagónicas pero en el fondo igual de inútiles y parasitarias: los pijos (peperos) y los pogres (sociatas o apolíticos), con algunas raras excepciones como el Profeta Azul.



El Profeta Azul era un tipo procedente del Nepal que había aprendido valenciano de unos zaplanistas que estaban en la zona con la intención de recalificar el Tíbet. Un día en un concierto punki recibió un terrible ladrillazo en la cabeza y desde ese momento dejó de ser imbécil y entendió de repente la respuesta a todas las grandes cuestiones filosóficas y el funcionamiento del universo.



Para compartir su sabiduría con el resto de los hombres, el Profeta ideó un sistema sencillo para que el resto de la humanidad fuera feliz y se acabaran todos los problemas del planeta, el hambre y las guerras. Si bien, pese a que el método estaba explicado paso a paso en su página web y era de una lógica, claridad y facilidad de aplicación aplastantes, le ocurrió lo mismo que le ocurrió a Jesucristo unos siglos atrás, cuyas ideas revolucionarias habían sido deliberadamente malinterpretadas o ignoradas por la iflesia católica.



Si Jesucristo había ofrecido a la humanidad la fórmula perfecta para la felicidad completa y la paz social resumida en el sencillo mensaje de “ama al prójimo” (mensaje que había caído totalmente en el olvido por culpa de la Iglesia),el Profeta había expresado el método más eficaz y fácil para alcanzar la felicidad en plena vorágine del capitalismo voraz, el consumismo más idiota y la globalización psicótica.



Bastaba sólo consumir solo lo que hiciera falta, trabajar poco, aprovechar el tiempo libre creativamente y pensar por uno mismo. De esa manera se podía salvar con relativa facilidad la propia existencia de uno mismo y la de la sociedad en la que uno vivía, protegiendo de paso el medio ambiente, la soberanía de las naciones del tercer mundo y también la paz, así como la convivencia entre especies y la convivencia dentro de la misma especie.



En realidad, tanto Profeta, Chino y Pordiosero constituían una élite intelectual avanzada que daban ejemplo valioso con su vida y obra de cómo ser feliz sin pisotear los derechos de nadie, ni cobrar derechos de autor, ni poner en peligro el medio ambiente, utilizando la imaginación para generar un flujo casi constante de obras de arte hechas con precariedad de medios



Si las películas de la Trilogía del Comité (La Silla, Dentro del Hijoputa y El Paralítico Invisible), eran verdaderas obras de arte cinematográfico realizadas con una simple cámara de video de las de aficionado; La Plaza de los Desocupados, La Makina del Tiempo y Vota a Rajoy no se le quedaban tampoco atrás en creatividad e ingenio.



Los blogs de la red de blogs excelentes estaban a la vanguardia literaria mundial en lo que se refiere al pensamiento crítico y sentido del humor. No sólo desborban arte e imaginación a raudales sino que a nivel informativo eran muy superiores a los medios de propaganda capitalista en que se habían convertido todos los periódicos españoles.



Explicaban divertidas actividades de autosuficiencia, dando al poco cultivado populacho español la oportunidad de fabricarse para sí mismos la peor ropa de la historia, postales, o bien sus propias pizzetillas cien por cien no capitalistas. Pero sobretodo eran expertos en plantear maravillosas actividades de gran contenido revolucionario capaces de cambiar el mundo y de hacer reír de pasoa la gente.



El experimento de la casa de alquiler y los 300 chalados llevó a sus últimas consecuencias el ideal capitalista de especular y vender cualquier cosa. En la misma línea se ubicó la idea del Profeta de vender mierda por internet y la iniciativa del Pordiosero de poner su voto a la venta por Ebay, para que los sociatas y los pepistas pudieran comprar el voto de los españoles también a través de la web.



El experimento de los tarados trajeados era un puñetazo de humor al sistema y una actividad mucho más sana y divertida que pasar el sábado por la mañana viendo la tele. El establecimiento del Comité Patrimonio de la Inhumanidad, una propuesta revolucionaria en la que por primera vez en la historia se ponía en marcha un mecanismo que facilitara el estudio y las clasificación de la estupidez humana en general y de los políticos valencianos en particular.



Las manifestaciones absurdas servían para organizar muestras masivas de apoyo ciudadano a las políticas gubernamenteales de fomento de la especualación inmobiliaria, destrucción del medio ambiente, moderación salarial, desmantelación del estado del bienestar, etc.



El boicot a España intentaba instaba a la comunidad internacional a que promoviera un bloqueo económico a la Monarquía Bananera, hasta que en ese país se efectuara una transición hasta un sistema más justo, igualitario y respetuoso con los derechos humanos como el cubano.



Un proyecto para hacer intercambios temporales de monumentos y edificios históricos entre ciudades; una web para vender excrementos por internet, sin tener que acudir al centro comercial a comprarla; una campaña de firmas para que varios criminales de guerra indirectos como Prados, Millán y Piqueros fueran juzgados en La Haya; el genial “Experimento de los pordioseros trajeados”;una iniciativa para ilegalizar el PP por apoyar la lucha armada en Venezuela, Bolivia, Cuba e Iraq; un movimiento para volver a la guerra fría y hacer crecer así las condiciones de vida de los trabajadores de Europa occidental, y por supuesto oriental. Un movimiento para abolir la estúpida costumbre capitalista de tener horas y horas de pie a sus trabajadores simplemente por que quedaba mal ante el cliente estar sentado. Guías de viaje, libros.Una gran gama de deportes urbanos: el sueling, el rolling, el insulting, el watering, etc.



Daban también las claves para vivir sin trabajar apenas, pero sin especular y siendo respetuosos con el medio ambiente, aprovechando para ese fin la diveridad de becas, actividades culturales gratuítas, degustaciones gastronómicas, subvenciones y ayudas gubernamentales de todo tipo ue existían en el mercado. Como el Chino Muerto decía siempre: “Cualquier subsidio de desempleo o ayudas al ciudadano existe porque alguien estuvo corriendo delante de la policía o derramó su sangre para conseguir tal subsidio. Así que no es sólo un derecho, sino una obligación moral del ciudadano, aunque sea por respeto a estos luchadores, utilizar al máximo todos los vacíos legales y argucias posibles para sacar el máximo provecho de estas ayudas mientras sigan existiendo.”



Aún así, los jóvenes españoles seguían desperdiciando su vida en trabajos de mierda con sueldos de mierda para poder gastarse en un sábado por la noche lo que la mayoría de los ciudadanos del mundo tardaban en conseguir un mes.



Muchos de los que se quejaban de ser mileuristas, compraban cervezas a 5 euros que en el supermercado costaban 50 céntimos. Salían a cenar un sábado y se dejaban 50 euros por persona en un restaurante que a mediodía ofrecía un menú diario por 7. En vez de ir a ver películas interesantes que se exponían en filmotecas o universidades por un precio ridículo o gratis, acudían a los cines comerciales atraídos por filmes americanos o españoles que resultaban un verdadero insulto a la inteligencia. Y aunque vivían en un país que contaba con un clima excepcionalmente privilegiado, solo salían de casa en coche y por eso su piel acababa adquiriendo un mórbido tono verdoso. Pues nunca paseaban ni hacían excursiones al monte ni a la playa, ni practicaban deporte alguno. Carecían de aficiones, de metas y de profundidad.



El Profeta Azul lo explicaba en su blog con su característico estilo del humor:



Gente que si no esta en un pub o bar parece que esta nerviosa, que se sienten encerrados o perdidos en la calle o en la naturaleza, son tan imbeciles que les han podido cambiar un instinto completamente básico y natural, el instinto de la libertad, la libertad de respirar, vivir, convivir, caminar y de moverse libremente, por la libertad de ir a un bar u otro dentro de la "moda", esta eskoria tiene tan poca materia gris que las malas costumbres, publicidad, cine e intereses privados le han echo un simple producto manufacturado y el esta orgulloso de serlo y no quiere dejar de serlo jamas.



