jueves, 19 de enero de 2012

NO ES LO MISMO

Los nativos de América nunca quemaron vivos a los conquistadores españoles para ver si tenían alma;

ni los chinos prendieron fuego al Palacio de Buckinham, ni utilizaron a ingleses como trabajadores  semiesclavos, ni atacaron Inglaterra y Francia para obligar a los franceses e ingleses a comprarles droga;

a los rusos no les dio nunca por invadir Alemania ni Francia.



Los hindués que se rebelaron contra los británicos

no habían colonizado y saqueado antes Inglaterra, ni destruido su economía por la fuerza, ni habían aplicado en ese país la la doctrina del lapso

y los cubanos nunca habían establecido una feroz dictadura en Washinton, ni convertido los Estados Unidos en un casino.



Ningún escuadrón de la muerte argelino ni vietnamita ha limpiado nunca los barrios de París de opositores;

ni el ejército afgano o iraquí ha invadido nunca Estados Unidos;

ni los bancos africanos han acumulado grandísimas fortunas apoyando el tráfico de esclavos europeos y norteamericanos.



Las empresas ecuatorianas o bolivianas nunca han contaminado el Tajo o el Ebro con miles de peligrosos vertidos tóxicos ilegales y descontrolados,

ni Irán derrocó a Obama para poner a un torturador en el gobierno;

ni los uruguayos bloquearon los puertos de Liverpool, Marsella y Le Havre; ni Argentina se anexionó las islas del Canal en ningún momento de la historia.



Los árabes nunca se coaligaron para arrasar un país occidental, bombardeando cientos de escuelas y hospitales y matando niños para robarles su petróleo, como hicieron Sarkozy, Obama y Brown o Cameron en Libia;

ni los coreanos invadieron Estados Unidos, asesinando a decenas de miles e imponiendo una dictadura fascista en la mitad sur del país;

y tampoco Vietnam bombardeó pueblos enteros de Michigan con napalm.



Los países del tercer mundo nunca han obligado a las naciones europeas ni a Estados Unidos a privatizar salvajemente sus industrias, hospitales y escuelas, ni a poner en práctica planes de ajustes draconianos;

ni tampoco han presionado a gobiernos del primer mundo para obligarles a tomar préstamos que eran imposibles de devolver,

ni los catalanes han impuesto nunca el catalán como única lengua oficial en Castilla;



Los palestinos no han decidido de repente fundar un estado árabe en Misouri, expulsando a los habitantes de Misouri a Méjico;

ni un grupo de países musulmanes se ha autoproclamado el derecho de decidir qué país puede tener armas nucleares y qué país no;

y tampoco han lanzado misiles contra ciudades europeas que eran consideradas patrimonio de la humanidad por la Unesco.



Los venezolanos nunca han organizado golpes de estado en Estados Unidos;

las mujeres de aquellos pobres mineros no le afeitaron el cabello a Fraga;

y los latinoamericanos nunca han puesto en práctica un Plan Cóndor en Europa para torturar a los opositores de la dictadura de los mercados, o para tirar a la gente viva al mar desde aviones.

Pakistán no bombardea América con drones.

Ninguna conocida marca de refrescos colombiana ha utilizado nunca sicarios para asesinar sindicalistas en sus plantas de Estados Unidos.

Ningún militar del ejército afgano ha orinado sobre el cadáver de un (presunto) integrista cristiano en Estados Unidos y luego lo ha grabado en vídeo.

Ningún miembro del ejército iraquí ha sido pillado in fraganti por la policía de Londres, disfrazado de inglés corriente y con el maletero del coche a rebosar de explosivos, cuando estaba a punto de realizar un atentado.

Los países africanos nunca han saqueado Europa a su antojo.

Ecuador nunca ha tenido bases militares en Florida.

Y la república española no fue producto de un levantamiento armado ilegal contra un gobierno democráticamente electo, reconocido internacionalmente y legítimo, por lo tanto no es lo mismo.

Métetelo en la cabeza:

No es lo mismo.

No es lo mismo.

No es lo mismo.

No es lo mismo.

Y si  alguna vez, un campesino en Colombia o Chiapas, o un indio del Amazonas, un zipayo, un palestino o iraquí al que ha perdido la casa o la familia en un bombardeo con drones o una víctima de las torturas en Latinoamérica,

después de haber sido obligado a masticar cristales durante siglos,

decide finalmente levantarse, y pasar de víctima a verdugo,

quizás sea reprochable, condenable, y juzgable,

(y será especialmente lamentable si se vierte sangre inocente)

pero no, no, no, no, no, no, y no.

No es lo mismo.

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