domingo, 14 de febrero de 2010

LA COMUNITAT, LA PEOR NOVELA DE LA HISTORIA, POR PACO CAMPOS. CAPÍTULO DÉCIMO.

(Atención: Esta novela consta aproximadamente de diez capítulos. Para leerla desde el principio, pincha aquí.)






Para entonces, ya era de noche, y toda la ciudad estaba en llamas. El villano había puesto dirección hacia Valencia, conduciendo de una manera criminal por las autopistas de entrada a la ciudad. Anakin iba a unos cincuenta metros detrás de él, pisando fuerte el acelerador. Se oía música de persecución, como en las películas americanas. “No voy a dejar que ese desgraciado me robe también lo que más quiero –se iba diciendo a sí mismo nuestro protagonista entre volantazos-. No, ya he vivido seis años separado de ella y no pienso perder ni un día más de mi vida extrañándola”



La persecución siguió por el centro de Valencia. “Está loco, a esa velocidad va a matarla”–seguía diciéndose Elvar. La ciudad se encontraba casi totalmente en llamas, con coches calcinados por todas partes y todavía con disturbios en la mayoría de los barrios. La conducción del villano era totalmente suicida, propia de una película de Hollywood.



En la puerta de la Mar, al no poder avanzar por la rotonda por estar llena de obstáculos, había hecho saltar el coche para hacerlo subir al area ajardinada central e introducirlo entre una de las puertas del arco. Anakin, que lo había perseguido efectuando una maniobra parecida, y que pudo pasar por la puerta del milagro, al salir de la rotonda chocó contra uno de los coches que había quedado accidentado en medio de la calle por culpa de la conducción temeraria del vehículo al que perseguía. Como consecuencia de ello, el vehículo de Anakin, totalmente fuera de control, rebotó, cayo a la acera y se estampó contra la sede de una oficina de trabajo temporal que había justo en esa parte de la calle, haciendo añicos el cartel con las ofertas de ese día. En ese momento, Skywalker, que ya no podía continuar persiguiemdo al secuestrador, vio como el coche de su enemigo sí que había conseguido seguir avanzado y se escapaba por el puente de Calatrava. Y no sólo se iba en el momento en que Anakin se quedaba sin vehículo sino que además, aunque hubiera tenido uno, no habría podido cruzar el puente, pues su enemigo había provocado un accidente en cadena dejando éste totalmente atravesado de coches destrozados, entre ellos un viejo trailer Buck en llamas y varios automóviles.



Anakin comprendió que las posibilidades de seguir al funesto vehículo en el que se alejaba la persona que más quería en el mundo se estaban esfumando; y que era obvio que iba a perderla de nuevo. Además, se estaba desangrando y era dudoso que saliera con vida del trámite. Lanzó un grito de desesperación, que resonó en toda la plaza, o lo que quedaba de ella, y se dobló abatido sobre sus propios tobillos. Era el fin. Otra vez. Igual que en Egipto.



Se percató entonces de que un policía se dirigía en moto al lugar del choque. Y puesto que, debido a que la calzada estaba llena de escombros, la velocidad a la que avanzaba no era demasiado grande, sin pensárselo dos veces, Anakin le asaltó con una patada voladora de karateka, impactándole en el pecho y haciéndole caer al suelo.



Pudo así apropiarse del vehículo del sorprendido agente de la autoridad. Y entre los disparos de éste, algunos de los cuales acertaron en el chasis de la moto, e incluso uno de ellos en el brazo de nuestro protagonista, se puso Anakin de nuevo en marcha en dirección al puente calatravesco. Pero tanto la calzada como la parte peatonal de este se hallaban llenos de vehículos accidentados, y era imposible pasar, con lo cual, a esa velocidad, lo más probable es que Anakin muriera al empotrarse contra uno de esos vehículos. No podía atravesar el puente, pero tampoco tenía la intención de detenerse. Seguía acelerando ¿Qué es lo que haría? ¿Moriría estampado ?¿Sería ese el fin de Anakin Sorel Skywalker? El puente estaba cada vez más cerca, no había manera de esquivarlo, y ya no le quedaba tiempo para frenar.



Cuando estaba a apenas unos centímetros del primero de los coches en llamas que bloqueaba totalmente el paso, Anakin tuvo una repentina y genial idea y, con un moviento ágil y certero digno de un as de las dos ruedas, se subió con la moto a la peineta del puente, consiguiendo así cruzar al otro lado del río aprovechando la blanca estructura de diseño vanguardista. Lo mismo que hacían tantos borrachos los fines de semana, él lo superaba ahora al hacerlo subido en una moto. Desde la parte más alta del emblemático monumento, pudo ver la silueta del coche de su captor alejándose por la Alameda hacia la Ciudad de las Ciencias, ahora convertida en la falla más grande de la historia. Qué lastima de billones desperdiciados. El sueño de un pobre faraón lunático se había ido al traste.