Pero volvamos, a Egipto, porque durante aquellos días tan felices de la vida de Julien Sorel Skywalker Peris y de Ryori Nirogawa se truncaron totalmente una mañana de febrero o marzo de más o menos el final de la década de los noventa.



Ese día, años antes de que Al Qaeda y George Bush se hicieran famosos en el mundo entero gracias a su esfuerzo por fomentar el terrorismo a nivel internacional,la modesta escuela de idioma árabe en donde estudiaban nuestros protagonistas fue destrozada por la explosión de un coche bomba.



El atentado fue cometido en horario escolar, por lo que los dos se encontraban en clase en el momento del ataque,estudiando con el mismo entusiasmo de siempre. Era una mañana luminosa y azul en el Cairo, una mañana maravillosa. Costaba creer que alguien se atreviera a reventarla de aquella forma.



Julien Skywalker no sufrió ningún daño físico importante, pero perdió el conocimiento y fue trasladado a un hospital en ambulancia.



Pese a su estado casi comatoso, durante la primera y única noche que pasó en ese hospital, sus talentos especiales de pordiosero, aprendidos del legendario Unidad, le revelaron mientras dormía que una persona estaba a punto de entrar por la ventana de su habitación, una persona extremadamente peligrosa que llevaba consigo un revolver y al que no le temblaría el pulso a la hora de utilizarlo.



Por suerte, Anakin pudo golpear al agresor a tiempo, quitarle el arma e interrogarle sobre qué significaba todo aquello. Mediante un sencillo ejercicio de tortura, que consistió en recitarle un par de fragmentos de los discursos que Frederico García Lorca le había repetido mucho tiempo atrás, le sonsacó la información necesaria para confirmar sus sospechas sobre quién estaba realmente detrás del atentado. Un atentado, por cierto, que toda la prensa local e internacional atribuyó erróneamente, durante las horas siguientes, a los extremistas islámicos.



Aparte de descartar, tras haberle insistido varias veces, que aquel hombre tuviera alguna información sobre el paradero de Ryori, Julien supo también, por otra parte, que el atentado era cotra él, y que los mismos que lo habían organizado le venían siguiendo la pista desde hace bastante tiempo y no iban a detenerse hasta acabar con su vida. Obtenidas todas esas confesiones, siguió recitando al sicario los discursos de Federico, esta vez más por rabia y por venganza que por cualquier razón instrumental; hasta que al final el hombre perdió el conocimiento y cayó exhasusto, y Anakin lo dejó durmiendo en la cama donde él mismo había estado durmiendo hasta ese momento.



Era evidente que no iba a estar a salvo si pasaba un minuto más en aquel lugar,así que se escapó por la ventana esa misma noche y se fue a vivir a la buhardilla de uno de sus mejores amigos. Si ya antes del ataque sabía que algunos gobiernos le buscaban por todo el mundo, desde ese mismo instante se había convertido en un fugitivo oficial del gobierno egipcio. Su rostro apareció en lo periódicos y en los telediarios. Estaba en la lista de terroristas peligrosos que había que eliminar de la paz de la tierra, si hacía falta mediante actos terristas.



Por suerte que la mayoría del pueblo lo apreciaba y estaba dispuesto a arriesgar su vida por evitar que lo capturaran. Es así como se pudo seguir moviendo a su antojo por el Cairo, aprovechando callejones, patios interiores, buhardillas, casas particulares y túneles secretos.



Sea como fuere, lo cierto es que a él en realidad no le importaba tanto su vida como la de Ryori. En cuanto a ésta, las emisoras de radio ya decían esa misma noche que no había supervivientes entre los estudiantes, lo cual evidentemente no era verdad. Además, de alguna manera instintiva sentía que estaba todavía viva. Que se la habían llevado quizás lejos, sí, pues la notaba a gran distancia, pero que aún se encontraba con vida.



Durante los días siguientes, mientras vivía secretamente en casa de su amigo “Mohamed”, llevó a cabo una profunda investigación por todo el Cairo para saber el paradero de Ryori. Volvió al lugar del crimen en varias ocasiones, pese a que éste se encontraba tomado por las fuerzas especiales; buscó en todos los hospitales de la ciudad, de los alrededores y en los cementerios; habló con periodistas, con policías locales, con todos sus amigos; leyó la prensa local y extranjera, internet; se introdujo secretamente en bibliotecas, registros funerarios, bases militares, crematorios, comisarías de policía; habló con toda la gente que conocía. Pero nadie conocía la existencia de ningún superviviente, nadie podía dar pistas,nadie sabía nada que pudiera ayudarle a encontrar a Ryori.



Si en un principio estaba furioso y rabioso, y recorría la ciudad frenética, aunque sigilosamente, con enormes deseos de venganza en su interior, conforme pasaban las semanas empezó a perder paulatinamente la esperanza, pues aparte de su corazonada inicial y de las mentiras de la prensa, poco poco se había dado cuenta de que en el fondo no tenía nada a lo que aferrarse. Aunque se podía mover a su antojo por toda la ciudad, ir a cualquier lugar sin ser visto, e infiltrarse en cualquier organización, la falta de pistas y de resultarlos le hacía sentirse como ese rey de un país lluvioso del poema de Baudelaire. Era como si a una voluntad y a una razón infinitas se le obligara a vivir una existencia sin propósito y sin contenido. Y es así como la rabia se fue convirtiendo en tristeza, la tristeza en desesperación, y al final, la desesperación, en apatía.



Perdida la esperanza, todavía siguió buscando durante cierto periodo, pero más bien por inercia y por costumbre y cada vez con menos entusiasmo. Mas poco a poco fue dejando de salir al exterior y su vida se convirtió en una especie de ascua fúnebre de lo que había sido en la anterioridad. Se le había agotando la energía, toda la fuerza que había llegado a acumular anteriormente. Pensaba que no podría recuperarse nunca y que, aunque lo hiciera, no valdría la pena de todas maneras vivir sin Ryori, a quien desde hacía tiempo había considerado su espíritu gemelo, su realidad paralela y su único paisaje.



La buhardilla del amigo donde se alojó en esa época se encontraba casualmente en la Ciudad de los Muertos, y también Julien se fue viendo a sí mismo progresivamente como una especie de rata de cementerio próxima también a morir. Así, entre cadáveres, se iba pudriendo su existencia, cada vez más gris, cada vez más oscura, cada vez más siniestra, en un paisaje desolado que expresaba perfectamente la realidad de su alma.



Fue dejando de hablar con sus amigos y con el resto de la gente, y al final dejó incluso de salir totalmente de la buhardilla. Apenas comía de vez en cuando, y cuando comía, se alimentaba sólo a base de murciélagos, a propósito para causarse daño a sí mismo.



Un día, asolado por un dolor insoportable que le era imposible soportar un segundo más, decidió retirarse de la vida por un periodo indeterminado y quizás morir, y para ello se introdujo en una de las pirámides más importantes que existen en los alrededores del Cairo. Entró en la cámara funeraria del poderoso Faraón y se tumbó a dejar pasar la eternidad allí dentro. Cerró los ojos, y con ello en su vida se apago la luz; así se quedó esperando, inerte, a que su suerte final se le revelara.



Durante un largo tiempo, años o minutos, días o segundos, o acaso un solo instante, Anakin estuvo metido en el sarcófago del Faraón, en el interior de la gran pirámide. Sin comer, ni beber y sin pensar, haciendo tiempo hasta que la muerte viniera a reclamarlo y acabara con él ya totalmente.



