Más o menos en la misma fecha en la que el Führersito llegaba al poder, el joven Anakin Skywalker-Julien Sorel-Peris, tras haberse dado cuenta de que no podía aguantar ni un segundo más viviendo en su Comunidad Autónoma de tercera, había decidido largarse caminando en peregrinación hacia el país de las Pirámides, una nación de cultura más antigua pero también más avanzada que la de la Monarquía Cocotera; al menos en la opinión, todavía joven, pero muy bien informada, del futuro Caballero Jedi Antiimperialista.
Soler y Peris apareció en el mundo durante el mundial de España 82, concretamente el día del España-Honduras. Iba a ser uno de los días más felices en la vida de Visent Peris y de su mujer Pepita Estellés Peris el nacimiento de su hijo primogénito, Anakin Skywalker-Julien Sorel-Peris-De Niro.
Ese día, como todo buen ciudadano de la Comunitat, el señor Peris, valenciano ejemplar y modélico, tras volver en un coche Ford a su piso de Ruzafa; habiendo ya también supervisado su explotación agrícola, -en donde producía arroz y naranjas cien por cien no egipcias en las afueras del castillo de Benisanó-, degustó una paella, leyó un poco el Cabinista y se lamentó de que si no era más asquerosamente próspero era por culpa de las terribles confabulaciones de los líderes egipcios, que se morían de envidia hacia la Comunitat Valenciana y conspiraban junto al presidente sociata y junto a las FARC para hundirla en la miseria a base de impuestos y nacionalizaciones y de aumentar el número de funcionarios.
Mientras contemplaba los hermosos naranjales que se prologaban por toda la región de l´Horta, el señor Peris se recreaba complacido con la idea de que los terrenos pertenecerían un día a su hijo Anakin, otro valenciano ilustre que llevaría con orgullo de la Comunitat el apellido Peris.
Sería un glorioso empresario, como su padre, o un famoso cantante de baladas estilo Bruno Lomas, o bien un delantero del Valensia Club de Futbòl. Ah, la Comunitat, la terreta millor del mòn, que tampoco los de la Meseta sabían valorar correctamente. Les xiques valencianes, les més boniques. En las otras comunidades autónomas no tenían ni idea.
Pero todas las esperanzas y sueños de Peris y de su mujer Estellés-Peris saltaron en mil pedazos en el preciso momento en que se dieron cuenta de que su hijo había nacido egipcio.
Egipcio. Nada más y nada menos. Que le pasara a él, precisamente, valenciano de pura cepa. Naranjito devoto, que todos los domingos acudía a Mestalla a ver los partidos del Valencia. Ni andaluz, ni chino, ni americano, ni mongolo. Tenía que ser precisamente lo más odioso y despreciable del mundo. Egipcio.
La pobre señora Peris se echó a llorar inmediatamente. "!Por qué me pasa ésto a mí, precisamente a mí –se quejaba en voz alta- A Visenteta la del quinto no le ocurren estas cosas... tiene un hijo normal..."
-No te preocupes xiqueta –intentaba consolarla Peris, cuyos ojos mostraban también que estaba muerto de miedo- tiene que haber un error,¿verdad doctor Candel?
-Lo siento, no cabe ninguna duda –sentenció el doctor, sin temblarle la voz, con la frialdad de quien está acostumbrado a dar cualquier noticia terrible, incluso una noticia como esa, una noticia peor que la muerte- se trata de un bebé cien por cien egipcio.
“Observen bien –les dijo friamente, disipando así cualquier atisbo de esperanza que quedara-: tiene la clásica postura egipcia. El brazo derecho extendido hacia adelante, en forma de ele, con la mano de ese brazo en horizontal apuntando hacia delante. Y el brazo izquierdo hacia detrás de la espalda,con la mano en horizontal hacia detrás. No hay ninguna duda”
A partir de ahí, nada volvió a ser como antes. Tantos sueños familiares y esperanzas rotas para la pobre familia Peris.
Le preguntaron al doctor si era posible abortar aunque el niño ya hubiera nacido. “Pero si son sólo unos minutos, doctor..” –insistieron. Éste les comento que técnicamente era posible, pero que se negaba en redondo, pues significaría vulnerar la Constitución española, salvaguarda de los derechos democráticos de los ciudadanos y ciudadanas españoles y españolas.
De manera que la familia Peris pasó a valorar una segunda opción, que consistía en enviarlo a un campo de reprogramamiento mental, lo que en lenguaje técnico se conoce como “colegio privado católico”. La señora Peris había oído en la peluquería que una de las vecinas del barrio había envíado allí a su hijo para que lo enderezaran porque había salido del sexo opuesto al que quería Dios. Aí que, si enviaran también a su hijo egipcio, éste quizás se convertiría a largo plazo, gracias a una educación recta y disciplinada, en un niño normal y corriente como cualquier otro.
Después de estudiar la opción a fondo, los Peris consideraron que lo del colegio era una idea excelente pero que no garantizaba una probabilidad del éxito del ciento por cien, sobretodo si se lo comparaba con cierto sistema que se le había ocurrido últimamente a la propia señora Peris.
El método, que siguieron a rajatabla durante años, consistía en alimentar al niño, desde el primer día, a base exclusivamente de de paella y horchata.