En aquel momento, en el coche del malechor algo había empezado a funcionar mal. Probablemente el villano había dañado el eje del vehículo al atravesar la Porta de la Mar. Había decidido salir de la ciudad tomando un atajo hacia el aeropuerto, pero por el camino el coche dejó de funcionar cuando se hallaba atravesando uno de los polígonos industriales de la zona.



No había nadie en varios kilómetros a la redonda. Así que salió del vehículo y cerrá las puertas del coche, tras amenazar a su atemorizada víctima con volarle la tapa de los sesos si hacía el menor intento de escaparse. Se dirigió a la fabrica más cercana para ver si había un teléfono funcionando desde el que pudiera llamar pidiendo ayuda a alguno de sus secuaces. Ah, con tanta llamadita para organizar al populacho en su marcha por la democdracia y en contra de Chávez, se había quedado sin batería del maldito móvil, y la china que había secuestrado tampoco tenía crédito porque acababa de salir de la cárcel. Tuvo ganas de matar a la china simplemente para alimentar su rabia, pero sin duda esa chica le iba a ser de mucha más utilidad viva, podría servirle de rescate en algún momento contra su poderoso enemigo progre egipcista, nunca se sabía.



Fue entrar en la fábrica cuando le golpeó por la espalda un tipo caído del techo,un tipo caído del techo que después de ejecutar esa audaz maniobra no pudo evitar rodar hacia la oscuridad de la fabrica abandonada pero por algún extraño motivo en funcionamiento. Esa misma persona estaba ahora encima de él propinándole golpes en la cara. Era probablemente la persona que más odiaba del mundo. La única persona del mundo a la que odiaba más que a Zapatero y a los faraones egipcios.



Desde unos momentos antes de que el vehículo del encapuchado se detuviera, Anakin se había dado cuenta de que el villano tenía problemas y que tarde o temprano tendría que acabar parando, así que había decidido hacer invisible con una táctica que había aprendido en Egipto de la resistencia antiterrorista. La mejor forma de desaparecer ante una invasión terreste sin dejar de poder ver al enemigo era desplazándose por los tejados, tal como habían hecho los niños con él a su llegada a Cairo. Siempre, por supuesto, que no hubiera cobertura aérea ni francotiradores, como era tan común en las zonas dominadas por Estados Unidos o por gobiernos títeres.



Skywalker había percibido una energía extraña desde el primer momento en que se había acercado a su enemigo. Tenía una fuerza especial, de eso no había ninguna duda. Se había enfrentado a cientos de luchadores del Imperio, del Lado Oscuro, y muchos contaban con una fuerza brutal e instintiva que los hacía muchísimo terriblemente peligrosos y sanguinarios, sobretodo cuando se enfrentaban a rivales más débiles. Había visto con sus propios ojos paramilitares colombianos rematando a civiles heridos indefensos; tropas israelíes disparando a todo lo que se movía, aunque fueran niños. Marines ejecutando a embarazadas, parados y viejas como simple pasatiempo. En ese caso se trataba de una moral autónoma que surgía de la creencia en la absoluta validez de las ideas propias. Racismo. Incultura. En el fondo no era sino la misma energía que le había motivado a él a luchar por los pobres y los oprimidos, con la diferencia de que en el caso de sus enemigos el contenido de esas ideas estaba basado en el odio tribal, en la superioridad de unos hombres sobre otros. En el fondo, en la lucha de unos hombres con otros por los recursos; o lo que es igual, en el miedo.



Pero en esta ocasión se trataba de algo bien distinto. Ya no era el miedo que se había encontrado tantas veces, ese miedo a uno mismo y a los demás propio de tantos fascistas y tantos psicópatas. Se trataba de maldad en sí misma, maldad que no perseguía nigún fin sino el de perpetuarse y hacerse cada vez más grande. En algún momento, la maldad clásica producto del miedo había mutado, devorándose a sí misma y adquiriendo la capacidad de expandirse.



No había sentido nada igual en su vida. Incluso cuando estaba infiltrado en el gobierno de Estados Unidos, trabajando codo a codo entre los mayores delincuentes del planeta, hombres que escondían bajo su historial honorable y tras sus premios Nóbel de la Paz los objetivos más sanguinarios, siempre se trataba de maldad como medio, no como fin último. Hasta el Príncipe de las tinieblas calculaba sus maldades en términos de costos y beneficios, y tenía conflictos internos. Y habría dudado, si acaso durante un sólo instante, de haberse visto alguna vez en la tesitura de matar por sí mismo y no siempre a través de sicarios.