Su estómago se vació, y a continuación su mente. Sus funciones vitales se fueron ralentizando y haciendo cada vez más ténues hasta casi desaparecer. Toda conciencia se extinguió también, al igual que su pena, que desapareció como si fuera un suspiro que nadie hubiera pronunciado nunca. La carne de de Skywalker era ya casi polvo, y el polvo pronto se perdería en la nada. Estaba a punto de dejar de existir.



Y fue en ese instante fatal cuando en la oscuridad total de sus sueños se fueron dibujando unas líneas, unas líneas al principio tan leves que ni él mismo era capaz de verlas, pero que partían desde las pirámides que había en Egipto y eran tan largas que alcanzaban los confines del universo.



Las líneas eran las vidas de las personas en las manos de las hilanderas sin rostro de la serie de dibujos ani,adosUlises 31, serie que Skywalker no había visto en su infancia por pertenecer a la generación siguiente. Pero las líneas eran también túneles, que conectaban a personas de todos los países y todas las épocas.



Una repetición descomunal de pasillos falsos y de mentiras, de túneles secretos comunicándose entre ellos y con otros que no llevaban a ninguna parte; un centro histórico hermoso y deshabitado que abarcaba la superficie de un planeta entero; un bosque eterno e infinito cubierto de santuarios japoneses de piedra y de madera; un cementerio hecho con los huesos de todos los muertos anteriores acumulados a lo largo de la historia.



Todo se recomponía una y otra vez en imágenes nuevas, cada vez más luminosas. Luego había bosques normales, en los que se hacía de día y de noche como en cualquier sitio; pequeños poblados en el desierto en los que se desarrollaba el comercio; un parque normal en el centro de cualquier ciudad normal europea. En un banco vio sentada a Ryori, sonriendo al infinito como el primer día, de esa forma eterna e inmortal con la que sólo ella podía sonreír.



Un primer recuerdo consciente saltó en ese momento a la mente de nuestro protagonista. Como si volviera a la vida de repente, recordó que en el momento de la explosión se había lanzado rápidamente para salvar a su esposa. La había abrazado bajo su cuerpo y había saltado rápidamente con ella para refugiarse debajo de uno de los pupitres, dejándola así bajo la protección de su pecho.

Todas las vidas que había visto con anterioridad eran vidas muertas y vidas que seguían a la vida. Pero en la mayoría de ellas Skywalker seguía existiendo, y en la mayoría de ellas, ella también estaba junto a él.



De repente, Julien tomó consciencia de sí. De por qué estaba en Egipto, de por qué era árabe, de por qué le habían acusado de terrorista casi desde antes de que hubiera siquiera nacido.



Se acordó de que cómo se había largado de una región hostil y se había traslado a su verdadero país con la esperanza de un futuro mejor para él y para el mundo en el que vivía. Y aunque ignoraba si su consciencia era todavía conciencia de hombre o de pura alma errante; pues le era imposible discernir si ya estaba muerto o no, se acordó en ese instante de de por qué amaba a Ryori.



No podía decir con toda certidumbre si su mujer existía o no, pero sabía perfectamente qué es lo que tenía que hacer, y a dónde tenía que ir a buscarla. Como el fantasma de un faraón de una tragedia shakespeariana, al que le fuera imposible conciliar el sueño eterno, atormentaría a los vivos y a los muertos hasta juntarse otra vez con ella, en este mundo o en cualquiera de los mundos posibles.



Si estaba con vida, tenía que encontrarla; si no lo estaba, la vengaría, destruyendo el mundo tan hostil len el que les había tocado vivir y construyendo un mundo nuevo basado en la razón y la concordia.



Para eso debería derrotar primero a su enemigo, esa especie de nuevo dios que actuaba a nivel mundial y que lo seguía a todas partes, con el fin de eliminarle. El mismo que estaba decidido a intervenir en cualquier país del mundo, tan brutalmente, y a matar al número de personas que hiciera falta para proteger sus intereses económicos.



Iba a enfrentarse al Imperio, a participar en la eterna batalla entre el bien y el mal, esa lucha que había sido representada tantas veces en las películas, en las novelas, en los libros sagrados de todas las religiones.



Esa noche, Julien Sorel Peris Skywalker cruzaba la frontera y se infiltraba en la franja de Gaza. Durante varios años, los servicios secretos de las naciones imperialistas lo perdieron de vista. Como había ocurrido antes, cuando escapó de casa de sus padres, lo buscaron por todo el mundo, y torturaron a cientos de inocentes para encontrarle. Pero esta vez sin sospechar si quiera que lo tenían justo delante de las narices.

lunes, 21 de diciembre de 2009

LA COMUNITAT, LA PEOR NOVELA DE LA HISTORIA, POR PACO CAMPOS. CAPÍTULO SEGUNDO

Más o menos en la misma fecha en la que el Führersito llegaba al poder, el joven Anakin Skywalker-Julien Sorel-Peris, tras haberse dado cuenta de que no podía aguantar ni un segundo más viviendo en su Comunidad Autónoma de tercera, había decidido largarse caminando en peregrinación hacia el país de las Pirámides, una nación de cultura más antigua pero también más avanzada que la de la Monarquía Cocotera; al menos en la opinión, todavía joven, pero muy bien informada, del futuro Caballero Jedi Antiimperialista.




Soler y Peris apareció en el mundo durante el mundial de España 82, concretamente el día del España-Honduras. Iba a ser uno de los días más felices en la vida de Visent Peris y de su mujer Pepita Estellés Peris el nacimiento de su hijo primogénito, Anakin Skywalker-Julien Sorel-Peris-De Niro.



Ese día, como todo buen ciudadano de la Comunitat, el señor Peris, valenciano ejemplar y modélico, tras volver en un coche Ford a su piso de Ruzafa; habiendo ya también supervisado su explotación agrícola, -en donde producía arroz y naranjas cien por cien no egipcias en las afueras del castillo de Benisanó-, degustó una paella, leyó un poco el Cabinista y se lamentó de que si no era más asquerosamente próspero era por culpa de las terribles confabulaciones de los líderes egipcios, que se morían de envidia hacia la Comunitat Valenciana y conspiraban junto al presidente sociata y junto a las FARC para hundirla en la miseria a base de impuestos y nacionalizaciones y de aumentar el número de funcionarios.



Mientras contemplaba los hermosos naranjales que se prologaban por toda la región de l´Horta, el señor Peris se recreaba complacido con la idea de que los terrenos pertenecerían un día a su hijo Anakin, otro valenciano ilustre que llevaría con orgullo de la Comunitat el apellido Peris.



Sería un glorioso empresario, como su padre, o un famoso cantante de baladas estilo Bruno Lomas, o bien un delantero del Valensia Club de Futbòl. Ah, la Comunitat, la terreta millor del mòn, que tampoco los de la Meseta sabían valorar correctamente. Les xiques valencianes, les més boniques. En las otras comunidades autónomas no tenían ni idea.



Pero todas las esperanzas y sueños de Peris y de su mujer Estellés-Peris saltaron en mil pedazos en el preciso momento en que se dieron cuenta de que su hijo había nacido egipcio.



Egipcio. Nada más y nada menos. Que le pasara a él, precisamente, valenciano de pura cepa. Naranjito devoto, que todos los domingos acudía a Mestalla a ver los partidos del Valencia. Ni andaluz, ni chino, ni americano, ni mongolo. Tenía que ser precisamente lo más odioso y despreciable del mundo. Egipcio.