Cuando era bebé, le daban todos los días papilla de paella; cuando llegó a la edad escolar, su madre le prepaba todas las mañanas bocadillo de paella, para que se lo comiera en el recreo del cole como un niño valenciano cualquiera. Le cocinaban además pizzetillas de paella, napolitanas de paella y kebabs de pollastre y conill. Y por si eso no fuera suficiente, le obligaban a escuchar chistes de Arévalo durante horas, así como cintas de música regional. Pero aún así el niño siguió sin hacerse valenciano, para decepción de sus padres, que habían puesto todas las esperanzas en ese método tan imaginativo.
Mientras los niños normales jugaban a especulador inmobiliario, y al Monopoli; a construir rascacielos encima de la huerta, a secar ríos, a recalificar el patio del colegio, el pequeño Anakin se divertía construyendo simples pirámides el desierto y sacrificando lagartijas e insectos a Ra. Sin hacer nada de provecho en su tiempo libre. Sin odiar al FC El Cairo. Sin hacer ni pensar nada remotamente valenciano.
Así que el pobre Anakin pasó toda su infacia aislado. Carecía de amigos, y los profesores le ponían siempre de ejemplo de todo lo malo, de todo lo que llegarían a ser si no se esmeraba en sus estudios y se decantaba por el camino recto.
-No seas tan egipcio, hombre -le decían-. Tienes que ser más como Ronald Reagan y Magaret Tacher, luchadores por la libertad que combaten contra el egipcismo radical en todo el planeta, y menos como Hugo Chávez, un militar fracasado cuya lucha por un mundo más democrático es un sinsentido que no conduce a nada. Ese tipo nunca será conocido internacionalmente ni llegará a ningún sitio, ni siquiera a Presidente de su país.
Anakin no sabía quién era ese tal Chávez. Pero si los odiosos profesores le odiaban, seguro que se trataba de un hombre excelente.
El único amigo que tenía Julien era un individuo conocido como “el Pordiosero Unidad” ,”el Pordiosero” con mayúsculas o “el Pordiosero a secas”.
Ocurría que los padres de Anakin organizaban a menudo ciertas reuniones ultras en su casa a las que acudían regularmente un buen número de exaltados de su misma ideología para beber horchata juntos, cantar canciones tradicionales valencianas y gritar a viva voz peligrosas consignas antiegipcias. Como no querían que otros valencianos vieran que tenían un hijo egipcio, justo antes de empezar cada una de las sesiones lanzaban al niño al parque directamente desde su casa por un tobogán que habían construído junto a la ventanda del chico para ese mismo propósito. Así es como Anakin creció casi como un salvaje entre los mendigos del parque y se hizo amigo del Pordiosero, con el cual descubrió todo un mundo hasta entonces inimaginado.
Para empezar, el Pordiosero no desempeñaba su profesión por necesidad o por infortunios de la vida, como todos pensaban, sino por afición. Y de hecho, había crecido en un palacio de la Calle Poeta Querol, una de las calles más exclusivas del centro de la ciudad valenciana. Pero desde su más tierna infancia contemplaba con curiosidad y secreto deleite desde la ventana de su habitación la vida de los desarrapados que vivían en los parques y esquinas de su barrio.
Igual que hay quienes disfrutan desde la edad más temprana del ajedrez o de la música, descubriendo un sinfín de correspondencias, metáforas y sinestesias en cada acorde de una pieza de Chopin o de Mozart, Unidad se quedaba obnubilado estudiando la composición de la materia orgánica adherida a estos personajes urbanos; las curiosas telas demacradas en las que se envolvían; el fétido olor que llevaban consigo a todas partes. Desde niño se había idenificado con estos seres valientes y a la vez resignados; los parias del capitalismo. Admiraba la libertad y la fidelidad inquebrantable a su modo elegido de vida, pero sobretodo, ya que Unidad ante todo se consideraba ante todo un tipo vago, su capacidad para vivir sin pegar ni golpe, sin obligaciones ni responsabilidades de ningún tipo.
Era capaz de deducir qué marca de vino de cartón había bebido la noche anterior cada harapiento examinando el color y la textura de vómito que por la mañana ensuciaba el suelo de su alrededor. Cada noche fantaseaba secretamente en su lujosa alcoba de aristócrata con acabar él también en las mismas condiciones, renunciando a su riqueza y convirtiéndose en uno de ellos.
Cuando terminó el bachillerato y aprobó el selectivo después de haber pasado su vida en un colegio elitista del Opus, Unidad se puso a pensar durante toda la noche si estudiaba derecho o económicas, pero finalmente decidió hacerse pordiosero, que era un trabajo mucho más cómodo y acorde con su ideología. Podía beber todos los días que le apeteciera, incluso entre semana, y podía incluso tajarse por la mañana; bien porque le daba la gana, o bien simplemente porque le molestaba la resaca del día anterior.
Así que al día siguiente, bien temprano, le comunicó su decisión al rancio aristócrata con monóculo de su padre, descendiente de los Bilderberg de toda la vida; mas no se quedó a escuchar alaridos de espanto ni sus futiles amenazadas y salió presto de su morada, decidido a cumplir con su destino. Como anécdota curiosa, hay que señalar que Unidad, para conmemorar la ocasión, ese día se había duchado y afeitado por última vez en su vida.
