domingo, 10 de enero de 2010

LA COMUNITAT, LA PEOR NOVELA DE LA HISTORIA, POR PACO CAMPOS. SEGUNDA PARTE. CAPÍTULO QUINTO

(Atención: esta novela consta aproximadamente de diez capítulos. Para leerla desde el principio, pincha aquí.)

“Muchas gracias. Eres la piedra angular de la seguridad en Asia”, acababa de soltarle Obama Daitorio al presidente de Japón. Mientras pronunciaba esas palabras con su encantadora sonrisa de niño travieso, dándole palmaditas en la espalda al Sori, era plentamente consciente de que se trataba de una frase absolutamente carente de sentido, de un enunciado alejado de toda racionalidad y puede que de una de las mayores estupideces que había tenido que decir en su vida.



Obama Daitorio estaba furioso ese día. No sólo le molestaba tener que hacer declaraciones y leer discursos con cuyo contenido no se identificaba ni por asomo, sino que además últimamente le estaban escribiendo bobadas totalmente impresentables, tonterías que ni siquiera un estudiante de primaria de un colegio público de la Comunidad de Madrid se habría creído. Y lo peor es que toda la opinión mundial se las creía.

Pero en fin, ese no era el único problema. El problema era que un tipo de una inteligencia como la suya, capaz de improvisar discursos maravillosos, tuviera que acabar diciendo esas auténticas sandeces. Encima de que tenía que agasajar a necios de esta calaña. Un tipo que pese a presidir la segunda la potencia del mundo era un auténtico vacío conceptual que sólo leía mangas y que tenía un índice de popularidad de menos del 15 por ciento, menos incluso que el propio Bush en su última época.

Y le pasaba a él, precisamente la única persona de los Estados Unidos de América que no tenía derecho expresar su opinión. Pues hasta los presos políticos del país conseguían por lo menos de vez en cuando filtrar sus opiniones al público a través de los medios digitales alternativos. Pero él era el único americano que no podía decir nunca lo que pensaba.

La situación era mucho peor de lo que había imaginado. A los pocos meses de acceder al cargo, había comprobado que no había manera alguna de salir de la crisis sin crear otra más grande, con lo cual estaba destinado a tener que estar diciendo mentiras constantemente a lo largo de todo su mandato, no sólo durante los primeros años como tenía planeado cuando empezó. Y aunque siempre había tenido claro que el mundo no iba a cambiarlo, por lo menos le habría gustado tomar alguna medida para aliviar el sufrimiento de las familias y de la gente humilde de su gran nación, pero su sobrino se lo había prohibido expresamente. Ah, su maldito sobrino, se había convertido en su auténtica sombra, en su némesis, en su pesadilla particular,¿ Qué podría hacer para quitarse de encima a personaje tan desagradable?

Y luego estaba la Comunitat Valenciana. Una verdadera lacra. La herida por la cual el presupuesto estadounidense se desangraba. Ah si pudiera deshacerse de la Comunitat... Pero ahí también, una vez más, su sobrino le había dejado claro que esa opción era inconcebible. Ni pensarlo. La Comunitat ponía en peligro el comercio internacional. Si caía la Comunitat, con la cantidad estratosférica de deudas que había acumulado, caía también la economía mundial en su conjunto. No se le podía dejar caer así como así a la Comunitat.

El final de la Comunitat Valenciana, por culpa del gobierno de los especuladores y sus megaproyectos absurdos. Había sido uno de los acontecimientos más surrealistas de la década de los cero. Antes de llegar al gobierno ni siquiera sabía de la existencia de otra ciudad en el mundo llamada Valencia, aparte de la Valencia californiana. Y al final, la crisis definitiva, la de verdad, había estallado por culpa de esa ciudad europea, aunque los medios se habían encargado de ocultarlo a la población ¿Cómo podía ser que unos vulgares comepaellas pudieran tener a todo el mundo libre pendiente de un hilo?

Ni siquiera Obama Daitorio sabía bien cómo había ocurrido, pero parecía evidente que el asunto tenía su origen en la megaespeculación de los bancos de la ciudad. Se había formado una cadena de explotación en el que cada persona se aprovechaba de la persona que se encontraba un escalón más abajo en la escala social. Esa cadena se había hecho cada vez más grande y complicada, hasta llegar a un punto en que ni el gobierno de España, ni la Unión Europea, eran ya capaces de controlarla.

Todo el asunto partía del momento en el que, con el mercado inmobiliario saturado por la crisis, a los zaplanistas se les había ocurrido empezar a prestar ingentes cantidades de dinero a los pordioseros para que compraran por un precio módico los bancos del parque en el que vivían. Los pordioseros, convertidos así de repente en nuevos ricos y en agentes inmboliarios, alquilaban o revendían esos bancos a un precio mayor a las siguientes personas que se encontraban un poco más abajo en la escala social: los rumanos. Los rumanos, a su vez, hacían lo mismo con los que estaban inmediatamente más abajo, los nigerianos. Y así sucesivamente.

