viernes, 3 de abril de 2009

LAS HISTORIAS DE HERODOTO DE HALICARNASO


Recomendable el arriba mencionado libro a todo el mundo pero también al Profeta Azul, y en general todos los que no se dejan intoxicar por los medios de comunicación y sus consignas fascistoides, consignas con las que intentan comernos la cabeza todos los días para que pensemos que nuestro barrio, pueblo, panadería de la esquina, equipo de fútbol, país, raza, religión y Presidente de la Generalitat son los mejores del mundo, mientras que los vascos, catalanes, andaluces, egipcios, gays, inmigrantes, separatistas, Chávez, Putin son la auténtica razón de que España sea una mierda.

No, señores. España era una mierda mucho antes de que existieran todos esas cosas. Precisamente porque en España, desde el principio, siempre ha habido un cura, rey, promotor, Presidente de la Generalitat, general, dictador, conseller, gobernador, periodista deportivo, señor feudal, obispo, oligarca o especulador inmobiliario interesado en que la gente culpara a otros de sus miserias mientras se llenaba los bolsillos y se aprovechaba para enriquecerse del trabajo ajeno.


Es por eso que la postura oficial del Chino Muerto es la de renunciar a toda forma de discriminación y odiar a todas las personas por igual. El ser humano ha demostrado en reiteradas ocasiones ser igual de estúpido en todas partes, sin distinción de sexo, raza o religión.


No obstante, ya puestos a ser racistas, si hay que odiar a una raza en particular, el Chino Muerto se decanta por su propia raza, sin duda la que mayores calamidades y miserias ha traído al mundo a lo largo de la historia.


En fin, no sé si lo que estoy diciendo tiene ya relación con el libro excelente del que quería hablar ahora. Recuerdo como época especialmente plácida mi lectura de tal libro durante mi exilio de tres meses en la ídilica pequeña ciudad de Cirencester, en el peor país del mundo.


Curioso lo de leer en inglés, en una ciudad fundada por los romanos, una de las más importantes obras de la literatura griega. En este libro, Herodoto, que está considerado el primer historiador de la historia, cuenta a través de un sinnúmero de historias entrelazadas libremente entre sí, varios capítulos importantes de la historia griega arcaica, principalmente la invasión persa (actual Irán), y a través de ese hilo conductor describe el estilo de vida y las costumbres de varios pueblos de esa época, como por ejemplo los egipcios.


Las historias se van entrelazando de manera totalmente abierta y flexible, con continuas digresiones personales del autor y saltos temporales y espaciales. Lo mejor es que a pesar de la magnitud del libro y la vastedad de temas que abarca, está narrado de una manera muy directa y con un ritmo frenético que engancha desde el primer momento. En concreto na de las historias

La historia de Creso, rey de Lydia, es un relato maravilloso que incluye de manera ágil y sencilla casi todos los temas clásicos de la literatura universal: la traición, la vanidad, el orgullo, el arrepentimiento, el deseo incontrolado, la venganza de los dioses, los sueños premonitorios, etc. Es un relato perfecto y lleno de sorpresas que puede ser entendido y disfrutado por cualquier persona de cualquier época y lugar, y que por lo tanto demuestra en el fondo que todos los humanos de cualquier color, forma, sabor, marca o precio son prácticamente iguales en su grandeza, pero sobretodo en su miseria; y que podría ser adaptado a cualquier formato y funcionar maravillosamente: como película épica de hollywood o como cine de ciencia ficción; como tragedia shakespeariana o como obra de teatro de barrio o para representar en el Sagunt a escena; como película casera pero de gran calidad producida por Sueling Productions o El Comité.

Otro punto del libro que me encanta es imaginarme al ejército persa de Ciro o Jerges al dirigirse hacia Grecia. Un ejército tan enorme que se decía que cuando paraba a beber en un lago lo secaba, y que algunos eruditos modernos han estimado en más de un millón de tarados, pirulando a pie desde Irán hasta Grecia, conquistando pueblos enteros a su paso, la mayoría de ellos probablemente sin luchar siquiera.

