viernes, 11 de enero de 2008

TÚNEZ, PAÍS EXCELENTE

Tunicia es un país excelente, pues pese a su reducido tamaño atesora grandes tesoros artísticos de épocas y estilos variopintos: mezquitas, catedrales francesas, fortalezas medievales españolas, bazares, pueblos blancos que recuerdan a Andalucía, ciudadelas antiguas, cuevas bereberes todavía habitadas, ruinas romanas. Las ruinas romanas incluyen varios teatros y templos bien conservados e incluso ciudades míticas como Cartago, pero entre todos los restos romanos destaca el coliseo de el Djem, con capacidad para 30.000 espectadores, utilizado para rodar Gladiator y conservado actualmente en un estado magnífico.

La gente es muy amigable, e incluso en los hoteles de lujo te tratan de forma directa y simpática, tomándose confianzas enseguida pero sin faltas de educación. Además, les gusta hablar con los extranjeros y se comunican bien en francés y en italiano. No hay apenas peligro de atentado terrorista, ni se nota que exista delincuencia en las ciudades. Si te pierdes por las intrincadas calles, siempre surge algún niño dispuesto a acompañarte hasta el punto de referencia más cercano. El transporte público, aunque algo lento, es bastante puntual y barato, te puedes recorrer el país en tren por un puñado de euros.

Pese a que se trata de una dictadura, Tuinicia no es un país integrista sino que tiene una forma de organización laica que permite casi la misma liberalidad de costumbres que en Europa, viéndose muchas mujeres pirulando por la calle sin pañuelo, sobretodo las más jóvenes. Los habitantes del país son bastante guapos, con mucha mezla de rasgos y razas. No se trata en absoluto de un país pobre, a mi me recordó en muchas ocasiones la España de principios de los 80, que en bastantes apartados era mejor a la España de ahora.

Los precios son irrisorios. Si cenas en un restaurante italiano elegante y de calidad, pidiendo dos platos de la carta y postre y vino, el precio es de 12 o 15€; el mismo restaurante en España te costaría de 30 para arriba. En un bar normal revientas por menos de 10€, aunque si le pides la cuenta al camarero te la garabatea con bolígrafo en el mantel y siempre intenta colarte un par de bebidas de más. La comida es excelente, combinando especialidades locales con influencia de las cocinas italiana, francesa, turca, marroquí y árabe. La cerveza es relativamente fácil de encontrar pese a tratarse de un país musulmán.

Se venden packs desde España por menos de 250€ en temporada baja incluyendo el vuelo, el translado al hotel, estancia de una semana en un 3 o 4 estrellas con enorme piscina, y papeo en media pensión de buffet libre. Aún así, hay un montón de imbéciles en España que optan por gastarse el doble e irse a Ibiza, Tenerife o Benidorm.

Uno de mis lugares preferidos en Túnez por su originalidad es Cartago. A diferencia de otros importes yacimientos arqueológicos, hoy en día hay en ese lugar una urbanización de chalets parecida a la que hay alrededor de cualquier lugar de España, pero no una de esas urbanizaciones monstruosos con miles de adosados iguales unos a otros, sino de esas con chalets antiguos y singulares que se levantaron en nuestro país en los años 60 y 70. Además, la urbanización se encuentra junto al mar, y entre las casas hay hermosas colinas con frondosos bosques mediterráneos.

Pero lo mejor es que en varios puntos de esa urbanización hay algunos importantes monumentos dispersos aquí y allá. Uno va pirulando por una calle en la que sólo ve chalets a la europea y de repente dobla una esquina y se encuentra un impresionante anfiteatro romano en estupendo estado de conservación; sigue andando otra vez entre más chalets y junto a un club de tenis vislumbra una mezquita; sube de repente una colina llena de pinos y cuando llega a la cima descubre por sorpresa una hermosa catedral que construyeron los franceses en la época colonial, o unos baños árabes de época medieval, o los restos de una ciudad romana.

Cartago es metáfora y resumen perfecto de Túnez, que a su vez lo es también de toda la cultura mediterránea. Pues no hay país mediterráneo que sintetice mejor nuestra historia. En definitiva, mucho mejor que Marbella o Benidorm, y también menos hostil y más barato.