Los rumanos, igual que el resto de los ciudadanos del Europa del Este, habían sido timados colectivamente con la caída del comunismo.

Antes de que sus naciones hubieran sido sometidas a tamaña burla, los europeos del este vivían bajo un sistema de político que, si bien no era perfecto, era con diferencia el más avanzado del mundo y el que mejor respondía a las necesidades vitales de toda la población. En aquella época, el gobierno de esos países se ocupaba de suministrar a todos los habitantes asistencia médica, trabajo, educación de gran calidad y cultura, -todo ello de manera gratuíta- así como transporte público, vivienda y energía subvencionados, para que tuvieran un precio asequible para todos y no surgieran grandes desigualdades.

No había pobreza, ni existía apenas conflictividad en las calles, ni tampoco especulación, ni delincuencia de guante blanco. La gente tenía un trabajo digno, casi asegurado de por vida.

Todo discurría así de bien hasta que los habitantes del este fueron engañados para cambiar su sistema político y adoptar uno infinitamente peor: el capitalismo. Fue una de las mayores estafas de la historia.

Empresarios del tipo de Vicent el Zaplanista, y políticos de la calaña de “El Inglés Mentiroso” habían estado durante años yendo a países como Polonia y Rumanía para decirle a sus ciudadanos y dirigentes que con el capitalismo su economía crecería exponencialmente y se harían todos ricos de la noche a la mañana. Se podrían comprar cadillacs, ir a jugar a los bolos a megacentros comerciales, perder su fortuna en el casino, ir al Makudo en todoterreno, a Disneylandia en jet privado. Podrían hacer todas las cosas guays que hacían los yanquis en las películas, y además sus sociedades se haría más democrática y libre, como por arte de magia, como la sociedad de los yanquis.

Obviamente era mentira, pues para empezar la tierra no albergaba suficientes recursos como para que todos los países, ni siquiera una minoría de ellos,mantuvieran el estilo de vida derrochador e irresponsable de los Estados. Eso lo sabían perfectamente los zaplanistas, como también sabían que una mentira repetida mil veces por una fuente considerada de prestigio acabaría por convertirse por fuera en una verdad absoluta.

El verdadero objetivo de los zaplanistas y los mentirosos era que los países del este privatizaran sus industrias y servicios públicos para comprarlas ellos mismos a precio de saldo.

Además, con el deterioro de la calidad de vida en esos países por culpa del paso al capitalismo, cientos de miles de ciudadanos de esos países otrora prósperos se vieron obligados a marchar a países occidentales como Inglaterra, España o Italia para ganarse la vida en calidad de semiesclavos de las fábricas de los zaplanistas -los hombres-, o bien trabajando como prostitutas de los zaplanistas, caso de las mujeres.

De esa manera, los industriales y empresarios zaplanistas y/o mentirosos de toda Europa, que podrían ahorrarse una gran suma pagando salarios bajos a estos nuevos trabajadores, conseguieron también que los propios trabajadores de occidente aceptaran trabajar en peores condiciones laborales, al tener una mano de obra tan barata haciéndoles la competencia.

Por si ello no fuera suficientemente miserable y vil, todavía había bastante más. Como se hacía rutinariamente como cualquier país del tercer mundo, se concedería a estas naciones préstamos del FMI imposibles de pagar en su totalidad, pero que asegurarían un permanente flujo de dinero en concepto de intereses que irían contínuamente desde los países más pobres a las arcas de los países ricos. Y si algún gobernante de estos países rechazaba este tipo de acuerdos, se actuaría según el protocolo habitual. Primero se intentaría asesinarle, y si eso no era posible, se le acusaría sin razón de violar a Dionisio Hernández y se financiaría una revolución de colores para poner en el poder a otro de nuestros hijosdeputa.

Así es como se había realizado uno de los peores timos de la historia, cuando varios de los países más avanzados del mundo habían aceptado desmontar totalmente su sociedad del bienestar, regalárselo a las multinacionales exranjeras y ponerse a trabajar, bajo condiciones de semiesclavitud, para esas multinacionales.

Una vez llegaron a la Comunitat, los rumanos fueron timados por tercera vez, esta vez por los podioseros convertidos en nuevos ricos zaplanistas, que les ofrecieron créditos para comprar los bancos del parque donde vivían.

Las condiciones de los créditos eran del todo desventajosas para el receptor de los mismos, pues implicaba que tenían que gastar practicamente el cien por cien de su salario en devolver las hipotecas, algunas de ellas hipotecas a varios siglos.