Aunque en este ejército había militares de verdad, entre ellos los famosos inmortales; la mayoría del ejército estaría sin duda compuesto por tipos harapientos, parados de todo tipo y jubilados atraídos por la promesa de empleo temporal o porque no tendrían nada que hacer esa mañana y les resultaría preferible Grecia que quedarse sentados en el parque de su barrio sin hacer nada, o bien alguien les habría prometido una merienda gratis si iban; aunque no descarto que a muchos les engañaran con la típica propaganda con la que todos los pueblos del mundo han sido conducidos a la guerra en todas las épocas; los griegos son malvados y odian a la Comunitat Persa y nuestro estilo de vida, nos quieren quitar el agua, pertenecen al eje del mal, no respetan los derechos humanos, quieren romper Persia, apoyan el terrorismo, si no les atacamos acabarán invadiéndonos, nos tienen envidia, etc.


A parte de eso, son destacables las explicaciones de los sistemas de gobierno de Atenas y de Esparta, en teoría totalmente antitéticos pero en realidad más parecidos de lo que se ha proclamado siempre. Esparta siempre ha sido considerada el primer régimen fascista de la historia, en la que la educación de los niños se basaba desde el primer momento en prepararlos para la guerra, sometiéndolos a condiciones extremas y subalimentándolos para aumentar su disciplina y capacidad de sacrificio.

Había algunas cosas raras, como que las tierras pertenecían a la ciudad, quien las prestaba a los ciudadanos al nacer, aunque eran cultivadas por los ilotas, campesinos sin derechos que vivían en constante vejación por parte de los sí ciudadanos. Los sí ciudadanos se organizaban en cuadras prefascistas que se juraban lealtad a través de coros, banquetes y actividades en común que luego se transformaban en disciplina y fidelidad en el campo de batalla. Había siempre dos reyes simultáneamente, y las mujeres eran elegidas por los ciudadanos en una especie de feria pública cuando los hombres alcanzaban la mayoría de edad.

Atenas se le considera el germen de las democracias capitalistas occidentales, pero en realidad, igual que en Esparta y o que en la Monarquía Bananera, sólo un pequeño porcentaje de los ciudadanos tenían poder de decisión y el derecho de participar en la vida política; el resto de la población, inmigrantes, esclavos, comerciantes y sobretodo proletariado de las minas y de la potenta industria ateniense, gente sin voz ni voto ni derechos puesto no eran considerados ciudadadanos. Para contentar al pueblo se realizaban obras públicas y se embellecía la ciudad con hermosos templos y estatuas dedicados a los dioses, pagados gracias a las grandes acumulaciones de riqueza que algunos capitalistas empezaban a conseguir, ayudados por la gran flota imperialista ateniense que servía para atemorizar de manera yanqui a todas las ciudades de alrededor para que aceptaran normas de comercio que beneficiaban a Atenas, para exigir el pago de tributos, para juzgar en tribunales de la Haya atenienses a ciudadanos extranjeros, y en general para presionar a los gobiernos de otras ciudadades a adoptar políticas proatenienses y para reprimir y sofocar revueltas populares. Además, se celebraban festivales tipo "Sagunt a Escena" o "MTV" y juegos deportivos, y otros fastos y espectáculos para pantener al poble entretenido. En fin, que nada cambia.

Destacar también del libro la descripción del mundo egipcio no dogmática que hace Herodoto, que viajó a ese país pese a ser un autor de la antigüedad explica las costumbres egipcias comparándolas con las griegas sin hacer alarde de ningún tipo de superioridad intelectual como hacen nuestros medios de desinformación cuando escupen su asquerosa propaganda antiegipcia, llevándose las manos a sus cabezas si en un país las mujeres llevan un pañuelo encima del pelo, pero no diciendo nada ante el hecho de que las preadolescentes de su país sean animadas a dejar de pensar y convertirse en meras zorritas consumistas del sistema.

Interesante también la descricpción de los pueblos más alejados de la órbita griega, como alrededor del Cáucaso y toda la actual zona de repúblicas postsoviéticas, sonsiderados especialmente duros, hasta llegar a los misteriosos hiperbóreos que habitarían si no me equivoco en Siberia. Esas descripciones se hace ya mediante fuentes indirectas y que resultan en un concepto geográfico del mundo como el mostrado en este mapa, que muestra el concepto bastante avanzado que tenían ya en esa época.

Para finalizar, una frase de Herodoto que ya tenía que estar bastante asimilada por todo el mundo, pero que por desgracia todavía hay mucha gente imbécil que al parecer todavía no se ha enterado.

"Nadie es tan imbécil como para preferir la guerra antes que la paz. En tiempos de paz, los hijos entierran a sus padres. Pero en tiempo de guerra, son los padres los que entierran a sus hijos. "