Eso pensaba Anakin mientras su rostro se desfiguraba bajo la cascada de golpes que su enemigo le estaba proporcionando. Pues teniéndolo casi reducido, le había arrancado el ropaje que le tapaba la cabeza para confirmar su identidad y el presentimiento que había sentido al verlo por primera vez. A través de los ojos enrojecidos y furiosos, que hacían pensar en un animal salvaje infectado por la rabia, había adivinado, o quizás sólo imaginado novelescamente, el miedo de su padre, y en ese segundo de duda, de debilidad de quien llevababa años alejado de las trincheras, combinado también con su propio miedo a darle el golpe a su propio progenitor, es el que había permitido a éste recuperar la iniciativa y darle la vuelta al combate de puños en el que estaban enfrascados.



Por lo pronto, la cabeza de Anakin Peris ya colgaba de la plataforma metálica sobre la enorme poza de ácido sulfúrico que ocupaba casi la totalidad de la fábrica de pesticidas y nuestro héroe se encontraba ya al borde de la inconsciencia. Pero su padre al parecer se había cansado dar golpes a ese cuerpo moribundo que ya no ofrecía casi resistemcia. Sentía que quería quitárselo de una vez del medio, verlo caer a esa ciénaga y borrar al fin todo rastro de su enemigo, algo que tenía que haber hecho muchos años atrás, antes de que el fruto de su proia semilla se convertiera en un terrorista.



Así que empujó a su hijo,quien en un último momento antes de caer en el ácido, y movido en un último impulso vital inspirado por el recuerdo de Ryori, se pudo agarrar al borde de la plataforna con las dos manos. Entonces el señor Peris sacó de su bolsillo un rifle para disparar directamente a los dedos de Anakin, que ya asumía su muerte definitiva e inmediata.



Fue en esos momentos que malvado señor Peris fue empujado por alguien desde atrás y voló por encima de la cabeza de Anakin para caer directamente al ácido sulfúrico. Analkin pensó durante una milésima de segundo si no habría quizás de salvarle, pero se giró hacia atrás para comprobar que ya era demasiado tarde. En cuanto a Peris, justo antes de caer se dio cuenta de que la persona que le había asesinado lo había hecho por amor a su hijo. Peris había mandado matar a muchas personas en los últimos años, pero no había conseguido que ninguna persona matara por él gratis o por que le profesara admiración o porque creyera en él. Era sin duda amor, algo que él no había merecido nunca. Antes de disolverse en ácido miró en los ojos de su hijo y dio cuenta de cuán horrible había sido marginando y torturando desde la niñez al fruto de su aparato reproductor masculino. Se arrepintió en ese instante de todo lo que había hecho y creído durante toda su vida. Pensó que si volviera a nacer educaría él mismo a su hijo y le animaría a votar al PSOE si eso es lo que de verdad deseaba. Y él mismo también votaría a los rojos. Entonces cayó en el ácido sulfúrico y su conciencia y su carne desaparecieron definitivamente de la faz de la Comunitat.



Anakin volvió la cabeza, y vió delante suyo otra vez a Ryori, mirándole con sus preciosos ojos de chiquilla enamorada, aunque todavía asustada por lo que acababa de hacer. Comprendió que eran por fin libres y de nuevo su corazón se llenó de alegría. Aunque fuera su padre, era un auténtico tirano, y de no haber acabado con él se habría convertido en una especie de dictador de la Comunitat tipo Franco. Acababa de darle un desahogo a la revolución. Revolución que a partir de ahora iba a seguir desde lejos.



Ahora sí que podían largarse para siempre. Esa Comunitat despreciable de la que había tenido que huir depequeño, ahora tenía la oportunidad de convertirse en un país decente y no corrupto como cualquier otro. Anakin Sorel Peris Skywalker dejaba a la Comunitat una revolución maravillosa pero no exenta de peligros, ya que los poderosos, aunque ahora casi sin apoyos del Imperio, intentarían conventirla en guerra civil, enfrentando al pueblo el pueblo, utilizando como carne de cañón el arma política más peligrosa y mortífera de la actualidad. La gente de clase baja y media sin cultura y de derechas, dispuesta a morir y a matar en contra de sus intereses y en nombre de ideas sin sentido inculcadas por la élite. Pero si el pueblo iba a ser capaz de tomar las riendas de su propio destino y aprovechar ese momento histórico, eso era algo que nadie sabia.



Porque a Anakin y a Ryori lo único que les importaba era volver juntos al mejor lugar del mundo, al sitio donde se vive más despacio que en otras partes y se come mejor que en cualquier otro país del planeta, y la chicas son las más guapas,y la gente es más amable, y los templos son más grandes, y el clima es más agradable, y el paisaje es más hermoso que en cualquier otro sitio.



Allí donde la historia y la cultura mediterránea nacieron, y donde la existencia discurre más plácida y agradable que en cualquier otro sitio.



Esa terreta, la millor del mòn, atravesada por el río Nilo.

 
 
THE END