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jueves, 24 de julio de 2008

POLLO FRITO AL ESTILO KIKUKAWA

Embadurnamos aproximadamente medio kilo de alitas, muslos, o pechuga troceada de pollo en harina de maíz, intentando cubrir la mayor superficie de carne posible pero sin preocuparnos porque quede totalmente embadurnada o porque la harina esté repartida equitativamente. Fritangueamos el pollo en aceite de aceituna o de girasol hasta que esté bien crujiente, entonces quitamos el aceite de la sartén y esperamos cinco o diez minutos. Hacemos una mezcla de soja con miel, tres unidades de soja por cada unidad de miel; lanzamos esa mezcla encima del pollo en la sartén, removiéndolo todo para que se reparta relativamente bien, lo calentamos durante unos minutos hasta que quede bien adherido, sólido y pegajoso pero a la vez crujiente. Ya está, se acompaña de arroz blanco, tallarines, o tortitas con verdura para hacer kebabs, también se puede cambiar el pollo por cualquier otro animal, incluyendo cochinillo.

lunes, 14 de abril de 2008

RECETAS DE COCINA: TORTILLA DE HUEVO FRITO

Ingredientes:

-3 huevos fritos.
-5 cucharadas soperas de aceite de aceituna.
-Sal al gusto.

-Procedimiento:

Freímos un huevo, lo sacamos del plato y lo reservamos, en la misma sartén quemamos un poco de aceite de aceituna y cuando empiece a hervir añadimos un par de huevos que previamente hemos batido bien. Una vez los huevos hayan empezado a adquirir la consistencia y la solidez propias de una tortilla, sacamos la tortilla de la sartén y la pasamos a un plato. Añadimos el huevo frito encima. Se puede mantener esa bella presentación o cerrar la tortilla sobre sí misma dejando el huevo frito en el centro como relleno tal si fuera un bocata. Uno de los mejores platos de la historia. Delicioso con un Guigal La Mouline Cote Rotie de 1998 o con un Faller Cuvée Laurence Domaine Weinbach de 2004 o simplemente con pan.

Si quieres conseguir más recetas de cocina excelentes, pincha aquí.

martes, 20 de noviembre de 2007

RECETAS DE COCINA: LA PIZZA NEGRA

Para preparar esta original pizza, lo primero que necesitamos es una casa que tenga horno. La manera de conseguirla depende de cada pordiosero, pues hay opciones para todos los gustos: alquilarla, comprarla, robarla, okuparla, ligarnos a una chica que viva en una casa, encañonar al propietario hasta que nos lleve a su vivienda y luego amordazarlo en el sótano.

Organizamos la típica taja suelística con un montón de botellas, y cuando nos hayamos acabado el alcohol a altas horas de la madrugada, y vayamos totalmente doblados y tengamos ya bastante hambre, precalentamos el horno siguiendo las instrucciones y metemos la típica pizza congelada de Mercadona o de Casa Tarradellas o lo que nos dé la gana.

Es importante, por motivos que se comprenderán claramente a continuación, que en ese momento en que empezamos a "cocinar" estemos solos; para ello es necesario que todos los demás suelistas se hayan ido ya a dormir o que hayan ido muriendo uno a uno en extrañas circunstancias.

Nos tumbamos en el suelo o en el sillón a esperar a que la pizza esté preparada y, sin darnos cuenta, con la taja que llevamos encima, nos quedamos profundamente dormidos y no nos levantamos hasta que ya es de día.