Bajó a la calle temprano, se compró un pack de chela de medio litro de la marca Steinburg en el Mercadona y se fue directamente a beber al parque de la ciudad que más le gustaba. Toda jornada la paso jugando al tenis sin parar en un banco del parque. Hasta que se hizo de noche y cayó borracho, y se quedó durmiendo en el mismo banco.
Al día siguiente se levantó con una enorme resaca que traía consigo unas náuseas y un dolor de cabeza tan intensos que a cualquier persona cabal le habrían provocado ganas de suicidarse; pero Unidad se encontraba tremendamente feliz, ya que el haber pasado una noche entera en un parque le confirmaba como un pordiosero de verdad. Para celebrarlo, se fue al supermercado a comprarse más bebida y de peor calidad, se tajó otra vez, y pasó la siguiente noche y la siguiente, y el resto resto de su vida, en el mismo banco; banco del que sólo se despegaba durante sus constantes viajes al supermercado para comprar más latas de tenis. Con el tiempo, Unidad se convirtió en un auténtica leyenda entre los demás mendigos, y se le acabó conociendo como el el Pordiosero a secas, el Pordiosero en mayúsculas.
Desde el principio, el Pordiosero vio a Skywalker como un reflejo del sí mismo años antes, un tipo algo marginal, asocial que parecía vivir siempre en su propio mundo de egipcismo. Por su parte, el futuro Jedi le admiró a él de la forma romántica en la que un muchacho cualquiera admira a sus héroes de juventud.
El Pordiosero enseñó a Skywalker-Julien Sorel todas sus habilidades secretas. Por ejemplo, la capacidad de conseguir rápidamente acumular en su propia ropa la suciedad de cualquier entorno urbano; adquiriendo así sobre su propia piel las tonalidades y colores de tal entorno, y pudiendo moverse así sin ser visto como si se hubiera tranformado en el mismísmo David Bowie.
Además, le regaló así su propia chaqueta, forjada tras decenios de vida insalubre en aquel parque. Al ponerse esa chaqueta adquiría uno el don del camuflaje urbano y se hacía literalmente invisible a todos los elementos hostiles presentes en la ciudad, como los agentes de la autoridad, los skinheads, los pijos borrachos, etc.,de manera que podía dormir tranquilamente en cualquier sitio y a cualquier hora del día, en cualquier barrio de cualquier país, sin que nadie le viera.
Conforme pasaron los meses y crecía, Skywalker iba demostrando cada vez un interés mayor en todos los artilugios y cachibaches que coleccionaba el Mendigo. Al ojo inexperto trastos inservibles, en realidad todos ellos tenían una función concreta.
Un día, Unidad enseñó a Sorel a fabricarse por sí mismo chaquetas de pordiosero en un santiamén, habilidad que le sirvió de gran ayuda años después, cuando combatía a los invasores israelíes en el sur del Líbano. Pues además de invisible al ojo humano, lo convertió en indetectable incluso para los misiles más "inteligentes" de los que los carniceros sionistas disponían.
Otra destreza que le salvó varias veces la vida, en las selvas de Colombia o en los desiertos de la franja de Gaza, fue la de poder pasar varios días en modo stand-by, con las funciones vitales reducidas a la mínima expresión, aprovechando y prolongando los nutrientes contenidos en una sola lata de pin pon genérica, como por ejemplo las latas Steinburg de Mercadona con las que Unidad había podido sobrevivir a los periodos más difíciles de su juventud.
Pero no sólo ese tipo de capacidades secretas y casi mágicas aprendió, sino también otras más aburridas y burocráticas pero igualmente necesarias para vivir sin trabajar, aprovechando al máximo todas las ayudas gubernamentales, becas y subvenciones que existen en la mayoría de los países desarrollados. Todas esas habilidades que le fueron de gran provecho al niño cuando se hizo más grande y viajó de un lado a otro buscando cumplir su destino.
El experto máximo en es subvenciones, becas y ayudas, era un tarado llamado “El Profeta Azul”, que vivía una pensión de invalidez de la que siempre se jactaba como su mayor obra maestra, pues la había conseguido poinendo en marcha un ingenioso método de su invención que había consistido en golpeándose a sí mismo con un ladrillo en la cabeza. El Profeta era amigo de un tipo llamado Elvar, que pese a hablar cinco idiomas y poseer un título universitario vivía en un cajero automático.
A parte de las charlas con el Pordiosero, con el Profeta y con Elvar, siempre excitantes, la infancia y el principio de la juventud de Skywalker-Julien Sorel pasaron con más pena que gloria; sin amigos, acomplejado y despreciado por las chicas guapas por ser egipcio. Sólo se relacionaba con otros individuos marginales, tipos tan despreciables para los demás como él mismo, pero nunca había encontrado a nadie de su edad con nivel suficiente para divertirse charlando, alguien que tuviera si acaso un cuarto de la profundidad y el humor del Mendigo, del Profeta o de Elvar.
Estaba dotado en realidad de una inteligencia superior a la de la mayoría de sus compañeros de sangre naranja, pero nadie a su alrededor se había dado cuenta de ello; ni si quiera él mismo había reparado. En parte porque apenas la había desarrollado en absoluto, debido a la falta total de estímulos que le rodeaba; en parte porque le tenían marginado. Como era egipcio, y por tanto un enemigo de la Comunitat en potencia y un futuro terrorista, no había nadie en su entorno que le hiciera caso.
No tenía puntos de referencia con los que compararse, así que consideraba que sus capacidades eran simplemente normales, y que los demás, sus compañeros, eran una banda de idiotas, sin que hubiera uno solo que se salvase.
