domingo, 22 de julio de 2007

CIUDADES QUE NO FIGURAN EN NINGÚN MAPA: VLISINGEN

Los dos edificios ondulados, cada uno en un lado de la calle constelada de mercaditos, son de color marrón hostil, tienen dieciséis pisos de altura y sus fachadas se prolongan sin interrupción durante varios kilómetros; en tal calle estrecha que parece una serpiente no entra mucho el sol, y los vecinos de una y otra acera están muy en contacto gracias al extraño panal que forma la profusión de balcones con extraños cuadrados oscuros en simetría; todo, incluso el autobús de dos pisos que hace el trayecto de un lado a otro, da la impresión de una rara jovialidad vespertina. La línea de ferrocarril, llena de cables de alta tensión y de postes eléctricos, se usa de carretera a través del burdel pirata en el que se sirven bocadillos de cebolla, aceitunas y paté de camello. Del puerto en donde siempre es de noche parten modernos ferris con montañas en el interior que ascienden por Irlanda a través del canal a cuyos lados hay áridas cordilleras con paneles publicitarios en lengua castellana. La ciudad de Segovia, que es totalmente nocturna, tiene por calles bulevares de agua o de césped y edificios rectangulares también de dieciséis alturas.

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