La pobre señora Peris se echó a llorar inmediatamente. "!Por qué me pasa ésto a mí, precisamente a mí –se quejaba en voz alta- A Visenteta la del quinto no le ocurren estas cosas... tiene un hijo normal..."



-No te preocupes xiqueta –intentaba consolarla Peris, cuyos ojos mostraban también que estaba muerto de miedo- tiene que haber un error,¿verdad doctor Candel?



-Lo siento, no cabe ninguna duda –sentenció el doctor, sin temblarle la voz, con la frialdad de quien está acostumbrado a dar cualquier noticia terrible, incluso una noticia como esa, una noticia peor que la muerte- se trata de un bebé cien por cien egipcio.



“Observen bien –les dijo friamente, disipando así cualquier atisbo de esperanza que quedara-: tiene la clásica postura egipcia. El brazo derecho extendido hacia adelante, en forma de ele, con la mano de ese brazo en horizontal apuntando hacia delante. Y el brazo izquierdo hacia detrás de la espalda,con la mano en horizontal hacia detrás. No hay ninguna duda”



A partir de ahí, nada volvió a ser como antes. Tantos sueños familiares y esperanzas rotas para la pobre familia Peris.



Le preguntaron al doctor si era posible abortar aunque el niño ya hubiera nacido. “Pero si son sólo unos minutos, doctor..” –insistieron. Éste les comento que técnicamente era posible, pero que se negaba en redondo, pues significaría vulnerar la Constitución española, salvaguarda de los derechos democráticos de los ciudadanos y ciudadanas españoles y españolas.



De manera que la familia Peris pasó a valorar una segunda opción, que consistía en enviarlo a un campo de reprogramamiento mental, lo que en lenguaje técnico se conoce como “colegio privado católico”. La señora Peris había oído en la peluquería que una de las vecinas del barrio había envíado allí a su hijo para que lo enderezaran porque había salido del sexo opuesto al que quería Dios. Aí que, si enviaran también a su hijo egipcio, éste quizás se convertiría a largo plazo, gracias a una educación recta y disciplinada, en un niño normal y corriente como cualquier otro.



Después de estudiar la opción a fondo, los Peris consideraron que lo del colegio era una idea excelente pero que no garantizaba una probabilidad del éxito del ciento por cien, sobretodo si se lo comparaba con cierto sistema que se le había ocurrido últimamente a la propia señora Peris.



El método, que siguieron a rajatabla durante años, consistía en alimentar al niño, desde el primer día, a base exclusivamente de de paella y horchata.



Cuando era bebé, le daban todos los días papilla de paella; cuando llegó a la edad escolar, su madre le prepaba todas las mañanas bocadillo de paella, para que se lo comiera en el recreo del cole como un niño valenciano cualquiera. Le cocinaban además pizzetillas de paella, napolitanas de paella y kebabs de pollastre y conill. Y por si eso no fuera suficiente, le obligaban a escuchar chistes de Arévalo durante horas, así como cintas de música regional. Pero aún así el niño siguió sin hacerse valenciano, para decepción de sus padres, que habían puesto todas las esperanzas en ese método tan imaginativo.



Mientras los niños normales jugaban a especulador inmobiliario, y al Monopoli; a construir rascacielos encima de la huerta, a secar ríos, a recalificar el patio del colegio, el pequeño Anakin se divertía construyendo simples pirámides el desierto y sacrificando lagartijas e insectos a Ra. Sin hacer nada de provecho en su tiempo libre. Sin odiar al FC El Cairo. Sin hacer ni pensar nada remotamente valenciano.



Así que el pobre Anakin pasó toda su infacia aislado. Carecía de amigos, y los profesores le ponían siempre de ejemplo de todo lo malo, de todo lo que llegarían a ser si no se esmeraba en sus estudios y se decantaba por el camino recto.



-No seas tan egipcio, hombre -le decían-. Tienes que ser más como Ronald Reagan y Magaret Tacher, luchadores por la libertad que combaten contra el egipcismo radical en todo el planeta, y menos como Hugo Chávez, un militar fracasado cuya lucha por un mundo más democrático es un sinsentido que no conduce a nada. Ese tipo nunca será conocido internacionalmente ni llegará a ningún sitio, ni siquiera a Presidente de su país.



Anakin no sabía quién era ese tal Chávez. Pero si los odiosos profesores le odiaban, seguro que se trataba de un hombre excelente.



El único amigo que tenía Julien era un individuo conocido como “el Pordiosero Unidad” ,”el Pordiosero” con mayúsculas o “el Pordiosero a secas”.



Ocurría que los padres de Anakin organizaban a menudo ciertas reuniones ultras en su casa a las que acudían regularmente un buen número de exaltados de su misma ideología para beber horchata juntos, cantar canciones tradicionales valencianas y gritar a viva voz peligrosas consignas antiegipcias. Como no querían que otros valencianos vieran que tenían un hijo egipcio, justo antes de empezar cada una de las sesiones lanzaban al niño al parque directamente desde su casa por un tobogán que habían construído junto a la ventanda del chico para ese mismo propósito. Así es como Anakin creció casi como un salvaje entre los mendigos del parque y se hizo amigo del Pordiosero, con el cual descubrió todo un mundo hasta entonces inimaginado.



Para empezar, el Pordiosero no desempeñaba su profesión por necesidad o por infortunios de la vida, como todos pensaban, sino por afición. Y de hecho, había crecido en un palacio de la Calle Poeta Querol, una de las calles más exclusivas del centro de la ciudad valenciana. Pero desde su más tierna infancia contemplaba con curiosidad y secreto deleite desde la ventana de su habitación la vida de los desarrapados que vivían en los parques y esquinas de su barrio.



Igual que hay quienes disfrutan desde la edad más temprana del ajedrez o de la música, descubriendo un sinfín de correspondencias, metáforas y sinestesias en cada acorde de una pieza de Chopin o de Mozart, Unidad se quedaba obnubilado estudiando la composición de la materia orgánica adherida a estos personajes urbanos; las curiosas telas demacradas en las que se envolvían; el fétido olor que llevaban consigo a todas partes. Desde niño se había idenificado con estos seres valientes y a la vez resignados; los parias del capitalismo. Admiraba la libertad y la fidelidad inquebrantable a su modo elegido de vida, pero sobretodo, ya que Unidad ante todo se consideraba ante todo un tipo vago, su capacidad para vivir sin pegar ni golpe, sin obligaciones ni responsabilidades de ningún tipo.



Era capaz de deducir qué marca de vino de cartón había bebido la noche anterior cada harapiento examinando el color y la textura de vómito que por la mañana ensuciaba el suelo de su alrededor. Cada noche fantaseaba secretamente en su lujosa alcoba de aristócrata con acabar él también en las mismas condiciones, renunciando a su riqueza y convirtiéndose en uno de ellos.



Cuando terminó el bachillerato y aprobó el selectivo después de haber pasado su vida en un colegio elitista del Opus, Unidad se puso a pensar durante toda la noche si estudiaba derecho o económicas, pero finalmente decidió hacerse pordiosero, que era un trabajo mucho más cómodo y acorde con su ideología. Podía beber todos los días que le apeteciera, incluso entre semana, y podía incluso tajarse por la mañana; bien porque le daba la gana, o bien simplemente porque le molestaba la resaca del día anterior.



Así que al día siguiente, bien temprano, le comunicó su decisión al rancio aristócrata con monóculo de su padre, descendiente de los Bilderberg de toda la vida; mas no se quedó a escuchar alaridos de espanto ni sus futiles amenazadas y salió presto de su morada, decidido a cumplir con su destino. Como anécdota curiosa, hay que señalar que Unidad, para conmemorar la ocasión, ese día se había duchado y afeitado por última vez en su vida.