Aprobaba los exámenes con notas justas, sin estudiar y sin atender al profesor. Los profesores, llenos de ideas políticas preconcebidas, creían que, pese a ser medio bobo, se esforzaba en casa y por eso conseguía unas notas decentes. Pero en realidad ocurría lo contrario. Que sin preocuparse de nada, ni escuchar, ni interesarse por ningún tema escolar, iba pasando de curso con la ley del mínimo esfuerzo
En ese ambiente de apatía de su época preadolescente, ya se pasaba el día pensando que le gustaría irse de la Comunitat Valenciana, mas si no lo intentaba era porque el fondo opinaba que todas las comunitats se debían de parecer bastante entre sí, pues los niños provenientes de otras partes de España no eran tampoco especialmente listos.
A menudo, dudarente los largos paseos en solitario por el patio de la escuela, se formulaba cuestuiones que nunca se hubiera atrevido a preguntar a nadie. ¿Dónde podría escaparse? ¿Habría un país en el que todos los hombres fueran iguales, sin importar su procedencia o estatus social? Sus respuestas eran siempre negativas. “Imposible, no hay a dónde ir. Excepto los mendigos, que carecen de ambición, los seres humanos son malvados por naturaleza, y por lo tanto los países también”. De manera similar se acababa respondiendo siempre, influido sin darse cuenta por las sombrías ideas filosóficas de los moradores del parque.
Así es como su vida discurría día tras día en la inopia, y así hubiera discurrido hasta el final de sus tiempos si no llega a ser por un descubrimiento casi fortuito que cambio su vida de repente y le proporcionó un componente intelectual y una esperanza a su existencia de los que había carecido totalmente hasta entonces.
Tenía 17 años. Estaba sentado tranquilamente esperando a que empezara otra clase de literatura o matemáticas, otra clase aburrida cuyos contenidos carecerían como siempre de cualquier aplicación en la vida real, cuando uno de sus compañeros de clase empezó a explicar al resto del grupo que ese fin de semana iba a ir a una manifestación contra Cuba. El chico intentaba a convencer a todos los alumnos, incluído Skywalker, de que fueran a la mani juntos por el bien de la democracia y de los Domingo Fernández.
En principio lo que dijo el chico no llamaba la atención a Skywalker. Era un discurso totalmente en consonancia con lo que entonaban todos los medios de comunicación a todas horas y cuya veracidad siempre había aceptado automáticamente, sin someterla a ningún tipo de duda. Pero esta vez había algo raro.
Quien que sostenía ese discurso no era un presentador del telediario, sino el alumno al que Sorel-Skywalker consideraba el más imbécil de clase, un estúpido pijo y progre, muy popular entre todas las nenas del colegio, que respondía al nombre de Ramoncín Bosé. Si un idiota como Ramoncín Bosé estaba en contra de Cuba,¿no querría decir eso que Cuba podía ser un país que valía la pena?
No podía ser. La televisión siempre criticaba a Cuba, y Skywalker todavía pensaba que la televisión no decía mentiras nunca. Además, los seres humanos eran malvados en cualquier sitio, así que no podía existir ningún país igualitario ni bueno.
Sin embargo, la posibilidad remota de que existiera un país diferente al que le había tocado vivir, significaba un rayo de esperanza y una duda que permaneció en su corazón durante semanas. Y si pensaba un poco más, uno se daba cuenta de que la democracia no debía de ser un sistema tan bueno como lo pintaban, pues la Comunitat, según decían, era también democrática, y pese a ello resultaba una auténtica mierda. La sospecha se agravó al enterarse que unas compañeras de su clase que nunca pensaban por sí mismas y que dedicaban todo el tiempo a leer revistas del corazón y a pintarse la cara de colores iban también a la manifestación, con lo cual ésta quedó a sus ojos totalmente desacreditada.
Había sin duda gato encerrado. Todos los idiotas odiaban a Cuba. A lo mejor resultaba que Cuba era un país mucho mejor que España; lo cual, a su vez, significaría que todos los periódicos y radios españoles se pasaban el día mintiendo. ¿Era eso posible? Durante algún tiempo no se atrevió a preguntar, le daba verguenza. Pero un día se le explicó sus dudas directamente al Pordiosero.
-No puedo contestarte –le dijo éste-. En Cuba debe de haber cosas buenas y malas como en todos los países, no debe de ser todo tan malo como dicen.-Y luego añadió: -De todas formas, no conozco el tema en profundidad. El que sabe de política internacional es el Chino Muerto, así que vamos a verle y que te lo explique –y se fueron a ver Chino Muerto para que explicará a Anakin la situación en Cuba.
El Chino Muerto era el mejor conocedor del panorama geoestratégico mundial que había en España. Vivía en un antro subterráneo del barrio del Cármen llamado “La Caverna”, justo enfrente de una de las dos torres de la antigua muralla árabe que todavía quedaban en pie en Valencia. Precisamente en ese bloque de edificios había construído el primer avión de España el genial inventor y artista Ricardo Causarás Casaña, bisnieto tío del también polifacético y genial artista valenciano “Elvar Ata”, poeta, compositor y autor periodístico.
