domingo, 7 de septiembre de 2008

TURISTAS IMBÉCILES

Como he estado varios años trabajando en el aeropuerto de Manises, y como tengo también un amigo llamado Terillas que trabaja por las noches en un hotel del centro de Valencia, puedo de primera mano escribir un artículo sobre las distintas clases de turistas imbéciles que acostumbran a visitar mi ciudad. Para quien crea que no se trata de un tema interesante, basta con decir que cada año son cientos los viajeros que llegan a Valencia (España) cuando a donde en realidad querían ir y donde de hecho pensaban que habían aterrizado es en Venecia (Italia). Al llegar al aeropuerto, y pedir información sobre cómo llegar a la ciudad de los canales, es cuando les dicen que se encuentran a varios miles de kilómetros de Italia, y aquí las reacciones son de lo más variado.

Hay quien se pone a llorar directamente y se marcha sin decir nada, y hay también quien protesta con cierto tono de reproche:

-Oiga, haga algo, esto no puede quedar así, tengo el hotel reservado en Venecia, donde he quedado también con unos amigos... me he pasado varios días planeando estas vacaciones, esto no puede terminar así...

Supongo que es normal que, para hablantes de idiomas muy diferentes al nuestro, los nombres de Valencia y Venecia puedan dar lugar a cierta confusión. Pero si yo me fuera a Alemania algún día, a una ciudad que se llamara, por ejemplo, Rothenburg, tendría mucho cuidado y estudiaría el asunto con bastante atención, para no acabar en otra ciudad con nombre parecido como Rothenberg, Rodeburg o algo así.

Aunque también está quien no tiene ni idea de qué es Valencia:

-¿Valencia?, ¿en qué país está?, ah, en España, ¿y en Valencia qué hay?... ¿sí?...bueno, pues me voy a Madrid o a Barcelona...

Me encantaría trabajar algún día en el aeropuerto de Venecia, para poder orientar a los cientos de tarados que seguro que se plantaran allí pensando que iban a la capital del Turia.

-¿Venecia?, ¿y eso en qué país está?, ¿y qué demonios hay en Venecia?... bueno, pues me voy a ir a Milán o a Roma.

Turistas imbéciles hay de todos los países, credos y colores, pero dos nacionalidades destacan sobre todas las demás, los italianos y los anglosajones.

Lo de los italianos no creo que sorprenda a nadie, tratándose de tipos que gastan un modelo de gafas de sol que les tapan casi toda la cara y que han elegido a un delincuente como presidente del gobierno, han llenado los restos de Pompeya de grafitis y son capaces de matar, literalmente, por un partido de fútbol. El 90 por ciento hace invariablemente la misma pregunta (¿Quién les habrá dicho a todos que eso se dice así en español?:

-Puedo tener una mappa?

Frase difícil de traducir pero que podría ser "trasladada" de la siguiente manera:

-Can I have a female map?

Ante lo cual el recepcionista del hotel se ve obligado a contestarles siempre lo siguiente (respuesta oficial):

-Por supuesto. En España el derecho a la propiedad privada está totalmente garantizado por la ley y por las fuerzas del orden, así que la propia Constitución le concede el derecho de tener no sólo uno, !sino todos los mapas que desee! Siempre que no los utilice para conspirar contra la seguridad nacional ni contra la integridad territorial de nuestra joven pero madura democracia...

Otra conducta clásica entre los italianos es aparecer en la ciudad sin reserva en plena Fórmula 1, Fallas, o Feria del Mueble y buscar un hotel que esté bien y sea barato, céntrico y esté cerca de la playa (en una ciudad en la que el casco viejo está a casi 10 kilómetros del mar).

En cuanto a los anglosajones, se caracterizan por entrar en cualquier lugar de la ciudad en el que haya un mostrador (ya sea una oficina de turismo, la recepción de un hotel, o una tienda de ropa), y sin saludar, ni preguntar de qué tipo de tienda se trata, pedir secamente dos cervezas:

-Two beers.

Aunque también existen los que quieren hacerse los simpáticos y presumir de que hablan muy bien español pero como en realidad sólo saben una palabra, te dicen la frase entera en inglés con esa palabra en castellano:

-Can I have a bottle of "vino"?

-May I have a wake up call at "ocho"?

-Are the restaurants on the "playa" still open?

(Frecuentemente su vocabulario español se reduce a dos o tres tipos de bebida o a la serie de números que van del uno al diez. También están los que saben dar los buenos días en italiano, y ya que es lo único que conocen en un idioma extanjero pues lo aprovechan, y cuando entran a un bar en España, saludan orgullosos diciendo: "buongiorno!")

Aunque sin duda eso es menos molesto que oír a un italiano preguntarte algo en inglés y aunque tú le contestas en italiano el tipo no se da cuenta y te sigue contestando a ti en un inglés pésimo en el que no existen las palabras agudas.

Pero el turista más patético del que he sabido nunca fue un tipo australiano que, para escaparse sin pagar de un hotel, bajó la maleta a la calle desde su balcón atándola a una cuerda, y cinco minutos después, a eso de las 6 de la mañana, salió del establecimiento en chanclas y bermudas, con una toalla al hombro, haciendo como si se fuera a la playa, para acto seguido recoger la maleta que había depositado previamente en la acera y largarse disimuladamente, probablemente felicitándose por el éxito de su plan y burlándose para sus adentros de la estupidez del recepcionista nocturno. Un recepcionista nocturno que, sin duda algo molesto por la interrupción de 1 minuto a la que se vio sometido, se limitó a cobrarle la estancia al número de tarjeta que figuraba en la reserva y a continuación siguió escribiendo el artículo para su blog como si nada, un artículo que trataba sobre los diferentes tipos de turistas imbéciles.