La mayoría de los rumanos cobraban el salario mínimo, e incluso algunos no llegaban ni a eso. Aún así, les convencieron de que no había nada de lo que preocuparse que el valor de los bancos aumentaría piramidalmente haciéndoles millonarios en cuestión de meses.

Los rumanos, a su vez, se dedicaron revender o alquilar esos bancos por un precio aún mayor a los únicos que estaban aún más abajo que ellos mismos en la pirámide social: los inmigrantes subsaharianos.

Éstos a la vez realquilaron a los inmigrantes subsaharianos de países inferiores en la escala de países subsaharianos. Al final se creó una megaburbuja sin sentido en toda la Comunitat Valenciana, cuya economía dependía de la construcción, venta y alquiler de millones de bancos.

Se había llegado a un punto en que todo en la Comunitat Valenciana giraba alrededor de la especulación de los bancos. Aunque había cientos de bancos por habitante, se seguían construyendo bancos con fin puramente especulativo en los que se sabía de antemano que jamás iba a sentarse nadie.

Se destruían areas naturales protegidas para construir bancos, la mayoría de los ayuntamientos se financiaban recalificando terrenos municipales y subastándolos a empresas que construían bancos.

Se organizaban grandes eventos deportivos y se construían edificios emblemáticos, así como estadios gigantescos, con el único objetivo de que el terreno sobre el que se construían los bancos aumentara de valor, aumentando también por lo tanto el precio de los bancos mismos. Precio que, por otro parte, ya era de por sí exagerado.

Todo ello hacía que creciera la economía, enriqueciendo, por supuesto, a los bancos, y generando empleo en la construcción de bancos y empresas indirectamente relacionadas. Alguien había dicho medio en broma que parecía que en el país gobernaran los bancos.

El populacho también estaba contento y apoyaba las políticas zaplanistas porque eran buenas para la economía, y porque la celebración de grandes eventos les llenaba de orgullo chovinista y les hacía sentirse superiores a los egipcios.

Además, como los zaplanistas dominaban a su antojo la mayoría de los medios públicos y privados, si alguien se oponía a todo el sinsentido que se estaba produciendo en la Comunitat en esa época, se le tachaba de amigo de Zapatero y de radical proegipcio enemigo de los bancos, y de esa manera el prestigio como ser humano del individuo en cuestión quedaba manchado y hundido para siempre.

A mitad de esa periodo zaplanista, había acontecido un cambio de Presidente de la Generalitat, de manera que el cargo había sido ocupado por otro zaplanista . Ese nuevo Presidente Honorable no cambió para nada la política a favor de los bancos, pero decidió mover la economía todavía más con una nueva medida que consistía en comprarse millones de trajes para uso privado con dinero público, con el objetivo de apoyar a la industria textil y de alta costura en la Comunitat y así crear empleo, progreso y desarrollo sostenible.

No hace falta decir que esa política de trajes no tuvo ningún resultado a medio plazo, además el Presidente era horriblemente feo y, no importa lo que vistiera que lo iba a seguir siendo para siempre.

La crisis en la Comunitat estalló cuando una de las inmigrantes subsaharianas dejó de pagar el alquiler de casi mil euros por el banco insalubre y feo en el que vivía.

Como estaba trabajando sin contrato por la mañana en una cafetería, cuando tuvo que pasarse un par de semanas de baja por la agresión de un cliente, se quedó sin cobrar nada.

Pues aunque también tenía un segundo empleo, en este llevaba meses sin cobrar porque el dueño había sido afectado por la crisis. Así que se vio en la situación de que no podía abonar la cuota que le correspondía por el trozo de banco compartido con otros quince inmigrantes en el que vivía. Y como tampoco podía hacer la calle, entre otros motivos porque no le da la gana, y, aunque hubiera querido, había trescientas más buenas que ella haciéndolo ya. Así que decidió irse a vivir a un cajero, que era gratis、y además no hacía tanto frío como en el estúpido banco en el que habían estado viviendo hasta entonces.

El tipo que alquilaba varios bancos del parque y luego los realquilaba a inmigrantes, siendo que no era la primera persona que dejaba de pagar en las últimas semanas, se dio cuenta de que él mismo no iba a poder el alquiler, así que se declaró en bancarrota y huyó a otro parque.

Lo cual afectó al individuo que había comprado un montón de parques llenos de bancos, mediante una sociedad ficticia radicada en las Islas Caimán, para luego alquilarlos y ganar mucho más dinero. Como en los últimos meses habían subido los tipos de alquiler por la crisis financiera internacional y la desconfianza general de los mercados bursátiles, y como también tenía muchos clientes morosos que habían huído a sus respectivas naciones,al ver que el asunto ya no era rentable, decidió dejarlo todo y volver a su país de origen con un montón de facturas sin pagar.