El Chino Muerto encendiño la luz de la cueva en la que habitaba. La cueva del era a la vez museo de sí mismo y también metáfora del mundo en el que vivían, cada vez más dominado por la ignorancia y por el miedo. El Chino Muerto se río al ser preguntado.
-Me han hecho esta pregunta cientos de veces、pero muy poca gente ha escuchado la respuesta. –dijo. Y tras una teatral pausa de unos segundos y dijo:- He viajado en el tiempo y en el espacio y jamás he visto un país del tercermundo tan desarrollado en educación, solidaridad y Derechos Humanos como Cuba.
Julien se sintió satisfecho al descubrir que su corazonada se cumplía y que no todos los países del mundo eran egoístas e insolidarios. Quiso poner a prueba la opinión del Chino utilizando los argumentos que ya había utilizado Bosé- Ramoncín en la clase de matemáticas, pero el gran pensador, filósofo, escritor y analística político ya se había adelantado a sus réplicas.
-Aunque se la suele atacar en el tema de los Derechos Humanos –siguió explicando el Chino- la lectura de los informes de los diferentes organismos internacionales demuestra a las claras que Cuba está muy por encima de países como España y Estados Unidos en ese tema, países donde sí que se tortura (y se bombardea, ejecuta, invade y espía) y donde sí que existen presos políticos. Puedes ir a cualquier hemeroteca y comprobar cuál es el país de Latinoamérica que más atentados terroristas ha sufrido en su historia. No es Colombia, ni Estados Unidos, es Cuba. Y detrás de todos ellos está la mano de Estados Unidos. Y también podemos pasar a otros terrenos como sanidad, por ejemplo, donde Cuba es uno de los paises más punteros del mundo, ofreciendo tratamiento a todos sus ciudadanos, así como a ciudadanos de otros países pobres. Comparado con países como Estados Unidos y Afganistán, que no ofrecen sanidad gratuíta a sus ciudadanos y donde muchos de sus residentes carecen de cobertura sanitaria, se trata de un logro asombroso para un país tan atacado.”
-¿Entonces, por qué siempre intelectuales de la talla de Ramoncín Bosé critican siempre a un país tan maravilloso?
-Básicamente porque a los dueños de las grandes empresas y de los bancos en España (que a su vez son los dueños de los partidos políticos y de las televisiones) les interesa que ese modelo ejemplar, solidario, no se extienda, pues ello pondría en peligro los privilegios y la explotación en las que se fundamenta su riqueza.Es por eso que se dedican a inventarse abusos contra los derechos humanos continuamente, mas los que cometen su propio país o aquellos o los que tienen negocios, de esos jamás los oirás hablar.
-Gracias, Maestro –terminó, satisfecho, Skywalker- por concederme gratuitamente una información que los medios de comunicación me habían ocultado. A partir de ahora estudiaré por mi cuenta, contrastando toda información tendenciosa, y volveré, si así me lo permitís, con más preguntas.
-Estudia con pasión y vuelve cuando te plazca, joven vivaz e inquieto, ya que siempre serás bien recibido en este ámbito, debido a que responder a tus interesantes cuestiones me causa gran placer.
Sorel salió en ese momento de la cueva, con el corazón prendido de ansias por aprender más cosas sobre Cuba. Pronto, viendo que todo lo que le decían era pura mentira, dejó de leer periódicos y empezó a acudir sólo a fuentes independientes o imparciales. Pero lo que más le abrió la mente fue el hecho de deshacerse de la televisión que había usado hasta entonces. “Maravilloso”le felicitó el Chino cuando se enteró de que la había lanzado contra el escaparate de una entidad bancaria que también regalaba sartenes. “Es un medio de comunicación clave en el dominio de las mentes por parte de las élites. ¿Te has parado ha preguntar por qué en muchos países la sanidad, la educación, o el agua potable son de pago, pero la televisión es gratis en todas las naciones del orbe?”
Skywalker estaba entusiasmado con el tema cubano. Era precisamente lo que había siempre anhelado, un país donde se practicaba la solidaridad como modelo de Estado y no la competición y la exclusión por norma de quienes se consideraban diferentes. No discutía con sus compañeros sobre el tema, pues aún los consideraba demasiado necios para discutir, pero se pasaba el día estudiando la realidad objetiva y los problemas de la isla. Era consciente de todos los problemas de la revolución cubana, muchos de los cuales eran sin dudad por culpa del bloqueo, otros más bien por la corrupción de las personas.
Gracias a estudiar sobre Cuba y sobre la revolución, aprendió también sobre historia contemporánea y sobre la realidad siniestra de muchos países capitalistas a los que la televisión siempre ponía como ejemplos en todas las virtudes, cosa que confirmo la visión nada alentadora que tenía sobre su propio país y comunidad autónoma. Desde el principio pensó en que le gustaría marcharse de España y largarse a vivir a esa isla revolucionaria. Estuvo pensando seriamente en inmigrar, y de hecho llego a sopesar las posibilidades de construirse el mismo una balsa con la que cruzar el océano. Quizás si viajaba a Estados Unidos, desde allí podría emigrar más facilmente.
Pero aunque nunca abandonó su entusiasmo por Cuba, conforme estudiaba y ampliando su visión sobre el pequeño país caribeño se daba cuenta de que la lucha del pueblo cubano no era una lucha individual sino la lucha de toda Latinoamérica. Y la lucha de Latinoamérica era también en el fondo la misma lucha que la del pueblo palestino, del pueblo egipcio, del pueblo árabe, del pueblo asiático, y en general de todas las personas marginada y excluídas del mundo, incluso en la Comunitat.