Bajó a la calle temprano, se compró un pack de chela de medio litro de la marca Steinburg en el Mercadona y se fue directamente a beber al parque de la ciudad que más le gustaba. Toda jornada la paso jugando al tenis sin parar en un banco del parque. Hasta que se hizo de noche y cayó borracho, y se quedó durmiendo en el mismo banco.



Al día siguiente se levantó con una enorme resaca que traía consigo unas náuseas y un dolor de cabeza tan intensos que a cualquier persona cabal le habrían provocado ganas de suicidarse; pero Unidad se encontraba tremendamente feliz, ya que el haber pasado una noche entera en un parque le confirmaba como un pordiosero de verdad. Para celebrarlo, se fue al supermercado a comprarse más bebida y de peor calidad, se tajó otra vez, y pasó la siguiente noche y la siguiente, y el resto resto de su vida, en el mismo banco; banco del que sólo se despegaba durante sus constantes viajes al supermercado para comprar más latas de tenis. Con el tiempo, Unidad se convirtió en un auténtica leyenda entre los demás mendigos, y se le acabó conociendo como el el Pordiosero a secas, el Pordiosero en mayúsculas.



Desde el principio, el Pordiosero vio a Skywalker como un reflejo del sí mismo años antes, un tipo algo marginal, asocial que parecía vivir siempre en su propio mundo de egipcismo. Por su parte, el futuro Jedi le admiró a él de la forma romántica en la que un muchacho cualquiera admira a sus héroes de juventud.



El Pordiosero enseñó a Skywalker-Julien Sorel todas sus habilidades secretas. Por ejemplo, la capacidad de conseguir rápidamente acumular en su propia ropa la suciedad de cualquier entorno urbano; adquiriendo así sobre su propia piel las tonalidades y colores de tal entorno, y pudiendo moverse así sin ser visto como si se hubiera tranformado en el mismísmo David Bowie.



Además, le regaló así su propia chaqueta, forjada tras decenios de vida insalubre en aquel parque. Al ponerse esa chaqueta adquiría uno el don del camuflaje urbano y se hacía literalmente invisible a todos los elementos hostiles presentes en la ciudad, como los agentes de la autoridad, los skinheads, los pijos borrachos, etc.,de manera que podía dormir tranquilamente en cualquier sitio y a cualquier hora del día, en cualquier barrio de cualquier país, sin que nadie le viera.



Conforme pasaron los meses y crecía, Skywalker iba demostrando cada vez un interés mayor en todos los artilugios y cachibaches que coleccionaba el Mendigo. Al ojo inexperto trastos inservibles,  en realidad todos ellos tenían una función concreta.



Un día, Unidad enseñó a Sorel a fabricarse por sí mismo chaquetas de pordiosero en un santiamén, habilidad que le sirvió de gran ayuda años después, cuando combatía a los invasores israelíes en el sur del Líbano. Pues además de invisible al ojo humano, lo convertió en indetectable incluso para los misiles más "inteligentes" de los que los carniceros sionistas disponían.



Otra destreza que le salvó varias veces la vida, en las selvas de Colombia o en los desiertos de la franja de Gaza, fue la de poder pasar varios días en modo stand-by, con las funciones vitales reducidas a la mínima expresión, aprovechando y prolongando los nutrientes contenidos en una sola lata de pin pon genérica, como por ejemplo las latas Steinburg de Mercadona con las que Unidad había podido sobrevivir a los periodos más difíciles de su juventud.



Pero no sólo ese tipo de capacidades secretas y casi mágicas aprendió, sino también otras más aburridas y burocráticas pero igualmente necesarias para vivir sin trabajar, aprovechando al máximo todas las ayudas gubernamentales, becas y subvenciones que existen en la mayoría de los países desarrollados. Todas esas habilidades que le fueron de gran provecho al niño cuando se hizo más grande y viajó de un lado a otro buscando cumplir su destino.



El experto máximo en es subvenciones, becas y ayudas, era un tarado llamado “El Profeta Azul”, que vivía una pensión de invalidez de la que siempre se jactaba como su mayor obra maestra, pues la había conseguido poinendo en marcha un ingenioso método de su invención que había consistido en golpeándose a sí mismo con un ladrillo en la cabeza. El Profeta era amigo de un tipo llamado Elvar, que pese a hablar cinco idiomas y poseer un título universitario vivía en un cajero automático.



A parte de las charlas con el Pordiosero, con el Profeta y con Elvar, siempre excitantes, la infancia y el principio de la juventud de Skywalker-Julien Sorel pasaron con más pena que gloria; sin amigos, acomplejado y despreciado por las chicas guapas por ser egipcio. Sólo se relacionaba con otros individuos marginales, tipos tan despreciables para los demás como él mismo, pero nunca había encontrado a nadie de su edad con nivel suficiente para divertirse charlando, alguien que tuviera si acaso un cuarto de la profundidad y el humor del Mendigo, del Profeta o de Elvar.



Estaba dotado en realidad de una inteligencia superior a la de la mayoría de sus compañeros de sangre naranja, pero nadie a su alrededor se había dado cuenta de ello; ni si quiera él mismo había reparado. En parte porque apenas la había desarrollado en absoluto, debido a la falta total de estímulos que le rodeaba; en parte porque le tenían marginado. Como era egipcio, y por tanto un enemigo de la Comunitat en potencia y un futuro terrorista, no había nadie en su entorno que le hiciera caso.



No tenía puntos de referencia con los que compararse, así que consideraba que sus capacidades eran simplemente normales, y que los demás, sus compañeros, eran una banda de idiotas, sin que hubiera uno solo que se salvase.



Aprobaba los exámenes con notas justas, sin estudiar y sin atender al profesor. Los profesores, llenos de ideas políticas preconcebidas, creían que, pese a ser medio bobo, se esforzaba en casa y por eso conseguía unas notas decentes. Pero en realidad ocurría lo contrario. Que sin preocuparse de nada, ni escuchar, ni interesarse por ningún tema escolar, iba pasando de curso con la ley del mínimo esfuerzo



En ese ambiente de apatía de su época preadolescente, ya se pasaba el día pensando que le gustaría irse de la Comunitat Valenciana, mas si no lo intentaba era porque el fondo opinaba que todas las comunitats se debían de parecer bastante entre sí, pues los niños provenientes de otras partes de España no eran tampoco especialmente listos.



A menudo, dudarente los largos paseos en solitario por el patio de la escuela, se formulaba cuestuiones que nunca se hubiera atrevido a preguntar a nadie. ¿Dónde podría escaparse? ¿Habría un país en el que todos los hombres fueran iguales, sin importar su procedencia o estatus social? Sus respuestas eran siempre negativas. “Imposible, no hay a dónde ir. Excepto los mendigos, que carecen de ambición, los seres humanos son malvados por naturaleza, y por lo tanto los países también”. De manera similar se acababa respondiendo siempre, influido sin darse cuenta por las sombrías ideas filosóficas de los moradores del parque.



Así es como su vida discurría día tras día en la inopia, y así hubiera discurrido hasta el final de sus tiempos si no llega a ser por un descubrimiento casi fortuito que cambio su vida de repente y le proporcionó un componente intelectual y una esperanza a su existencia de los que había carecido totalmente hasta entonces.



Tenía 17 años. Estaba sentado tranquilamente esperando a que empezara otra clase de literatura o matemáticas, otra clase aburrida cuyos contenidos carecerían como siempre de cualquier aplicación en la vida real, cuando uno de sus compañeros de clase empezó a explicar al resto del grupo que ese fin de semana iba a ir a una manifestación contra Cuba. El chico intentaba a convencer a todos los alumnos, incluído Skywalker, de que fueran a la mani juntos por el bien de la democracia y de los Domingo Fernández.