Con ello el banco dejó de cobrar también y de repente se vio con un montón de millones en sus balances en concepto de hipotecas incobrarles sobre bancos.

Esa incertidumbre de ese banco contagió a los demás bancos valencianos, que se dieron cuenta por primera vez de que había algo extraño en su modelo de negocio y de que con la crisis económica iba a ser difícil que la gente siguiera pagando mil euros al mes por vivir en un banco del parque.

La crisis multiplicó los impagos y se contegió a la economía real, que ya funcionaba en la Comunitat mucho peor que en el resto de España.

Los bancos se vieron con miles de millones de deudas, con esas hipotecas imposibles en sus balances, un montón de gente viviendo en cajeros y un montón de bancos vacíos que no podían ser vendidos a las cantidades millonarias anteriores. Los bancos valencianos estaban en bancarrota.

Si no se hacía nada, el problema se contagiaría también al resto de los bancos nacionales, y de ahí al toda de la economía, ya afectada por la crisis internacional. Necesitaban un rescate “bancario”.

El señor Peris era ahora presidente de la Liga de Empresarios de España, una asociación esotérica que practicaba la magia negra con el objetivo de preparar la vuelta de la Bestia Satánica al mundo.

Se dedicaban hacer el mal sin razón alguna, chantajeando una y otra vez a gobiernos de cualquier signo para que estos realizaran nuevas reformas laborales aunque estas no condujeran absolutamente a nada.

Las reformas laborales consistían en hacer empeorar las condiciones de los trabajadores en España para que el despido fuera más fácil, el salario mínimo más mínimo y las horas extras costaran menos aún al empresario. Eran medidas que no sólo perjudicaban a los trabajadores sino también a las propias empresas, pues al disminuir el poder adquisitivo de la masa laboral, éstas cada vez contaban con menos mercado al que vender sus productos.

Y además, con una mano de obra tan barata, los dueños dejaban de invertir en productividad y se limitaban a ir contratando más y más mano de obra precaria. Al final eran desbancados por la competencia extranjera, mucho más productiva, con trabajadores que rendían mucho más porque contaban con empleos más seguros y mejores condiciones laborales. Ya se llevaban decenas de reformas laborales que no conseguían nunca sus objetivos, pues al final el desempleo siempre volvía a su tasa inicial.


Otro de los objetivos de ese grupo maligno era presionar al gobierno, con todo tipo de campañas de difamación, para que redujera el gasto público, que ya era el menor de toda Europa, y así conseguir que la calidad de la educación pública fuera en todas partes tan mala como en las Comunitats de Madrid y Valencia.

De esa manera, los empresarios españoles, a través de esa Liga Satánica, chantajeaban constantemente al poder para que pusieran en práctica políticas que eran malas para el Estado, para el gobierno, para el pueblo y para los propios empresarios. A simple vista, su actitud no tenía demasiado sentido. Pero al fin y al cabo eran un grupo satánico, cuyo único objetivo era simplemente hacer el mal.

Sin embargo, después de tantos años cavando su propia tumba, en este momento habían llegado por primera vez a un punto en el que estaban técnicamente arruinados. A no ser que el problema de la Comunitat Valenciana se resolviera pronto.

Así que, aunque los miembros de la Liga de Emprearios y todos los medios que esta confederación se pasaban el día insultando a Zapatero, acusándole de islamista radical, de querer romper España, amigo de ETA, destruir la familia, etc., decidieron, como siempre, llamar a ZP para pedirle ayuda.

-Presidente, un billón de billones de euros de las arcas del estado en concepto de rescate bancario.

-No faltaría más hombre. ¿Cómo te los envío?

-En fajos de billetes de cien euros dentro de un maletín. Eso sería perfecto.


-Bien. Mañana tengo que ir a Valencia para un miting –concluyó el Presidente del gobierno- . Así que te daré el dinero en persona. ¿Con un billón de billones tienes suficiente o quieres un poco más?

Esa tarde, el parlamento, que siempre votaba al unísono las cosas que realmente importaban, haciendo como que se llevaban mal y discutiendo a cara de perro sobre temas de poca relevancia, aprobaba con los votos a favor del PP PSOE la ley por la que se regalaba un billón de billones de euros a los bancos y cajas de ahorros de la Comunitat y de paso a otras de España para evitar un efecto contagio. Sólo hubo un voto en contra, el del parlamentario de Izquierda Unida.

