martes, 7 de agosto de 2007

CIUDADES QUE NO FIGURAN EN NINGÚN MAPA: EL BARRIO DE PATRAIX

En el barrio de Patraix se oculta el mayor complejo de edificios neogóticos del mundo, unos edificios que pocas personas han visitado y de cuya existencia casi nadie sabe -pues de hecho, no figuran en los registros municipales ni en ninguno de los planos de la ciudad-. Los pocos que los han visto lo han hecho por casualidad, siempre de madrugada, cuando las calles de Patraix se encuentran desiertas. Uno va conduciendo por cualquier avenida del barrio, y sin darle importancia, empieza a pensar de repente en un edificio que acaba de ver, un extraño bloque de apartamentos con aspecto de iglesia de barrio. Apenas lo ha visto de refilón, en una bocacalle que ha dejado atrás hace unos segundos; mas por mucho que intenta recordarlo, no le suena que esa construcción estuviera allí el día anterior, así que en un principio decide volver y fijarse mejor. Pero luego se dice que probablemente la iglesia en cuestión ya estaba allí desde hace mucho tiempo, y que simplemente no se había fijado en ella. De manera que acaba yéndose; y no vuelve a pensar en el asunto nunca más.

Pero si por el contrario cambia de opinión y da marcha atrás, o aparca el vehículo para dirigirse al sitio a pie, cuando llega a ese lugar no descubre un edificio con aspecto de iglesia gótica, sino multitud de ellos. Al principio se hallan dispersos, separados los unos de otros, entre las casas ordinarias del barrio, la mayor parte de las cuales no tienen ningún valor estético, histórico o artístico. Sin embargo, conforme uno se adentra en la zona oscura de Patraix, cada vez hay más ejemplares de esas especies de iglesias cada vez más grandes, hasta llegar a un punto en que todas las manzanas están ocupadas por una yuxtaposición de catedrales neogóticas iluminadas, sin que se vea ninguna otra construcción de ningún tipo, y finalmente hay enormes polígonos industriales formados enteramente por catedrales apiñándose las unas contra las otras. Se llega a una gigantesca plaza ovalada en la cual no sólo los edificios que la flanquean son catedrales de estilo neogótico, sino que además la propia plaza está separada de la estrecha calle que la rodea por una valla rematada por pináculos. Pues bien, al otro lado de la valla, en medio de la plaza, se alza una construcción de tamaño descomunal, monstruoso; una construcción de una magnitud infinitamente mayor que el resto de las catedrales o que cualquier rascacielos del mundo: una especie de catedral de catedrales. El pórtico de esta iglesia permanece siempre abierto, pero el silencio que se intuye dentro es tan sobrecogedor, y la oscuridad que se vislumbra tan espantosa, que se duda que alguien haya alguna vez osado entrar en ese edificio.

A partir de ahí sólo queda abandonar la ciudad y dirigirse a la periferia de la misma, ya en la zona diurna. El límite de la ciudad lo marca el mercado central, en cuyas modernas cristaleras de negro vidrio hay letreros en los que se muestran, con letras escritas en rayos láser, las ofertas del día. Desde el mercado central se puede cruzar, por un débil puente de juncos, al otro lado del caudaloso río Turia, donde se encuentra la última parada de autobús. Alrededor de la parada hay una ruta ecológica que los turistas recorren a pie y en la que se puede visitar la flora y la fauna local en su hábitat natural, destacando animales exóticos de todo tipo, como llamas, cebras y un león que habla, y también algunas aves prehistóricas que han sobrevivido al transcurrir de los siglos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente, pero te olvidaste de hablar de la sociedad secreta subterranea que existe en un tunel del metro patraix, son unos 40 0 50 subnormales que viven ahi y comen inmundicia, tienen como lider a Zaplana al que veneran a diario mojados en su propia orina y acotados de mierda.