En principio lo que dijo el chico no llamaba la atención a Skywalker. Era un discurso totalmente en consonancia con lo que entonaban todos los medios de comunicación a todas horas y cuya veracidad siempre había aceptado automáticamente, sin someterla a ningún tipo de duda. Pero esta vez había algo raro.



Quien que sostenía ese discurso no era un presentador del telediario, sino el alumno al que Sorel-Skywalker consideraba el más imbécil de clase, un estúpido pijo y progre, muy popular entre todas las nenas del colegio, que respondía al nombre de Ramoncín Bosé. Si un idiota como Ramoncín Bosé estaba en contra de Cuba,¿no querría decir eso que Cuba podía ser un país que valía la pena?



No podía ser. La televisión siempre criticaba a Cuba, y Skywalker todavía pensaba que la televisión no decía mentiras nunca. Además, los seres humanos eran malvados en cualquier sitio, así que no podía existir ningún país igualitario ni bueno.



Sin embargo, la posibilidad remota de que existiera un país diferente al que le había tocado vivir, significaba un rayo de esperanza y una duda que permaneció en su corazón durante semanas. Y si pensaba un poco más, uno se daba cuenta de que la democracia no debía de ser un sistema tan bueno como lo pintaban, pues la Comunitat, según decían, era también democrática, y pese a ello resultaba una auténtica mierda. La sospecha se agravó al enterarse que unas compañeras de su clase que nunca pensaban por sí mismas y que dedicaban todo el tiempo a leer revistas del corazón y a pintarse la cara de colores iban también a la manifestación, con lo cual ésta quedó a sus ojos totalmente desacreditada.



Había sin duda gato encerrado. Todos los idiotas odiaban a Cuba. A lo mejor resultaba que Cuba era un país mucho mejor que España; lo cual, a su vez, significaría que todos los periódicos y radios españoles se pasaban el día mintiendo. ¿Era eso posible? Durante algún tiempo no se atrevió a preguntar, le daba verguenza. Pero un día se le explicó sus dudas directamente al Pordiosero.



-No puedo contestarte –le dijo éste-. En Cuba debe de haber cosas buenas y malas como en todos los países, no debe de ser todo tan malo como dicen.-Y luego añadió: -De todas formas, no conozco el tema en profundidad. El que sabe de política internacional es el Chino Muerto, así que vamos a verle y que te lo explique –y se fueron a ver Chino Muerto para que explicará a Anakin la situación en Cuba.



El Chino Muerto era el mejor conocedor del panorama geoestratégico mundial que había en España. Vivía en un antro subterráneo del barrio del Cármen llamado “La Caverna”, justo enfrente de una de las dos torres de la antigua muralla árabe que todavía quedaban en pie en Valencia. Precisamente en ese bloque de edificios había construído el primer avión de España el genial inventor y artista Ricardo Causarás Casaña, bisnieto tío del también polifacético y genial artista valenciano “Elvar Ata”, poeta, compositor y autor periodístico.



El Chino Muerto encendiño la luz de la cueva en la que habitaba. La cueva del era a la vez museo de sí mismo y también metáfora del mundo en el que vivían, cada vez más dominado por la ignorancia y por el miedo. El Chino Muerto se río al ser preguntado.



-Me han hecho esta pregunta cientos de veces、pero muy poca gente ha escuchado la respuesta. –dijo. Y tras una teatral pausa de unos segundos y dijo:- He viajado en el tiempo y en el espacio y jamás he visto un país del tercermundo tan desarrollado en educación, solidaridad y Derechos Humanos como Cuba.



Julien se sintió satisfecho al descubrir que su corazonada se cumplía y que no todos los países del mundo eran egoístas e insolidarios. Quiso poner a prueba la opinión del Chino utilizando los argumentos que ya había utilizado Bosé- Ramoncín en la clase de matemáticas, pero el gran pensador, filósofo, escritor y analística político ya se había adelantado a sus réplicas.



-Aunque se la suele atacar en el tema de los Derechos Humanos –siguió explicando el Chino- la lectura de los informes de los diferentes organismos internacionales demuestra a las claras que Cuba está muy por encima de países como España y Estados Unidos en ese tema, países donde sí que se tortura (y se bombardea, ejecuta, invade y espía) y donde sí que existen presos políticos. Puedes ir a cualquier hemeroteca y comprobar cuál es el país de Latinoamérica que más atentados terroristas ha sufrido en su historia. No es Colombia, ni Estados Unidos, es Cuba. Y detrás de todos ellos está la mano de Estados Unidos. Y también podemos pasar a otros terrenos como sanidad, por ejemplo, donde Cuba es uno de los paises más punteros del mundo, ofreciendo tratamiento a todos sus ciudadanos, así como a ciudadanos de otros países pobres. Comparado con países como Estados Unidos y Afganistán, que no ofrecen sanidad gratuíta a sus ciudadanos y donde muchos de sus residentes carecen de cobertura sanitaria, se trata de un logro asombroso para un país tan atacado.”



-¿Entonces, por qué siempre intelectuales de la talla de Ramoncín Bosé critican siempre a un país tan maravilloso?



-Básicamente porque a los dueños de las grandes empresas y de los bancos en España (que a su vez son los dueños de los partidos políticos y de las televisiones) les interesa que ese modelo ejemplar, solidario, no se extienda, pues ello pondría en peligro los privilegios y la explotación en las que se fundamenta su riqueza.Es por eso que se dedican a inventarse abusos contra los derechos humanos continuamente, mas los que cometen su propio país o aquellos o los que tienen negocios, de esos jamás los oirás hablar.



-Gracias, Maestro –terminó, satisfecho, Skywalker- por concederme gratuitamente una información que los medios de comunicación me habían ocultado. A partir de ahora estudiaré por mi cuenta, contrastando toda información tendenciosa, y volveré, si así me lo permitís, con más preguntas.



-Estudia con pasión y vuelve cuando te plazca, joven vivaz e inquieto, ya que siempre serás bien recibido en este ámbito, debido a que responder a tus interesantes cuestiones me causa gran placer.



Sorel salió en ese momento de la cueva, con el corazón prendido de ansias por aprender más cosas sobre Cuba. Pronto, viendo que todo lo que le decían era pura mentira, dejó de leer periódicos y empezó a acudir sólo a fuentes independientes o imparciales. Pero lo que más le abrió la mente fue el hecho de deshacerse de la televisión que había usado hasta entonces. “Maravilloso”le felicitó el Chino cuando se enteró de que la había lanzado contra el escaparate de una entidad bancaria que también regalaba sartenes. “Es un medio de comunicación clave en el dominio de las mentes por parte de las élites. ¿Te has parado ha preguntar por qué en muchos países la sanidad, la educación, o el agua potable son de pago, pero la televisión es gratis en todas las naciones del orbe?”



Skywalker estaba entusiasmado con el tema cubano. Era precisamente lo que había siempre anhelado, un país donde se practicaba la solidaridad como modelo de Estado y no la competición y la exclusión por norma de quienes se consideraban diferentes. No discutía con sus compañeros sobre el tema, pues aún los consideraba demasiado necios para discutir, pero se pasaba el día estudiando la realidad objetiva y los problemas de la isla. Era consciente de todos los problemas de la revolución cubana, muchos de los cuales eran sin dudad por culpa del bloqueo, otros más bien por la corrupción de las personas.