Al día siguiente, ZP entregaba personalmente el maletín con los billones al señor Peris, presidente de la Liga de Empresarios Satánicos, para que este lo distribuyera a su antojo entre los bancos necesitados. Ese día, los periódicos de derechas hablaban del Madrid-Barca, de un caso inventado de vulneración de los D.D. H.H. en Cuba y de que Zapatero era malo para la economía y además tenía un pacto secreto con ETA para regalarle Navarra a Evo Morales. Los periódicos presuntamente progresistas hablaron sólo del Madrid Barca, de que Zapatero era bueno para la economía y para la paz en el País Vasco, y de ese caso en realidad prefabricado de violación de los D.D.H.H. en Cuba. Así que la opinión pública no se enteró de nada.

Tras la finalización del encuentro con Zapatero en el que había recibido los fondos necesarios para salvar la economía valenciana, mientras iba andando por la calle con el maletín, de vuelta a casa, el señor Peris decidió pararse en el Aguas Manolo a hacerse una cervecita y unas bravas. Pero como a demás de zaplanista radical, de pepero, de antiegipcio y de avaricioso el tipo era rematadamente imbécil, al salir del lavabo se dio cuenta de que el maletín con el billón de billones de euros había desaparecido. Se lo había olvidado en la barra del bar y alguien se lo había robado. Maldijo en voz alta y enseguida llamó otra vez a ZP:

-Que no te lo vas a creer. Que he perdido la pasta. Necesito otro billón de billones.

-No pasa nada. Te doy el número de la tarjeta de crédito del Estado y lo sacas tú mismo.


-¿Seguro que no pasa nada?

-No te preocupes. Pídeme lo que quieras para sanear tus cuentas. Hemos de proyectar en el exterior la imagen de que nuestro sistema bancario es fuerte.


De esa manera se había explicado ZP, todo simpático y bienintencionado, antes de colgar. Esta vez el empresario zaplanista Peris, después de suspirar aliviado, decidió que no se detendría en ningún bar a hacerse sus bravitas para que no le pasara lo mismo con el segundo maletín.


Así que después de dar una rueda de prensa en la que se dedicó a insultar brutalmente a ZP por no traer agua a la Comunitat y por no apoyar la Copa América, se fue directamente a darle la pasta a la Liga Nacional de Fútbol Profesional Bancos y Cajas de Ahorro. Pero por el camino pasó por un nuevo local que habían abierto recientemente en ese barrio. Un local espectacular que destacaba por sus luces maravillosas, olor a tabaco y un sonido de película de ciencia ficción. Era como estar dentro de un tragaperras.

Se llamaba “Pachinko”. Era un nuevo juego japonés, de hecho parecido al tragaperras, pero que no utilizaba dinero, sino unas fichas, como en el casino. El señor Peris decidió entrar a ver y a echar una sola partidita.

No tenía cambio, así que abrió el maletín y sacó uno de los fajos de billetes. Cambiaría uno, uno nada más. Total, por uno solo no pasaba nada, los bancos no se iban a arruinar sólo por un solo billete, el sistema bancario español era de los más sólidos de Europa.

Unas horas después, el dueño del pachinko estaba pegando con un palo a Peris para que se fuera, pues ya era de noche y quería cerrar el negocio e irse a casa a dormir. El señor Peris se había gastado en una tarde en el pachinko el billón de billones del rescate bancario con dinero público, si bien a Peris lo que menos le importaba de quién fuera ese dinero, pues la Confederación había decidido que el dinero del Estado les pertenecía a ellos. Volvió a llamar a Zapatero, pero esta vez la respuesta no fue tan positiva:

-Lo siento, te he dado todo lo que quedaba en las arcas del Estado, estamos a cero. Si no lo arreglas en 24 horas, se producirá una crisis terrible. España se declarará en bancarrota y será absorbido por Francia, China, Irán o Estados Unidos.

Ahora sí que estaban perdidos, pronto el sector bancario valenciano estaría totalmente quebrado y arrastrarían consigo a todo el sector bancario español, y éste a su vez a toda la economía nacional e internacional y a la Unión Europea.

Él mismo puede que acabara viviendo en el parque, junto con Rajoy y los otros mendigos.

No se le ocurrió otra idea mejor que ir a pedirle un billón al Conde Barto Bano, el aristócrata húngaro con el que coincidía cuando iba a hacerse sus bravitas y sus cervecitas al Aguas Manolo, y que al parecer iba bien de pasta, puesto que nunca escatimaba en gastos y solía invitar a vinos a algunos de los pordioseros que vivían en el parque.

Pero para sorpresa de todos los asiduos de aquel antro, el Conde Barto Bano contestó a la petición con una furia demencial y salvaje que ninguno de los contertulios del bar recordaba haberle visto nunca. Con su bastón de piel de zorro de los Cárpatos se lió a golpes con el mostrador en el que se exponían las diferentes tapas y montaditos, provocando un gran revuelo en las mesas de alrededor cuando los restos de fritanga mezclados con cristales empezaron a salr volando en todas las direcciones. Varios clientes habituales del bar fueron dañados o ensuciados en esa vorágine que había creado Barto Bano. Estaban de pie en mitad del bar mirando al conde con la boca abierta, sin decir nada.