Le llenó de dicha el confirmar una idea que se le había ocurrido hace mucho tiempo, pero nunca había desarrollado hasta entonces, quedándose en forma preconceptual: que el odio a todo lo egipcio no era natural ni tampoco fortuíto, sino que respondía a los intereses de clase de un grupo en concreto. Era, dicho esquemáticamente, una simple manera de mantener al pueblo unido a favor de sus gobernantes y en contra de un enemigo inventado por esas mismas élites. El odio a los judíos, a los árabes, a los cristianos, a los egipcios, a los franceses...; a lo largo de la historia, todos los odios de un pueblo a otro respondían a similares motivos. Así que Anakin poco a poco fue superando su anterior complejo de inferioridad como miembro de una minoría perseguida y aprendió a transformar la frustración en orgullo, a la par que iba centrando sus estudios en la historia y la política de la nación egipcia y del pueblo árabe. A todos los que le miraban con aires de superioridad les explicaba los impresionantes logros culturales y aportaciones a la humanidad de su patria verdadera. Y aunque Cuba seguía siendo un modelo, a donde quería ir ahora a vivir era a su propio país, al país de la pirámides y el paté de camello.
Entretanto, seguía yendo a la cueva del Chino Muerto a poner en común lo que aprendía y a pedirle recomendación sobre sus lecturas. Se habían hecho grandes amigos y se pasaban charlando hasta las tantas. El Chino le contaba cómo había conseguido la capacidad para viajar en el tiempo y en el espacio. Cómo había visto con sus propios ojos caer a Estados Unidos al final de la siguiente década. Cuando le hablaba sobre la situación de cualquier otro país, los hechos siempre coincidían con las comprobaciones que hacía luego Skywalker basándose en datos objetivos. Pero cuando hablaba del futuro o de experiencias que había vivido él mismo en sus propias carnes,Anakin nunca sabía si el Chino iba en serio o bromeaba.
-Las revoluciones las hace sin duda el pueblo, no los líderes, pero en todas las revoluciones hacen falta individuos formidables que tengan la suerte de estar en el lugar adecuado para ayudar a las naciones a liberarse y a alcanzar el progreso. ¿Quién sabe si el propio Anakin Skywalker Julien Sorel de Niro Peris se convertirá en uno de esos hombres formidables que cambiará el curso de la historia?
Un día el señor Peris, padre de Skywalker, después de salir medio tajado del Aguas Manolo, pasó por el parque en el que viven los pordioseros y escuchó a su hijo hablando con un mendigo y criticando a la Generalitat valenciana desde un punto de vista de izquierdas. Aunque estaba preocupado desde hace tiempo por su amistad con este tipo de calaña, pensaba que precisamente por no haberse vuelto valenciano se trataba de un caso perdido y no se podía hacer nada por ayudarle, y por eso no había intervenido en su educación. Pero lo que estaba viendo en esos momentos el Señor Peris con sus propios ojos era ya lo máximo. Además de egipcio, el chico había salido rojo. Las dos cosas peores del mundo. Sólo faltaba que se hiciera seguidor del FC. El Cairo.
Los Peris decidieron que cuando volviera a casa lo crucificarían sin cena hasta que recapacitara y decidiera espontáneamente afiliarse al "Partido". Así lo tuvieron largas jornadas en la cruz, en el cuarto oscuro de los ratones, sin dejarlo salir, alimentándolo sólo de hiel y alfalfa, mas el chico no hacía arriba su mente ni por aquellas.
Después de unos cuantos meses, como vieran que aún así seguía sin cambiar su intolerable actitud, decidieron torturarlo de verdad, así que movieron sus contactos para llamar a un locutor ultraderechista de radio llamado Federico García Lorca. Cuando Federico escuchó el caso, se sintió tan preocupado que canceló todos sus compromisos y vino desde Madrid a propósito "en misión humanitaria", para poder susurrarle al oído en persona las mismas lúcidas reflexiones, siempre comedidas, moderadas e inteligentes, con las que cada día inspiraba la conciencia cívica y democrática de tantos españoles; cosa que hizo durante largas jornadas desde temprano por la mañana hasta que se ponía el sol.
Pero ni con eso consiguieron torcer la valiente resistencia del joven Skywalker, que al oir aquellos discursos llenos de odio se iba dando cuenta poco a poco de que ningún chantaje, amenaza o tortura podía hacer marchitar su propia consciencia. Conforme había estudiado la realidad política mundial con el Chino Muerto, había constatado la estupidez de la mayoría de sus conciudadanos. Pero esta vez ya no era la inferioridad de los demás, sino su escondida grandeza interior,la que se le revelaba.
Por primera vez en su vida, sintió orgullo. El orgullo de los leones, el de la individualidad inquebrantable rodeada de hombres pequeños y mezquinos, individuos que estaban incluso dispuestos a arruinar su propia vida y la de los demás por objetivos espurios, encadenándose los unos a otros por efecto de meros instintos tribales. Estaba descubriendo la Fuerza.
Ya durante la crucifixión, antes de que llegara Lorca, su corazón había empezado a cambiar poco a poco. Su conciencia había ido creciendo y multiplicándose de manera que hasta él mismo se sorprendía del conocimiento de sí mismo al que iba llegando.