Gracias a estudiar sobre Cuba y sobre la revolución, aprendió también sobre historia contemporánea y sobre la realidad siniestra de muchos países capitalistas a los que la televisión siempre ponía como ejemplos en todas las virtudes, cosa que confirmo la visión nada alentadora que tenía sobre su propio país y comunidad autónoma. Desde el principio pensó en que le gustaría marcharse de España y largarse a vivir a esa isla revolucionaria. Estuvo pensando seriamente en inmigrar, y de hecho llego a sopesar las posibilidades de construirse el mismo una balsa con la que cruzar el océano. Quizás si viajaba a Estados Unidos, desde allí podría emigrar más facilmente.



Pero aunque nunca abandonó su entusiasmo por Cuba, conforme estudiaba y ampliando su visión sobre el pequeño país caribeño se daba cuenta de que la lucha del pueblo cubano no era una lucha individual sino la lucha de toda Latinoamérica. Y la lucha de Latinoamérica era también en el fondo la misma lucha que la del pueblo palestino, del pueblo egipcio, del pueblo árabe, del pueblo asiático, y en general de todas las personas marginada y excluídas del mundo, incluso en la Comunitat.



Le llenó de dicha el confirmar una idea que se le había ocurrido hace mucho tiempo, pero nunca había desarrollado hasta entonces, quedándose en forma preconceptual: que el odio a todo lo egipcio no era natural ni tampoco fortuíto, sino que respondía a los intereses de clase de un grupo en concreto. Era, dicho esquemáticamente, una simple manera de mantener al pueblo unido a favor de sus gobernantes y en contra de un enemigo inventado por esas mismas élites. El odio a los judíos, a los árabes, a los cristianos, a los egipcios, a los franceses...; a lo largo de la historia, todos los odios de un pueblo a otro respondían a similares motivos. Así que Anakin poco a poco fue superando su anterior complejo de inferioridad como miembro de una minoría perseguida y aprendió a transformar la frustración en orgullo, a la par que iba centrando sus estudios en la historia y la política de la nación egipcia y del pueblo árabe. A todos los que le miraban con aires de superioridad les explicaba los impresionantes logros culturales y aportaciones a la humanidad de su patria verdadera. Y aunque Cuba seguía siendo un modelo, a donde quería ir ahora a vivir era a su propio país, al país de la pirámides y el paté de camello.



Entretanto, seguía yendo a la cueva del Chino Muerto a poner en común lo que aprendía y a pedirle recomendación sobre sus lecturas. Se habían hecho grandes amigos y se pasaban charlando hasta las tantas. El Chino le contaba cómo había conseguido la capacidad para viajar en el tiempo y en el espacio. Cómo había visto con sus propios ojos caer a Estados Unidos al final de la siguiente década. Cuando le hablaba sobre la situación de cualquier otro país, los hechos siempre coincidían con las comprobaciones que hacía luego Skywalker basándose en datos objetivos. Pero cuando hablaba del futuro o de experiencias que había vivido él mismo en sus propias carnes,Anakin nunca sabía si el Chino iba en serio o bromeaba.



-Las revoluciones las hace sin duda el pueblo, no los líderes, pero en todas las revoluciones hacen falta individuos formidables que tengan la suerte de estar en el lugar adecuado para ayudar a las naciones a liberarse y a alcanzar el progreso. ¿Quién sabe si el propio Anakin Skywalker Julien Sorel de Niro Peris se convertirá en uno de esos hombres formidables que cambiará el curso de la historia?



Un día el señor Peris, padre de Skywalker, después de salir medio tajado del Aguas Manolo, pasó por el parque en el que viven los pordioseros y escuchó a su hijo hablando con un mendigo y criticando a la Generalitat valenciana desde un punto de vista de izquierdas. Aunque estaba preocupado desde hace tiempo por su amistad con este tipo de calaña, pensaba que precisamente por no haberse vuelto valenciano se trataba de un caso perdido y no se podía hacer nada por ayudarle, y por eso no había intervenido en su educación. Pero lo que estaba viendo en esos momentos el Señor Peris con sus propios ojos era ya lo máximo. Además de egipcio, el chico había salido rojo. Las dos cosas peores del mundo. Sólo faltaba que se hiciera seguidor del FC. El Cairo.



Los Peris decidieron que cuando volviera a casa lo crucificarían sin cena hasta que recapacitara y decidiera espontáneamente afiliarse al "Partido". Así lo tuvieron largas jornadas en la cruz, en el cuarto oscuro de los ratones, sin dejarlo salir, alimentándolo sólo de hiel y alfalfa, mas el chico no hacía arriba su mente ni por aquellas.



Después de unos cuantos meses, como vieran que aún así seguía sin cambiar su intolerable actitud, decidieron torturarlo de verdad, así que movieron sus contactos para llamar a un locutor ultraderechista de radio llamado Federico García Lorca. Cuando Federico escuchó el caso, se sintió tan preocupado que canceló todos sus compromisos y vino desde Madrid a propósito "en misión humanitaria", para poder susurrarle al oído en persona las mismas lúcidas reflexiones, siempre comedidas, moderadas e inteligentes, con las que cada día inspiraba la conciencia cívica y democrática de tantos españoles; cosa que hizo durante largas jornadas desde temprano por la mañana hasta que se ponía el sol.



Pero ni con eso consiguieron torcer la valiente resistencia del joven Skywalker, que al oir aquellos discursos llenos de odio se iba dando cuenta poco a poco de que ningún chantaje, amenaza o tortura podía hacer marchitar su propia consciencia. Conforme había estudiado la realidad política mundial con el Chino Muerto, había constatado la estupidez de la mayoría de sus conciudadanos. Pero esta vez ya no era la inferioridad de los demás, sino su escondida grandeza interior,la que se le revelaba.



Por primera vez en su vida, sintió orgullo. El orgullo de los leones, el de la individualidad inquebrantable rodeada de hombres pequeños y mezquinos, individuos que estaban incluso dispuestos a arruinar su propia vida y la de los demás por objetivos espurios, encadenándose los unos a otros por efecto de meros instintos tribales. Estaba descubriendo la Fuerza.



Ya durante la crucifixión, antes de que llegara Lorca, su corazón había empezado a cambiar poco a poco. Su conciencia había ido creciendo y multiplicándose de manera que hasta él mismo se sorprendía del conocimiento de sí mismo al que iba llegando.



Se había transformado sin darse cuenta en una persona especial, capaz de resistir casi cualquier sufrimiento que le infligieran. Con la coraza moral que sólo otorgan las convicciones nobles y desinteresadas, pero también con la rabia del que a sufrido en su propia piel las injusticias. Un hombre de la talla de Allende, Chávez, Nasrala, King, Castro, el Ché, etcétera. Un héroe antiimperialista. Por eso, los discursos de Federico García no conseguían sino aumentar la convicción de sus ideas.



En ese periodo que pasó encerrado con el locutor centrista, Sorel descubrió también la esencia del torturador como persona en permanente posición de necesidad y por tanto, de inferioridad, con respecto al torturado. Eso le hizo también invulnerable cuando se tuvo que enfrentar años después a los verdaderos salvajes. Los que no se andaban con discursos ni dejaban pasar el tiempo en cruces preguntaban antes de hacer daño. Los torturadores de las fuerzas de secretas de los países del bien (Inglaterra, Estados Unidos, Israel y Colombia.) Además, desde ese momento, ya nunca ibaa dudar que el mundo estaba tremendamente enfermo, que todo lo que le había dicho el Chino Muerto era esencialmente cierto y que hacían falta grandes hombres que ayudaran a curarlo.



Si le hubieran dejado en paz, quizás su impulso revolucionario se hubiera extinguido a sí mismo, preso de la apatía, como ocurría en tantos cientos miles jóvenes. Pero esa agresión tan infame, el maltrato al que le sometía su familia, había encendido la llama de la rebeldía, y Anakin se había dado cuenta de que ya no había vuelta atrás.