Pues el Conde, aunque algo extravagante, era un tipo respetado por sus maneras ezquisitas. Habitualmente tranquilo y comedido, no le gustaba demasiado hablar, y cuando hablaba lo hacía siempre con educación exquisita, empleando un rancio castellano gongoriano. Pero ahora se dedicaba a soltar toda guisa de improperios y palabrotas de lo más vulgares y abyectas, mientras con su bastón no paraba de destrozar el bar entero:

-Una mierda, hijos de puta –seguía berreando- no os voy a dar nada. Habéis destrozado esta Comunitat, secado sus ríos y enladrillado sus hermosas playas mientras esclavizabais a medio mundo. Y ahora que estáis a punto de perder toda vuestra fortuna y arruinar también a los demás por vuestra propia codicia y estupidez, venis a pedirme pasta, cabrones. Pues sabed que todos mis billones están en una cuenta en Beirut a nombre del jeque Nazrallah, id a pedidle el dinero a él si os atrevéis, cobardes hijosdeputa, que no tenéis cojones y ya salisteis del Líbano trasquilados. Cabrones, cerdos, vais a recibir lo que os merecéis, yo luché en los Cárpatos hace quinientos años contra la huestes satánicas y voy a utilizar hasta el último de mis euros en luchar contra vosotros hasta que os hundáis en la más absoluta miseria, especuladores de mierda...

A su vez Manolo estaba contento porque le estaban reventando su bar de mierda. Gritaba de alegría, radiante de felicidad como un niño; había empezado a colaborar y a destruir su propio bar el también. Todo el mundo estaba contento. Los clientes también habían salido de su estupefacción para ayudar en la destrucción de ese antro que todo el mundo odiaba pero al que todo el mundo iba a diario. Cada cual golpeaba con más entusiasmo.

Pero dejemos de lado ese interesante episodio de destrucción del patrimonio cultural valenciano y salgamos de una vez del bar para aprender cosas nuevas. Pues en el exterior, la situación de quiebra de la Comunitat se había ido haciendo evidente para toda la opinión pública española. Al principio los periódicos y telediarios del sistema habían tratado de ocultarlo para que la incertidumbre no afectara a los mercados, pero poco a poco la verdad había ido saliendo por internet. Los medios de derechas echaron las culpas a Zapatero. Los medios pro gobierno a la situación internacional. Hasta el pordiosero del parque apodado Rajoy declaró:

-Hay que tomar decisiones, hay que hacer reformas; porque cuando un reloj se para, hay que darle a la cuerda, y es lo que no se ha hecho con la economィェa española.

Sea como fuere, la Comunitat se había convertido en un agujero negro económico que amenazaba con llevar a la ruina no sólo al resto de España, sino también a la propia Unión Europea.

Se realizaron una serie de reuniones en la sombra en las que los poderes financieros mundiales y los representantes del Bilderberg dejaron claro a Zapatero de que el Estado Español tenía que deshacerse de esa lacra de la Comunitat si quería seguir siendo admitido en los círculos de poder mundial y en la Unión Europea. Así que se explicó el asunto a la opinión pública española, a la que no le costó demasiado apoyar la decisión de abandonar a su suerte a una Comunidades autónomas que últimamente apenas aportaba nada a España y que al fin y al cabo se había devorado a sí misma en su frenesí de especulación, destrucción del medio ambiente y desmantelamiento de los servicios públicos.

Primero encargaron a un comerciante fenicio que vendiera la Comunitat en un bazar de Damasco, para así conseguir al menos unos cuantos camellos, un par de elefantes, y quizás media docena de esclavos nubios educados a cambio. Pero al parecer nadie estaba interesado.

Así que decidieron subastarla en una prestigiosa casa de Londres, pero también allí ocurrió que, debido a la cantidad de deudas que acumulaba, nadie alcanzó el precio de salida.

Después de eso, entablaron negociaciones con una una productora taiwanesa de películas de ciencia ficción de serie B que estaba interesada en adquirirla para utilizarla como decorado en sus films de pésima calidad, pero al final la empresa no consiguió los cienmil dólares a los que ascendía la operación.

Un millonario de la mafia rusa afincado en Inglaterra estuvo interesado en comprarla como escenario para practicar su deporte favorito, la caza de seres humanos. Pero cuando el trato estaba aunto de cerrarse, varias organizaciones humanitarias internacionales desataron una importante campaña en contra; el asunto llegó a la prensa, la opinión pública británica, a la cual le daba igual que su ejército siguiera asesinando afganos e irquíes, se indignó, así que el negocio acabó por irse al traste

La Comunitat fue entonces ofrecida sucesivamente a Francia, Inglaterra, Israel, Rusia, Pakistán y Corea del Norte para que la utilizaran para realizar ensayos nucleares, pero todos esos países la fueron rechazando uno tras otro por diferentes motivos, aunque el principal era que tenían que hacerse cargo de unas finanzas totalmente esquilmadas que habrían sido una lacra para sus propias economías.