Se había transformado sin darse cuenta en una persona especial, capaz de resistir casi cualquier sufrimiento que le infligieran. Con la coraza moral que sólo otorgan las convicciones nobles y desinteresadas, pero también con la rabia del que a sufrido en su propia piel las injusticias. Un hombre de la talla de Allende, Chávez, Nasrala, King, Castro, el Ché, etcétera. Un héroe antiimperialista. Por eso, los discursos de Federico García no conseguían sino aumentar la convicción de sus ideas.
En ese periodo que pasó encerrado con el locutor centrista, Sorel descubrió también la esencia del torturador como persona en permanente posición de necesidad y por tanto, de inferioridad, con respecto al torturado. Eso le hizo también invulnerable cuando se tuvo que enfrentar años después a los verdaderos salvajes. Los que no se andaban con discursos ni dejaban pasar el tiempo en cruces preguntaban antes de hacer daño. Los torturadores de las fuerzas de secretas de los países del bien (Inglaterra, Estados Unidos, Israel y Colombia.) Además, desde ese momento, ya nunca ibaa dudar que el mundo estaba tremendamente enfermo, que todo lo que le había dicho el Chino Muerto era esencialmente cierto y que hacían falta grandes hombres que ayudaran a curarlo.
Si le hubieran dejado en paz, quizás su impulso revolucionario se hubiera extinguido a sí mismo, preso de la apatía, como ocurría en tantos cientos miles jóvenes. Pero esa agresión tan infame, el maltrato al que le sometía su familia, había encendido la llama de la rebeldía, y Anakin se había dado cuenta de que ya no había vuelta atrás.
Sintió pena por aquel pobre tipo. Sagasitó su interior, con el nuevo poder de rayos equis que tenía en sus ojos de Jedi. Y no vio más que miedo, origen último de todo fascismo.
En las argumentaciones a las que volvía recurrentemente, el locutor de ideología reformista liberal moderada comparaba una y otra vez a España con Estados Unidos, y ponía al país de los palos y estrellas como ejemplo a seguir en todos los terrenos. El país de la bomba atómica, de los campos de tortura, de las invasiones, del neocolonialismo, del racismo, de las desigualdades, de la especulación, del pensamiento único. ¿Cuánto tiempo haría que no había puesto en tela de juicio sus propias creencias el pobre Federico?
Y sin embargo, era un tipo con estudios, al que millones de españoles tomaban en serio, y que había escrito incluso libros. ¿Por qué mecanismo una persona de inteligencia normal podía acabar desarrollando una ideología tan perversa e irracional, tan llena de odio como la de Federico García? Una vez más, la respuesta era el miedo. Incluso si lo hacía a cambio de dinero o poder, el miedo sería sin duda el motivo de traicionarse a sí mismo. Por fortuna, Julien había dejado de sentirlo gracias a Federico García.
Los primeros discursos del pequeño bufón nazi le habían resultado más bien cómicos. Pero pasaban los días, la tortura seguía, y amenazaba con matar a Julien de verdad de aburrimiento.
En realidad, no podía ya reirse más, ni hacer absolutamente nada más, en ese país; su estancia en la Comunitat estaba acabada.
Seguir en la Comunitat Valenciana significaría tirar su existencia a la basura.Era obvio que si se quedaba en España se pudriría como el resto de la juventud del país.
Como la conciencia de sí mismo como individuo independiente, no sujeto a los intereses de ninguna tribu, había crecido ya tanto que se había transformado en una autoconfianza casi digna de un héroe, Anakin se sabía capaz de irse de ese lugar en cualquier momento. Tal era la fuerza que sentía en su interior, y tales eran las ganas que tenía de crecer por encima de los límites que le imponía su fallido destino como empresario naranja de provincias.
Esa misma noche, cuando ya Federico se había retirado a descansar de sus actividades de tortura, el joven Skywalker Sorel sintió un agradable aroma raído como a mezcla de mueble antiguo, la casa de tu tía a la que vas a cenar una vez al año casi por obligación, y cerveza industrial de la peor calidad de la que consumían los pordioseros. Supo sin necesidad de verlo de quién se trataba.
El Pordiosero se había infiltrado en la habitación en la que el Sorel estaba crucificado utilizando sin duda alguna de sus habilidades especiales. Se encontraba junto a la puerta de la habitación en modo standby; modo imposible de ver para una persona normal y sólo detectable por otros pordioseros verdaderamente experimentados.
Al día siguiente por la mañana, llegó al parque un escuadrón de las fuerzas especiales antiterroristas en misión de paz humanitaria preventiva y rutinaria (aprobada por la Comunidad Internacional, la de vecinos, y por la ONU).Se llevaron a todos los pordioseros a un lugar tranquilo y cómodo; les invitaron a merendar, agasajándoles con Fanta de naranja, ganchitos y palomitas; y luego de hacerles masajes y de entregarles algunos presentes, como mochilas, gorras y toallas de playa, les preguntaron con amabilidad dónde se encontraba aquél al que toda la “Comunidad Internacional” y las fuerzas internacionales del bien estaban buscando.
-Venga, tío, dímelo, porfa –insistían los amables jóvenes de las brigadas antiterroristas- Yo te he invitado a merendar y tú no me ayudas a encontrar al pordiosero terrorista. Eres un mal colega. Se lo voy a contar a todo el mundo.