Cuando abrimos los ojos, horas después, ya es mediodía; nos extraña que huela muchísimo a quemado; nos preguntamos por qué estarán sonando las alarmas anti incendio en toda la casa. Finalmente, tras múltiples pesquisas, acabamos encontrando en el horno la maravillosa pizza negra, ya en su punto, con una pinta más o menos así:



La pizza negra. Aunque no es comestible, se trata de una de las pizzas más bellas de la historia.

martes, 11 de septiembre de 2007

RECETAS DE COCINA: LA MEJOR PIZZA DEL MUNDO (RECETA DEL GENIAL ESCRITOR, SUELISTA, MÚSICO, ACTOR Y GUIONISTA ELVAR ATA)

Llenamos aproximadamente el 42 por ciento de un vaso de agua vulgar y ordinario con oxígeno e hidrógeno (tiene que haber el doble de hidrógeno que de oxígeno). Si no disponemos de la tecnología necesaria para procurarnos el hidrógeno y el oxígeno por separado o para sintetizarlo, podemos utilizar agua del grifo o agua embotellada, que suele traer estos dos elementos en la proporción adecuada. Tiramos el hidrógeno y el oxígeno a un bol o plato hondo, añadimos una cucharada sopera de aceite de aceituna, añadimos también una pizca de sal; lo mezclamos todo aunque sin demasiado entusiasmo.

En un molino trituramos grano de trigo para separar la harina de la corteza. La corteza la podemos utilizar para fabricar biocombustibles que ayuden a mantener el desenfrenado ritmo de vida occidental sin dañar el medio ambiente ni provocar un aumento de precios de los alimentos de primera necesidad; la harina la añadimos al plato hondo en el que teníamos el oxígeno, la sal, el aceite de aceituna y el hidrógeno. Si no tenemos un molino a mano para triturar el trigo, también podemos comprar la harina en la panadería, o bien en el supermercado que nos dé más confianza.

Vamos mezclándolo todo y añadimos harina de tanto en tanto para ir formando una masa cada vez más dura y seca; llegará un momento en que la masa ya no se pegará a los dedos, ahí es cuando tenemos que parar de añadir harina, pues la masa ya está preparada: hemos de tener cuidado de que no esté demasiado dura, pues si lo estuviere difícil resultaría extenderla luego. Dejamos reposar la masa durante unos veinte minutos, tiempo que aprovechamos para fumarnos un porro, bebernos un par de latas de chelas o leer dos o tres artículos del Blog del Chino Muerto.

Después de ese tiempo, nos tiramos un poco de harina por encima. Luego ponemos un chorro de aceite de aceituna en una bandeja rectangular de horno, y extendemos el aceite homogéneamente por toda la bandeja, formando una película fina y leve como una llovizna de mayo. Eso se hace para que luego la masa no se quede pegada. Se puede hacer también con harina, pero el secreto de la extraordinaria pizza baratiana es que al poner aceite en la base la masa se tuesta ligeramente y adquiere su color dorado y su característica textura crujiente.

Extendemos la masa uniformemente por la bandeja impregnada de aceite, utilizando para ese fin nuestros dedos, los de otra persona, un rodillo o un extendedor de pizzas electrónico (si es que tal objeto ha sido alguna vez inventado). La pizza baratiana es democrática y antiimperialista, de base muy fina y crujiente, todo lo contrario de la pizza americana, de masa gorda, grasienta, ruda y empalagosa. Podemos poner tomate frito o triturado por sobre toda la base, y quedará bien. Pero como no vivimos en Finlandia o en Japón, podemos también rallar un tomate fresco y echarlo por encima de la pizza, y entonces quedará mucho mejor.

En cuanto al queso, nos sirve cualquiera que cumpla los siguientes requisitos: que no tenga un sabor fuerte y que esté cortado en lonchas finas; si incumplimos alguna de esas dos premisas la composición final quedará irremisiblemente desestructurada. Mi recomendación es el queso danés Havarti con extra de grasa que venden en el Mercadona. Encima del queso colocamos nuestros ingredientes preferidos. Se mete en la parte más baja del horno y a ojo, hasta que el queso esté bien fundido y la masa se haya empezado a dorar. El orégano se le añade después de sacarla del horno.