Finalmente, el Presidente de la Generalitat lanzó un conmovedor y desesperado mensaje al mundo al mundo desde la cárcel pidiendo ayuda para la Comunitat a todos los líderes mundiales. Las Naciones Unidas reaccionaron pidiendo que se solucionara la situación. Bono y Bob Geldof organizaron varios megaconciertos con el título“Salvem la Comunitat”.

Entretanto, Campos y Zaplana salieron una noche de expedición por los naranjales de alrededor de la ciudad con la intención de tirar la Comunitat sin que nadie se diera cuenta a algún vertedero ilegal o solar abandonado.Pero cuando creían que ya se habían salido con la suya les salió el dueño del desguace, un viejo valenciá que llevaba consigo una escopeta de perdigones, de manera que tuvieron que desistir de su gamberrada. Por cierto, habíamos dicho que el President hacía sus discursos desde la cárcel, cosa que es cierta, pues el PP valenciano había trasladado su sede a la trena por cuestiones de comodidad. Si bien, muchos de sus miembros tenían permisos especiales que les permitían pasar una sola mañana al año entre rejas, pero sólo en años bisiestos.

A raíz de la súplica de las Naciones Unidas para que alguien salvara de verdad a la Comunitat para no tener que arrojarla directamente al inmenso océano, se terminaron presentando dos planes de rescate internacionales para limpiar las finanzas de la millor del món: el plan de Estados Unidos (respaldado por la OTAN, la UE, el Bilderberg y el FMI), y el plan venezolano (respaldado por el ALBA y por la mayoría de los países del eje del mal).

El plan americano ofrecía a la Generalitat un importante préstamo del FMI para salvar las finanzas valencianas. Pero se trataba de un préstamo que exigía durísimas condiciones a cambio, como la obligación de privatizar todos los sectores de la economía incluyendo la educación y la salud, el despido de la mitad de los trabajadores del sector público, la venta de todas las escuelas a una empresa de americana refrescos, la disminución del salario mínimo, la cesión de los hospitales valencianos al Pentágono para que éste experimentara con armas biológicas, y en fin,un sinnúmero de condiciones draconianas que ponían efectivamente a la Comunitat bajo administración de los Estados Unidos.

El plan venezolano era menos generoso económicamente, pero no incluía exigencias políticas ni pretendía imponer ningún modelo de desarrollo económico, y tampoco buscaba contrapartidas políticas. Venezuela ofrecía una cierta cantidad de petróleo a precio casi de coste y con facilidades de pago a largo plazo. Cuba aportaba médicos y educadores para garantizar la persistencia la calidad del sistema sanitario y la educación en el caso de que se produjeran conflictos sociales o que el sistema dejara de funcionar debido a la insolvencia. Otros países aportaban donaciones en diferentes campos, como por ejemplo las semillas y los tractores iraníes, que servirían para que la población desocupada pudiera cultivar sus propios alimentos en terrenos valdíos o en descampados o terrados de las diferentes ciudades, vendiendo los excedentes si así lo creían conveniente.

Toda la prensa nacional, empezando por el "periódico" El País, criticó el plan venezolano, al que calificó rápidamente como caudillista, asistencialista y populista sin nisiquiera dar detalles sobre su contenido o explicar por qué se dedicaban a insultarlo con tanto ahínco. Según todos estos medios de desinformación masiva, el objetivo real de la propuesta era poner a la Comunitat bajo la órbita venezolana, así como comprar los apoyos en Europa para el plan chavista de construir una dictadura estilo cubano en Venezuela y de extender su socialismo del siglo XXI por toda latinoamérica y luego por Europa.

El plan americano destacaba, sin embargo, según todos estos medios, por su “contenido meramente técnico, alejado de cualquier radicalismo político” (ABC)“por su inspiración liberal y creencia en los mercados y en la capacidad de éstos para generar prosperidad democracia”(El Mundo), y también “por lo profundos efectos dinamizadores en la economía y el tejido productivo, al reducir el gasto público e introducir a la Comunitat otra vez en la senda de la competitividad y el progeso” (El País).

Así que el plan venezolano ni siquiera se sometió a debate en el parlamento. Se adoptó por unanimidad del PP PSOE el plan yanqui que convertía a la Comunitat en un mero estado vasallo de Estados Unidos. A partir de ahora, la función de la Comunitat en el mundo sería la de sujeto experimental de los países capitalistas para probar sus doctrinas económicas y políticas más extremadas, y también para almacenar residuos nucleares en los aeródromos abandonados.

