martes, 23 de marzo de 2010

EL DESIERTO ZEN

Hay una colina en mitad de un salvaje desierto de color gris que a su vez se encuentra en una de las zonas más inaccesibles de Japón. A esa región apenas llega un autobús diario, que todavía deja a los turistas a varios kilómetros de la atracción principal de la zona: el estanque de cocodrilos.

Para llegar al estanque de cocodrilos, hay que caminar varios kilómetros por un sendero de tablas de madera que serpentea entre las dunas hasta alcanzar el objetivo final, que consta de una maceta con dos flores rosas junto a  un precipio inmenso, varios kilómetros de profundidad, en el fondo del cual está el estanque en sí, un charco de agua grisácea de apenas un par de metros de longitud. El paisaje que se observa alrededor del estanque, igual que el que existe a ambos lados del camino que conduce al mismo, destaca por su monotonía y falta de elementos de interés.

La mayoría de los visitantes de ese lugar enigmático se alojan en el alberje juvenil Sverdlovsk, a varios kilómetros de distancia, en la población más cercana al desierto. En albergue es raro raro porque en el interior del mismo hay un ruidoso aparcamiento de coches de varios pisos con rampas de cemento, y justo al lado del parking, en el mismo edificio, están cómodas pero sobrias habitaciones y también zonas lúdicas para los mochileros, mesas de pin-pong, sets nevera-sillón-mesa para hacer botellón e incluso un piano conectado a amplificadores.  El ambiente es siempre muy animado en esta parte lúdica del albergue, aunque hay que lamentar el ruido de los coches y la falta de calidad del aire.

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