Esta pizza admite infinitas variaciones, como la pizza blanca (sin tomate y con ajo), la calzone (doblada sobre sí misma con un vuevo dentro), la pizza inclinada del Comité o la pizza con vuevo extendido en espiral (!qué guarrada mano!). Cada bandeja es ración exacta para una persona y nadie está obligado a compartir, pues se trata de la dosis justa para quedarse lleno. Si tenemos un invitado, antes hacemos dos pizzas que ceder parte de la nuestra, pues no mola quedarse con hambre.

Podemos hacer la típica fiesta en casa en la que los colegas están obligados a traer el alcohol (ley mojada) y nosotros ponemos la pizza, a bandeja por persona podemos empezar la fiesta a las 8 de la tarde y si hay unas ocho o nueve personas la última persona cenará a las 2 de la madrugada. Mientras tanto vamos picando de la pizza que se dejen los demás pero cuando salga la nuestra no la compartimos (acogiéndonos a la ley de la dosis exacta para quedarse lleno). Podemos enseñar al típico colega que siempre acata órdenes a hacer todo este fácil procedimiento, para en la próxima fiesta obligarle a que la haga él y no tener que hacer nada nosotros.

Para cenas románticas en casa también es muy útil la pizza baratiana, y aunque de todas formas no vamos a conseguir acostarnos con la chica en cuestión, al menos esta pizza nos da la certidumbre de que si no ligamos no es porque carezcamos de dotes culinarias o de buen anfitrión, sino porque somos unos pordioseros detestables y unos alcohólicos que gustan de hacer sueling y de dormir la siesta en cajas o en contenedores.

Si algún lector tiene dudas sobre algún punto de esta receta, o quiere discutir civilizadamente conmigo sobre la misma, se ponga en contacto por los canales habituales.

domingo, 12 de agosto de 2007

RECETAS DE COCINA: ENSALADA GRECO-MICÉNICA

-Ingredientes:

Pepino, cebolla, tomate, queso fresco.

-Procedimiento:

1 La cebolla se pone en agua para que su fuerte sabor no desestructure la composición, y luego se estruja. Se corta todo en pedazos y se clava en la nevera durante quince minutos o más.

2 Se saca de la nevera y se aliña con limón, orégano y aceite de aceituna.

-Consideraciones:

Se puede añadir pan frito a los ingredientes arriba mencionados, con lo que la ensalada deja de ser creto-micénica y se convierte en fenicio-libanesa, también exquisita. Alternando estas dos ensaladas milenarias caeremos en la cuenta de la identidad y de la diversidad de los elementos que constituyen el modo de vida mediterráneo. Aprenderemos "la unidad de la vida, unidad demostrada incluso en la destrucción de una vida por otra, pues vida y ser son uno, ya que, de otra manera, ningún ser podría nunca sustentarse de otro o de las materias no vivas que lo rodean. Uno, incluso en medio de la destrucción; uno, a pesar de la separación. Cada organismo es único. Único, pero, sin embargo, está unido a todos los organismos en la igualdad de sus últimas partes componentes; únicos, pero de substrato físico idéntico, iguales en el amor, pero también en el odio; en la confianza, pero también en el recelo; en la benevolencia, en la generosidad y en el valor; en la malevolencia, en la avaricia y en el temor. Realidad de la unidad, pero también realidad de la división, mayor realidad, indudablemente, de la división. El mal es la acentuación de la división vital; el bien, todo lo que tiende hacia la unidad con otras vidas y con otros seres; unión realizada inevitablemente mediante la expansión; expansión y concentración de la conciencia en todos los seres, expansión y concentración en la Unidad. Separación y diversidad, condiciones de nuestra existencia. Condiciones en base a las cuales poseemos vida y conciencia, y sabemos decidir entre el bien y el mal". (Se recomienda aprender de memoria esta reflexión y repetirla varias veces al pie de la letra, mentalmente, a modo de oración, justo antes de ingerir la ensalada.)