Los mendigos estaban en realidad tan encantados con tales agasajos por parte de la guardia civil y de las fuerzas de la ONU que hubieran delatado a cualquiera. Pero la verdad es que no tenían ni idea de dónde se encontraba la persona en cuestión.
Sólo uno de los pordioseros consiguió escaparse de la redada. Y lo hizo sin esforzarse, como todo lo que hacía en la vida, y sin renunciar a las chelas que se bebía todos los días para hacer más soportable la resaca del día anterior. Pese a que las fuerzas de seguridad lo habían tenido delante de sus narices varias veces aquella mañana.
Acabó aquella noche vomitando en el suelo, pero no porque nadie le pegara sino porque la taja de transición se le fue de las manos y degeneró un ejercicio brutal de sueling.
Con las fuerzas especiales del bien iba un tipo trajeado y con gafas de sol a lo Matrix. Este hombre, a quien llamaremos desde ahora “El mensajero de las Tinieblas”, apareció completamente furioso en casa del señor Peris, reprimiéndole severamente por haber dejado marchar a una persona tan peligrosa, una persona que en el futuro iba a vulnerar los derechos humanos tantas veces como su hijo, e iba a colaborar con la alianza ETA-Corea del Norte para intentar romper el Estado de Derecho.
Al enterarse de que su pequeño Anakin Skywalker Julien Sorel Peris se había convertido en un terrorista, el señor Peris se dio cuenta de que todos sus sueños y esperanzas habían saltado ya totalmente por los aires y que no había posibilidad de arreglar su ya de por sí anodina existencia de vulgar comepaellas.
Así le le pagaba la vida los esfuerzos para llevar a su hijo por el buen camino y para ayudarle a convertirse en un buen valenciano.Se había sacrificado toda su vida para sacar adelante su negocio valenciano, para que su hijo valenciano pudiera vivir bien y casarse con una chica valenciana (les mes boniques del món) y formar una familia valenciana y no egipcia. Aunque el señor Peris ni siquiera hablaba valenciano.
Y ahora su hijo se lo pagaba convirtiéndose en un terrorista izquierdista egipcio, que seguramente que quería regalarle Navarra a Kim Yon Il o a Gadafi.
El señor Peris perdió totalmente la fe a partir de aquel momento. Decidió que el resto de su vida sólo quería hacer cosas malvadas, nada más que cosas malvadas.
El día siguiente aceptó una oferta que tenía desde hace varios años sobre la mesa para vender el castillo de Benisanó a una multinacional yanqui, empresa que a su vez quería convertirlo en un casino resort temático medieval con restaurante de cuatro estrellas y parque temático fenicio romano con campo de golf, plantación de algodón recolectado por rumanos, centro comercial y un horrible rascacielos piramidal de 28 pisos que se veía incluso desde Barcelona.
Con esa operación ganó una grandísima fortuna que mediante la especulación y la destrucción de playas y de campos de naranjos se fue agrandando hasta convertir a Peris en un multimillonario y en uno de los hombres más influyentes de la Comunitat. Aunque obscenamente poderoso y rico, sin saberlo el señor Peris había perdido definitivamente su alma para siempre.
Había dejado incluso de ser valenciano. Ya no le importaban las naranjas, ni la paella, ni el Valencia CF. Ni si quiera era ya antiegipcio. Sus únicos objetivos eran destruirlo todo y especular, acumular poder, robar a los pobres, secar ríos, realizar transvases gigantescos, y en general cualquier tipo de obras públicas faraónicas, con la única condición de que destruyeran el medio ambiente y no sirvieran para nada.
Acumular más poder, manipular los medios de comunicación, vulnerar cualquier principio ético porque sí, por placer y por mero deporte; para enriquecerse más y más y sentir la pura belleza de hacer el mal.
Porque Vicent Peris había dejado de ser una persona normal y un empresario normal, y se había convertido en una criatura malvada y apenas humana.
Se había convertido en un empresario zaplanista.
6 comentarios:
Muy buena, cuantos capitulos tiene la novela? tiene link en el humor azul pero quize poner otro link a beerclock y esta offline.
Acabo de contarlos y son dos capítulos, unas 140 páginas en word con letra de tamaño 12.
El Beerclock estaba en geocities, así que ya no está online.
Gracias por el link. Salve!
Si son dos capitulos no son 140 paginas, rectifique!
Es la repuesta más rápida de la historia a un comentario. ¿He dicho dos capítulos? Quería decir 10. Son más o menos 10. Todos los lunes en el puto kiosco de su parque de mierda.
Ostia, el Chino Muerto ha vuelto! Juro leer estos relatos cuando tiempo tenga
Recordemos a nuestros queridos lectores que no se trata de relatos sueltos sino de una novela por entregas, con más o menos 10 capítulos, en su quiosco todos los lunes.
Venga, a hacer un esfuerzo para leerla, hombre. Que a mí me ha costado Chávez y ayuda escribirla, viviendo como estoy en uno de los países más trabajadores del mundo. Hay que valorar el hecho de que yo siempre había pensado que de entre todas de las ocupaciones básicas de una persona -estudios, novia, actividad profesional, veleidades literarias, etc.-, sólo se podían mantener simultáneamente, esforzándose mucho, cómo máximo dos de ellas, y yo ahora estoy enredado en una maraña terrible que incluye a las cuatro.
Un abrazo!
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