Sintió pena por aquel pobre tipo. Sagasitó su interior, con el nuevo poder de rayos equis que tenía en sus ojos de Jedi. Y no vio más que miedo, origen último de todo fascismo.



En las argumentaciones a las que volvía recurrentemente, el locutor de ideología reformista liberal moderada comparaba una y otra vez a España con Estados Unidos, y ponía al país de los palos y estrellas como ejemplo a seguir en todos los terrenos. El país de la bomba atómica, de los campos de tortura, de las invasiones, del neocolonialismo, del racismo, de las desigualdades, de la especulación, del pensamiento único. ¿Cuánto tiempo haría que no había puesto en tela de juicio sus propias creencias el pobre Federico?



Y sin embargo, era un tipo con estudios, al que millones de españoles tomaban en serio, y que había escrito incluso libros. ¿Por qué mecanismo una persona de inteligencia normal podía acabar desarrollando una ideología tan perversa e irracional, tan llena de odio como la de Federico García? Una vez más, la respuesta era el miedo. Incluso si lo hacía a cambio de dinero o poder, el miedo sería sin duda el motivo de traicionarse a sí mismo. Por fortuna, Julien había dejado de sentirlo gracias a Federico García.



Los primeros discursos del pequeño bufón nazi le habían resultado más bien cómicos. Pero pasaban los días, la tortura seguía, y amenazaba con matar a Julien de verdad de aburrimiento.



En realidad, no podía ya reirse más, ni hacer absolutamente nada más, en ese país; su estancia en la Comunitat estaba acabada.



Seguir en la Comunitat Valenciana significaría tirar su existencia a la basura.Era obvio que si se quedaba en España se pudriría como el resto de la juventud del país.



Como la conciencia de sí mismo como individuo independiente, no sujeto a los intereses de ninguna tribu, había crecido ya tanto que se había transformado en una autoconfianza casi digna de un héroe, Anakin se sabía capaz de irse de ese lugar en cualquier momento. Tal era la fuerza que sentía en su interior, y tales eran las ganas que tenía de crecer por encima de los límites que le imponía su fallido destino como empresario naranja de provincias.



Esa misma noche, cuando ya Federico se había retirado a descansar de sus actividades de tortura, el joven Skywalker Sorel sintió un agradable aroma raído como a mezcla de mueble antiguo, la casa de tu tía a la que vas a cenar una vez al año casi por obligación, y cerveza industrial de la peor calidad de la que consumían los pordioseros. Supo sin necesidad de verlo de quién se trataba.



El Pordiosero se había infiltrado en la habitación en la que el Sorel estaba crucificado utilizando sin duda alguna de sus habilidades especiales. Se encontraba junto a la puerta de la habitación en modo standby; modo imposible de ver para una persona normal y sólo detectable por otros pordioseros verdaderamente experimentados.



Al día siguiente por la mañana, llegó al parque un escuadrón de las fuerzas especiales antiterroristas en misión de paz humanitaria preventiva y rutinaria (aprobada por la Comunidad Internacional, la de vecinos, y por la ONU).Se llevaron a todos los pordioseros a un lugar tranquilo y cómodo; les invitaron a merendar, agasajándoles con Fanta de naranja, ganchitos y palomitas; y luego de hacerles masajes y de entregarles algunos presentes, como mochilas, gorras y toallas de playa, les preguntaron con amabilidad dónde se encontraba aquél al que toda la “Comunidad Internacional” y las fuerzas internacionales del bien estaban buscando.



-Venga, tío, dímelo, porfa –insistían los amables jóvenes de las brigadas antiterroristas- Yo te he invitado a merendar y tú no me ayudas a encontrar al pordiosero terrorista. Eres un mal colega. Se lo voy a contar a todo el mundo.



Los mendigos estaban en realidad tan encantados con tales agasajos por parte de la guardia civil y de las fuerzas de la ONU que hubieran delatado a cualquiera. Pero la verdad es que no tenían ni idea de dónde se encontraba la persona en cuestión.



Sólo uno de los pordioseros consiguió escaparse de la redada. Y lo hizo sin esforzarse, como todo lo que hacía en la vida, y sin renunciar a las chelas que se bebía todos los días para hacer más soportable la resaca del día anterior. Pese a que las fuerzas de seguridad lo habían tenido delante de sus narices varias veces aquella mañana.



Acabó aquella noche vomitando en el suelo, pero no porque nadie le pegara sino porque la taja de transición se le fue de las manos y degeneró un ejercicio brutal de sueling.



Con las fuerzas especiales del bien iba un tipo trajeado y con gafas de sol a lo Matrix. Este hombre, a quien llamaremos desde ahora “El mensajero de las Tinieblas”, apareció completamente furioso en casa del señor Peris, reprimiéndole severamente por haber dejado marchar a una persona tan peligrosa, una persona que en el futuro iba a vulnerar los derechos humanos tantas veces como su hijo, e iba a colaborar con la alianza ETA-Corea del Norte para intentar romper el Estado de Derecho.



Al enterarse de que su pequeño Anakin Skywalker Julien Sorel Peris se había convertido en un terrorista, el señor Peris se dio cuenta de que todos sus sueños y esperanzas habían saltado ya totalmente por los aires y que no había posibilidad de arreglar su ya de por sí anodina existencia de vulgar comepaellas.



Así le le pagaba la vida los esfuerzos para llevar a su hijo por el buen camino y para ayudarle a convertirse en un buen valenciano.Se había sacrificado toda su vida para sacar adelante su negocio valenciano, para que su hijo valenciano pudiera vivir bien y casarse con una chica valenciana (les mes boniques del món) y formar una familia valenciana y no egipcia. Aunque el señor Peris ni siquiera hablaba valenciano.



Y ahora su hijo se lo pagaba convirtiéndose en un terrorista izquierdista egipcio, que seguramente que quería regalarle Navarra a Kim Yon Il o a Gadafi.



El señor Peris perdió totalmente la fe a partir de aquel momento. Decidió que el resto de su vida sólo quería hacer cosas malvadas, nada más que cosas malvadas.



El día siguiente aceptó una oferta que tenía desde hace varios años sobre la mesa para vender el castillo de Benisanó a una multinacional yanqui, empresa que a su vez quería convertirlo en un casino resort temático medieval con restaurante de cuatro estrellas y parque temático fenicio romano con campo de golf, plantación de algodón recolectado por rumanos, centro comercial y un horrible rascacielos piramidal de 28 pisos que se veía incluso desde Barcelona.



Con esa operación ganó una grandísima fortuna que mediante la especulación y la destrucción de playas y de campos de naranjos se fue agrandando hasta convertir a Peris en un multimillonario y en uno de los hombres más influyentes de la Comunitat. Aunque obscenamente poderoso y rico, sin saberlo el señor Peris había perdido definitivamente su alma para siempre.



Había dejado incluso de ser valenciano. Ya no le importaban las naranjas, ni la paella, ni el Valencia CF. Ni si quiera era ya antiegipcio. Sus únicos objetivos eran destruirlo todo y especular, acumular poder, robar a los pobres, secar ríos, realizar transvases gigantescos, y en general cualquier tipo de obras públicas faraónicas, con la única condición de que destruyeran el medio ambiente y no sirvieran para nada.



Acumular más poder, manipular los medios de comunicación, vulnerar cualquier principio ético porque sí, por placer y por mero deporte; para enriquecerse más y más y sentir la pura belleza de hacer el mal.



Porque Vicent Peris había dejado de ser una persona normal y un empresario normal, y se había convertido en una criatura malvada y apenas humana.



Se había convertido en un empresario zaplanista.