Hay que decir que había un tercer plan, el del Chino Muerto. Plan mucho mejor que los dos anteriores, y que consistía simplemente en dejar caer a los bancos. Ello habría tenido el efecto de liberar a la población de las monstruosas deudas que mantenía con el sector bancario y financiero, haciendo que el dinero de las hipotecas y de las deudas pasara rápidamente a estar disponible de nuevo para el consumo y el crédito, provocando de nuevo un crecimiento económico basado en la demanda no especulativa. Huelga decir que un plan tan marvilloso como ese pasó sin pena ni gloria por la España amoral y mediocre de esa época, en la que los bancos tenían el poder absoluto.

La Comunitat fue regalada de ese modo a los especuladores de Wall Street. No se sabe muy bien cómo se hizo, si se instaló un novedoso sistema de teletransportación para que la gente se desplazara de Washington a Valencia en cuestión de minutos, o si se desmontaron los edificios principales de la ciudad y se transportaron piedra a piedra hasta los Estados, o bien si España fue separada de la Comunitat en bloque y fue transportada por mar a bordo de varios remolcadores inmensos; lo que es cierto desde ese momento las provincias de Alicante, Valencia, Castellón, así como el Rincón de Ademuz, quedaron unidas a Washington no solo económica y políticamente, sino también físicamente.

Así es como la Comunitat Valenciana se había convertido en el mayor quebradero de cabeza de Obama Daitorio. Pues incluso después de aplicar el plan de rescate bancario y estabilización económica, liberalizar todos los sectores y despedir a casi todos los funcionarios, el presupuesto federal seguía hundiéndose por el sumidero de la Comunitat, y Obama ya no so sabía que hacer para frenar esa sangría de fondos públicos. O mejor dicho, sí que lo sabía, pero estaba atado de pies y manos.

De hecho, desde que había llegado al poder no había hecho más que incumplir sus promesas de campaña y llevar a cabo políticas militaristas a favor de la élite financiera y en contra de los Domingo Palacios y del pueblo. Cada día le sorprendía más a sí mismo el hecho de seguir teniendo unos índices de popularidad relativamente altos entre el pueblo americano.

Había aumentado las tropas en Afganistan, puesto en marcha un plan de falsa retirada de Iraq y empezado a bombardear areas tribales y casas de barro en Pakistan. Y aunque iba a cerrar Guantánamo, lo tenía bien atado todo para poder torturar a los detenidos que por entonces estaban en esa base a otro sitio.

Había afirmado por activa y por pasiva que no apoyaba el golpe en Honduras, pese a que él mismo había ordenado ese golpe. Había organizado también los disturbios en Irán para apoyar un cambio de régimen. Había permitido todas las bravuconadas de Israel en Palestina.

No había duda alguna de que estaba llevando a cabo una política aún más repugnante que la de su antecesor en el cargo. Obama Daitorio era consciente de ello en todo momento.

Antes de ser elegido por los norteamericanos, sabía que el Presidente tenía mucho menos poder que el que la gente pensaba. Eso creía, pero la realidad era mucho más peor: no tenía ningún poder. Cero.

En el fondo, si había un político al que en el fondo admiraba, era al vilipendiado Chávez, un hombre inteligente también, de raza mezclada igual que él, pero al que no le temblaba el pulso a la hora de enfrentarse a cualquier grupo mediático o económico que intentara condicionar su gestión.

Si tuviera el más mínimo poder sobre los destinos de su nación, sabía que la única política coherente yfactible que le quedaba era aliarse con el presidente de Venezuela y realizar un gran pacto a tres bandas que supondría la democratización de los Estados Unidos y de Cuba y una integración norteamericana de orientación socialdemócrata y sin relaciones de vasallaje entre sus miembros.

Estados Unidos transferiría tecnología a toda Latinoamérica y recibiría a cambio petróleo de Venezuela para apoyar a las clases desfavorecidas de Norteamérica. Cuba, a su vez, aportaría médicos y su experiencia en desarrollo social y educativo. Chavez coseguiría al final el reconocimiento de la opinión pública mundial para sus esfuerzos altruístas a favor de la paz mundial y de la concordia.

Sin embargo, Obama Daitorio seguía poniendo zancadillas al ALBA, desestabilizando a Chávez y oponiéndose a la concicencia y a la democracia..

Obama Daitorio sabía que en Venezuela existían medios de comunicación posicionados en contra de Chávez y también, aunque no demasiados, otros posicionados a favor. Sin embargo, en Estados Unidos, todos los medios sin excepción estaban en contra. Ello indicaba claramente cuál de las dos naciones era una democracia y cuál no.

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